viernes, 9 de diciembre de 2016

Y no me digas nada

Porque sinceramente, no lo necesito.
Llevas casi treinta años marchándote de mi lado. Si tu te vas, por favor, hazlo en silencio y cierra la puerta al salir,que se escapa el gato. 
He aprendido a estar solo, he conseguido hablar conmigo mismo y mantener con mi ego, una conversación interesante. Yo soy el único que no me abandonará nunca, que no me pondrá excusas absurdas y que no se cansará de mi. Yo soy el único que accederá a caminar junto a mi, el resto de mis vidas y a dormir conmigo cada noche.
Te has ido muy lejos, te has ido a costas más cálidas, a montañas nevadas, a la jungla, al infierno y aquí al ladito, justo donde podré verte cada día sabiendo que nunca volverás a besarme.
Te has ido sola, con otro, con tu hijo, con tu hija, con el amor de tu vida, con un perfecto idiota, con la persona adecuada, con tu bagaje de anécdotas simpáticas, con todos los ceros de la cuenta corriente de mi corazón y con la cabeza bien alta  hasta que llegaste al portal y paseaste por las calles de la ciudad, la frente marchita. Esa es la frente de volver y sé que vas a volver convertida en otra gran esperanza blanca con la sonrisa preciosa, una divina caída de ojos y las palabras que tanto necesito escuchar, aun a sabiendas de que son mentiras. Déjalo, ahórrate decirme que me quieres. No me has querido nunca. Me pediste que no te hiciese elegir entre tu trabajo y yo, entre tus sueños y yo, entre tu hijo y yo, entre tu futuro y yo, entre otros muchos y yo. Y no te he pedido nunca que elijas. De hecho siempre te he permitido hacer lo que te ha venido en gana...y así me ha ido.
Lo peor de todo es que sé que no voy a ser capaz de renunciar a ti, que volveré a enamorarme como un gilipollas de tu próxima aparición, de tu próximo cuerpo, de tus próximas caricias.
Volveré a suspirar por amanecer cada día a tu lado y eso me irá consumiendo poco a poco, hasta convertirme en polvo.
He perdido la cuenta de las cartas de amor que te he escrito, de los poemas que te he dedicado y de las canciones que te he susurrado al oído.
He perdido la cuenta de los orgasmos que te he regalado, de los proyectos que nunca llevamos a cabo y de las lágrimas que derramé por ti.
Ya no sé ni sumar. Será porque soy de letras puras y me resulta más facil escribir el dolor que cuantificarlo.
Tengo un amplio muestrario de reproches, mentiras, insultos, falsas promesas de amor eterno y gemidos. Colecciono miradas cómplices, huidizas, crueles y condescendientes. Podría poner un mercadillo con tanto material reutilizable. Pero no quiero. Nunca se sabe cuando me va a hacer falta y no deja de ser tu legado. Lo guardo en el armario, junto a esos abrazos tan intensos y cálidos, esos besos que aún me ponen la carne de gallina y esos latidos frenéticos que un día me dedicaste. Ahora los monstruos que viven en mi armario no volverán a pasar frío  y podrán abrigarse con los excedentes de mis historias de amor.
Y me conozco, sé que esto no va a terminar aquí. Sé que el día menos pensado volverás a mi y me preguntarás con esa vocecita cándida si lo nuestro va en serio.
No comprendo este castigo. No lo merezco. No lo quiero. pero soy carne de cañón y está a puntito de salir mi número.
La vida sigue...y siega todas las ilusiones cuando ve que crecen sin control, dejándolas a ras, para que no me crezca en exceso..

 

martes, 6 de diciembre de 2016

Palos de ciego

Ha dado tantos que ha terminado rompiendo su bastón y ahora depende únicamente de su fiel lazarillo.
Se pierde entre las sombras y si no tiene cuidado, volverá a caerse y a destrozarse el cuerpo contra el suelo.
Es cierto lo que dicen, la vida pasa y pesa, pero pesa mucho más no atreverse a vivir. Ahora le toca ser valiente y poner un pie detrás del otro, sin saber si pisará sobre seguro, aunque los ladridos de su lazarillo le guían y le previenen del peligro.
Hubo un tiempo en el que no necesitaba más guia que su instinto y la fama de su valor le precedía. Hubo un tiempo en el que le echó un pulso al destino. Pero en su soberbía terminó perdiendo y aún le despierta en medio de la noche la herida de su maltrecho brazo, roto en la lucha contra el fatum. 
A veces llora, a veces se desespera y a veces se deja deslumbrar, confundido por la luz que irradia el fuego, pero termina quemándose.
Se terminó el vivir con miedo, si ha de caer, caerá y si debe quemarse se quemará sonriendo.
La luz de la estrella que quiere alcanzar, brilla muy lejos y no le deslumbra, simplemente le guia y en su ceguera, es la garantía de que cuando llegue hasta ella, volverá a ver. Necesita llegar hasta ella, necesita saber que no es un espejismo ni un producto de su imaginación. Necesita creer en algo porque todo se ha venido abajo y con la ilusión, perdió la vista y se convirtió en el cobarde que es ahora, en el niño rubio que llora y que se queda escondidito en un rincón. Pero eso se ha terminado.
Él vale, vale mucho. Es fuerte y es muy capaz de conseguir lo que se proponga. Está despertando de su pesadilla existencial y está volviendo a coger el toro por los cuernos.
¿Quien dijo miedo? Él, constantemente como en una letanía pero ha decidido cambiar su discurso y dejarse de lamentos.
Hasta aquí hemos llegado, piensa y respirando profundamente emprende el camino. Llegará. Llegará si se lo propone y se lo ha propuesto. Volverá a ser el que era. Volverá a correr por la playa, jugando con su fiel compañero canino y despreocupándose de lo que realmente no merece la pena.
Ya está en el camino y aunque a veces se enganche con las ramas desnudas de los siniestros árboles que crecen junto al sendero, no va a detenerse.
Está convirtiendo el tenebroso bosque, en el sitio de su recreo. Y empieza a gustarle.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Hadángel



No hace tanto, en un mundo llamado Katabría, los dioses se afligieron del sufrimiento de los kátabros, la raza que habían creado a su imagen y semejanza.
La vida en Katabria no era más que una transición para alcanzar su sitio junto a los dioses en el parnaso, pero los kátabros, al no tener la absoluta certeza de cómo funcionaban los planes divinos, sufrían una inmensa pena cuando sus seres queridos comenzaban el viaje de transición y abandonaban su cuerpo físico. A ese viaje lo denominaron muerte y muchos llegaron a creer que todo terminaba allí, justo en el verdadero punto de partida hacia la felicidad absoluta.
Algunos de los dioses, hastiados de escuchar el llanto de los kátabros sin poder consolarlos, decidieron crear otra raza con apariencia kátabra pero con el alma y el corazón exactamente iguales que los suyos. Tras investigar cuales eran los seres fantásticos a los que los kátabros concedían esas virtudes, los dioses decidieron modelar un número limitado de "hadángeles" y distribuirlos por el mundo de tal manera, que todos su habitantes tuviesen acceso a uno de ellos, bien por vínculo familiar o por cualquier otro tipo de vínculo afectivo, como la amistad o la pareja.
Hubo muchos katábros que en su mezquindad no fueron capaces de reconocer a estos seres pero otros sin embargo, identificaron su esencia en cuanto los tuvieron delante, a primera vista. Los kátabros más sensibles y más necesitados de la influencia de los hadángeles, se sentían terriblemente atraídos por ellos desde el primer momento en el que cruzaban las miradas.
Los hadángeles eran capaces de canalizar la energía de aquellos que habían comenzado su transición y a veces, concedían a los kátabros la oportunidad de identificar en ellos muchas de las cualidades de sus difuntos.
En uno de los reinos más pequeños de Katabría, habitaba  Gat,un trovador que a través de sus cuentos y canciones,  depuraba su alma, limpiándose de cuanto dolor le emponzoñaba el pecho. Pero no conseguía ser feliz, porqué necesitaba componer canciones o escribir cuentos constantemente.
Uno de los dioses, que llevaba mucho tiempo tratando de ayudarlo, hizo que conociese a un hadangel, que bajo la apariencia de una preciosa kátabra, apareció en su vida justo en el momento en el que Gat se preguntaba si vivir así era algo que pudiera evitar, y se planteaba de qué manera podría dejar de sufrir por dolorosa y  radical que fuese la solución.
Una mañana de verano, Nika llegó a su vida de forma aparentemente casual y Gat supo desde el primer momento, que aquella bella joven, era alguien especial. Su forma de hablar, de moverse, de mirarlo. Había algo que le atraía de una forma tan salvaje y diferente, que incluso llegó a  asustarse, al pensar que jamás, por mucho que lo intentase, llegaría a estar a su altura y Nika terminaría despreciándolo y apartándose de él. Pero Nika, lejos de distanciarse de Gat, le regaló su bien más preciado, una amistad pura y sincera.
Gat reconoció en Nika la muy especial sensibilidad de su padre difunto y a veces, estando junto a la joven hadangel, llegaba incluso a escuchar la voz de quienes ya habían finalizado el viaje de transición y estaban en el parnaso, junto a los dioses y desde allí le cuidaban.
Gat decidió escribir un cuento sobre su querida Nika pero esta vez,no para limpiar su alma de lágrimas y heridas, sino porque se sentía absolutamente feliz y agradecido por que Nika hubiese llegado a su vida.
Y ente es el cuento de Gat, desde entonces un kátabro feliz.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Eso, antes.

Al escuchar los primeros gritos que llegaron desde la cocina, el joven Gabriel decidió subir la música del equipo de su habitación y mientras Axel Rose se desgañitaba junto a los suyos en una de las mejores canciones de la recopilación de la banda que le regalaron unas navidades, años atrás; Gabriel encendió un canuto de hachís y abrió la ventana para ventilar un poco y que se fuese el penetrante olor del porro.
"No olvides llamar a mis abogados con ridículas demandas", cantaba en un inglés cuasi ininteligible el rubio californiano, en el momento en el que su madre abrió la puerta  y se desplomó en el interior del dormitorio del estupefacto quinceañero.
Lo primero que hizo Gabriel fue tirar el porro por la ventana y aunque inmediatamente acudió a  socorrer a su madre, fue demasiado tarde.  No consiguió que reaccionase, no abrió los ojos.
Antes de perder los nervios por completo, intentó reanimar a su madre con las técnicas de primeros auxilios que había aprendido en el campamento scout al que fue el verano anterior. Nada. Ni con la respiración boca a boca ni con el masaje cardiaco. Su madre no respiraba.
-No llames a urgencias-
La orden de su padre, que desde el pasillo observaba la situación con el cuchillo en la mano, sonó como una amenaza, más que como una prohibición.
Al ver el enorme cuchillo manchado de sangre en la mano derecha de su padre, Gabriel instintivamente buscó las heridas en la espalda de su madre. Y las encontró. Su padre siguió hablando, cosa que aprovechó para ejecutar su espontaneo plan, tan agil como inteligentemente.
-La comunidad de Madrid no ha aceptado nuestro proyecto. Le han dado el contrato a otro estudio de arquitectura. Se lo estaba contando a tu madre y a la muy egoísta solo se le ocurre preguntarme como vamos a hacer para pagar los plazos del coche nuevo. Los del BMW. Ese coche lo compré para llevarla a ella a los sitios que llevábamos toda la vida soñando con conocer. Ese coche era la carroza para mi princesa, pero eligió el peor momento para recordarme las letras. No me quedó más remedió que hacerle callar de un bofetón y empezó a gritarme. Ya sabes como se pone. Le han comido la cabeza con eso de la igualdad, la paridad y demás chorradas y aquí, el que se deja la piel con los planos, las obras y las reuniones soy yo. El que cada día echa más horas que un tonto buscando contratos para el estudio, que permitan pagar la hipoteca, las letras de los coches, las vacaciones, la ropa, la comida y todos los caprichos de tu hermana y tu madre, soy yo.-
-¿Y por eso le has apuñalado?-Preguntó Gabriel entre lágrimas.-Eres un asesino papá. Estoy harto de ver esto en el telediario todos los días y nunca pensé que pudiese pasar en nuestra familia. Vale que a veces discutíais, como todo el mundo, pero tu eres arquitecto, una persona con cultura y con educación. Sé, que la vez que pegaste a mamá, fue, según dijiste, por culpa de las copas que habíais tomado en la fiesta del estudio y porque mamá se lo había buscado sola, como ella misma reconoció mientras se ponía el hielo en el párpado para bajar la hinchazón. ¿Pero esto? ¿También se lo ha buscado?-
-Tu madre me ha devuelto el bofetón y te juro que esto ha sido en defensa propia.Yo no quería matarla. El cuchillo lo había cogido ella y me estaba amenazando con él. Nos hemos peleado, se lo he quitado y en la trifulca y sin querer, se lo he hundido en la espalda. Yo no quería matarla, hijo. Si no preparamos una versión creíble de un accidente en la cocina, los de la ambulancia van a avisar a la policía y me van a detener.
Ahora las mujeres son las que mandan y han conseguido que ni se escuche a los hombres. Lo primero que hace la policía en estos casos es meter al hombre en la cárcel a la espera de juicio y ya se ocuparán la prensa y la opinión pública de condenarme.  Y ¿Qué va a ser de tu hermana y de ti? ¿Quien se va a ocupar de vosotros? ¿Quien os va a comprar la ropita y los libros? ¿Quien os va a pagar las clases de inglés y el gimnasio? Me necesitáis.-
Gabriel, tragó saliva y entre dientes, mirando el cadáver de su madre en el suelo del dormitorio, pronunció con infinita tristeza y el mayor de los desprecios -La necesitamos a ella, papá. Y nos la has quitado. No te preocupes, la policía debe estar de camino. Mientras hablabas he marcado el 091 con el móvil que me compró mamá por reyes y lo han escuchado todo. Seguramente habrán localizado la llamada a través del gps del Iphone y no tardarán en llegar.-
El sorprendido homicida, comprobó que en efecto, el teléfono de última generación de su hijo estaba conectado con el 091 y que en cuestión de minutos, su vida se habría ido a la mierda.
Consciente de que no tendría defensa posible, apoyó el cuchillo contra la pared y se arrojó contra él, clavándoselo en el pecho a la altura del corazón, falleciendo en el acto.
-Eso antes, papá. Antes de clavárselo a mamá, te lo podías haber clavado tu, pero no te preocupes. Yo cuidaré de la peque. Yo seré su padre y su madre y gracias a todo lo que he aprendido de mamá, lo haré mejor que tu.-
Antes de que la policía llamase a la puerta, Gabriel arrojó el hachís que le quedaba por la ventana y se prometió a si mismo que ni volvería a fumar porros, ni volvería a irse de botellón. Su hermana lo necesitaba.

domingo, 20 de noviembre de 2016

La bestia



Dentro de él, sigue habitando la bestia. El problema es que ha estado demasiado tiempo adormecida con dardos tranquilizantes camuflados en pastillas blancas; que como los emanems, se deshacen en tu boca, no en tu mano.
Por fin despertó y se alimentó de carroña de discoteca.
Para deleite y solaz regocijo de quienes soñaban con ocupar su puesto, se había convertido en un tipo entrañable; en lo más parecido a un osito de peluche, siempre con el gesto amable y la palabra más tierna con la que dirigirse a todo el mundo. Le perdieron el respeto al convertirse en la sombra de quien fue.
De un tiempo a esta parte, todo le asustaba, todo. Su bestia interior, empachada de tranquilizantes, se entretenía con ovillos de lana y presas de juguete.
Apuró el whisky con hielo de un trago y tras sopesar la situación, reventó con fuerza el vaso vacío en el pómulo derecho del chaval más cercano, que sorprendido por  la reacción de quien consideraba un pusilánime inofensivo, se llevó las manos a la enorme herida del rostro y cayó de rodillas. Al tener a su primera víctima arrodillado frente a él, tomo impulso y le propinó una fuerte patada en la nuez, dejándolo absolutamente fuera de juego. Ahora tocaba el turno de los demás. 
Como sospechó desde un principio, el más chulo de los cuatro macarras que habían ofendido a su amiga, salió corriendo al darse cuenta de que su amigo más grande yacía sin sentido en el suelo, sangrando como un cerdo. Antes de que el que más le preocupaba (un tipo moreno y bajito, de anchas espaldas y mirada turbia) consiguiese sacar la navaja del bolsillo trasero del pantalón vaquero, le propinó un cabezazo en la nariz. Al romperle el tabique, consiguió la reacción física que esperaba. En el acto los lacrimales inundaron de lágrimas el rostro de su oponente, impidiéndole una visión clara y aprovechó para sacudirle con todas sus ganas,un fuerte puñetazo en la sien que lo envió contra la barra de bar, donde uno de los camareros pulsaba frenéticamente el botón de alarma para avisar a los porteros y al personal de seguridad de la sala. Calculando el tiempo que tardarían en llegar "los puertas", cogió uno de los taburetes de la barra y lo rompió en la espalda del último adversario, que se había girado para buscar ayuda entre el público del local. Una vez que lo tuvo en el suelo, saltó sobre su cabeza con los pies juntos, provocándole un severo traumatismo cráneo encefálico.
Misión cumplida. Tres de cuatro. Y un cobarde.
Tomó a su llorosa amiga de la mano y trató de salir corriendo de la oscura discoteca, sorteando a los seguratas aprovechando la histeria colectiva, que hizo que los más de dos centenares de clientes que abarrotaban el local, intentasen de escapar de aquella orgía sangrienta. Pero no fue tan sencillo.
Cuando estaba a punto de conseguir su objetivo, sintió un fuerte golpe en la cabeza y después cayó al suelo. Uno de los seguratas lo había identificado y, sin pensárselo dos veces, le golpeó en la cabeza con un bate de baseball.
Fin de la partida. Acababan de quitarle la vida extra y los bonus por superar la pantalla. Su bestia aún le ayudó a sacar el bolígrafo del bolsillo interior de la chaqueta y cuando el segurata se inclinó a comprobar si aún respiraba, le clavó varias veces el bolígrafo en el cuello con movimientos lo suficientemente rápidos y fuertes que le permitió su estado.
Entonces se hizo la luz y todo desapareció a su alrededor.
Su novia se había despertado y al no encontrarlo en la cama junto a ella, se levantó preocupada y lo encontró en el estudio, sentado ante el teclado, escribiendo y fumando un pitillo tras otro.
-¿Qué haces cielo?- Preguntó tras encender la luz.- ¿Escribiendo otro relato de amor?. Mira que ultimamente estás demasiado ñoño y te van a sacar cantares. Deberías centrarte en esa novela sobre la guerra de secesión que tienes un poco abandonada. - Esto lo dijo con voz dulce, aunque sensiblemente molesta por la ausencia.
-No cariño. No podía dormir y necesitaba poner por escrito todo lo que me atormenta.  Mis personajes  se alimentan de mi personalidad y estoy algo cansado de que todos me tomen por el eterno enamoradizo al que traicionar y romper el alma sin mayor consecuencia. -
-Eres sensible, tesoro. No te avergÜences de ello. El mundo está lleno de tipos duros y en la variedad está la diversión. No pretendas ser lo que no eres y no has sido nunca. -  Le dijo esto mientras le abrazaba por detrás y le basaba en el cuello, cosa que hizo que le recorriese un escalofrío de placer por toda la espalda, pero no pudo disimular su enfado, en el tono de voz al contestarla.
-Soy sensible, mi vida. Pero no soy gilipollas. Ni soy un osito de peluche al que abrazar y rascar la tripita. No soy tan solo el eterno mejor amigo, ni el hombro donde apoyarse para llorar vuestras penas y contarme lo mal que os lo hacen pasar los cabronazos de turno. También soy un hombre. Te quiero con toda mi alma y daría mi vida por ti, pero por favor, no confundas sensibilidad con debilidad. Te aseguro que no soy débil.- 
Terminó la frase mientras se levantó para estrecharla contra su cuerpo. acariciarla con cariño y  deseo. Súbitamente excitado, jadeó al ver que ella se humedeció rápidamente y también le acarició con pasión, finalizando el viaje por el pecho y el vientre en el sexo, que ya se había endurecido antes de recibir el contacto de la delicada y habilidosa mano.
La transportó en brazos hasta la cama y una vez allí, le hizo el amor con tanta pasión y tanto sentimiento, que al alcanzar el orgasmo los dos al tiempo, no pudo evitar que se le escapase un "te quiero" entre suspiros. Se levantó a encender un pitillo en el estudio, ya que al no ser ella fumadora, intentaba no fumar en el dormitorio, para no contaminar la zona de descanso. Aprovechando que estaba junto al ordenador,accedió al documento de texto que acababa de escribir y borró el relato de la pelea en la discoteca, renunciando en el acto  a su bestia interior. No quiere volver a saber nada de esa bestia.No la necesita. Solo la necesita a ella, solo quiere amarla y ser amado por ella. Todo lo demás, no importa.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Soledad

Cerró los ojos antes de besarla y sintió el suave contacto de sus labios durante apenas un segundo. En ese preciso instante, una luz intensa se apoderó de todo y al abrir los ojos comprendió que ya era de día y que todo había sido un sueño. Otro sueño.
Ella había muerto tiempo atrás. Muerta. Aún no conseguía explicarse el porqué de todo aquello, más allá de su terrible ausencia durante los meses que la mantuvieron conectada a una máquina, viviendo artificialmente. Ahora su único contacto se producía a través de los sueños y por desgracia, eran encuentros difíciles de controlar donde apenas podía decirle todo lo que quería haberle dicho en vida.
Aprendió a no maldecir el alba. La salida del sol y la luz que entraba por su ventana, le comunicaban que comenzaba otro día en el que poder echarla de menos, otro día en el que masticaría el dolor y lo tragaría despacito, acompañado por lágrimas y maldiciones. No obstante al fin comprendió que aunque a veces le doliese estar vivo, debía vivir por ella y tratar de conseguir que la vida tuviese sentido, más allá de la nostalgía y la pena.
Su fe se había tambaleado y estuvo a punto de caer, pues no entendía porqué un Dios que es amor y misericordia, se la había arrebatado en la flor de la vida. Los caminos del Señor son inescrutables, se empeñaban en repetirle. Y tanto. Los caminos del Señor deben estar cortados al tráfico por obras.
La primera noche que soñó con ella, alcanzó la revelación y supo que con la muerte de una persona tan especial, tan hermosa y tan delicada, Dios les estaba indicando que esta vida no es más que un trámite y que la vida real, llega cuando alcanzamos el conocimiento y nos despojamos de las impurezas con las que nacemos en este valle de lágrimas.
Aquella primera noche, le ayudó a seguir adelante pero era un consuelo que distaba mucho de compensar la ausencia de su piel, de su sonrisa, de su fragancia. 
En este último encuentro entre las brumas del inconsciente, antes de besarlo, ella le había pedido que fuese valiente, que no se rindiese nunca, que pelease por todo y contra todos si fuera preciso. Le dijo que en determinadas ocasiones, el fin justifica los medios y que el fin, era volver a estar juntos y decirse todo lo que no se habían dicho en el pasado.  Él acepto y prometió poner todo su empeño en alcanzar la meta, pues la recompensa prometida  le iba a satisfacer por cualquier cosa que perdiese en su lucha.
En esta dimensión, en este plano, ella ya no estaba pero él sabia que desde el lugar donde le espera, ella le envía todo su cariño, y  le cuida. Le había costado mucho tiempo pero ahora ya era capaz de sonreír y de disfrutar de su vida sin ella, de su soledad. Una soledad ficticia porque ella siempre estaría a su lado, aunque no pudiese verla.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Cachorros



No logro entender que está pasando con este mundo pero cada vez me gusta menos.

Llevo semanas tratando de llevar a mi familia a un lugar seguro donde establecernos lejos de los bombardeos y, en este viaje he descubierto que para aquellos que llevan una vida normal como la que yo mismo disfrutaba antes de la guerra, nos hemos convertido en un problema que prefieren ignorar mirando para otro lado.

Tengo dos hijas muy pequeñas que mi mujer y yo estamos llevando en brazos y a hombros durante cientos de kilómetros y  han sido muy pocas las personas que nos han ofrecido ayuda.

Hoy he visto como el mismo fotógrafo alemán, grande y rubicundo que ayer se alejó al vernos llegar por si le pedíamos limosna, lloraba ante la visión de dos cachorritos que trataban de amamantar de su madre atropellada por un coche. Mi mujer se arrodilló y cariñosamente los alimentó con el biberón que había preparado para nuestra hija pequeña y entonces pude ver como aquel hombre enrojecía de vergüenza.  En un alarde de generosidad, se llevó  la mano a la cartera para limpiar su conciencia.

Solo pareció capaz de afligirse ante la desgracia de unos cachorritos y al arrojar un billete de cinco euros a los pies de mi mujer, parecía alimentar así a nuestras cachorritas aunque evitando ensuciarse las manos.

Somos tan humanos como vosotros pero con peor fortuna y aviso, la vida da muchas vueltas. Ojalá no os alcance la guerra.Ojalá no tengaís que suplicar refugio lejos de la tierra donde descansan vuestros seres queridos.