Esta ilustración de Estela Labajo define a la perfección el estado actual de Peter, que necesita volver a levantar el vuelo y aún le da miedo ser otra vez aquél que fue hasta no hace mucho.
Campanilla lo está rociando con su polvo de hadas y lo anima a volar, pero realmente lo que quiere es que vuele bien lejos de ella y ambos lo saben.
Son una pareja encantadora, pero mal que le pese, Peter se siente cada día más niño perdido que otra cosa.
Ya no cacarea, ya no busca bronca con Garfio y el día que Campanilla le dijo que quería alejarse de él, no pudo evitar llorar.
Contactaron con un hada abogado, que además de abogada, era mediadora en conflictos matrimoniales y aunque Campanilla y Peter nunca se dieron un "si quiero" formal ambos sabían que necesitaban la ayuda de un profesional en el tema.
Lo de Wendy fue una gilipollez, nunca llegó a pasar nada y Peter tenía la conciencia muy tranquila, aunque Campanilla se había cansado de todo aquello, no de que no creciera, si no de que Peter no quisiera crecer.
Tuvieron varías reuniones con esa hadita rubia y guapa que se animó a echarles un cable.
En esas reuniones Peter se encontraba muy incómodo, porque no era capaz de negar las evidencias. Lo suyo con Campanilla siempre había sido algo complicado, se querían muchísimo, pero no habían nacido para ser el uno para el otro.
No bastaba con quererla con todo el corazón, no bastaba con renunciar a las aventuras que se le cruzaban en el camino.
Ella también tenía que vivir sus propias aventuras y Peter sabía que Campanilla siempre se había sentido responsable de él y eso la condicionaba la vida.
Campanilla vomitó todas sus frustraciones en aquellas reuniones y Peter no la llevó la contraria en ningún momento, simplemente asentía y escondía la cabeza entre las rodillas.
El hadita rubia le trató con mucho cariño y Peter descubrió que seguramente aquella si que podría ser la persona adecuada.
Intentó con todas sus fuerzas que no sucediera, pero no pudo evitarlo y siendo como era, terminó enamorado hasta las cejas.
Sabía que aquello podía reventarle en la cara, sabía que volvería a perder su sombra, que para volar debería pensar en algo encantador y hasta la fecha se había agarrado al recuerdo de los preciosos ojos de Campanilla, pero aquello estaba cobrando una dimensión demasiado extraña.
Hacía relativamente poco tiempo, Peter no pudo evitar un pensamiento triste y su vuelo se interrumpió de repente yendo a caer desde mucha altura y dándose el consiguiente golpe que casi le deja en el sitio.
¿Cómo iba a volar ahora si perdía al amor de su vida? Seguro que no podría ni levantarse unos pocos metros sobre las copas de los árboles.
Aquella hadita rubia e inteligente hizo que de repente se le pasaran todos los miedos y que las inseguridades se convirtieran en ilusión. Era preciosa, pero lo que más le gustaba de ella, es que cuando estaba en su presencia sentía la necesidad de ser algo más que un niño grande.
No renunciaría nunca al niño que llevaba dentro, pero tampoco al hombre que estaba empezando a ser.
"Vuela" le decía Campanilla con todo su cariño y Peter decidió volar. Siempre la echaría de menos, pero renunciando a aquella paradoja en que se había convertido su relación, ambos se concederían el don de una vida nueva.
Claro que volaría, quizá el aire en el rostro le secara rápidamente las lágrimas y quizá podría llegar a volar de la mano de "Lia" que era aquella hadita que le había sanado por dentro devolviéndole sus ganas de recuperar su ser.
Tenía ante él una vida nueva y repleta de incertidumbre, pero también de sueños y de amor, de mucho, muchísimo amor.
Peter al terminar la última reunión, se levantó del suelo, se ajustó con decisión el gorrito en la cabeza y pensando en aquello que podría llegar, comenzó a elevarse. En unos pocos segundos acarició la primera nube y mirando hacia abajo descubrió la silueta del barco de Garfio anclado en la bahía.
Igual bajaba a ver como llevaba Garfio sus lecciones de esgrima y si había mejorado algo.
Igual se apuntaba a tomar unos rones añejos con la tripulación.
Peter recuperó su poder y su alegría.
viernes, 26 de diciembre de 2014
martes, 23 de diciembre de 2014
Navidad en la prisión.
No voy a mentiros, me he ganado yo solito cada día de condena y la verdad es que debería haber escuchado a mi padre cuando me decía que la violencia solo genera violencia y no lleva a nada bueno.Si hubiese hecho caso de sus consejos, aquel hombre no habría muerto, yo no estaría aquí hasta dentro de tanto tiempo, mi vida no se habría arruinado por un mal golpe y seguramente estaría buscando muérdago para besar bajo él a la chica a la que siempre he querido y que ahora estará en brazos de otro y tratando se ser feliz.
Si hubiera seguido los consejos de mi padre, seguramente ahora disfrutaría de una vida normal, con una familia normal y un futuro tan normal como el que aguarda a todos ahí fuera, incierto, pero normal.
Los funcionarios de prisiones hoy se han puesto gorritos de Papá Noel y están pasando por las celdas a preguntar a los internos si han escrito sus cartas a los Reyes Magos.
Deberían haberse dado cuenta de que hay un conflicto de competencias, por que que yo sepa, Papá Noel y los Reyes Magos tienen intereses encontrados y son instituciones opuestas.
En cualquier caso, su espíritu navideño es más que bienvenido aquí y ha sido un detallazo lo de forrar las porras con espumillón, seguro que así hasta da gustito que te sacudan un par de ostias.
Otra de las cosas que extraño de mi padre, además de sus excelentes consejos, es su pasión por los libros.
En mi celda solo puedo tener uno y cada quince días pasa el carrito de la biblioteca para los cambios. Ya me he leído las obras completas de Shakespeare y creo que me voy a animar con "En busca del tiempo perdido" de Marcel Prous. Me gustaría saber donde estará todo el tiempo que he perdido ya y a donde se llevarán el que voy a perder.
En días como este, uno no puede evitar cerrar los ojos y tratar de imaginar como hubiera sido todo, si en vez de golpear la cabeza de aquel hijo de puta con una botella, hubiera salido del bar evitando la confrontación.
Imagino que aquellos coches de policía nunca se habrían presentado en la puerta de mi trabajo, los agentes no me hubieran esposado y no habría visto la cara de decepción y tristeza de mi padre en el juzgado.
Sueño con una vida en la que eso nunca sucedió, dediqué mi tiempo libre a leer y comencé a escribir, como lo hacia mi padre, dotando de vida y sueños a todos los personajes que se le ocurrían y que casualmente eran iguales que mis hermanos y que yo.
Seguramente de haber tenido tiempo para insistir lo suficiente, ella se habría casado conmigo y ahora estaríamos como todo hijo de vecino, pagando una hipoteca y tratando de perpetuar nuestros genes.
Lío un cigarrillo y lo enciendo con ansia y un sabor extraño en la boca. Descubro que son lágrimas que me están empapando el rostro y mojando los labios, ya puedo detener todo esto, porque si alguno de los internos me viera llorando hoy sería carne de cañón.
Mi aspecto aniñado y la llantina no es que hagan de mi el tipo más duro de mi galería precisamente.
En ese momento llegó el funcionario a preguntarme si había escrito mi carta a los Reyes Magos.
Traté de explicarle que no soy demasiado monárquico, pero lejos de entender la broma, el funcionario se lo tomó como si me cachondeara de él y me pregunto lacónicamente -¿Vas a pedir un regalo o no?
Apagué el cigarrillo y sonriendo aproveché para pedir lo único que realmente me haría feliz en ese momento y lo único se que nunca conseguiré, ya que al poco más de un año de estar encerrado, me llamaron para comunicarme el fallecimiento repentino de mi padre.
-quiero que me traigáis a mi padre- dije yo y el funcionario que me conocía de pasar a cambiarme los libros y a veces me preguntaba por mi estancia allí y era sabedor de mis circunstancias, escupió en el suelo y mirándome con una expresión a caballo entre la rabia y la pena, me dijo con absoluto desprecio- Deberías evitar las drogas, capullo, no te vienen nada bien y no es cierto que hagan la condena más llevadera, al revés, luego necesitaras más y más y entrarás en una espiral destructiva de cien pares de cojones.
Tras decir esto se marchó empujando su carrito y yo me quedé allí, recordando las navidades de mi infancia y maldiciendo mi desgraciada fortuna y a mi mismo por no haber escuchado mejor a mi padre.
sábado, 20 de diciembre de 2014
Sueños futuristas
En ese sueño de mierda, absolutamente futurista pero con tintes muy reales, la cosa había avanzado tanto con lo de las redes sociales que ya para tener una relación con una chica, había que enviar una solicitud en abierto, acompañada de un privado que no excediera de 500 caracteres.
Soñando casi muero de horror al ver que en tu muro del caralibro había cientos de solicitudes y algunas de ellas, de personajes famosos: actores, futbolistas, tenistas e incluso había alguna de personajes políticos,incluso una de Ángela Merkel (los sueños son así de cachondos) vamos, que solo faltaba la del pequeño Nicolás.
Ante tal aluvión de propuestas consideré que la mía pasaría totalmente desapercibida, ya que no soy nadie especial y desde luego nada podría hacer ante Gasól o Vigo Mortensen, por poner un ejemplo.
Lo peor llegó al intentar resumir en 500 caracteres todo lo que quería decirte, que eso está muy bien para una cosa comercial, pero no para abrir el corazón y tratar de explicarte que simplemente quiero ser tuyo y que seas mía.
Quiero envejecer y morir a tu lado y despertarme cada mañana para mirarme en esos dos ojos tan bonitos, malagueña salerosa.
Quiero cuidarte siempre y que me cuides, matar y morir si es necesario por tu felicidad y sacrificar todos y cada uno de mis sueños en pos de conseguir que tu cumplas los tuyos porque mi sueño más grande es verte completamente feliz.
Como escribir en 500 caracteres que te quiero mucho más que a mi vida y que pienso y siento que haberte conocido no tiene sentido si no es para terminar formando parte de ti.
Quiero ser el padre de tus hijos, el abuelo de tus nietos y el tipo que baje al parque a tu perro y le ponga la comida a diario al gato,si a ti te mola, porque gatete va en el lote, ya no se vivir sin él.
Quiero que las noches de angustia se conviertan en un `primaveral paseo por el parque agarrado a tu mano y que los miedos se transformen en confetis de colores o en un cuadro muy alegre que poner de cabecero sobre nuestra cama
Quiero que me enseñes a ser dos.
Quiero que al igual que ahora sonríes al verme, llegue el momento de que sonrías al pensar en mi, al recordar una conversación, un baile o un momento de cariño.
Esto no se trata de un "con este anillo, yo te desposo" no necesito "que me firmes cien papeles grises para amar" como dice la canción, solo necesito que me beses y me abraces y con eso daré por sellado esta unión, a los ojos de Dios, de los hombres y de los niños perdidos y los piratas.
A ver quien es el chulo que condensa esto en 500 caracteres, porque yo no era capaz ni en sueños, ya que no quiero eliminar ni una sola palabra, no quiero dejarme nada en el tintero.
Lo bueno de todo esto es que he despertado y he respirado al saber que continuaba siendo todo más o menos normal y que aunque no estemos juntos, no tendré que tratar de declararme en 500 caracteres.
Las redes sociales molan, pero a veces son demasiado tiranas.
Creo que fue Saramago el que dijo algo así como que las lágrimas no pueden borrar la tinta de un email.
Muchos menos cambiar un "estado" del caralibro.
¿En qué estoy pensando? Si te importa mucho amigo facebook, pienso en que es linda y hechicera como el candor de una rosa.
jueves, 18 de diciembre de 2014
El misterio de todo esto
Igual todo funcionará mejor el día que me decida a interiorizar todo lo bueno que encuentro.
Lo voy haciendo, este vídeo que he colgado es de un grupo que me descubrió anoche un buen amigo y creo que ha pasado a formar parte de la argamasa que sustentará mi vida a partir de ahora.
Se que lo que no cambia ni cambiara es esa necesidad tan fuerte de sentarme a diario ante el teclado del ordenador para escribir, mejor o peor, pero lo necesito y aunque me he vuelto muy tímido necesito compartir con todo aquel que esté dispuesto a leerlo, todo lo que se me pasa por el alma.
Como en el libro que publiqué hace un par de años, necesitaría unas "tost-caras" o de unos emoticonos, para avisar del estado de ánimo por el que paso al escribir cada texto.
Supongo que al mundo le importa poco de que ánimo esté, pero sería más que nada por evitar malentendidos ya que es cierto que para cada texto, necesito relajarme y dejarme llevar por las emociones, casi siempre el buen humor, en muchas ocasiones el amor o el desamor y en algún caso incluso la ira.Muy de vez en cuando escribo "tremendamente sujeto a mis pasiones" como decía aquel personaje de la genial "Amanece que no es poco" y la lujuria teclea por mi.
En cualquier caso me gustaría descubrir el misterio de todo esto, pero supongo que no hay un manual para entenderlo todo y mucho menos para entenderse a uno mismo.
Me he escudado demasiado en ese "alter ego" que he encontrado en ese personaje tan ambiguo que es Peter Pan.
Que veces me sienta un poco como él, no me excusa ante nadie de mis tremendas cagadas, además Peter es un eterno adolescente porque no permite crecer al niño que vive en él y yo ya me he dado cuenta de que muy a pesar mio, ese niño se hace mayor.
En cualquier caso estoy muy contento por muchas cosas, tengo más motivos para ser feliz que para estar triste y sentirme desgraciado. Sería una terrible falta de respeto para con el resto de la humanidad.
Y no me siento triste, quizá me angustia un poco no saber escribir mejor pero os juro que me esfuerzo a diario por aprender lo necesario para plasmar de forma cuando menos correcta mis ideas en los textos.
No se si se nace con una habilidad especial para esto, imagino que esa habilidad se adquiere con los años y el esfuerzo, como todo en esta vida.
Conozco a algunos escritores fantásticos y por lo bajito envidio la capacidad que tienen para transmitir emociones y para crear historias interesantes y al mismo tiempo cargadas de sensibilidad y realismo.
Todo llegará y por mucho que escriba que quiero que se me desvele el misterio de todo esto, seguirá siendo un secreto hasta que me gane con mis actos el derecho a descubrir el secreto.
Mientras tanto prometo seguir intentándolo y hacer un esfuerzo para no aburriros con mis cosas.
Este no deja de ser un blog literario y no porque considere literatura lo que escribo, si no porque en el se habla mucho de lo que significa escribir y como afecta el acto de sentarse a un teclado ya no a un escritor o a un literato (madre mía, sería muy pretencioso por mi parte considerarme alguna de las dos cosas) si no a un tipo normal que ha encontrado en la escritura la forma de dar rienda suelta a su mente y a su alma.
Escribir es una gran terapia y he perdido la cuenta de las veces que he dicho que para mi este blog es mi diván de psiquiatra particular.
A mi me hace mucho bien y animo a los demás a probar esta terapia al menos en alguna ocasión.
Te vacías y te limpias e incluso puedes convertir lo que te atormenta en algo que disfrutar.
¡¡¡Si al final escribir va a ser algo de lo más hedonista!!! Involuntariamente buscamos el placer y por muy negativo que sea mi estado de ánimo, al final tras un ratito al teclado comienzo a disfrutar y vale que nunca he llegado al orgasmo escribiendo, pero tampoco saboreando un plato exquisito o deleitándome con un tinto sensacional.
Digamos que aún así cuando termino un texto que me gusta y me ha servido de catarsis, experimento una sensación parecida (aunque menos intensa y placentera, of course) al orgasmo.
En fin...creo que voy a seguir con mi novela que al menos ahí no aprovecho para vomitar mis miedos y mis rayadas, simplemente trazo una linea argumental y unos personajes y le doy candela.
miércoles, 17 de diciembre de 2014
La increible historia de Salomé e Ícaro, el pequeño absurdito.
Hace mucho,
bueno, no demasiado tiempo y en un país mucho más cercano de lo que se piensa,
vivía en el bosque una hermosa campesina que cuidaba de su huerto y de sus
animales y gustaba de dormir todo lo que le permitía su trabajo y de danzar en
cuanto tenía ocasión.
Un día, un
pequeño habitante de la comarca cercana, se cruzó con ella paseando y sintió
como algo le aguijoneaba el pecho.
Ella también
sintió que aquel tipejo despeinado y con carita de pena, le había tocado algo
en el interior y siendo una muchacha decidida y valiente como era, se acercó a
hablar con él.
Una cosa
llevó a la otra y quedaron en varias ocasiones, terminando por dar rienda
suelta a su pasión y entregándose a las cosas del cariño.
La joven
Salomé enseguida se dio cuenta de sus diferencias, ya que él era un tipo algo
timorato, más preocupado de no volver a sufrir que de disfrutar de la vida.
El joven
Ícaro le contó su historia apesadumbrado, ya que en los últimos meses se había
enfrentado a unas cuantas experiencias bastante duras, pero eso no era motivo
suficiente para frenar la vitalidad de Salomé, para la que su vida ya era
bastante complicada como para tener que hacerse cargo de los miedos y las
preocupaciones de alguien que para ella, no tenía mayor problema que la
incapacidad de dar el paso necesario para salir del bache en el que se había
metido.
Ícaro era
consciente de que aquellos temores suyos al sufrimiento le podían llevar a
sufrir una vez más al perder la oportunidad que se le presentaba con aquella
campesina, pero lejos de enfrentarse a sus miedos, se escondía de ellos aún
alimentándolos con una imaginación
desbordante y más que peligrosa.
Cuando ícaro
se sentía seguro con aquella muchachita, desparecían los nubarrones negros que
le oscurecían el corazón, pero como si el mismo invocara a la tormenta, no
podía disfrutar en exceso de aquella sensación tan agradable que compartía con
la joven campesina.
Ella que era
una chica inteligente, auguró un final difícil para aquella relación que
acababa de comenzar y no puso freno a su carácter a la hora de enfrentarse a
los titubeos de Ícaro, quien sufría aún más al ver que Salomé esgrimía
argumentos irrebatibles.
Al tiempo
que andaban buscando la forma de solucionar su problema, él continuó con su
vida y su trabajo, algo más cohibido ante el día a día quizá que unos cuantos
meses antes y culpó de ello a sus desafortunadas circunstancias recientes.
Salomé
obviamente decidió no cambiar ni un ápice sus rutinas ni su forma de vida, ya
que gustaba de dejar la granja siempre que tenía ocasión, para bailar y
disfrutar con sus amigos, cosa que a Ícaro le generaba una absurda inseguridad,
puesto que sabía a ciencia cierta que si quería que Salomé fuese feliz, no
debería tratar de hacerla cambiar lo más mínimo, eso sería completamente
contraproducente.
Una noche
que ambos se encontraban amándose en el pajar, un terrible ogro fue a dar con
ellos y Salomé al verlo venir, se
preparó para enfrentarlo con la horca con la que colocaba la paja en el silo.
Ícaro viendo
el peligro al que se iba a enfrentar Salomé, recuperó súbitamente el valor y
aún sabiendo que aquella muchacha sabía defenderse perfectamente sola, se lanzó
de un salto y con las manos desnudas contra el horrible ogro quien comenzó a
golpearle con ambos puños, enormes y sólidos
como mazas, derribando al pequeño muchacho en el acto.
En el
momento en el que el ogro iba a arrancarle los miembros a ícaro, Salomé le
atravesó el pecho con un poderoso ataque con aquella horca de puntiagudos
extremos de madera.
El ogro cayó
muerto en el acto y Salomé se arrodilló junto a aquel muchacho que la
sorprendió al enfrentarse desarmado a aquella terrible criatura.
Ícaro abrió
los ojos y aunque lo intentó, no pudo corresponder a las caricias de la
preciosa campesina, estaba demasiado malherido por los golpes del ogro, que le
había destrozado el cráneo.
-Me muero
(dijo Ícaro con voz débil) pero me voy orgulloso de ti y contento por saber que
ya no corres peligro.
Salomé,
enfadada con lo acontecido, permitió fluir su rabia y aunque le dolía perder
a aquel muchacho, por otro lado no pudo contener su enfado ante la imprudente y
torpe reacción de Ícaro
-Si te
mueres es por tu estúpida idea de que las mujeres necesitamos que alguien nos
salve de todos los peligros y eso es una estupidez, como habrás podido
comprobar, tan prudente que creías ser y tus erróneas ideas te han llevado a
esto.
-Solo quise
que no te pasará nada, pero me ha salido un poquito mal, sabes que soy torpe
aunque no es el primer ogro al que me he enfrentado, te lo juro y ya te he
dicho que yo nunca miento.
-Pues debían
de ser unos ogros muy ridículos aquellos, y no se te ocurra echarle la culpa a
que estabas convaleciente o débil, simplemente no has sabido como tenías que
combatir a este ogro, que tampoco es que fuera el más terrible de su especie-
En ese
momento el pobre muchacho de cabellos desordenados comenzó a vomitar sangre y
sintió como el corazón se le rompía, cosa que le hizo llorar al saber que su
historia terminaba allí.
Encontró el
aliento suficiente para despedirse de Salomé y algo avergonzado la dijo con
cariño:
-Se que me
debes de considerar un poco absurdito, pero este ogro al que me he enfrentado
era ni más ni menos que la vida. Tienes razón, no he sabido como derrotarlo,
pero te aviso de que si terminas así con la vida, la muerte querrá que formes
parte de su equipo y eres demasiado vital para pasarte al lado oscuro, cuídate
mucho amor, sé que no he estado a tu altura, pero eso no quiere decir más que
me ha encontrado mi destino, del que llevo escondiéndome mucho tiempo.
Te echaré de
menos, trata de ser feliz y huye de los problemas, no aguantes lo que no tienes
que aguantar, nadie debe amargarte la vida ni borrar esa sonrisa tan tuya.-
-No ha
nacido quien (dijo Salomé sollozando conmovida por aquello) ni siquiera tú con
tu adiós me harás renunciar a mis sueños.
Te quiero-
Tras estas
últimas palabras lo abrazó y le depositó un cálido e intenso beso en los
labios, notando al besarle como se escapaba a vida a través de sus labios en un
último estertor.
Depositó con
cariño el cadáver de Ícaro junto a lo más florido del jardín, enjugó sus
lágrimas y se encerró a dormir junto a su gato, quien la aguardaba en el lecho.
Colorín
colorado este cuento se ha acabado, no fueron felices ni comieron perdices,
simplemente fueron ellos mismos hasta el final y aunque el joven Ícaro falleció
aquella noche, se fue contento por haber
reunido el valor necesario para enfrentarse a su final. Salomé sigue
bailando aún en las fiestas de la aldea e incluso la reclaman de palacio, dado
lo hermoso y lo espectacular de su danza.
La vida
sigue creando ogros y de vez en cuando los envía a por aquellos que se esconden
de sus designios.
Puede que
algún día esta horrorosa especie de monstruos desaparezca, aunque hoy por hoy
nacen cada vez más fuertes y temibles.
Fin
sábado, 13 de diciembre de 2014
Batitas ridículas
Si no era suficiente con las mayas ajustaditas y el gorrito con pluma, ayer Peter tuvo que despojarse de su vestimenta habitual en el hospital, para enfundarse una ridícula batita verde con abertura trasera diseñada por algún genio del mal con ganas de joder bien jodida a la humanidad.
Ataviado de esta guisa, Peter fue introducido en algo parecido a una cámara del terror, para que le fuera practicado un escaner cerebral.
La doctora no parecía muy convencida de que fuera un eterno adolescente enamorado de un hada, capaz de volar y con domicilio fiscal a efecto de notificaciones en el país de Nunca Jamás.
Imagino que por un tema de jurisdicciones médicas y de competencias, porque si no tampoco es algo tan fuera de lo común, dada la gente que pulula por ahí.
Este escaner se lo hacían a los seis meses de su aparatosa caída cuando se le terminó en pleno vuelo el polvo de hadas y no pudo frenar más que con el rostro contra el suelo.
Los médicos querían cerciorarse de que algo debía funcionar mal en su cerebro,ya que todo lo que contaba el muchacho parecía sacado de un libro de cuentos infantiles.
De aquellas Peter se rompió todo, dientes, nariz, maxilar, costillas, la cabeza, pero apreciaron que la lesión del corazón era algo más antigua, se le debió de romper semanas antes del accidente y ya estaba cicatrizando.
Antes de conectar la dichosa maquinita le preguntaron a Peter si era claustrofóbico y Peter respondio que si, que no soportaba encontrarse encerrado en una vida normal y necesitaba volar de vez en cuando.
Entre risas le entregaron ya recostado en el aparato, un pulsador del timbre de seguridad para que avisara en caso de necesidad.
Comenzó todo y Peter más que agobiado por el ruido de la máquina, estaba que echaba las muelas por lucir aquella batita tan espantosa. Menos mal que no andaban por allí ni las sirenas, ni la princesa india ni Wendy y mucho menos Campanilla, si no hubiera tirado de daga y se hubiera confeccionado un dos piezas lo más digno posible con aquel esperpento hospitalario.
Cuando comenzaron las secuencias de la resonancia, a Peter le hubiera apetecido acompañar el ritmo con palmas, ya que le parecía algo muy similar a las bulerías, pero claro, le habían dicho que no se moviera nada de nada y el era un niño-chico-señor muy obediente.
Que coñazo así.
Aprovechó el tiempo que duró todo aquello (a él le pareció una eternidad) para pensar en cada amigo que le aguardaba fuera e incluso echó de menos al bueno de Garfio, que será muy pirata y muy huraño, pero tiene su puntito de guasa.
Cuando estaba a punto de tratar de levantar el vuelo, aquello terminó y le liberaron de sus ataduras.
Corrió a despojarse de aquella odiosa bata y a recuperar su dignidad y tras despedirse del personal sanitario, abandonó aquel hospital.
Ya está, se terminó y no quedan más pruebas ni más gaitas.
Lo bueno de aquello es que si le hubieran detectado un alien en el interior se lo hubieran notificado enseguida, pero por no tener, no tenía ni un mísero alien, con lo monos que son de chiquitines.
Ahora Peter ha decidido olvidar todo aquello y volver a vivir como siempre, quizá asegurándose de llenar el depósito de polvo de hadas antes de salir por ahí, no vaya a ser que la prepare otra vez pero con ganas de aventuras, de viajes y de recuperar por completo su corazón.
Peter ha vuelto, al menos de momento.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
Mi optimismo sobre el pesimismo
Lo cierto es que en mi muro del "caralibro" (o facebook para aquellos que no gustan de bromas chorras con los idiomas) he colgado un poema llamado "el pesimismo" del joven poeta vallisoletano Enrique Zamorano, recogido en su poemario "La muerte del hombre orquesta".
En este poema escribe " no recuerdo el primer beso que nos dimos, sino el útimo" y a mi eso me ha tocado la fibra una bestialidad.
Gracias a Dios, recuerdo el último beso que ella me dió, pero también el primero que se me tatuó en el cerebro por lo sorprendente de aquello, ya que jamás creí que aquella mujer se decidiera a besarme y mucho menos que compartiera su vida conmigo.
Ya no está, se fue y aunque aún me esfuerzo en aprender otra vez a dormir solo, mi optimismo es tal, que creo que algún día volverá a mi.
No pienso dejarme vencer, al menos no por el pesimismo, aunque sea tan hermoso como el que escribe Enrique.
Fijo que voy a perder miles de batallas, pero esta quisiera afrontarla con la esperanza del que se sabe más débil y casi derrotado antes de desenvainar siquiera.
Recuerdo todos y cada uno de sus besos y me sumerjo en los recuerdos harto de felicidad,ya que son muy nítidos, antaño tuve una memoria excepcional y ahora que la perdí, voy recuperando los archivos más importantes de la biblioteca de mi cabecita.
¿Cómo podría olvidarme de sus labios? ¿Cómo siquiera no recordar su sabor? si como dice mi amigo Luis, podría dibujarlos a carboncillo con los ojos cerrados.
Puede que me esté pasando de romanticote, pero a mi estos sentimientos son los que me hacen sentarme a escribir, por encima de otras muchas cosas.
Se que ella no es para mi y que yo aunque me esfuerce, no seré para ella, pero en mis recuerdos siempre reposaremos el uno en brazos del otro, además yo puse una velita a todos mis santos,ahí está, para que pienses mucho en mi.
En la última entrada escrita en este blog, hablaba de lo bonito que debe ser quererse como se quisieron mis padres y eso me hizo pensar mucho.
Se que soy capaz, aunque sea un egoísta inmaduro y peterpanesco, y se que algún día mi hada particular se dará cuenta de ello.
O quizá no, pero ya os lo he dicho, mi optimismo gana al pesimismo.
Espero lo mejor de esta vida, lo peor creo que ya lo he pasado.
Puestos a pensar asi, a ver quien es el chulo que no es optimista, en cualquier caso tu recuerdo me hace bien.
martes, 9 de diciembre de 2014
Que bonito
es haber querido tanto a alguien como para perseguir su recuerdo cuando ya no está.
Que bonito es soñar con esa persona y despertarte agradecido de que permanezca al menos en tu memoria, no solo en tu corazón.
Que triste el darte cuenta de que cuando ya no está, se ha llevado entre su equipaje la mitad de tu vida, por no decir tu vida entera.
Querer así es muy bonito, aunque claro, duele mucho cuando te encuentras queriendo a una sombra del pasado.
Lo más bonito de todo ello es haber sido correspondido y saber a ciencia cierta que si hubiera sido a la inversa y se hubiese ido ella antes que él, se hubiese producido la misma sensación de desamparo pero cambiando los personajes.
Yo quisiera querer tanto y de forma tan intensa como lo hicieron mis padres.
Por supuesto me mata de pena ver llorar a mi madre y ver como le echa de menos cada minuto, pero por otro lado envidio ese sentimiento, me gustaría que el día de mañana pudiera sentirme tan querido como lo era mi padre.
Pero claro, todos somos finitos y más tarde o más temprano terminaremos marchándonos,eso no quiere decir que se termine con la marcha la historia de amor, lo duro es que ya no podrás compartir besos ni caricias.
Que conste que lo intento y no pienso tirar la toalla por muchas veces que fracase. Se que al final el día menos pensado se producirá el milagro y me sentiré parte de alguien y ese alguien querrá formar parte de mi.
Me la juego muy amenudo, pero la ilusión es lo último que se pierde, después incluso de la esperanza y se que esa mujer está por ahí esperando que la encuentre.
Es curioso, pero mi padre me sigue enseñando cosas, aún después de haber fallecido.
Lo último que he aprendido de él es el ejemplo de que si vives con honradez y haciendo las cosas bien, seguirán queriéndote aún cuando te toque irte.
Otra gran lección que espero haber aprendido correctamente.
domingo, 7 de diciembre de 2014
El discurso
Este relato fue con el que gané el primer premio del certamen de relatos de Arroyo de la encomienda (VA) 2014.
En las bases del concurso indicaban la temática de los relatos y me resultó curioso lo de "las mujeres que leen son peligrosas".
Por circunstancias ajenas a mi voluntad no pude acudir a recojer el premio, fallado en abril.
Aquí os lo dejo a ver que os parece.
El discurso
“Supongo que cuando abrí
mi primer libro, no sabía aún...
Marta levanto los ojos de la
pantalla en blanco y mecánicamente encendió un cigarrillo.
Apenas unas horas para la
conferencia y aún no había escrito su discurso.
Se sentía algo abrumada, a raíz
de aquel premio inesperado recibió cientos de llamadas para acudir a todo tipo
de eventos, programas de televisión, emisoras de radio, universidades, clubes
de lectura y en definitiva, a aquellas citas ineludibles que vienen asociadas a
la efímera fama de una escritora novel, galardonada con uno de los premios más
prestigiosos del panorama literario internacional.
Sin embargo, aunque manejaba estos fastos con cierta
soltura, se encontraba absolutamente bloqueada con este último discurso.
A medía mañana debería presentarse en un centro de
reinserción de menores, donde una antigua compañera de facultad, trabajaba como
animadora sociocultural.
Su amiga le suplicó que hablara con los chavales del
centro y tratara de inculcarles algo de amor por la lectura, aprovechando el
impresionante tirón mediático del momento.
Adolescentes con problemas, algunos con historias a
sus espaldas que harían estremecerse de pavor al mismísimo Charles Mason. Droga, violencia,
desencanto existencial…y ella iba a hablarles de lo hermoso que es leer.
Cómo explicar que sencillamente, Marta encontró la
vida en un libro.
Leer, la mantenía distraída de los gritos y los
golpes, de las borracheras de su padre y de las continuas llantinas de su
madre.
La lectura la transportó a otro mundo lejos del suyo y
devorando un libro tras otro, soportó el entierro de su madre, la prisión de su
padre, el piso tutelado, las burlas de los otros chicos.
O cortarse las venas, o escaparse de la realidad.
Así es como Marta se aficionó a leer, y después a escribir,
para dejar de ser Marta y poder vivir otras vidas.
Apagó el cigarrillo y comenzó a escribir de nuevo:
“ Nací a los siete años, el día que descubrí que en
los libros, puedes vivir una vida normal. Las mujeres que leen son peligrosas,
pero no tanto como aquellas que jamás han leído y creen que la vida, es tan
solo aquello que nos toca en suerte”
El que no grita no rehabilita
He tenido la suerte de superar los problemas físicos que me generó la gran putada vivida hace bien poco, de la mano de alguien muy especial.
Por supuesto ha sido la familia la que ha tirado de mi y me ha sacado del hoyo, pero además de haber sufrido y haberse sacrificado, tuvieron la gran idea de poner mi recuperación física en manos de una profesional de completa confianza, ya que antes de tratarme a mi, trató a otro miembro de la familia con excelentes resultados.
Yo ya la conocía desde hacia años, sabía de su pericia como fisioterapeuta y me había tomado unas cuantas cañas con ella, pero gracias a los hados, nunca había necesitado de sus servicios profesionales y el haber recurrido a ella, ha sido un acierto en todos los sentidos.
No escatimó esfuerzo y de hecho me dio muchísima caña, tanta que alguna noche me fui a la cama agotado y dolorido, pero ya me dijo que no cometiera el error de decir "me duele" o "no puedo" porque si lo hacia no superaría nunca las secuelas.
Si hoy puedo escribir es en gran parte por todo el esfuerzo al que me sometió y aunque yo la decía que nunca había sido plusmarquista de nada y que pasaba de ir a por el oro a los próximos juegos olímpicos,no se cortó lo más mínimo en hacerme trabajar duro y aún no sabe cuanto se lo agradezco.
Cierto es que algunos días me tocaba mucho los cojones tener que saltar a la pata coja y nadar un largo tras otro con pesos en cada mano, pero como me dijo en alguna ocasión: " el que no grita no rehabilita" y doy fe de que he llegado a gritar, pero para dentro, tratando de evitar que notara lo jodidin que estaba.
Quizá por haber crecido en una sociedad en la que los chicos tenemos que ser más duros que ellas, más fuertes y más valientes, me fastidió tanto encontrarme con una chica que a dura, a fuerte y a valiente me daba mil vueltas.
Lo mejor de todo esto es haberme tomado un vino con ella meses después de todo aquello y sentir que de alguna manera, siempre estará dispuesta a hacerme trabajar duro y a esforzarme hasta que sude sangre, pero con una sonrisa en la cara y con una expresión de ternura y afecto, de esas que te dan ganas de hacer cualquier cosa con tal de no defraudar.
Mola que sea así. Si hubiera vestido de cuero negro y hubiera venido con un látigo, fijo que como mínimo la habría puesto mote, si no me hubiera dado por putearla en la medida de lo posible, dado lo infantiles que somos los de mi generación en general y yo en particular.
Se que me quiere y yo no pienso negar lo mucho que la quiero y lo agradecido que estoy, porque es una profesional como la copa de un pino, pero por encima de eso, una persona fantástica y de una valía y una calidad humana fuera de lo normal.
Y para colmo es tan bonita por dentro como por fuera.
Así a ver quien es el guapo que quiere defraudarla o que se plantea tan siquiera el llevarle la contraría en algo.
Da gusto tener gente así a tu lado a lo largo de la vida.Y es de bien nacidos ser agradecidos.
Quiero que forme parte de este blog, como ya forma parte de mi vida.
Gracias a su trabajo y a su dedicación, puedo escribir con soltura al teclado del ordenador y caminar sin problema hasta la librería o la biblioteca más cercana.
Teresa Arteche ayuda cada día a muchas personas a salir adelante y quiero que sepa que si algún día necesitara mi ayuda, no tendría ni que pedirla.
Con este texto voy a cerrar todas las referencias a lo relativo al puto accidente a partir de ahora. Hasta aquí he llegado, ahora solo quiero disfrutar de todo lo que tengo y desde luego, no pienso revolcarme en mi mierda, pero tenía que escribir sobre Teté y lo he hecho muy contento.
Esto no va a dejar de ser un "blog literario" por no haber sabido frenar a tiempo o haber caido mejor de la moto, lo importante es que puedo seguir escribiendo y leyendo cada día.
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