domingo, 4 de noviembre de 2012

Retales

 Se me ocurrió vestirme con los retales de un vestido blanco que siempre me vino estrecho.
Y largo, tan largo que tropecé con el bajo y me caí de bruces en el peor de los charcos, el de agua más turbia y restos de vómitos.
Soy el padrino de la mayor de mis desgracias y sostengo la cabeza del retoño sobre la pila bautismal, sin saber que coño contestar a la perorata del cura.
El caso es que renuncio a Satanás y a sus pompas.
Tengo un pompero propio con el que crear unas enormes que lleguen hasta el cielo antes de estallar en cientos de miles de pedacitos jabonosos.
Dentro de todas ellas viajan las palabras que no encontré el día que cerraste la puerta y al reventar en el aire, llueven sobre mi mojándome el cabello y los hombros. Y el vestido blanco, estrecho y largo.
Lo acabo de poner a secar y me he dado cuenta de que ya no es bonito, es tan solo un hilvanado de retales que se sostiene armado con parches.
Me enciendo un cigarrillo.
Las réplicas de todos los terremotos que me han sacudido el alma y el tabaco rubio terminaran matándome.
Pero me importa una mierda.
Me siento a fumar en la barandilla del balcón, junto a mi gato, él mastica regaliz y me observa mientas silbo a todas las chavalas que pasan por la calle...y a los chavales, que cojones, aunque solo sea para conseguir que me llamen maricón.
Y reparen en mi.
Solo llevo puestas las calzas, ni el jubón ni el gorrito con la pluma.
El torso desnudo y los pezones avisándome del tamaño de la pulmonía que me aguarda.
Las cicatrices, de un tono más rosado que el resto de mi piel, me sirven para recordar que antes de abrir la boca para decir "te quiero" hay que tenerlo claro y contar hasta siete millones muy despacito.
Se ha hecho de noche.
Cada día que muere me acerca más y más a lo que se que me espera.
Lo que me espera.
¿Y lo que yo espero de la vida?
Supongo que necesito que me quieran.
Y eso es un problema serio, porque no están las cosas para esperar amor.
Creo que la mayoría de las personas han asumido que el amor no es del todo necesario, dadas las circunstancias que nos rodean ahora.
Con amor no extiendes cheques ni pagas facturas, ni compras birras en el Mercadona.
El amor parece un bien prescindible.
Pero yo no puedo prescindir de ello.
Así que consumo el cigarrillo y vuelvo a entrar en casa, me sirvo un whisky con hielo y me siento ante el teclado, para decirte que sigo aquí, que estoy aquí, y tras contar muy despacito hasta siete millones, para decirte que te quiero.



5 comentarios:

Maestro Ocultista dijo...
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lacantudo dijo...

Como ya he dicho en más ocasiones, este blog es, o pretende ser, un blog literario y aunque para aquellos que me conocen personalmente, es inevitable relacionar todos los post con mi vida, hay que tener en cuenta que la gran mayoría de lo que se escribe aquí está adulterado, o adornado o imprimado de fantasía.
Siendo mi hermano ya deberías saber que mi opción sexual es bastante clara y no la cuestiono.
En cuanto a si sigo con "esa chica tan maja"...me quiere, la quiero y nos esforzamos por sacar adelante una historia complicada, pero muy bonita.
De todas formas, me reservo el dar explicaciones sobre algo tan privado de forma pública.
Un beso.
Cuídate.

Anónimo dijo...

jajajajajaja

lacantudo dijo...

asi me gusta anónimo...que te diviertas.

lacantudo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.