Desde que era muy joven, ha crecido viendo en la televisión anuncios, programas de moda, de esos que llaman "del corazón" y películas y series donde las mujeres han ido perdiendo masa corporal a medida que él ha ido cumpliendo años.
¿Donde quedaron las modelos y las actrices que le acompañaban en sus deseos y "sueños pecaminosos" durante la adolescencia?
Parece ser que ahora esas curvas que le indicaron el camino a seguir en la juventud y en la madurez y que le llevaron a descubrir la felicidad en un cuerpo de mujer, han caído en desuso.
Y se había dejado convencer por las absurdas modas y convenciones sociales, de que el modelo "palo de escoba" es el recomendado para la mujer actual. La fijación con la delgadez, con la extrema delgadez, con la ausencia de curvas, ha conseguido crear un mundo rectilíneo plagado de muchachas enfermizas y depresivas, que al luchar contra su condición natural tratando de embutirse en una talla solo apta para niños y efebos condenan su felicidad y se pierden algunos de los mayores placeres de la vida. Pero ya está bien. Basta ya, que a suficientes horrores tienen que enfrentarse las mujeres de hoy en día atrapadas en una sociedad machista y retrógrada, donde cada día muere alguna mujer a manos del descerebrado de turno, como para encima auto castigarse por tener un pecho turgente, unas caderas hipnóticas y un trasero llamativo.
No sabe de que forma podrá convencer al resto de los de su género de que la humanidad se está encaminando a la destrucción de la especie con esta sinrazón pero se ha propuesto hacerlo y lo hará.
Y no será fácil, porque tratando de compensar esa desigualdad en los salarios,en las responsabilidades y en los reconocimientos, los listos de turno se han sacado de la manga un montón de estupideces donde si no hablas en femenino es que no eres paritario y si requiebras elegantemente y con respeto a una mujer hermosa, eres poco menos que un acosador y un pervertido.
De momento, comenzará por su entorno más cercano, aplaudiendo las maravillosas curvas de sus amigas y cocinando para ellas recetas tradicionales que no tienen porque conducir a la obesidad si se emplea la mesura y que aportaran los nutrientes, los minerales y las vitaminas necesarias para que no se conviertan en esos cadáveres andantes que nos pretenden vender como el sumun de la belleza.
Y se ha prometido a si mismo no renunciar jamás a decirle con prudencia, educación , respeto y estilo a una mujer, lo bien que le sientan los pantalones o la falda; la blusa o la camiseta, cuando realcen esas formas que desde niño despertaron su pasión.
Tiene mucho que explicarle a esta generación confusa.