domingo, 28 de agosto de 2016

La pena más grande

Del inmenso catálogo de penas, angustias y tristezas que nos oferta este gran centro comercial que es la vida, creo que el producto estrella es la pérdida de un hijo.
No he sido padre, digamos que aunque sé como se hacen, aún no he tenido una verdadera oportunidad para engendrar a la personita o las personitas que seguirán mi estela. De momento vuelco mi instinto paternal en mi gato, que sé que no es lo mismo ni de lejos, pero me sirve de campo de pruebas. Mis amigos que ya son padres siempre me dicen: Ten un hijo, te cambiará la vida. Y yo les suelo contestar: Por eso mismo no lo tengo, gracias.
Tengo tres estupendos sobrinos a los que he aprendido a querer. Cuando eran pequeños, no me importa reconocer que me ponían de los nervios con sus ataques de rabia, sus llantos y sus niñerías, pero para mi sorpresa estoy viendo como salen de sus crisálidas, convertidos en dos enormes y valientes abejorros y en una preciosa e inteligentísima mariposa. Pero yo lo tengo fácil, ni me ocupo de su educación ni me desvivo por su felicidad, eso lo dejo en manos de mis hermanas y mis cuñados, que son los que pusieron la semillita y llamaron a telecigueña.
Al no tener hijos, sé que me estoy perdiendo muchísimas cosas pero también sé que me libro de la preocupación y la agonía constante del ¿Y sí?.
Ya tengo dos buenas amigas que han perdido a sus hijos y eso debe de ser algo realmente espantoso.
Sé que al menos, les quedará el consuelo de haber depositado en ellos todo su amor y que antes de partir para el viaje definitivo, fueron conscientes de que esas mujeres que siempre estuvieron a su lado, los quisieron más que a sus propias vidas.
No quiero comparar el grado de intensidad del dolor pero mucho me temo que excederá con creces al dolor por la pérdida de un padre, que siempre se interpreta como un artículo de la jodida y omnipresente "Ley de vida" o incluso la perdida de alguien como mi queridísima Blancanieves, que se fue mucho antes de que tuviera que hacerlo, al morder la manzana equivocada.
Perder a un hijo suma al dolor por la pérdida de un ser querido, el dolor de la pérdida de un proyecto de vida, de una parte de ti que le dará continuidad a tus sueños y esperanzas y de ese fruto del amor que se hizo carne. No imagino un dolor más grande.
Sé que es muy fácil decirlo, pero como canta Bunbury, el Doctor Tiempo lo cura todo.
Fuerza y honor y todo mi cariño y apoyo a quienes pierden a sus hijos.
 

viernes, 26 de agosto de 2016

Que venga el encargado

Que venga el encargado, que quiero el libro de reclamaciones.
Cuando era una niña todo parecía mucho más fácil y el futuro se me antojaba tan mágico como el de los cuentos de hadas pero esto es el mundo real y ni existen los finales felices, ni los príncipes azules.
Estudiar y trabajar, en eso se ha convertido mi vida para desarrollarme como persona. Formarme hasta lo indecible si el día de mañana quiero aspirar al trabajo que realmente me hará sentir realizada. Ahora me dejo la piel tras la barra de un bar en unos turnos que además tengo que agradecer, dadas las circunstancias del mercado laboral. Poco tiempo me queda para ese amor que cantaba Julio Iglesias, mi cantante favorito. El amor queda relegado a mis horas libres y se ha convertido en parte del ocio, como ir al cine o sudar en el gimnasio.
Trato de no perder la sonrisa y acostumbro a servirla con cada consumición, como si fuera una de esas tapas cortesía de la casa. Sé que los clientes lo agradecen. Es conmovedor ver cuanta gente está necesitada de una sonrisa. Tan necesitada de ella como de una palabra amable o de un trato correcto. Yo también lo necesito.
Vivo en una sociedad en la que ya de por sí, el hecho de ser mujer es un handicap. Parece que estamos obligadas a pelear para que se considere nuestra valía y para que la igualdad y la tan famosa paridad, sean algo más que conceptos abstractos.
Yo no tengo que demostrar que valgo lo mismo que un hombre. Creo que valgo mucho más que un alto porcentaje de ellos pero no voy a caer en el juego de la lucha de sexos. Para mi, no hay diferencias de género a la hora de vivir. El oxígeno no hace comparaciones según quien lo respire y el agua no cambia de temperatura, ni pierde sus características al entrar en la boca de un hombre o en la de una mujer.
La lluvia nos moja a todos por igual y la muerte tampoco entiende de sexos. Todos nos terminaremos yendo, todas y todos.
En esta transición de niña a mujer, he descubierto la facilidad con la que se vienen abajo los sueños. No necesito que nadie me mime ni me proteja, sé cuidar de mi misma. Lo que sí que hecho de menos, es la educación y ciertos valores fundamentales con los que he crecido y que parecen haberse ido extinguiendo con los años.La cortesía a fecha de hoy, brilla por su ausencia y tan solo parece ser empleada como parte de un absurdo juego de seducción. A los hombres educados y corteses se los minusvalora y se los tacha de arcaicos.
Ya soy una mujer y al adquirir mi condición como mujer, se me ha entregado la capacidad de aprender a pelear por mis derechos. Cuando era una niña, no veía con claridad hacía donde me llevarían los años felices, que pasé disfrutando de la inocencia de la infancia.
En eso si que somos todos iguales, niñas y niños nos vemos obligados a perder la inocencia, dicen que esa pérdida se llama madurez. Yo lo llamo desilusión.

martes, 23 de agosto de 2016

El laberinto

El laberinto en el que estoy atrapado solo tiene una salida y hace ya tiempo que la encontré, pero no me atreví a cruzar esa puerta y desde entonces estoy dando vueltas y más vueltas.
Me alimento de sueños rotos y bebo mis propias lágrimas.  No enfermo, no sangro, no soy capaz de morir y vivir me produce demasiada angustia.
En el laberinto en el que estoy atrapado no brilla el sol ni hay una luna que altere las mareas del océano de dolor, que lo terminará convirtiendo en una diminuta isla en el archipiélago de las almas grises. Tampoco hay estrellas. Nada brilla en este laberinto. Ni siquiera tus ojos brillan en él, estoy solo aquí.
Durante mucho tiempo creí que cuando encontrase la salida, ´la pesadilla habría terminado pero lejos de eso, enfrentarme al reto de cruzar la puerta que me hará libre, se ha convertido en el más terrorífico de los sueños. 
He aprendido a contar los pasos que tardo en recorrer el sendero y cuando llego al final, comienzo de nuevo. Hay muchas trampas en este laberinto, demasiadas. Trampas en las que si caes, crees ser feliz pero de repente la más oscura de las sombras te atenaza el corazón y vuelves otra vez al punto de partida, respirando miseria y masticando la derrota.
Soy libre de salir, es sencillo, solo debo asumir que he encontrado la vía de escape y renunciar a la esperanza de verte al otro lado. Tu ya no estarás allí, no me esperarás en ninguna parte. Nuestros caminos se separaron el día que decidí entrar en el laberinto a buscar ese sueño que se te escapó al soñarlo en voz alta y cayó aquí dentro. Era tu sueño, no el mio, aunque me obcequé en conseguirlo para ti y estúpidamente pensé que si era capaz de recuperarlo y entregártelo, me amarías para siempre. Durante años de camino, soñé con volver a ti y ser de nuevo aquel que se alimentaba de tu sonrisa pero al encontrar la salida supe que ya no estarías a mi lado, que aquel sueño que se te escapó, te importaba una mierda, lo mismo que yo y que tu sonrisa, ya tenía quien la disfrutase cada noche.
Puede que mañana, cuando alcance una vez más la salida, me decida a cruzarla. Puede que del otro lado ya no estés tú, pero habrá otros corazones por conocer y ante los que sucumbir. No me atrevo, no sé si tendré fuerzas para conocer un nuevo laberinto. No sé si seré capaz de volver a caminar durante tantas noches buscando la salida de un lugar donde no debería plantearme siquiera el entrar. 
La vida son laberintos y hay que estar preparado para desquiciarse buscando la salida, arriesgándolo todo. Perder es una opción tan válida como ganar, de hecho es la opción que todos elegimos, sin darnos cuenta.
El paisajista que diseña los laberintos es un verdadero genio que juega con el tiempo y convierte las curvas de los sentimientos más nobles, en lineas rectas, que son la distancia más corta entre los dos únicos puntos que existen en la voluntad humana y que lo rigen todo: la desesperación y la esperanza. Entre esos dos puntos puede que vuelva a encontrarte, o puede que no. En cualquier caso, estaré fuera del laberinto.

domingo, 21 de agosto de 2016

DIsfraces

Para ocultar mis sentimientos, para pasar desapercibido, para no seguir siendo la eterna presa de los corazones caprichosos.
Hoy he vuelto a disfrazar mi tristeza con un relato, con el que he tratado de camuflar la rabia que da el tener que matar la esperanza de recuperarte.
En efecto, fuiste el amor de mi vida. Mi mundo era ciego hasta encontrar tu luz, pero no tardaste demasiado en apagarla, dejándome en la más triste y siniestra de las penumbras. Todo se ha vuelto sombras sin tu presencia.
De las muchas mujeres que he amado, de los cientos de veces que he creído haber encontrado a aquella con la que terminar mis días, tu fuiste la más triste de las equivocaciones. No sabes hasta que punto me he arrepentido de no haber estado a la altura, de no haber sabido amarte como necesitabas, de no haber sabido hacerme amar como deseaba.No sabes la de veces que he soñado con que el tiempo volvía atrás y corregía todos mis fallos y compensaba todas mis carencias llenando con caricias  todos los  vacíos. Pero lo pasado, pasado está y, ya es demasiado tarde para cualquier cosa que no sea echarte de menos.
En mi texto, un Peter Pan ebrio y envenenado por los celos que le producían sus inseguridades, terminaba asesinando a aquella que le convirtió en el que había conseguido llegar a ser, con su ayuda.
Según una psicóloga que me trató no hace demasiado tiempo,el asesinar literaria y metafóricamente el amor, es una catarsis necesaria. Ni puta idea...yo solo te necesito a ti. Solo necesito escucharte decir una vez más que me quieres, pero es más probable que escuche a Donal Trump cantando por tangos de Cadiz que esas palabras en tu boca.
Noto que de alguna manera e inconscientemente, mis relatos se están convirtiendo en un guardarropa de lo más variado, donde voy almacenando disfraces de todo tipo y para cada uno de los sentimientos que me congelan el alma.
He renunciado al amor, tengo miedo de amar, no quiero hacerlo, no creo que sepa hacerlo ya. Si no supe amarte a ti, no creo que sea capaz de amar a nadie, más allá de mi gato.
Huyo de las palabras de amor, me cierro en banda ante cualquier demostración de cariño por parte de una mujer. Guardo todas los epítetos para mis textos y vacío aquí lo que aun conservo del amor que te tengo, antes de que se termine pudriendo dentro de mi.
¿Porqué me das libertad para amar? No me la des, condéname a cadena perpetua en el recuerdo de las noches que pasamos juntos, ajustíciame con el garrote vil de tu indiferencia. Mátame, por favor. No me permitas ser un muerto en vida.
Ya pocos disfraces podré confeccionar con metáforas, alegorías y demás recursos literarios.
Mi imaginación cada vez me pone más difícil escapar de ti. No quiero fugarme de tu prisión, así que guardate ese tercer grado de la libertad para amar, sabiendo que tendré que volver cada noche a dormir en el presidio de tu adiós.
El que nace lechón, muere cochino y renace más lechón que nunca.

Muerte de un hada.

Ahora si que estoy perdido. Ya no tengo a donde ir, ni con quien, porque en cuanto se sepa lo que he hecho, ni siquiera el Capitán Garfio me querrá en su tripulación, compuesta por la peor escoria del mundo..
He matado a Campanilla. La he clavado mi daga una y otra vez, atravesando su pequeño cuerpecito y cortando sus alitas, que de tanto batir potentemente al intentar escapar mientras iba perdiendo las fuerzas, perdieron todo el polvo de hadas.
Pero yo la quería, joder. La quería tanto que con cada puñalada he sentido como de alguna manera el acero se hundía en mi corazón, al tiempo que en el suyo.
Llegué aquí como un niño perdido más y ella me recogió y me hizo volar hasta una nube, desde donde pude ver el mundo de una forma completamente diferente. Ella me descubrió que realmente no merece la pena crecer, que es más lo que se pierde que lo que se gana al renunciar a la parte infantil, al niño que somos. Por primera vez en mi vida, encontré algo que no supe explicarme al mirar sus ojos verdes. Mi pecho se abrió para ella, mi alma solo sabía pronunciar su nombre y mis manos abrazaban noche tras noche, su minúscula cintura. Y hoy la he matado.
Soy el peor de los monstruos porque he matado al ser más bueno que he conocido jamás. Maldigo la hora en que robé aquella botella de grog de la despensa de Garfio y me la bebí yo solito en la laguna de las sirenas. Maldigo la hora en la que regresé borracho a casa y encontré a Campanilla consolando a ese niño perdido, recién llegado desde España. Ella era así, todo bondad y amor y, maldigo para siempre la hora en la que dudé de Campanilla y confundí el motivo de sus caricias a aquel niño.
Presa de los celos, caí en picado sobre ambos y aprovechando la sorpresa, golpeé con todas mis fuerzas al sorprendido y asustado españolito, quien antes de perder el conocimiento por los puñetazos recibidos, aún intentó defenderse y me lanzó una patada a la entrepierna. Españoles...nunca saben cuando han perdido. Campanilla, descompuesta de los nervios y apenada por lo que estaba sucediendo, me gritó que me fuese con Wendy, que ya no me quería allí, que quien coño me creía que era y que con qué derecho había atacado a ese niño.
Quizás, lo de que me dijera que me fuese con Wendy,fue lo que terminó de hacerme perder los nervios y enloquecer por completo. Renuncié a Wendy en cuanto descubrí el amor en los verdes ojos de ese hada pequeñita que hoy ha muerto entre mis manos. Hubiera despreciado  a un millón de Wendys por un solo beso suyo. Pero el demonio que se apoderó de mi, se defendió de los reproches del hada que cambió mi vida,, a golpe de cuchillo.
No tengo excusa, nada puede justificar mis actos. No hay perdón para mi cobardía y mi insensatez, ni habrá descanso para mi alma. No tengo ya futuro, ni en la tierra, ni en Nunca Jamás.
Volaré hasta la nube donde Campanilla me llevó mi primera noche aquí y, con la misma daga con la que la he matado, cortaré mis venas y me atravesaré el pecho hasta  alcanzar ese músculo inútil que ella supo hacer latir de forma que sintiese algo especial, diferente y mágico.Mi corazón latia tal y como vivia ella: especial, diferente y mágica.
Descansa en paz, mi amor. Perdóname si puedes.

viernes, 19 de agosto de 2016

Lo que diga un juez

Su abogado le aconsejó ir lo más tranquilo posible a la vista sobre el divorcio.Esta es la segunda vez que va a tener que supeditar su falta de acierto en el amor, a lo que dictamine un juez, porque además de tropezar dos veces con la misma piedra, Iván se mortifica pensando que habrá que dividir el fruto del esfuerzo diario de ambos. Siempre estuvo enfocado a un sueño común, a unos planes de futuro en común y a una vida en común. O eso es lo que había sido tan imbécil de creer desde la primera vez que sus labios se encontraron.
Ahora hay que cuantificar el amor, la pasión,  la traición, el amplio abanico de mentiras y hay que añadir los ceros correspondientes a la cifra que marcará el precio del fin de sus ilusiones. Para lo demás, Mastercard.
No le culpa a ella, no es tan idiota como para proyectar su frustración sobre la persona que supo aprovecharse de sus debilidades. Se culpa a si mismo por haber vuelto a repetir esquemas, confiando ciegamente en los dictados de su pecho y subyugando su existencia a los deseos de una mujer.
Siempre fue un romántico empedernido, pero eso no le sirve de excusa ni de justificación a la hora de comprobar el saldo de la cuenta de su felicidad, de nuevo en números rojos.
Dicen que no hay dos sin tres, pero para Iván ha sido más que suficiente y no volverá a tropezar con la misma piedra por vez tercera. A la tercera va la vencida y teme que eso conlleve el rechazo completo al sentimiento que le hizo comprender la realidad de la vida. Aunque esa realidad duele demasiado, ya ha entendido que es lo único que le hace sentirse vivo. Pero ya no se expondrá de nuevo a las flechas del angelote puñetero que se empeña en destrozarle el alma. Mejor solo que mal acompañado.
La casa, el coche, el apartamento en la playa, los pocos ahorros que conservan en la cuenta de la que ambos son titulares. El juez dictaminará como repartirlo aunque por él, se lo puede llevar todo, igual que se ha llevado su dignidad y su hombría.
Da gracias a Dios por no tener hijos, no los tuvo en su anterior matrimonio y tampoco llegaron en este que ahora está más que finiquitado. Los hijos son maravillosos, pero también son los que suelen pagar muy caro la falta de acierto de sus progenitores.
Al entrar en el juzgado y pasar por el arco de seguridad que controla un Guardia Civil de uniforme, vacía sus bolsillos en una bandeja de plástico y se estremece al contemplar el llavero que ella le regaló cuando estrenaron la residencia familiar. Familiar. Ese adjetivo no era el correcto para definir su vivienda. Con el tiempo su lecho fue ocupado por alguien completamente ajeno a la familia y ella renunció a todo lo que lleva aparejada esa palabra. No se logra pertenecer a una familia con el solo acto de firmar un papel en el notario, hay que aportar al menos la voluntad sincera de compartir la alegría y el dolor, la pobreza y la riqueza, la salud y la enfermedad, hasta que la muerte y no un juzgado, la separe. Iván ya ha entendido que él fue el único culpable de que ella desease a otro ocupando su lugar en la cama.
Será mejor que esto termine cuanto antes. 
El juez solamente recoge y certifica el acuerdo amistoso que entregan los abogados de ambos cónyuges que han conseguido llegar a un acuerdo razonable, tras haber comenzado el proceso de lo que parecía un duro divorcio. Iván ha cedido, ignorando las recomendación de su abogado, sus amigos y sus padres. Nadie entiende que hay batallas que es mejor no librar y que a enemigo que huye, puente de plata. Una retirada a tiempo es una victoria y por lo menos, conservará intactas las pocas fuerzas que le quedan aunque no piense emplearlas en volver a intentarlo. No volverá a tropezar con una piedra en forma de corazón ni con un corazón duro como una piedra.

miércoles, 17 de agosto de 2016

El polvo del camino

Lo de provocar un incendio en el parque natural de Doñana, fue una excelente maniobra de distracción que les permitió acceder a la ermita del Rocío y pegar el cambiazo, sustituyendo la imagen de la Virgen por una copia de las mismas características pero construida con cartón piedra y papel maché, que a simple vista daba totalmente el pego, pero que al hacerse pública la petición de rescate y antes de que los agentes de la científica pudieran evitarlo, sufrió las iras de los almonteños y fue completamente destruida a patadas y puñetazos por el gentío allí congregado al conocer la noticia.
El plan era sencillamente genial. Dada la devoción  por la virgen del Rocío y la de cientos de miles de fanáticos y fervientes adoradores que tiene esta imagen, Carlos no dudó en solicitar un rescate de mil millones de euros, a ingresar en una cuenta completamente blindada, en un paraíso fiscal del Pacífico. Nada de dejar mochilas con fajos de billetes marcados en un contenedor de basura, ni maletines en la barra de un bar. El no es un político al que haya que pagar comisiones por los servicios prestados, ni un macarra de tres al cuarto, que haya secuestrado al primogénito del terrateniente del pueblo.
Tras ocultar la imagen de la Virgen, en la nave industrial alquilada en un polígono comercial de Huelva, para tal efecto, Carlos eliminó allí mismo a los dos únicos hombres que participaron junto a él en la operación y que habían seguido un estricto protocolo de confidencialidad, por lo que al atravesarles la cabeza de sendos balazos,con su automática provista de un más que oportuno silenciador, eliminó en el acto los cabos sueltos y respiró tranquilo mientras saboreaba su Cardhu con hielo. Una vez se hubiese hecho efectiva la transferencia en la cuenta puesta a nombre de una sociedad fantasma, enviaría al diario "El País", y  con el teléfono móvil de prepago comprado para este fin, un wasap con la ubicación del lugar donde se encontraba la imagen y se largaría a tomarse un Whisky de malta, en vaso ancho y con dos piedras, a su bar favorito de Sevilla, cerca de la Torre del Oro.
Tan solo quedaban tres días para el fin de semana previo al lunes de pentecostés por lo que el plazo para hacer efectivo el ingreso, expirara pasado mañana jueves y si las hermandades no se ponen de acuerdo para cumplir sus exigencias, detonará con el control remoto la carga explosiva adosada a la imagen y de la que ha enviado un completo reportaje fotográfico a los medios de comunicación para que lo difundan y creen el pánico entre los beatos rocieros.
Con lo que Carlos no había contado, era con la agudeza de una agente de la unidad de caballería de la policía nacional sevillana, destacada en Huelva para coordinar el itinerario de la romería de este año y a la que llamó la atención aquel enorme Land Rover con las lunas tintadas, aparcado sospechosamente junto a la puerta trasera de la ermita, teniendo multitud de huecos libres frente a los bares de la plaza cercana.
La agente Muñóz inició una investigación por su cuenta y al llegar a los medios de comunicación la petición de rescate y comprobarse la falsedad de la imagen de la ermita onubense, rastreó el vehículo del que había hecho unas fotos con su teléfono de última generación, llevada por su instinto y su refinado olfato policial.
No hizo partícipes de sus sospechas a ninguno de sus compañeros, ya que siendo nueva en la unidad y mujer,se evitaría el cachondeo y la condescendencia de aquellos con los que tenía que trabajar a diario. Por desgracia, este sigue siendo un país de machistas y por mucho que se le llene la boca de paridad a los mandos de los cuerpos de seguridad y orden público, ya estaba cansada de tener que demostrar constantemente su valía. Al dejar KO de un culatazo en la cabeza al sospechoso mientras estaba deleitando su whisky de veinte euros la copa, sintió una extraña sensación de orgullo por el deber cumplido que culminó al engrilletar las muñecas del cuerpo desplomado y avisar al jefe de su unidad, de que había dado con el cerebro del secuestro más famoso de la reciente historia de España.
Semanas despues, el mismísimo Papa, acompañado en la ceremonía por el Rey de España, condecoró en el Vaticano a la heroina y por aclamación popular, los altos mandos policiales asecendieron a la agente Muñoz.
Ahora da más gusto que nunca, respirar el polvo del camino.

lunes, 15 de agosto de 2016

Nobel de las letras.

-Pues si pasa, -dijo Nestor jugando con la traducción del título de la canción, mientras el tema de Metálica sonaba de fondo, en lo que aseguraba los nudos de las cuerdas con las que había atado a Mireya, su amante de las últimas semanas. Mireya es una periodista a la que conoció en la entrega del premio nacional de novela que le otorgaron los Reyes en una gala saturada de pedantes y pseudointelectuales de lo más variopintos.
- Creo que esto ya no tiene vuelta atrás y sintiéndolo mucho voy a tener que matarte, no puedo permitirme el lujo de dejarte con vida después de todo lo que has averiguado sobre mi.
No debiste haber fisgado en los archivos de mi ordenador, no debiste haberte dejado llevar por la curiosidad, que como bien dice el refrán, mata al gato. En esta ocasión la curiosidad matará a la gatita y no creas que no me jode tener que hacerlo.
-No estaba fisgando, sabes que tengo que enviar mi columna diaria y al no saber si iba a quedarme a dormir en tu casa, solo quise comprobar que había dejado preparado el mail con el archivo adjunto para enviarlo al periódico desde mi correo. Me llamó la atención el nombre de la carpeta del escritorio y sinceramente, pensé que se trataba de otra de tus novelas y la abrí para ver si iba a convertirse en otro best seler pero ya veo que desgraciadamente, no es más que el diario de un desequilibrado con ínfulas megalómanas.-
Nestor descargó un puñetazo en la boca de Mireya, rompiendo varias piezas dentales y salpicando con la sangre de la columnista de "El País", el blanco sofá de cuero donde la tenía tumbada y atada de pies y manos.
- Más me duele a mi, te lo aseguro,
-Una mierda, jodido psicópata- dijo Mireya conteniendo las lágrimas de dolor.
-No soy un psicópata, según mi psiquiatra tan solo tengo un pequeño trauma provocado por el déficit de cariño en la infancia. Si mi padre no se hubiese ido a por tabaco donde Cristo dio las tres voces, abandonando a su familia, seguramente habría aprendido a controlar mi ira, pero he tenido que descargar toda mi rabia en las novelas y el sobrante de odio, en el cuerpo de alguna mujer. Es curioso lo que son las cosas, las mismas que aplauden y vitorean los crímenes de mis personajes, cuanto más violentos mejor, luego se mean encima y suplican por sus vidas, aún sabiendo que  el perdón,es algo que no puedo conceder.
-Pues te vas a joder pero controlo mis esfínteres y no pienso suplicarte. Haz lo que tengas que hacer y solo espero que cometas algún error y que te terminen pillando. El crimen perfecto no existe. Tu mismo te has encargado de dejarlo bien claro en cada uno de tus libros.
Nestor hundió su estilete en el corazón de Mireya con la mano derecha, mientras con la mano izquierda trató de silenciar las últimas palabras de su nueva víctima, la octava, desde que asesinó a aquella profesora de literatura del antiguo colegio privado donde estudió de niño y en el que le "hicieron un homenaje cuando gano su primer premio literario internacional. La "señorita Ferrero" nunca creyó en él ni en su prosa salvaje y, sabía que le habían impuesto que acudiera contra su voluntad a aquel evento, donde aprovechó para averiguar que vivía sola y a escasos doscientos metros de su piso de Madrid. Lo demás fue sencillo. Acudir a su casa, coseguir que le abriese la puerta con una excusa baladí y fingir un robo, tras reventarle el cráneo de varios martillazos. La policía no sospechó que aquello se tratase de un crimen ajeno a los delitos cada vez más comunes en la capital de España. Apenas tuvo repercusión mediática.
Con Mireya, tendría que hilar fino. Era una conocida periodista y más de alguna publicación de la prensa rosa, se había hecho eco del supuesto romance entre el aspirante a premio Nobel y la periodista de la sección cultural de uno de los diarios nacionales con más tirada.
Gracias a lo aprendido en la intensa labor de documentación para escribir sus libros, Nestor no tendría problemas para deshacerse del cadáver sin dejar ningún rastro.
Al desatar el cadáver y despojarlo de la ropa antes de sumerjirlo en la bañera con diversos productos químicos, Nestor recordó las noches de pasión con Mireya y una tremenda erección, le sorprendió contemplando aquel cuerpo sin vida.
Penetrar un cadáver era algo muy difícil, pues entre la ausencia de lubricación vaginal y el comienzo del rigor mortis, el único placer del acto, fue el que le otorgó el sentirse el dueño absoluto de aquel despojo humano.
Años después Nestor Ibarra Sanchez fue galardonado con el premio Nobel de las letras y murió en un accidente aéreo al regresar de recoger el galardón en Estocolmo.
Cuando su editor encontró el diario, en el ordenador personal del difunto, se puso en contacto con los abogados de la editorial, para ver de que manera podría hacerse con los derechos de edición, antes de entregarlo a la policía.

sábado, 13 de agosto de 2016

Este juego no lo has inventado tu.

¿Crees que con esa caidita de ojos y esa miradita de niño bueno, voy a perdonártelo todo y volveré a caer en tus brazos? Pues lo llevas crudo.
No hace falta que me repitas lo mucho que me quieres, lo estúpido que fuiste y lo equivocado que estabas. Estas dos últimas cosas, ambos las tenemos más que claras.
A ver si lo entiendes. yo quiero un hombre, no un niño ni un jodido Peter Pan, que se niega a crecer.
Me parece perfecto que te encanten mis ojos, que me insistas en lo bonita que es mi sonrisa y en lo muchísimo que te he gustado siempre. Ya está bien.Hay cosas que no deberías remover, es mejor dejarlas en el pasado y que el tiempo las vaya macerando hasta que cojan el punto adecuado.
No soy imbécil, sé perfectamente que lo mismo que me estás contando a mi, se lo habrás contado a otras muchas. Pero conmigo no te va a funcionar. Puede que no estés acostumbrado a tratar con mujeres inteligentes, a las que nos resbale tu discursito de eterno enamoradizo con exceso de sentimiento de culpa y de inseguridades. Ahora lo mejor que podrías hacer, es tener un poco de dignidad y aprender a reconocer la derrota. Asume que como dice el tango, cualquier tiempo pasado, fue mejor y no te preocupes, que veinte años no es nada y que siempre podrás volver al punto de partida, con la frente marchita, febril la mirada y todas esas cositas que tanto te gustan y que forman parte de tu numerito habitual. Pero lo siento bonito, aquí ya está todo el pescado vendido. No me das ninguna pena. No me creo nada y además no voy a sentirme culpable por ello. Me has enseñado tú, tu has sido mi maestro para hacer sufrir.
Es cierto que durante un tiempo me conseguiste convencer de que realmente me amabas, de que yo era la única dueña de tu alma y de que respirabas y latías por y para mi. Es cierto que llegué a creer que te amaba y de hecho y contra mis principios y mi costumbre,también te lo he dicho en más de una ocasión, pero al hacerlo, tan solo estaba cavando la tumba donde enterrar esta relación que ya nació muerta, porque era tan falsa, como todos y cada uno de tus besos.
¿Ahora te das cuenta de que soy la mujer de tu vida y sientes haberme dejado escapar? No seas tan prepotente, tu no me has dejado escapar. Me he ido yo, porque soy libre. Libre para rechazar tus caricias, libre para romper tus cartas. Libre para olvidar tus versos y para desafinar las cuerdas de tu guitarra. Libre para maldecir tu cama y libre para encontrar al hombre que sea capaz de reconocer mi valía, sin temer que mi luz brille más que la suya.
¿Qué no puedes vivir sin mi? Haz el favor de no decir gilipolleces de esas de folletín.La vida no es un mal culebrón venezolano y las personas no se mueren de amor. Puede que de alguna manera el amor que ofreces llegue a intoxicar, pero llevas el antídoto corriendo por tus venas desde que engañaste a la primera mujer.
No me jodas con tus cuentos, Si quisiera creer que eres tu el príncipe azul que yo soñé, habría arrojado mi melena por la ventana para que trepases hasta mi dormitorio pero siento decirte que ya no eres bienvenido y que prefiero llevar la cabeza rapada, antes que facilitarte el acceso.
No soy dura, no soy mala. No confundas la realidad ni te excuses en mi rechazo. Llora como mujer, lo que no supiste defender como hombre, aunque las mujeres ya no lloramos y hemos aprendido a defendernos de los seductores baratos. Aunque te duela reconocerlo, ya no tenéis el monopolio de la conquista. Atrás quedó eso del rompecorazones que amanecía cada mañana en una alcoba distinta y tras tomarse un café y fumarse un último pitillo, desaparecía para siempre. Ahora jugamos en la misma liga y nos estamos llevando todos los trofeos. Tenemos las vitrinas llenas y tu género se ha convertido en un eterno segundón.
Me duele un poco decirte las cosas como son, pero ya está bien de inocentes y crédulas mujeres que te bailan el agua y te dan fuerzas para seguir con tus farsas.
Y no se te ocurra forzar una lagrimita. Esos ojos son bonitos, cuando no los disfrazas de embustes. Rentabilízalos con otra. Te deseo mucha suerte, porque cada vez te va a ser más difícil. Ya no eres un niño, aunque te sigas negando a madurar.
Y ahora si me disculpas, tengo una vida que vivir, un corazón que llenar y un camino sin obstáculos.
Adiós, Peter.




jueves, 11 de agosto de 2016

Comiendo techo

No vuelvo a ponerme, ha sido la última vez.
Supongo que esto lo estoy pensando como parte del enorme bajonazo que me ha dado tras pasarme las últimas horas comiendo techo tumbado en la cama. No ha sido muy inteligente acostarme con el subidón que tenía. Si no llega a ser porque cuando llegué a casa, estaba mamá despierta, hubiese cogido algo de pasta del cajón de mi mesilla y las dos rulas que me quedan en la cajita de emergencias y me habría vuelto a bajar a buscar a alguno de estos. Pero tuve que hacerme el niño bueno y disimular para no darle un disgusto.
Ayer estuvo bien pero  fue un poco pasada.No soy ningún yonki ni ningún poligonero de esos, que salen en la tele en los documentales sobre la juventud y la droga. Lo mio es diferente y con clase, aunque me pudo el ansia y después del MDMA que me ofreció ese compañero de constitucional, al que solo veo ocasionalmente en la facultad y poco más, no me quedó más remedio que corresponder de alguna manera y volqué el gramo. Nos lo metimos de cuatro lonchas, era un perico impresionante que me pasa el camello de un vecino de La Moraleja y nos puso como motos en el acto, los reyes de la fiesta. 
Lo que no hice bien fue beber tantas copas, pero entre el M, la farlopa y las rulas, tenía una sed loca y los cubatas me duraban lo que un caramelo a la perta de un colegio. Además me gasté un dineral anoche. Cuando me he vaciado los bolsillos, solo he encontrado un turulo hecho con un billete de cincuenta euros, del resto de la pasta ni idea, aunque nos encontramos con Merche y  otras niñas de enfermería. Como están tan buenas y queríamos impresionarlas, no las dejamos pagar una copa en toda la noche y claro, me salió caro el magreo en los reservados.
Ya tengo veintitrés años y creo que va siendo hora de que eche el freno. Si me lo monto bien, podré currar con papá en su asesoría de empresas, que es donde está la pasta. Cuando termine la carrera puedo empezar a hacer prácticas con él, en lo que me saco el master y sino, siempre me puedo ir a Estados Unidos un añito, a aprender bien inglés, que ahora con lo de la unión europea, el idioma es fundamental si quiero llegar lejos. Lo único, va a ser buscarme un camello en California, pero bueno, eso no creo que sea difícil, allí hay muchos negros y chicanos. De todas formas me estaba planteando no volver a ponerme nunca. Vale que seguramente sea un coñazo de vida pero empiezo a notar demasiados nervios y estos bajones después de las fiestas, no me merecen la pena. No soy el que era, es verdad. Ahora no aguanto ni media y día sí, día también, termino a hostias con algún niñato pero imagino que eso es porque me estoy haciendo mayor y ya no estoy para aguantar tonterías de nadie. La mala leche va con la edad, sino que me expliquen porque los carrozas tienen todos esas caras de cabreo. No quisiera llegar a los cuarenta sin haber disfrutado de las cosas buenas de la vida. Mierda....creo que me voy a desmayar, debo tener la tensión por los suelos, será mejor que me coma una chocolatina y me beba una Cocacola, a ver si con el azúcar me vengo arriba. 
Joder, creo que he perdido el puto Iphone. Eso, o me lo he dejado en el coche de  Merche cuando me trajo a casa. Luego me llamo desde el fijo, a ver quien me lo coge, aunque seguro que ya se habrá quedado sin batería.
A veces cuando las cosas están de salir mal, están de salir mal. A ver que le digo a mamá si no lo encuentro, que es el segundo desde Reyes y cuando perdí el otro me dijo que no volvía a comprarme un móvil tan caro. Ella sin embargo no se corta a la hora de gastarse el dinero en caprichitos.
Coño que mal me encuentro hoy, se me esta yendo la cabeza, tengo unas ganas inmensas de gritar y de romperlo todo. No vuelvo a ponerme, creo que hasta aquí he llegado.Bueno, despues de la fiesta en casa del padrastro de Merche,el finde que viene, se acabó. No vuelvo a ponerme. Si acaso y como mucho, una rayita de vez en cuando o unas rulas en las ocasiones especiales.