No tengo nada contra los ingleses (por muy melenudos que estos sean) estaría bueno pero a veces la flema británica me exaspera y me provoca ganas de tirar de flema..autóctona y en forma de gargajo volador.
Trabajando en el restaurante de un hotel en Ilfracombe, Inglaterra, a donde me fui con la sana intención de aprender inglés como la niña de Rajoy, sufrí en mis propias carnes morenas algo que al disculparse, el fulano que me lo espetó en la cara, calificó como humor inglés.
Al pedir educadamente disculpas por haberme confundido con la ensalada que me había pedido el cliente, este me dijo en un inglés tan perfecto como asqueroso : "no te disculpes, ponte de rodillas y chupame los zapatos".
Pasé en cero coma del asombro a la necesidad imperiosa de romperle los dientes a cabezazos, momento en el que el cliente comprendió que los españoles somos más de Martes y trece o de Chiquito de la calzada y que su humor no nos hace puta gracia.
Sin embargo y al margen de esa experiencia he encontrado auténticas lecciones de humanidad tanto en las obras de Shackespeare como en las letras de las canciones de estos simpáticos melenudos.
Y lo ratifico, todo será posible con un poco de ayuda de mis amigos.
No soy nadie sin ellos, me han dado mucho y me han tendido muchas manos cuando he caído y sin ellos hubiera sido francamente difícil volver a levantarme.
No debo de ser tan gilipollas como algunos se han empeñado en tratar de hacerme creer porque puedo presumir de contar con un buen número de amigos leales y maravillosos. De los desleales y destructivos también he tenido pero gracias a lo que sea, han pasado a jugar en otra liga.
No puedo mencionar a todos lo que forman parte de mi vida pero creo que no es ni necesario, muchos de ellos leen este blog y sabrán perfectamente que esta entrada lleva sus nombres escritos con letras de oro en el subtexto.
Creo que poquito a poco estoy terminando de volver, a paso de nonagenaria con hemorroides vale, pero todo lleva su tiempo y ya no tengo prisa.
Desde este rinconcito en la red (parece que escribe una sardina del cantábrico) solo puedo una vez más daros las gracias a todas y todos (esto de la paridad acabará conmigo) y prometeros que trataré de estar a la altura de vuestro cariño y vuestra generosidad, aunque cabronazos...me lo habéis puesto muy difícil.
Lo dicho. con un poco de ayuda de mis amigos podré hacer lo que sea, incluso recuperar las fuerzas y la decisión para volver a cagarla en temas amorosos.
Pese a provocar alguna arcada entre los más duretes, sabed que os quiero.
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