domingo, 10 de diciembre de 2017

El viento

El viento se llevó muchas cosas, pero no todo.
Sopló fuerte sobre mis recuerdos, alborotándolos primero, desordenándolos y mezclándolos después, para terminar empujándolos por las almenas de la muralla en que se ha convertido mi pecho.
Intenté inútilmente salvar algunos de los más preciados pero tan solo puede agarrar por los pies a media docena de los que no me hubiera importado ver estrellarse contra el puente que cubre el foso.
Se han ido todos los felices, todos los que me certificaban que una vez me quisieron, que una vez las palabras fueron sinceras y también los abrazos. Y los besos. Todos esos recuerdos ya no están En su lugar permanecen los de algunas noches de fingida pasión, de cariño embustero y traidor y de cuerpos desnudos inmersos en rituales demoniacos.
Una vez confundí al demonio con un ángel y arrodillado frente a él, le ofrecí el anillo con el que sellé la venta del  alma. Pero un profeta apocalíptico se apiadó de mi y decidió interceder por mi salvación eterna, consiguiendo por lo menos una tregua.
Me liberaron de mi eterno castigo pero salí de aquello terriblemente confuso y errático y una vez tras otra, volví a equivocarme y a entregar el alma a quien no debía. Y siempre creí estar haciendo lo debido y lo festejé cada ocasión, pensando que era la definitiva.
Y un día conocí a un verdadero ángel que me tomó de la mano y me miró a los ojos sonriendo. Y me cantó con una voz preciosa y llena de esperanza.
Ese día el cielo parecía estar en la habitación donde su voz se adueñó de todo. Y con las notas de una canción, me acarició el alma curando todas sus heridas y borrando las cicatrices de un pasado desolador.
El viento huracanado no pudo arrebatarme la partitura de ese momento, porque la llevo tatuada en el corazón y sé que llegará un día en el que afinaré la guitarra para acompañar a mi ángel mientras entona un tema de Gardot, solo para mi. 
Soñar está al alcance e todos y como dicen, es gratis.
Ojalá cada noche del resto de mis vidas pueda soñar que en efecto, el cielo está en una habitación.

3 comentarios:

ELBARANDILLAS dijo...

bravo bravo

Anónimo dijo...

Madre mía...la parte final soy yo, lo de soñar es gratis. Me paso la vida soñando... Como me haces autoreflexionar...
Zeroide

lacantudo dijo...

Gracias por tu comentario "Elbarandillas".
Zeroide, me encanta que reflexiones a través de mis textos. Eso es que de alguna manera te llego y compartimos pensamientos. Me alegro.