sábado, 23 de julio de 2016

Payaso.

Cuando recogió el título universitario y la foto de la orla convenientemente enmarcados en la tienda de marquetería, los llevó a casa y los colgó en la pared del dormitorio. Midió bien la distancia para que quedasen correctamente alineados junto a su cinturón de campeón nacional de boxeo juvenil en peso medio y el diploma del conservatorio, donde estudió flauta travesera.
Su vida, sus ilusiones y sus sueños colgados de la pared, decorando un dormitorio. 
Estudió una licenciatura porque en su entorno no entendían que quisiera dedicarse a hacer felices a los demás, con una nariz de clown y unos zapatones rojos. Eso no era vida para un chico de su condición, hijo de un famoso empresario madrileño que había abierto sucursales de su empresa de cosmética en una docena de países por todo el mundo.
"Eso no es serio", le dijeron en su antigua facultad privada, donde ofreció un espectáculo de clown para la fiesta de fin de curso. No es serio...¿Y qué es serio? Sin duda sus compañeros de empresariales necesitaban reírse y olvidar sus miserias, como todo el mundo., profesores incluidos.
Siempre había tenido la necesidad de convertir en comedia el drama de su vida. No es oro todo lo que reluce. Ningún pájaro es feliz enjaulado, por grande y lujosa que sea su jaula. El dinero no compra la felicidad, ni siquiera ayuda a conseguirla. Eso es un tópico.
La nariz de clown le convertía en alguien diferente, le camuflaba por completo, ocultando al resto de los mortales, su corazón herido y su alma torturada.
Cuando el público rompía a reír con sus números, él sentía que su vida tenía un sentido. 
No quería sentarse en el despacho de director ejecutivo de la multinacional de su padre, para firmar balances de cuentas, contratos y despidos. Había conocido a gente maravillosa en la farándula, que renunciaban a las etiquetas que imponía la sociedad. Había conocido a personas realmente vivas y que querían compartir su alegría de vivir, desde las tablas de un escenario, el trapecio, la pista de baile o los zancos. Había encontrado semejantes en personas tan diferentes a él, que súbitamente entendió en que consistía todo.
Se enamoró de una trapecista preciosa, pero nunca se atrevió a decírselo. Una noche se lo escribió.en un relato y lo colgó en las redes sociales, los nuevos mentideros públicos :




Pudor.

La conocí en el último encuentro de circo y al ver su habilidad en el trapecio me enamoré en el acto. Era tan artista como hermosa y cuando clavó su mirada en la mía no pude evitar avergonzarme de mi desnudez, por lo que rápidamente me coloqué mi nariz de clown, que no solo viste mi cuerpo, también viste mi alma y mi corazón. Al hacerlo vencí el pudor.


Ella nunca se dio por aludida, ni falta que hizo porque a las pocas semanas, un amigo común le informó del próximo enlace entre su amada trapecista y el domador de caballos del Circo Americano. Aquella noche, consiguió que el público se riese más que nunca, al convertir en carcajadas su inmenso dolor.
Mirando el título y la foto de la orla, comprendió que ya podía despojarse de sus ropas de persona normal, que ya podría decirle al mundo quien era realmente. Tardó menos de diez minutos en comprar un billete de avión a Australia y en reunir el dinero de sus cuentas bancarias en la que él era único titular. Hizo la maleta, se rasuró en el cuarto de baño y frente al espejo su negro cabello, siempre engominado hacia atrás, se pegó una ducha rápida y tras vestirse cómodamente, se marchó de allí.

miércoles, 20 de julio de 2016

Místico.

Creo que esto del misticismo no lo terminan de asimilar en mi pueblo. Si comprendiesen lo intrínsecamente espiritual del concepto, no me habrían corrido a boinazos mis "quintos" y seguramente me habría librado del chapuzón en el pilón de la plaza.
Si bien es cierto que durante muchos años, durante los meses de verano en que volvía a la casa de mis abuelos, socializar con los amigos de allí, consistía únicamente en jugar al mus, beber unos vinos en las bodegas y requebrar a las mozas en los bailes durante las fiestas, puede que este año me haya ganado a pulso la reacción de los vecinos.
Ya el primer día que salí a hacer Tai Chi a la plaza me miraban con unas caras muy raras, incluso Mariano,el carnicero, me preguntó si es que me estaba quedando sin pilas.
Cuando extendí mi esterilla en el frontón para hacer mis ejercicios de Yoga, procedieron directamente al desalojo. Y no por las buenas, que aún tengo roja la mejilla, del bofetón de Rogelio, campeón de la comarca que se entrena a diario a la misma hora en la que yo encendí mis barritas de incienso y puse en el loro, el disco de meditación.
Lo que resultó ser la gota que colmó el baso, llego esta mañana a la hora del café en el bar de Genaro.Solo a mi se me ocurre tratar de interpretar los posos del café de su hermana Marina, sin saber que hace tan solo dos meses se casó con Roberto y que Roberto es un tipo de lo más celoso, además de uno de los mejores cazadores de la provincia de Valladolid. Por mucho que intenté explicarle que solamente quería ver si todo le iría bien a su esposa, no hubo manera. Roberto me sacó del bar por la pechera y aunque los demás presentes intentaron calmarlo, explicándole que solo es que me he vuelto un pijito gilipollas, de tanto internet y tantos libros raros, nadie me libró de una buena hostia.
Hablando de hostias, la que me endiñó el cura del pueblo, no se quedó corta. Tras amenazarme con la ira de Dios y el día del juicio final, me dejó bien claro que no se me ocurriese intentar confundir a sus feligreses con supercherias paganas y tontadas de esas de los chinos.
Por lo menos Roberto se conformó, con que ante mi perorata sobre la iluminación y el camino de la luz, mis quintos me corriesen hasta el pilón y terminasen poniéndome a remojo. Menos mal que no se fue al Range Rover a por la Benelli superpuesta del veintidós, como había sugerido en un principio.
Y que coño...razón no le falta a mi gente.
Durante generaciones, los vecinos del pueblo han llevado una vida digna y completa, sin tener que recurrir a ningún Yogui, ni Sen sei. Como mucho le preguntaban al alcalde, al boticario o al maestro.
En mi pueblo siempre ha habido cultura. Se ha leído mucho, pero casi siempre a autores españoles que les aportasen ratos de ocio, relacionados con sus vidas. Delibes y Cela, siempre han causado furor en la biblioteca y lógicamente, "El arte de la guerra" y "El tercer ojo", cumplen con su exacto cometido, que no es otro que el de calzar  la mesa de la bibliotecaria.
En cuanto me seque, voy al bar de nuevo, a invitar a una ronda de claretes y a buscar tres para un mus.
Sin rencor.

sábado, 16 de julio de 2016

Suspenso

-Lo lamento mucho, jovencito, pero no puedo concederte otra calificación que un suspenso. Te avisé de que el proyecto era fantástico, pero que podría tomar un camino erróneo. Has depositado demasiadas esperanzas en la raza que creaste a tu imagen y semejanza, pero por mucha inteligencia y por mucho raciocinio que les hayas insuflado, carecen de los valores que forman parte de nuestra naturaleza, son una mala e incompleta copia y al final, pasó lo que tenía que pasar.-
El divino maestro de la escuela para dioses, se colocó las lentes con un gesto triste y rápido y estampó el sello de suspenso sobre el dossier del proyecto del  joven dios. A este le disgustó la decisión de su maestro, pero acató con estoicismo su calificación y pensó en que tendría que destruir el proyecto y volver a empezar desde el principio. Antes de irse del aula, en un último intento de conservar su creación, se dirigió humildemente a su maestro.- Por supuesto acepto y acato su decisión pero me va a dar mucha pena borrar todo rastro de vida del planeta que he creado con tanto cariño. Es cierto que no he sabido insuflarles nuestra naturaleza divina y, pensé que podría compensarlo, haciéndoles llegar valores y los más altos sentimientos, a través de la enseñanza de algunos elegidos. Pero veo que no solo no ha sido suficiente, sino que le han dado un siniestro enfoque al mensaje y ha terminado siendo un desastre. Les inculqué amor y justicia, pero por lo que veo no en las dosis suficientes.
A lo largo de los milenios que le he dedicado a mi proyecto, he creado un sinfín de especies diversas, para que habitasen y enriqueciesen mi planeta con su presencia, pero es verdad que los humanos, me han salido demasiado arrogantes y se han dedicado a esquilmarlas. He tratado de avisarlos constantemente, provocando desastres naturales de todo tipo para que se diesen cuenta de quien tenía el verdadero control, aunque todo ha sido en vano. Al principio sus guerras por el poder, las consideré como un experimento sociológico, pensando en que aprenderían por si solos de sus propios errores. Cuando comenzaron a matarse en el nombre de sus dioses, la cosa empezó a preocuparme seriamente y me duele reconocer que todo ha tomado peor forma, justo antes de la fecha de presentación de trabajos. Estaba a punto de realizar un último intento, enviando un nuevo elegido, como el que les hice llegar hace poco más de dos milenios, pero no me ha dado tiempo. 
Cuando decidí hacer un trabajo de esta categoría, estuve a punto de no introducir seres vivos y de dejarlo tan solo en un proyecto planetario, como los de algunos de mis compañeros. Me ha perdido la avaricia. Quería sacar la mejor nota, para poder elegir la plaza que más me conviniese, pero ha sido demasiado pretencioso por mi parte, insuflar a los seres humanos, cosas para las que no los supe capacitar desde el principio.
Mañana arrasaré el planeta, lo limpiaré y comenzaré de nuevo, a ver si soy capaz de tener algo listo para la próxima convocatoria. Lo voy a sentir mucho por los animales y las plantas,que no tienen la culpa. Quizás en mi próximo trabajo elija otra especie como especie superior. creo que los felinos son excelentes criaturas. Ya veremos. 
Muchas gracias por su paciencia y su consejo. Volveré con el proyecto mejorado, se lo aseguro.-
-Confío en tus habilidades y en tus posibilidades-dijo el maestro, antes de dar paso a la siguiente deidad.
Al día siguiente un enorme meteorito se estrelló contra la tierra, erradicando todo rastro de vida de ella. Comenzó el nuevo proyecto.

martes, 12 de julio de 2016

Bailando

Hace ya tiempo que comprendí, que por mucho que escuche a los Bee Gees y se me vayan solas las piernas, no soy Tony Manero.
El parecido físico entre Travolta y yo, es equiparable al existente entre "Torrebruno", y el actor que da vida a "Lobezno". Estoy más cerca del entrañable actor y ¿músico? italiano, de impecable peluquín, que al patilludo, fornido y atractivo Hugh Jackman.
Al fin y al cabo, el físico es lo de menos. Esto, junto a lo de que la belleza está en el interior y lo de que el tamaño no importa, constituyen parte del decálogo de las grandes falacias de la humanidad.
Diferencias físicas aparte, lo peor llega, cuando la excesiva confianza en uno mismo que confiere el alcohol (invento del maligno) te lleva a tratar de emular al sex símbol discotequero.
Nunca olvidaré el día en el que con un whisky de más, maridado con un excelente exceso de ego, me acerqué al dj de un garito a pedir que pinchase el mítico tema "stayin alive", banda sonora de la peli Fienbre del sábado noche, con la sana intención de deslumbrar a un grupo de jovencitas con mis movimientos de cadera. Y debí de deslumbrarlas, porque la mayoría de ellas, o se tapaban los ojos con las manos o miraban hacia otro lado.
Me vine arriba y me acerqué a una chavala que llevaba mucho tiempo llamando mi atención.
Desde que la vi por primera vez años atrás, supe que siempre sería para mí, la castañita mas guapa del universo paralelo en el que acostumbro a pasar la mayor parte del tiempo.Traté de impresionarla mezclando dos de los pasos más discotequeros de mi repertorio: El conocido como "Paso del bidé" y el siempre oportuno y sencillo paso "El autoestopista" (sencillo hasta para un tipo como yo, que cree firmemente en lo escrito por Norman Mayler: "Los tipos duros no bailan").
Según me iba acercando, su expresión mutó de la sonrisita de asco mal disimulado, a la cara de "si das un paso más, saco el espray de pimienta, te abraso los ojos y llamo a la policía".
A menos de dos metros de su cara de pánico, di una serie de vueltas sobre mi mismo para tratar de finalizar la exhibición de danza disco, con un espagat tan patético,que además de conseguir rajarme por completo la tela de la entrepierna de los pantalones, me produjo una rotura de abductores, que me hizo gritar y llorar como un bebé, cosa que al menos sirvió para amortiguar la estruendosa flatulencia que se originó con el esfuerzo. Vamos, que mi excelente imitación de Travolta , la conquistó en el acto. Menos mal que mis amigos estaban atentos a la jugada y tras conseguir contener los salvajes ataques de risa, tuvieron la delicadeza de recoger mis despojos de la pista de baile y llamar a una ambulancia. Traté de llegar arrastrándome hasta aquel grupito de bellezones españoles, pero los seguratas del garito se ocuparon de corregir la trayectoria de mi persistencia y entre dos impresionantes culturistas vestidos de negro y mi único amigo completamente sobrio, me subieron las escaleras y me depositaron en la camilla que habían desplegado en la puerta los sanitarios de urgencias.
A fecha de hoy, sigo pidiendo a mi mejor amigo, que me espose a la barra o a una banqueta, cada vez que suena en algún bar uno de los temas de la B.S.O de "Fiebre del sábado noche".
Aquella castañita de la discoteca que presenció horrorizada, semejante danza de cortejo, decidió semanas despues, ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía y nunca sale de noche,sin su arma reglamentaria.
Un amigo común, me dijo que la destinaron a Sevilla, por lo que me he matriculado en una academía de flamenco y sevillanas. Puede que  si consigo dominar la técnica adecuada, me crea si soy capaz de decirle que me muero por sus huesos, y que voy realmente en serio.

domingo, 10 de julio de 2016

Tantas dudas.

Este vídeo de animación, sobre la partitura original de Yann Tiersen, siempre me ha parecido una preciosidad, pero ahora lo valoro en su totalidad y me emociona más que nunca.
Ese dolor ante la pérdida, es algo universal y muy sencillo de comprender. ¿Quien no va a empatizar con el que pierde a la persona que ama?. Ahora entiendo que esa no es la única de las pérdidas de las que habla esta pieza. Nos habla de la toma de conciencia, del que entiende que se le ha esacapado la vida, entre intensas vivencias, unas agradables y otras dolorosas.
Mi vida se fue, dejando un rastro de miguitas de pan en forma de dudas, para que pudiese seguir su rastro y volver a alcanzarla. Lo hice, la alcancé y guardé en el interior de mi pecho y de mi cerebro, todas esas dudas que me llevaron a dar con la fugitiva a tiempo.Ahora las trato de solucionar. Lo más triste de todo, lo que realmente me duele hasta lo indecible, es que también se fue aquel que siempre me ayudó a solucionar cuanta duda se me presentó en el pasado, con  excelente criterio, el más sabio consejo, la palabra oportuna y el mejor ejemplo a seguir. Qué no pueda oír su voz, no quiere decir que no le consulte a diario. Sé que de alguna manera, podre seguir caminando agarrado a su mano.
Lo que no consigo comprender es de qué manera puedo controlar esas dudas, para que no se extiendan por todos los miembros de mi cuerpo, como la gangrena, y al final me toque amputármelo todo, de flequillo para abajo.
No consigo comprender muchos de mis actos. Por más que froto con fuerza, no termino de desempañar el cristal de mi intuición y la ventana de la razón, desde la que debería tratar de atisbar el camino a seguir, y no dar un paso en falso.Ya no. Creo que mi cupo de pasos en falso,  está más que cubierto. Ahora toca hacer las cosas bien y no tropezar de nuevo.Esta obsesión por no cometer errores, me lleva al mareo, al pánico mas brutal y a la ansiedad que provoca el ser consciente de que errar es parte de mi condición humana. Pero no rindo mi espada. Puede que me surgan mil dudas más, eso es parte de estar vivo. Y celebro seguir dudando.
El recuerdo de su recta conducta y de su firme voluntad, su ecuánime comportamiento, su acertado juicio y su caballerosidad, me servirán de mapa. Trataré de no salpicar a nadie con el agua de los charcos sobre los que acostumbro a chapotear. Si os he salpicado y os he manchado la ropa, la razón, o el alma, lo siento mucho, de verdad. Creedme y por favor, perdonadme.
Esta segunda temporada, quiero que sea la mejor de la serie. Me consumen las ansias por conseguirlo, e incluso a veces me confunden también.

viernes, 8 de julio de 2016

Saltar

El niño rubio que llora, ha tomado la firme decisión de dejar de serlo. Para ello tiene tres opciones: teñirse el pelo, madurar de una puta vez, o dejar de llorar. Y sino, al menos no permitir que nadie le vea hacerlo.
Descarta la opción del tinte, el color de su cabello es una de sus señas de identidad y además, le gusta. Madurar puede ser la opción mas adecuada, lleva tanto tiempo con el disfraz de Peter Pan, que le empieza a quedar demasiado ajustado. Vale que ese niño perdido no quiso crecer, pero se supone que esa limitación del crecimiento radica solo en lo emocional, no en lo físico y con la edad, uno va ganando peso y masa muscular.
Dejar de llorar va a ser lo más efectivo.
Lleva tanto tiempo llorando, que las lágrimas han dejado surcos en sus mejillas, trazando con la erosión, dos senderos perfectos desde los ojos hasta la barbilla.
Ha llegado el momento de enfrentarse a sus miedos y convertirse en el niño rubio que lucha.
Con el paso de los años y la suma de catastróficas desdichas, el niño rubio ha desarrollado un terrible miedo a las alturas, de lo más metafórico. Igual por eso no quiere crecer, por no tener que ver las cosas desde más arriba. Pero ya está. Hasta aquí hemos llegado.
Un buen amigo le presta un paracaídas de sus tiempos como militar de las fuerzas especiales y le explica bien como utilizarlo, para no decorar con su sangre y su cuerpo reventado, el pavimento.
El niño rubio sube hasta la azotea del edificio de quince plantas donde vive otra buena amiga, que le facilita el acceso al lugar elegido para el salto. Solo no puede, con amigos, sí.
Se coloca el paracaídas sobre la camisa más bonita que tiene y que más le favorece (no vaya a ser que se estrelle contra el suelo y la prensa le saque unas fotos a su cadáver, vestido de cualquier forma), se pone los auriculares del mp4 y le conecta el aparatito. Si va a morir, que sea al menos con la música adecuada. Si va a derrotar a sus diablos, que haya un buen ritmo de fondo.
Sube a la cornisa, respira profundamente y piensa en los que se fueron antes que él. En el fondo no le importaría reunirse con ellos y volver a abrazarlos, pero aún no. Mira hacia abajo (cosa que le advirtieron que no hiciera, pero él es un desobediente de manual) y nota como le empiezan a temblar las piernas. ¡¡¡Qué coño!!!
Grita bien fuerte el lema que desde hace tiempo escogió para que marcase su vida: Fuerza y honor. Y salta.
El asfalto se levanta a saludar y el niño rubio de cuarenta y un años, tira de la anilla del paracaídas justo antes de que se le graven en el cráneo las marcas viales de la calzada sobre la que está muy cerca de estrellarse. La sacudida producida por el violento pero oportuno retroceso, le descontractura un nudo de la espalda, cual fisio de emergencia. No hay mal, que por bien no venga.
Prueba superada. No tarda en tomar tierra entorpeciendo el tráfico y provocando la llegada de varios agentes de la policía local, que ajenos a sus metafóricas ganas de superación personal, lo ayudan a subir a un vehículo para trasladarlo a la comisaría más cercana y tomarle declaración. La terapia de choque le va a costar una considerable sanción administrativa pero que carajo, cómo decía su padre: si tus problemas son de dinero, entonces no son problemas.
Ve su rostro reflejado en el cristal de la puerta del despacho donde le están abriendo la ficha. La luz que cae directamente sobre su cabeza, hace que el pelo parezca aún más rubio, al fin la barba le aporta la edad que quiere aparentar y el reflejo le devuelve una amplia sonrisa. Ya no es el niño rubio que llora. Ahora es un varón caucásico de 41 años, divorciado y sin antecedentes penales, que ha sufrido una crisis nerviosa, saltando en paracaídas desde un edificio de la ciudad sin los permisos pertinentes. Mola mucho más.

jueves, 7 de julio de 2016

Con él, o sobre él.

Esas son las palabras que utiliza la espartana Diana, al entregar el escudo a Juno,su hombre, cuando este se despide para ir a las Termópilas siguiendo a Leónidas, su rey, junto a los otros doscientos noventa y nueve amigotes del gimnasio.
El joven guerrero espartano, recibe el escudo de manos de Diana y comprende en el acto que debe regresar a casa, cadáver sobre el escudo o victorioso portándolo junto a su lanza, pero volver,en cualquier caso. Su Diana es un encanto y una fiera en la cama, pero se gasta una mala virgen que ríete tú de las vestales romanas. Juno acepta el escudo, el consejo y el largo beso en el que la lengua de Diana le hace un rápido repaso del estado de los molares y premolares. Antes de unirse al aguerrido regimiento, se vuelve y le entrega a Diana la tarjeta de "El Corte Tracio", los más famosos grandes almacenes de la antigÜedad y mirándole fijamente a los ojos primero y a los turgentes senos después, le dice sonriendo: con ella, o sobre ella. Con su salario de esforzado hoplita, es francamente difícil llegar a fin de mes y cuando el mensajero atraviesa corriendo el dintel de la puerta de casa, para entregarle el recibo mensual de "El Corte Tracio", acostumbra a darle un vuelco el estómago y tiene que vomitar para poder seguir comiendo, como los romanos, esos italianos presuntuosos, con sus túnicas de diseño y sus canciones melosas.
Diana lo ve marchar y durante casi quince segundos siente preocupación, incluso algo de pena, pero entonces aparece su amiga Coral, una joven espartana a la que conoció un día en las redes(arreglando en la playa esos tan fastidiosos útiles de pesca, que los hombres siempre traen rotos cada vez que salen a pescar y los dejan en las barcas, para que ellas los arreglen).
-Pues ala, ya tiene escusa para largarse unos días- dice Coral con voz de poderoso cabreo.
-Bueno nena, déjalos que se desfoguen, que si no matan unos cuantos enemigos cada poco, luego no hay dioses que los aguante. Todo el día pensando en cabalgar. Si al menos montasen a caballo...-
-De ahí que le haya puesto extra de guindillas en el bocata de jureles. Que se beba unos cuantos odres de clarete de Rodas, y a ver si le entra la modorra y se deja de batallitas.-
-Eso eso,  Sodoma y modorra los mandaba yo a todos. -
-A Sodoma y Gomorra, aunque conociendo su capacidad coproductora, más que a Gomorra yo los mandaba a Gomita-
-Hay Coral, contigo me parto y me mondo, cual naranja de la Magna Grecia-
-Anda, Diana, aprovechemos estos días de asueto para ponernos en forma, que tanto banquete en honor de Dionisio nos va a terminar pasando factura. Podemos echar una carrera hasta e templo de Afrodita. La que pierda invita a comer en Ikea, que los hombres del norte hacen unas empanadillas cojonudas y además tengo que ir a buscar unas ánforas nuevas. En el último "anforón" en el parque, se me rompieron tres-
-Si es que ya no tenemos edad para estar por ahí de "anforón" como si fuésemos hedonitas inocentes.-
Las dos amigas se cambian las sandalias de vestir por otras de running y salen como si les persiguiese el enviado de Hades. Diana consigue llegar en primer lugar al templo de Afrodita, aunque toca sus muros apenas un segundo antes que Coral, quien tiene muy mal perder.
-No me has sacado ni un cuerpo, como mucho un seno. y vas que procreas.- dice Coral de muy mala leche de cabra.
-Hija, que mal te sienta que te gane en todas las pruebas. Si quieres te juego un doble o nada a lanzamiento de disco-
-¡¡¡Una egagrópila!!! - contesta Coral aún sin resuello.- con esto del canon cultural, están los discos como para tirarlos.-
En ese momento Coral cree ver a un guerrero invasor entrando por una de las ventanas del templo, espada en mano y con cara de pocos amigos, o más bien de los amigos justos.
-Clítoris, Diana. Ha entrado un Persa en el templo de Afrodita.-
-Mierda, me dan alergia y me pongo a morir, que lo dejan todo lleno de esos pelitos blancos.-
-Un gato persa no, mujer. Creo que era uno de esos inmortales de Jerjes.-
-Jerjes. ¿Ese que va en una carroza de las del día del orgullo?-
-El mismo. Hay que ser más respetuoso, que en el desfile del día del orgullo, los griegos son mayoría.-
-Cierto. Hasta se ha puesto de moda denominar "Griego" al sexo anal.-
-Si es que, lo que no inventemos nosotros.-
-Oye...¿has traído una daga o algo? Vamos a enganchar al persa ese y le cortamos su partes nobles.
-¿Y para que le vamos a cortar los pulgares? Mira que eres dañina Diana, con lo jodido que es luego tocar la lira sin pulgares.-
-Bueno, pues le dejamos los pulgares y le cortamos el escroto o algo de eso, que tampoco va a echar demasiado de menos.-
-Venga va, pero a ver si no me pongo la túnica perdida de sangre, que es de la nueva temporada de El corte Tracio. Lo luce Ariadna en los intermedios del teatro, entre coro y coro. Me ha costado tres cosechas y, cuando vuelva el pelele de mi hombre, si lo ve sucio primero me lo arranca y me cubre, y luego me monta un pollo por haberlo estropeado.-
-Vale, tu lo sujetas y yo lo castro. Pero me debes un favor, que conociendo a estos persas, seguro que me va a suplicar clemencia y todas esas chorradas. Ya no hay hombres como los de antes.-
-Tienes razón, Diana. Las espartanas y las vallisoletanas, somos las únicas que alumbramos hombres de verdad y con esto de masacrar los pueblos conquistados, cada vez son menos.-
Antes de que el pobre inmortal pudiera  darse cuenta, Coral le hizo una presa de las aprendidas en ese arte marcial de moda,que está causado furor en su gimnasio: la lucha greco romana. Diana con gran habilidad le extrajo el escroto de entre los correas de la tan antiestética coraza de cuerpo entero, que han puesto de moda los romanos y de un certero tajo le seccionó sus miserias.
-Ala...ahora corre a quejarte, abajo hay una estancia para llorar. Así se te quitarán las ganas de venir a incordiar a la gente decente. Tienes suerte de que no te han pillado nuestros niños. Te habrían sacado las tripas para usarlas de cuerda con sus cometas.
-Pues me acabas de dar una idea, Diana, que al mio mayor se le ha estropeado la suya y lleva un par de días dándome el latazo para que le compre una nueva-
-Pues espera. Sujeta más fuerte. Procura que no se mueva mucho que le vamos a  apañar la cometa a tu pequeño espartano-
Y ahí se quedaron las dos espartanas, con sus manualidades y sus cosas. Mientras, Leónidas y sus trescientos estaban ganando a Jerjes por cincuenta mil a diez, pero la traición de un tío espartano muy jorobado, cambiaría la torna de los acontecimientos 
Pero eso, es otra historia.





lunes, 4 de julio de 2016

Me abrigo con tus ojos

Eso ya lo escribí una vez, hace mucho.Quizás no demasiado en cuanto a tiempo pero sí en cuanto a experiencias y vivencias.
Tus ojos siempre fueron un referente en mi vida...y en mis textos. Fueron las estrellas que iluminaron el trazado de los vuelos de Peter y el faro que seguí para volver hasta vosotros, sorteando las corrientes traicioneras y esquivando los escollos. Ayer los vi llenos de lágrimas y creeme, esos ojos no están hechos para llorar,ni esa boca, para otra cosa que no sea sonreír. Pero la vida siempre se cobra cada brindis, cada celebración, cada palmada en la espalda y cada buena noticia y al final, el economista divino cuadra balances y en su contabilidad no hay desajustes entre las columnas del "deber" y el "haber",
Yo estoy en pleno "despido en diferido" pero antes de que me toque acudir cada mañana, a las colas del paro celestial, o a las de la sucursal infernal (nunca se sabe), te prometo que encontraré la manera de ayudarte a enjugar las lágrimas,a esbozar la sonrisa perpetua y a quitar pelitos de la ropa, y del alma.
Puedo disfrazarte de princesa,de dama del sur o de hada diminuta, yo me he acostumbrado a mi disfraz de niño perdido. Puedo escribirte en diferentes épocas y en los más remotos lugares, pero aunque tire del vestuario y del atrezzo más variado y sorprendente, siempre se te reconocerá por esas dos esmeraldas que luces en el rostro.
Ya lo dice esta canción: "Parece que hay tipos con mucha más suerte". Con la edad he aprendido a valorar la mía, que ha sido mucha por el mero hecho de haberte conocido, de conseguir que me quieras y que te dejes querer, aunque de la forma más platónica posible, que es la adecuada.
El mundo, gracias  Dios, está lleno de gatos y de gatas. Los felinos vienen y van, como las alegrías y la falsa moneda. Llega un día en el que las distancias son tan solo barreras mentales. Lega un día también, en el que aunque solo sea por agradecimiento y no por cariño, los hijos cuidan de sus madres. Quien tiene una madre, no sabe el inmenso tesoro que posee.
No se sabe cuando, cómo, ni porqué, pero todos tenemos concedido al menos un amanecer feliz e inmensamente placentero. Resévate para él pero sigue luchando. Pelea cuanto necesites. Sabes que cerraré filas junto a ti y cubriré tu espalda, entregando si fuese necesario, hasta la última gota de mi sangre.
Y no quiero ver, tus ojos "de fuego", llorar.