Me llamo Lana y me van a cruzar.
Eso si la humana con
la que vivo, que es mi abogada, no consigue frenar judicialmente semejante
despropósito.
El veterinario al que me acostumbra a llevar, se ha empeñado
en cruzarme con un macho de pura raza persa, como yo; para completar su tesis
“Evolución de las razas felinas en un ambiente urbano favorable” y
sinceramente, podría haberla hecho sobre el pastoreo de la ostra, que también es un tema apasionante.
En pleno sigo XXI tanto a mi humana como a mí, nos parece
una aberración que se pacten embarazos de conveniencia y que, por simples
estudios científicos, se pretenda destrozar mi vida con un embarazo no deseado.
Las hembras no estamos aquí para dar placer por obligación ni para hacer de conejillos de
indias de nadie, con todos mis respetos a esa raza de conejos.
No es el mejor momento para quedarme en estado. Amo a un gato al
que su humano de compañía decidió castrar hace tres años, sin pensar siquiera
que pudiera querer desarrollar su instinto de paternidad. Un buen día, su
humano (un tipo muy majo y muy atractivo que me parece a mí que tontea mucho
con mi humana ) no supo gestionar que Gatete, mi amor, marcase con orina
aquello que consideraba su territorio y sus propiedades y antes de razonar la
situación y buscar alternativas, tiró de cirugía. Si es que estos humanos no
dejan de sorprenderme. Mucha sensibilidad, mucho poema y muchas canciones de
amor y a la primera de cambio le extirpan los testículos a su mejor amigo por
incompatibilidad de aromas. Por otro lado, nos estamos ahorrando un sueldo en
preservativos, así que siempre hay que buscar el lado positivo de todas las
cosas.
Gatete me ha pedido que le espere aquí, en mi cama y creo
que esta vez no lo decía con segundas. Al parecer ve demasiadas películas,
porque me ha contado por wahtsap no se qué de un plan de evasión perfecto. Nos
iremos a vivir a un Olmo viejo y seco y en su mitad hendido por un rayo, en medio del campo y él cazará para mí y me tratará como a una reina.
Lo que Gatete no sabe es que ni soy reina ni lo quiero ser y
que además, cazo mis propios ratones. A ver si por ser hembra, no voy a poder
cazar igual o mejor que él. Entiendo que él me lo ha dicho con buena intención
y por su herencia educacional machista. Sé que le gusta leer pero debería leer
menos libros de su humano y más sobre nuestros ancestros los leones, donde son
las hembras de las manadas las que cazan las mejores presas y de la mejor de
las maneras. Las hembras somos mucho más organizadas y más sacrificadas que los
machos, que siempre van a lo fácil y a la ley del mínimo esfuerzo.
Gatete es muy mono y es un buen gato, cariñoso y dispuesto a
todo por mí. Pero a veces se pasa de ñoño y de peliculero. Voy a darle una
oportunidad siempre y cuando acepte que no voy dejar a mi humana. La quiero y
me quiere y somos mucho más que compañeras de piso. Sé que ella ha buscado
jurisprudencia y ha presentado un recurso para que no se me obligue a la cópula
con fines médicos o científicos. Es una buena abogada y muy lista, seguro que
con ella estaré a salvo de todo.
Hoy he comenzado a escribir este libro, “Nosotras parimos,
nosotras decidimos” con la única intención de que mi caso y mi experiencia
puedan ser de utilidad para otras gatas a las que quieran forzar a ser madres.
Muchas veces roban los bebés para venderlos o regalarlos como si fueran objetos
decorativos o peluchitos y, cuando los humanos con los que viven las gatas
recién paridas ven que la camada ha sido numerosa, pueden llegar incluso a
asesina a las crías. Sé que, si Gatete pudiese tener hijos, jamás permitiría
que me arrebatasen a mis pequeños. Gatete es algo bobalicón y algo patoso pero
me quiere con toda el alma y daría su vida por mí.
Love its in the air. Por hoy ya he escrito bastante, que
aunque no estoy en celo, también tengo mis necesidades y otra cosa no, pero
Gatete es un tigre en la cama.