No acostumbro a escribir obituarios y realmente hacerlo es duro, ya no solo por la dificultad para encontrar las palabras adecuadas al describir las emociones, sino por el caudal de sentimientos que se derraman durante la escritura.
He perdido a un amigo, se ha ido un hombre bueno, un ejemplo de que como acostumbro a decir, la literatura salva vidas y ayuda a hacer de ellas algo mucho más completo , un escritor prolífico, un lector incansable, un hombre que fue televisión, teatro y cine en lo profesional, y esposo, padre, abuelo y bisabuelo en lo personal.
Ha fallecido ayer, a los noventa años de edad, conservando la privilegiada cabeza hasta el último momento y como refleja el contrato que hizo con Dios (pues era un hombre de fe), con el tiempo necesario para despedirse de los suyos y el suficiente para no sufrir apenas.
Genio y figura hasta el final, Luis aún trató de resistirse a su traslado al hospital en los últimos momentos. Sé, porque tuve el placer y el honor de conocerlo y de ser su amigo, que esa resistencia se debía al temor a largas estancias agónicas en las que su familia sufriría por él, y no por miedo al dolor personal ni a la muerte, pues desde su fe y su dilatada y muy completa existencia estaba más que preparado para afrontar con entereza e incluso con anhelo su último viaje.
Su familia, y en especial su hija, ( gran amiga y mejor persona), se desvivieron para hacer de sus últimos años un tiempo de paz, de alegría y de merecido descanso, pero él no dejó de escribir y de hecho, la editorial vallisoletana Suseya ediciones, publicará en breve su último libro, una novela histórica ambientada en la antigua Roma. Hace pocos días había elegido ya la cubierta del libro y había dispuesto lo necesario para publicarlo de la mejor de las maneras. Y por si fuera poco estaba enfrascado en la escritura de un libro de cuentos en los que combinaba el cuento clásico con la fantasía y la ciencia ficción.
Luis fue un ejemplo de que los humanistas de verdad aún habitan entre nosotros, y de que un intelectual nunca baja la espada y lo es hasta el último momento.
De carácter poderoso y con una trayectoria profesional y un currículo vitae más que envidiable, compartí con él conversaciones muy interesantes sobre ciencia, religión, teatro, poesía, televisión, cine...en fin, hablar con él era darte un paseo por la wikipedia.
Al compartir el dolor de su pérdida con su familia, una familia de la que me siento un miembro más, pues los amigos son la familia que uno elije, puedo ver en su hija, en su sobrina y en sus nietos y biznietas, que el legado de Luis permanecerá, y que supo educar en la CULTURA con mayúsculas a quienes le sucederán en este valle de lágrimas.
Desde aquí le envío el más grande de los abrazos y como ambos rezamos al mismo Dios, le pido que me espere con calma porque volveremos a vernos. Mientras que se vaya sentando a charlar con su cuñado Fernando y con mi padre, a la derecha del de todos, pues seguro que mantendrán unas muy interesantes y enriquecedoras conversaciones.
Gracias por aceptarme entre los tuyos y por ser mi amigo.
Descansa en paz.
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