viernes, 30 de octubre de 2009

Mafalda



Mafalda se echó a la calle unos meses después de que reventara el corralito.
Tras descubrir que Manolito se había pegado un tiro con la escopeta de su padre al perder el almacén, que Susanita abandonó a sus hijos a la puerta de un convento por no poder alimentarlos y luego se arrojó a las vías justo cuando pasaba puntual como casi siempre, el expreso de la pampa.
Mafalda tiene mucha suerte si a la hora de la cena puede conseguir un plato de sopa caliente, que irónico ¿no?.
Las calles de Buenos aires no son el mejor refugio para una existencialista descreída y sin esperanza.
Más de una noche ha tenido que correr para salvar su vida, y luce en su antebrazo derecho una profunda cicatriz, que se hizo al detener el corte que un cliente, enfadado por una comparativa inoportuna entre el tamaño de su miembro y la justicia social, lanzó hacia su cuello con una navaja automática que apareció de la nada. ...
Mafalda en ocasiones se sienta en un columpio y recuerda aquello que dijo una vez: "recién pones los pies en el suelo, se acaba la diversión".

Dedicado a Bego con cariño

jueves, 29 de octubre de 2009

Olvidando que es gerundio



Por casualidad, escuchando música en el ordenador, el azar me ha llevado de un video a otro del Youtube, hasta que he terminado viendo uno de Vetusta mola.
No es un grupo que me guste especialmente, aunque este videoclip (rodado en un único plano secuencia, durante el trayecto de la banda desde su casa junto a la Gran Vía, hasta la Fnac) me ha calado bastante hondo y no se porque.
Puede ser, que al reconocer rincones por donde hasta no hace mucho tiempo, yo hacia vida, me haya traído a la memoria pasajes de mi historia que empezaba a desterrar, al camping sucio y abandonado, del olvido.
Porque yo al olvido me lo imagino así, como un paseo bajo la lluvia por un camping abandonado, donde se corrompen inevitablemente los esqueletos de rulots y mobil-homes, y donde aún se pueden observar, desparramados por el suelo, los restos de lo que antaño fueron fugaces momentos de una vida.
En aquél camping, muy a mi pesar, están comenzando a acampar algunas personas que vieron a traves de mis ojos y a las que juré amor y fidelidad infinita.
Tambien van tensando los vientos de las tiendas, aquellos compañeros de facultad, inseparables amigos ayer y hoy simples excursionistas deambulando por recepción a la espera de una atención personalizada que nunca va a llegar.
Y debe de hacer bastante frío, porque aquella muchacha otrora sensual y ardiente, se calienta las ateridas mejillas junto a la hoguera que la miseria de mil traiciones ha prendido sobre piñas, ramitas secas de alcornoque y mentiras a media voz.
Comienza, con el transcurso de esta vida mía, a poblarse en exceso la zona de acampada.
Admitimos (aunque no quisiera hacerlo, y me enfrento a ello con todas mis fuerzas) animales domésticos y casi sin darme cuenta, los perros que antaño lamían mis heridas y entretenían con sus juegos mis horas muertas, persiguen alegres y solícitos la pelotita de plástico rojo que la mano de mi memoria arrojó con fuerza hacia los barracones de servicio.
No quiero encontrarme con ciertas personas, porque aunque se que nunca abandonaran su destierro aún siguen dándome miedo.
No quiero encontrarme con algunas otras, porque eso querrá decir que han abandonado para siempre la realidad y lo cotidiano.
No quisiera olvidar nunca el rostro de mi madre, ni la voz de mi padre.
No quisiera recibir entre sollozos los vestigios de mi gran historia de amor.
Los Vetusta Morla siguen cantando, y el cielo se va haciendo cada vez más gris.
Si sigues caminando, tras pasar la oxidada cancela del camping llegarás a una playa.
En la playa del olvido restarán por los siglos de los siglos mi inocencia y mi fe, ambas muy decepcionadas conmigo.
Que le vamos a hacer, si soy tremendamente humano.
La lluvia es por momentos muy intensa, casi no me deja ver y decido darme la vuelta y volver a casa.
Cesa la música, y puedo quitarme la capucha.
Me alegro tanto de saber vuestros nombres y de recordar porque estamos aquí...

martes, 27 de octubre de 2009

Psico-killer en San Severo



Seria perfecto que Tarantino, hiciera una peli con los alumnos de San Severo como protagonistas.
Por supuesto (y más tras ver su actuación en "El mago de Oz") no quiero sus caretos en un largometraje por que me hayan seducido con sus dotes interpretativas.
Me encantaría que a Tarantino se le fuese la pelota y rodara el mayor Gore que fuera capaz, y es capaz de mucho gore.
No se que actor podría ser el Psico-Killer que a golpe de motosierra desmembrara entre cangilones de sangre, a esa pandilla de verduleras infantiloides de soez vocabulario, pero se me ocurre que Pablo Carbonel (por ejemplo), lo bordaría.
También lo haría muy agustito y muy bien, con mucha flema y más flemazos Don Vigo Mortensen.
Estaría fenomenal, que en su papel de "Capitán Alatriste" (hombre de pocas palabras, pero muy bien hilvanadas) entrara en el salón de actos tirando de arcabuz y de pica, y ajustando misericordias entre los coseletes de los chalecos azules, con el emblema del colegio, mientras se encomienda a Santiago y Don Francisco de Quevedo.
Tarantino, podría realizar un fabuloso plano de Silvester Stallone, arrancándole la nuez al fulano ese, chulito y tontorrón, que se pasa el día subiendose los cuellos de la camisa.
Puede que así, aprendiera el solito a hacerse el nudo de la corbata, aunque fuera para tratar de disimular el agujero que quedara en el cuello.
Disfrutaría horrores viendo a Steven Segal, dislocandole un hombro a base de patadones a cualquiera de esos niñatos maleducados y consentidos.
Puede que empiece a ponerme pesado con estos chavales, y puede que esteis pensando "si no te gusta no lo veas", pero ya me conoceis, hay algo de masoquista en mi ser, que me empuja a votar al PSOE y a tragarme Curso del 63.
Que sepais que lo veo con unas cinchas de cuero negras y una pelota de plastico rojo dentro de la boca.
Besos, y felíz navidad.

miércoles, 21 de octubre de 2009



Y esto es así.
Uno echa a volar, confiado en que la sensación de libertad que te embarga es fiel reflejo de la realidad, que eres libre, libre para elegir tus aciertos y tus errores, libre para decidir en que momento equivocarte o a quien besar, a quien apedrear y de que alpiste comer.
Uno echa a volar pensando que esta seguro entre las corrientes de aire y las nubes, pero los vientos siempre terminan cambiando y cuando ayer soplo cierzo hoy sopla mistral y casi sin darte cuenta caes, y te rompes el cuello.
En ocasiones un alma generosa te recoge y cura tus heridas.
En ocasiones alguien te espera junto al asfalto para reírse de tu desgracia y escupirte en un ojo.
Lamentablemente son los más.
Queridos amigos y amigas, a todos esos hijos de puta, que les den por el culo siete caballos empapados en crak.
Besos y demás.

martes, 20 de octubre de 2009

Ducharnos a escupitajos.




No fue hace mucho tiempo, cuando toda una señora ministra, nos salió con la estupidez de que se iba a controlar el consumo del agua en los hogares españoles, barajando la idea de sancionar a aquellos que utilizaran más caudal del que a ella se le antojara para cada ducha.
Desde luego, otra tontería más (de las muchas que se dicen desde los gobiernos) y que no consiguió otra cosa que preocupar inútilmente a Lucas, mi patito de goma.
El pobre no parecía el mismo, con la mirada perdida y una alopecia plumonal tremenda del disgusto, total , "pa na".
Ahora se ha puesto muy de moda el tratar de concienciar al ciudadano.
Y me pregunto yo: ¿quién les conciencia a ellos?
Anoche pasé por delante del nuevo, mastodóntico y flamante edificio de oficinas que la Junta de Castilla y León ha inaugurado junto a la urbanización Sotoverde, en Arroyo de la encomienda, Valladolid.
La "gracia" arquitectónica de este complejo, reside en las enormes cristaleras que descubren al exterior todas y cada una de las estancias del edificio.
A alguien, muy concienciado, se le ha ocurrido que queda mucho más mono si cada noche, se dejan absolutamente todas las luces encendidas, de tal forma que desde los coches que circulen por la vecina autovía, se pueda contemplar tan magna e inmortal obra.
Luego mi pobre pato de goma, pagará las consecuencias.
Me piden también, que recicle los residuos, separando todo el subproducto que genero, en orgánico, plásticos, papel y vidrio.
Cuando saco la basura por las noches, parezco el típico "homelees" de las películas americanas, ya que aprovecho para sacar también al perro a hacer un pis, y voy cargadito de bolsas de basura, cajas y demás.
Los niños se cruzan de acera.
Mientras tanto, la industria nacional, sufragada con los impuestos de todos los ciudadanos, se pasa el día arrojando sus apestosos vertidos en ríos y mares de la santa madre patria, mientras el funcionariado (siempre sancionador) hace la vista gorda y cuenta los billetes del oportuno silencio.
Si acaso, algún aldeano vecino, consigue darle prensa a semejante noticia, se condena a la empresa correspondiente al pago de una sanción económica, que es siempre de menor cuantía que lo que le supondría reciclar los vertidos.
Y todo esto, lo paga después mi patito de goma.
Nos cosen a propaganda impresa en papel, los políticos ordenan la impresión de millones de dípticos, trípticos, carteles etc, para anunciar tal congreso sobre reciclaje, o cuales jornadas sobre concienciación ciudadana, y en vez de hacerlo sobre papel reciclado, o de tala ecológica, tiran del primero que pillan, aunque les cueste más caro.
Y todo esto ya sabéis quien lo paga después, claro está.
Y así andamos mi pato de goma y yo, bastante hartos de las chorradas del sistema, que propone como medida estrella, eliminar la corbata para no tener que encender el aire acondicionado.
Bravo.
Ya tenemos tanto poaque eólico que en unos pocos años, terminaremos con las escalas españolas, en las rutas de las aves migratorias.
Las placas solares se convirtieron en una especie de "plan de pensiones" subvencionadas por el gobierno que paga a cojón de mico energía que al final se termina derrochando, pero eso sí, amigo, comprese usted las bombillas de bajo consumo, sea usted ecológico.
Un futbolista sale corriendo del campo de juego, para apagar la luz de los vestuarios...que gran muchacho.
Termina el partido y se monta en su flamante todo terreno que consume una media de quince litros de carburante cada cien kilómetros, y que le llevará hasta el relax del jacuzzi que se ha instalado dentro de su propio gimnasio privado en el chalé de la Moraleja.
Lo que no sabe, es que dentro le espera mi patito de goma, con un cuchillo de cocina.
Y es que a mi patito de goma, ya se le han hinchado demasiado "los plumones".
¡¡Bolsa-caca...echale una mano al medio-ambiente!!!
Deberían hacer un ejercicio de sinceridad las grandes superficies comerciales y los supermercados y reconocer que en medio de esta crisis, ya no es rentable entregar al consumidor la bolsa para transportar las mercancías, y que es mucho más económico si el cliente se trae su carrito de toda la vida.
¡¡¡Ahorro y costes...echale una mano al medio-ambiente!!!
En fin, que manda cojones, como pretenden vendernos la moto con sus chorradas y como pretenden crearnos una mala conciencia a base de hacernos creer que sus consejitos ridículos, pueden salvar el planeta.
Que fácil es ver la paja en el ojo ajeno, y no hacerse las propias.
O algo así.

viernes, 16 de octubre de 2009

Exceso de felicidad




Y es cierto.
Conducía bajo los efectos de una buena noticia y no me percaté del tamaño de mi sonrisa.
A los pocos segundos una patulla de tráfico me adelanto con las luces de prioridad y las señales acústicas e hizo que detuviese mi vehículo en el arcén derecho.
Apagué el motor y coloqué las manos en una zona donde fueran claramente visibles, no fuera que malinerpretaran algún movimiento y me disparasen por precaución.
Lo que no pude hacer, fue borrar la gran sonrisa que me iluminaba el rostro, y sabía que aquello traería consecuencias.

-Buenas tardes, carné de identidad y documentación del vehículo, si me hace usted el favor.

Rápidamente entregué lo que se me solicitó y me dispuse a acatar la sanción correspondiente (siempre fui consciente de que estaba demasiado contento).

-Haga usted el favor de borrar ya esa sonrisa, cojones, que debería darle vergüenza, con la que está cayendo en el país.

Traté de borrar el rictus, pero es que mi mujer acababa de llamar para decirme que está esperando un bebé y claro, joder, estaba muy contento.

-Como persista usted en su actitud, aparte de un delito contra la sanidad pública, va a involucrarse también en desacato a la autoridad y en una falta contra el decoro..ostias!!!¿no ve que estamos en crisis, que hay una tasa del 20% de desempleo y que la comisión europea ha dicho que saldremos de la recesión cuando los lunis juren bandera?.
¡¡Asco de ciudadanos insolidarios!!!

Juro que lo intenté de todas las formas posibles...pensé en aquella vez que me quedaron todas para septiembre, en la ocasión en la que un amigo me bajo de golpe y a traición el bañador delante de toda la pandilla en la piscina e incluso me regodeé con las imágenes más arduas de mi operación de fimosis, pero el solo hecho de imaginar a mi mujer feliz y al niño que nacería en unos meses, abortaron cualquier éxito en la tarea de borrar mi sonrisa.

-Pues nada, caballero, me firma aquí y se lleva usted la recetita por importe de 500 eurazos, que le serán incrementados en la próxima declaración de la renta.
Sepa usted también, que es un mal ciudadano y que desde el ministerio de talante se han propuesto terminar con las personas como usted.
Deberá hacer usted diez horas de servicios comunitarios, seguramente crispandose en algún debate político o limpiándole la baba a algún banquero.
Ya le avisaremos por la vía administrativa correspondiente.
Buenos días y haga usted el favor, que ya es mayorcito para ir sonriendo por ahí de esa forma.


Se marcharon con muy mal gesto y tras arrugar aquel papelajo y arrojarlo a la guantera, arranqué el coche y me propuse elegir un nombre bonito para mi hijo antes de llegar a casa, a abrazar a mi mujer.
Era un día feliz, y mal que le pese a alguno, podrán quitárnoslo todo, menos las ganas de ser felices.

jueves, 15 de octubre de 2009

Puta vida



Y que puede hacer.
Una opción que se le presenta constantemente, es arrojarse bajo alguno de los muchos camiones que pasan cada día junto a la ronda de circunvalación donde le han asignado su puesto.
Muchas veces está a puntito, y en el último momento, justo cuando coje aliento para el salto fatal, la imagen de su hijo de seis años se aparece con más nitidez que nunca.
Allá en Albania, los hijos de puta que la engañaron, prometieron que trabajaría como camarera en un restaurante de Barcelona.
Ella, inducida por la necesidad, y por los grandes ojos negros de su hijo (por cierto, iguales que los de su padre, al que nunca conoció) que le suplicaron calladamente un futuro mejor.
Lleva más de un año e Valladolid, fumando Ducados rubio y escupiendo sangre en los baños del burdel donde la tienen retenida, por no decir secuestrada.
Folla por cuarenta euros y hace trabajos orales (y no como cantante de gospel precisamente) por veinte.
Se ducha cada noche entre lágrimas callados y grita cada mañana bajo la ducha helada.
Tania piensa que su vida es muy puta, más puta que ella, tiene gracia.
Hace algunas semanas pudo hablar con su hijo por teléfono. Fue el día má feliz de todo el año en España.
Lo que más la duele son las miradas de los conductores que la rebasan cada poco tiempo.
Ellos no tienen ni idea de sus circunstancias, de qué la ha traído aquí, de quienes la han traído aquí, de quienes no la permiten abandonar.
El desprecio duele como un latigazo en la espalda, y al restallar sobre su piel, le arranca jirones de alma.
Hubo un tiempo en que fue feliz, allá en Albania.
Quizás volverán los días felices, pensar en ellos es su única distracción, su jardín privado.
Al rato, mientras se deja arrancar el sostén por unas manos sudadas y sucias, impacientes y feroces, Tania vuelve a pensar en lo puta que es la vida, más puta que ella, aunque ya no tiene gracia.
El hombre descarga entre gruñidos, paga y se va, y al poco entra un macarra que apartándola de un golpe se abalanza sobre los billetes como un buitre sobre la carne podrida.
Tania lo deja hacer, y lo maldice en silencio.
Espera sinceramente que una horrible enfermedad se lo coma poco a poco muy pronto.
El bidé está más sucio que la bañera si es posible, así que casi no merece la pena ni utilizarlo.
Enciende un pitillo y tararea una vieja canción de cuna, imagina que se la está cantando a su hijo, allá en Albania.
Hoy la vida ha sido un poco menos puta, y la horrible enfermedad que le deseo al macarra se ha presentado en forma de policía nacional, que al interpretar un movimiento brusco del mafioso, como una posible agresión con arma de fuego, ha disparado dos proyectiles con su automática reglamentaria, alcanzando al presunto agresor en la bolsa escrotal y el muslo derecho.
El hijo de puta no morirá, pero ahora tendrá que consolarse con ver películas y recordar tiempos mejores.
Tania viaja junto a otras cuatro mujeres en la parte trasera de un furgón policial.
Quizás vuelva pronto a su país, quizás decida intentar una vida nueva en España, lejos de los burdeles y las carreteras.
La vida es siempre muy puta, lo único es que en algunas ocasiones, es más puta para otros.

sábado, 10 de octubre de 2009

Españolito que vienes al mundo te guarde Dios


Una de los dos Españas, ha de helarte el corazón.
Así escribía Machado hace ya unos cuanto años.
He aquí lo intemporal del verso de este hombre.
Cuando yo era muy pequeño, recuerdo que viajando con mi familia en el coche de mi padre, este, aficionado tanto a la buena literatura como a la buena música, nos regalaba los trayectos con Serrat, que musicó de manera admirable un buen puñado de poemas de Machado, de Miguel Hernandez...
Era yo un pipiolo, que pensaba que lo de "españolito que vienes..." era una canción amable y divertida.
No tenia lógicamente, ni idea de las circustancias socio-políticas que rodearon al maestro cuando escribió aquellas lineas.
Algo había de todas maneras en aquellas letras, que despertaban mi curiosidad por saber.
Recuerdo a mi padre, el mejor maestro que he tenido, explicándome pacientemente lo que era una "melena de campana" un "yugo de carreta" o una "lanza de carro", mientras aquel seat 131 cargado de niños circulaba por las entonces destartaladas carreteras de castilla.
En aquel coche asistí embelesado al entierro de "Don Guido", me emocioné con la imagen lacerada del cristo de los gitanos, perseguí el vuelo de las "inevitables golosas" y tañí de cualquier manera la "guitarra del mesón".
Han pasado algunos años desde entonces, y he leído otros muchos poetas, aunque Machado siempre me ha corregido el estilo, y me ha marcado el rumbo con su "manantial sereno".
He sido Alberti, Lorca y tantos otros, he cantado a las miserias humanas y al amor, a las hazañas de los hombres y a la banalidad de sus acciones cotidianas.
Y a la muerte.
Lo curioso de todo esto, es que desde que me emocioné por vez primera, las dos Españas siguen enfrentadas, lo cual me refiere a que la cepa hispana esta dañada, y a que muchos otros deberían haber leído más poesía.
No se ya, quien está má capacitado para construir este país , porque desde luego "hay un español que quiere vivir, y a vivir empieza, entre una España que muere, y otra España que bosteza".
Quizás, y solo digo quizás, este país, deberían dirigirlo los poetas, y relegar a esa cantidad de "olmos hendidos por el rayo, y en su mitad podridos" que son nuestros políticos, al infierno de la ausencia de rimas.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Curso del 63



Absolutamente asqueado y avergonzado.
Así me sentí anoche, viendo en A3 un nuevo experimento sociológico, en el que una serie de chicos y chicas (les concederemos de momento, la duda de una supuesta condición humana)ingresan en un internado, donde rigen normas y sistemas educativos, vigentes en los años 60.
Que horror!!
Espero que las cintas no salgan de España, porque cualquier país que tenga acceso a ellas, después de visionarlas correrán acto seguido a invadirnos.
¿Qué clase de educación les están dando sus padres?
No hay uno solo que sepa hablar con un mínimo de corrección, ni uno solo con un nivel cultural decente ( de hecho, el más espabilado tiene el nivel cultural de un niño de diez años) ellos unos auténticos macarras, chulos, impertinentes y vacilones.
Ellas, una panda de sucias, con modales de prostitutas de a cinco euros, o de camello de crak.
¿Cómo es posible que una chica pueda despertarme tantísimo desprecio?
Yo no soy para nada un retrógrado.
De hecho, fui un pésimo estudiante, me metí en muchos jaleos y acumulé una buena colección de expedientes disciplinarios, pero jamás, y repito jamás, presenté una actitud tan despreciable ante la autoridad.
Porque eso que vi ayer, no era la rebeldía propia de la adolescencia, sino la representación máxima de la vulgaridad y lo barrio bajero.
Que ascazo, señor.
Entre todos los alumnos, seguro que no han leído ni dos libros enteros en su vida.
Lo peor, llegó al ver la calaña de padres que se permitían el lujo de respaldar los despropósitos de sus hijos. Incluso uno de ellos soltó una perlita increíble, en la que reconocía que de haber pasado él, la situación con la que se enfrentaba el chulito de su hijo, le hubiera metido "dos hostias" al profesor.
Por Dios, que alguien esterilice a toda esta generación, o al menos a esa panda de asquerosos que han matriculado este año, en el SAN SEVERO.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

El "Siglo de oro"



Me va a perdonar Don Francisco de Quevedo, pero en estas lineas no pinta nada, el pobrecico.
Bien es cierto que me apetecía poner su foto, ya que es uno de mis escritores favoritos, uno de mis vividores favoritos y el antecesor estético de Galiano.
Más cierto es de todas formas, que buscando en internet fotos del establecimiento del que os voy a hablar a continuación, no encontré ni una, y se me coló este dibujo tan estupendo.
El "siglo de oro" es (hace al menos seis años que me fui de Madrid, no se si tan siquiera seguirá en pie) un bar, mejor dicho, una tasca que se encuentra en el barrio de Estrecho.
Durante unos años ese bar simbolizó para mi una nueva vida.
Mi familia se instaló en Madrid cuando mi padre, que era el abogado de una importante empresa ubicada allí, se cansó de jugarse la vida en la carretera cada dos días y agarrando el toro por los cuernos (en eso es un maestro) decidió con muy buen criterio que la familia al completo se establecería allí.
Podéis suponer que drama.
Yo tenia 23 años y una novia gallega con los ojos azules y fríos como su alma, que a los seis meses de haberme instalado en Madrid, me abandonó (eso si, tras haberse pasado por la piedra primero a cuanto joven en edad de merecer le hubiera susurrado " guapa" al oído)lo que con el tiempo se convirtió en uno de los acontecimientos más felices de mi vida.
El caso es que separarme de mis amigos, de mis bares, de mi territorio, se me presentaba como algo terriblemente espantoso.
Como es lógico, protesté y me enfrente a la decisión del cabeza de familia,al que taché de tirano y abusón y alguna cosita más.
Al cabo de unos meses besaba el suelo por donde pisaba.
Madrid era increíble.
Me matriculé en la facultad de derecho de la universidad San Pablo CEU, cosa que me sirvió para obtener un master "cum laude" en mus a 30 piedras el juego.
Hice amigos rápidamente, la gente de Madrid es mucho más abierta que aquí, seguramente porque pasan olímpicamente de tanta tontería y tanta pose como la que hay en Valladolid.
Se me abrió un mundo de posibilidades de ocio como no había conocido nunca.
Y lo mejor de todo: conocí a mi segunda familia.
Campuzano y Noelia son una pareja metodicamente peculiar.
De hecho ahora están felizmente divorciados y comparten cama en un piso de Albacete.
En aquellos tiempos, tenían un pisito de un dormitorio en la calle Castilla, en el barrio de estrecho.
En ese piso hicimos los mejores botellones del mundo, fumamos los canutos más grandes y probamos la vida en todos sus formatos y sin hacer caso de los prospectos.
En este piso, en un colchón de matrimonio junto a la puerta de entrada, amé a muchas, me rompieron el corazón un par de veces y me mostraron el cielo unas cuantas veces más.
Mis padres me perdían de vista el jueves por la tarde, ya que hacia el petate y me instalaba el fin de semana completo en casa de Campuzano y Noe.
Una juerga sucedía a otra y en el entretiempo descansábamos nuestros maltrechos cuerpos tomando cañas en el "siglo de oro".
Este era un bar para currantes, donde por cada caña (tirada como solo saben hacerlo en Madrid) te ofrecían una tapa deliciosa, generalmente a base de puchero.
Allí, descubrí que la amistad también es beber cerveza y mirarse en unos ojos verdes inmensos y desenfocados.
Que fue de aquellos años...
Aprendí tanto sobre mi en Madrid que no tuve más remedio que dejarme arrastrar por el lado oscuro.
Fue una época extraña, donde fui pasando de facultad en facultad, donde apareció por primera vez la odiosa ansiedad, que ya desde entonces no me abandonó.
Fui el mejor exponente de la generación x.
Entregado a la música y a la literatura, toqué y escribí como ya no he vuelto a hacerlo, y al fin, cuando llego la hora del renacer, destruí toda mi obra.
Campu, Noe, Pepito, Javi, Zdnka, Felixin, Miriam, Ainhoa, Simón, Pepa, Dani...
La mayoria se quemaron en la pila de legajos y mientras todo ardía, yo decidí lanzarme al mundo sobre un viejo corcel y con una bacinilla por yelmo.
Un día el pausado trote del jamelgo de mi vida me llevo hasta una cama en Granada, donde la que yo creí Dulcinea me curó de mis heridas y me enseñó a ser una persona.
Durante años traté de convencerme de aquello era lo que yo había soñado siempre.
Conocí mundo, la seguí por donde quiso llevarme y la fui fiel, en la medida de lo posible.
Dulcinea también creyó que aquello era lo que ella había soñado siempre y a base de conformarnos y de tratar de ser felices con ello, un día se nos rompió la vida, justo cuando el seguro, había dejado de cubrirnos ese tipo de incidencias.
Yo hoy acaricio su cabello en mis recuerdos, ella, acaricia mi mesilla de noche, un sinfonier y una estantería de madera clarita de "el corte ingles" , que es todo lo que le queda de mi y también es todo lo que necesita de mi.
Hace un par de años, rescaté de las cenizas de aquella hoguera lo que quedaba de aquel yo que tantos problemas me dio y un espíritu libre le insufló vida de nuevo, permitiéndome ser como realmente soy.
Ya no quiero vivir de otra manera.
No volveré a traicionar nunca más mi condición, ni aquellos ojos verdes tremendamente inmensos y desenfocados, ni a los ojos verdes que me miran ahora cada mañana al despertar.
He rescatado las cañas de mi memoria en el "siglo de oro" y cuando sale el sol después de una mañana lluviosa, me prometo a mi mismo que aún me he de tomar muchas cañas con Noe y Campu, muchas cañas con mis recuerdos y muchas cañas con el futuro, que hoy se presenta más que nunca, lleno de vida.