Y es que me he dado cuenta de que entre otras cosas, la vida no es solo identificar, afrontar y superar, la vida es también buscar y encontrar las respuestas acertadas para todas las preguntas que se te plantean a diario. Y quizás eso es lo más complicado, porque aunque encuentres repuestas, es muy difícil saber a ciencia cierta si son las correctas o no. Y la putada es que no dejo de preguntarme muchas cosas, de hacerme demasiadas preguntas. Todo el tiempo. Y es agotador.
Puede que ese dudar constante forme parte de la personalidad compleja con la que el hacedor se divirtió al enviarme aquí de nuevo. Puede que al haber disfrutado de una primera temporada despreocupada e inconsciente en la que sinceramente no me molesté en preguntarme nada, ahora esté completando ese necesario cuestionario existencial y de momento trato de no dejar ninguna respuesta en blanco, porque restan de la puntuación final, al igual que las erróneas. Y ya he visto a lo que te lleva no alcanzar siquiera la nota mínima exigida para conseguir una vida digna. El tribunal examinador es francamente duro y no regala los aprobados. Los suspensos se acumulan en mi expediente y con semejante media no alcanzaré la nota de corte para avanzar en lo que necesito y poder graduarme en la ansiada estabilidad emocional, sicológica y sentimental.
A veces te encuentras con circunstancias inesperadas que te obligan a decidir de que forma afrontarlas. A veces te encuentras con personas igual de inesperadas que esas circunstancias que citaba, y que te llevan a cuestionarte si el destino las ha cruzado contigo por algún motivo en especial o solo para que veas que en el mundo hay más seres humanos como tu. Con su presencia ratificas que no tienes el monopolio del dolor ni del sufrimiento y, que por muy dura que creas que la vida ha sido contigo, lo ha sido mucho más con personas igual de válidas y de sensibles. Igual de complejas y delicadas, igual de resistentes y de duras, y puede que más humanas.
Quizás cuando te preguntas porqué esas personas llegan en según qué momentos y no en otros, la respuesta está en hacer un examen de conciencia y preguntarte qué es lo que esas personas pueden aportar a tu realidad, o que es lo que pueden enseñarte para avanzar en este complicado camino.
En cualquier caso sé que debo esforzarme en dar con la verdadera respuesta y no contentarme con una de esas ambiguas y oportunas que te ayudan a salir del paso y que esgrimes como comodines extraídos hábilmente de la manga, con artes de tahúr literario que aprendió recursos de prestidigitador en el circo donde se recluyó escapando de la realidad, y de un mundo peligroso y confuso.
Hay veces en las que aunque duela y resulte duro, toca darle la vuelta al alma y evidenciar las carencias, los errores y las necesidades. Hay que sacudir el polvo acumulado bajo el exceso de lágrimas, de ilusiones perdidas y de fracasos, y dejar de lado el ego, las medallas obtenidas y todo aquello que pueda confundirte con su brillo y su fanfarria.
Hala...a pensar. Y a intentar hacer las cosas bien. O al menos lo mejor posible. Si total...de un tiempo a esta parte no dejo de hacerme preguntas y no dejo de exigirme contestarlas con acierto. Puede que un día consiga un cien por cien de aciertos, o puede que no, pero mientras tanto...no dejaré de ser como soy y de confundirme en el caos de la sinceridad con la que me castigo a mi mismo, aunque a veces, no sea suficiente.
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