Me gustaría viajar al interior de mi cerebro. Darme un paseito por las extensas praderas neuronales, las vacías avenidas del hipotálamo (hasta hace no mucho pensaba que era un animal gordo que vivía en los ríos de África) y tomarme unas cañitas en cualquiera de las tascas de mi cerebelo.
No se porque funciona de la manera en que lo hace, no se si tengo o tuve algún tipo de carencia de oxigeno o de minerales o de whisky de malta. El caso es que estoy deseando tomarme un cafetito con Punset (el tipo simpático que anuncia la Nintendo) y que me explique que cojones anda mal ahí dentro. Ultimamente estoy haciendo un montón de fatigosos ejercicios de introspección y tras adoptar la postura número uno de relajación de mi libro de yoga, respirar profundamente tipo "pranayama" durante diez minutos y visualizar una caballo blanco, todo se viene abajo y aparece el señor absurdo que conduce mi vida. El caballo blanco, que corría por una playa extensa de arena blanca, comienza a practicar break dance y entra en el mar de espaldas, haciendo el paso lunar. Al tratar de volver a concentrarme de nuevo, se me presentan imágenes tan absurdas como la de un grupo de majorettes con brazaletes fascistas y bates de beisbol persiguiendo a Epi y Blas que tratan de escapar subidos en una Vespa morada o la de Zapatero vestido como un judio ortodoxo bailando "la cumparsita" con "Tinky-winky".
Algo me dice que eso no es muy normal.
El gran error, ha sido buscar información al respecto en internet. En menos de una hora, he llegado a la conclusión de que : A) Tengo síndrome de falta de atención. B) Sufro de obsesiones compulsivas. C) Me traumatice a los cinco años al descubrir que los teleñecos no eran seres vivo y D) Soy una mujer atrapado en el cuerpo de un hombre, que a su vez es un hombre atrapado en el cuerpo de un niño.
Jesús!!!
Lo que me sorprende es como he podido llegar a los treinta y seis años sin haber sido ingresado ni una sola vez. También me sorprende que me hayan concedido el estatus de ciudadano y que se me permita votar. Lo que más me sorprende (puestos a sorprenderme) es que una mujer como la que duerme conmigo se haya fijado en mi e incluso haya llegado a enamorarse. ¿Qué coño pasará por su cabeza al mirarme? ¿será nuestro amor un experimento de la Nasa? ¿Y mis amigos? Hombre...si me pongo a analizar, ahora me doy cuenta de que es algo sospechoso que cuando voy a tomar una copa a casa de un amigo, este guarde al perro y a los niños en la habitación del pánico y tenga siempre el 112 marcado en la pantalla del móvil.
Aún así sigo comprandome la ropa en tiendas para gente normal.
A lo mejor, mis padres eran los líderes de una raza interplanetaria que al ver que su planeta se iba al carajo, me envolvieron con una manta de Ágata Ruíz de la Prada y me enviaron a la Tierra buscando mi salvación. Luego fui recogido por unas adorables monjitas que me llevaron a un hospital de Cadiz donde el pediatra me vendió por siete mil pesetas y dos latas de aceitunas (rellenas) a un matrimonio de Valladolid. Seguro que dentro de unas semanas, este oscuro proceso de transición a la vida adulta que llevo sufriendo desde hace quince días, resulta ser un cambio evolutivo y de repente adopto una postura filosófica más cercana al existencialismo. Puede que tan solo descubra que Raphael canta bien (esto podría acabar conmigo). No se...pero me preocupa mi psique.
He tratado de experimentar con drogas, poniendo a prueba la resistencia de mi cerebro y lo único que he conseguido es balbucear expresiones como "papuchi" o " divino de la muerte" y desarrollar una afición desmesurada por el cine "dogma" de los años noventa.
A mi Lars Von Trier siempre me pareció un petardo prepotente y ridículo y al segundo canuto de marihuana me descubro con una cámara al hombro grabando a mi perra mientras restrega el trasero por el césped del vecino, para después cambiar el plano y registrar el suave vuelo de una solitaria bolsa del Mercadona. NECESITO AYUDA, POR FAVOR.