A veces también me entretenía y me relajaba pensando en lo placentero que habría sido reventarte el cráneo con una barra de hierro y haber diseccionado tu escaso cerebro (que en el pasado llegué a creer privilegiado) en busca de la región neuronal donde se diseñó tu acto más infame.
Pero desde hace unos meses me hubiese gustado perdonarte. Habría disfrutado con ello pero no fui capaz. No sabes la de noches que alcancé el sueño imaginando como te invitaba a un café, te explicaba lo que he descubierto sobre la vida y las grandes verdades que he aprendido sobre como funciona esto.Todo se transforma y ya lo canta Drexler: "cada uno da lo que recibe. Luego recibe lo que da". Así que aunque a fecha de hoy tendría el eximente perfecto que me libraría de la cárcel, no tendré que mancharme las manos degollándote, ni el alma perdonándote. Lo dejo todo en manos de la justicia poética y del karma. Escapar del destino no te va a resultar tan sencillo como ha sido hacerlo de mi rabia, de mi profundo dolor y de las consecuencias de tus actos.
Estoy en una situación perfecta para alegar enajenación mental transitoria, incluso a la hora de explicar como he sido capaz de perdonarte. Todo lo que me hiciste( lo que me hicisteis) te lo perdonaría, pero no podré olvidarlo jamás. Yo te quería. Y mucho. Y lo sabes, tío. A ella también la quería pero es cierto, de una manera distinta y no tanto como a ti. Ahora eso ya no importa, porque al deshonrar con vuestra falta de vergüenza y de ética,la memoria y la generosidad del hombre más bueno y más noble que vais a conocer en todas vuestras putas vidas (mi padre)os habéis ganado a pulso mis más profundo desden y un par de trailers cargados con mis peores deseos, así me los saco del almacén y puedo hacer unhueco a todo el amor y el cariño que me sigue llegando a espuertas.
La vida no es un juzgado donde el magistrado aplica la justicia en función de la jurisprudencia precedente, de su confusa y errónea equidad y del humor con el que se haya levantado ese día para ir al tribunal. La vida es una corte a la que hay que respetar y temer y cuya sentencia siempre es más dura de la que el reo puede soportar. Espero que te juzgue con imparcialidad y que aplique sobre ti todo el peso de su ley.
Y dicho esto, ya puedo vomitar en el retrete la puta pastilla que he tenido que tomarme corriendo al despertar y creer que mi felicidad va a tener que estar siempre ligada a un compuesto químico creado en un laboratorio con la intención de aumentar la serotonina. Mis amigas y mis amigos (los de verdad, si sabes lo que es eso) ya se ocuparán de que no tenga que volver a depender de una receta para adquirir alegría y esperanza en la farmacia de guardia.
No sé si lo leerás, imagino que sí porque Internet es el nuevo y concurrido mentidero público. Si lo haces, piensa y medita sobre el origen de este texto, sobre la raíz y, sobre el porqué alguien como yo, es capaz de pasar una noche como la que he pasado y levantarse con tanta ponzoña en el espíritu y en los dedos.
Gracias por el regalo de una vida marcada por la traición, amigo.
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