martes, 14 de octubre de 2025

Voluntad de Dios


El santo oficio lo dejó muy claro en el edicto que promulgó para que no quedara duda alguna de que aquel que osase prestarme ayuda o cobijo, sufriría el peor de los tormentos antes de ser ejecutado en la vía pública a ojos de cuantos quisieran comprobar la grandeza de Cristo. 
El tribunal de la inquisición que juzgo mis crímenes me condenó a morir en el potro sin opción alguna a defender mi vida y mi honor, ni a probar ante Dios y los hombres, que jamás renuncié a mi fe ni adoré otro dios que no fuera el Cristo que predicó el amor como forma de vida, y la igualdad entre los hombres sin importar al pureza de su sangre. Y que si di muerte a un hombre, lo hice en el intento de salvar la vida de aquella a quien desgraciadamente tuve que llorar a pesar de mi crimen.
Me llamo Pedro de Aduza y mi único delito ha sido enamorarme de la más hermosa criatura que creó Dios nuestro señor, y que al decidir que viniera a este mundo del vientre de una hebrea, me supuso hacerme merecedor de la ira de quienes nunca conocieron ni conocerán el amor que Cristo predicaba, ni el perdón que quiso enseñarnos al bendecir a aquellos que le dieron muerte en la cruz.
Soy natural de Orbaneja, en el reino antiguo de Burgos,  y esta Villa que acogió un hospital templario, también albergó una aljama en la que judíos y mozárabes se reunieron para comerciar y asentar los lazos de unión y conocimiento que habrían de enriquecer las tierras de mis padres y de mis vecinos.
Cuando una mañana al ir a por agua a las fuentes, por casualidad vi el brillo en los ojos de Rebeca, casi me despeñé por las laderas de la cascada, deslumbrado por su luz. Pero me rescató la enorme sonrisa que me regaló al percatarse del traspiés que me produjo contemplar tanta belleza y que a punto estuvo de dar con mis huesos en tierra muchos metros más abajo.
La amé y me amó, nos descubrimos, nos reencontramos y nos amamos de nuevo, pues no me cabe duda de que Dios nos ha bendecido con tanto amor que no alcanza tan solo para una vida, sino para multitud de ellas. Y es por ello por lo que disfruta permitiéndonos cruzar nuestros caminos una existencia tras otra. Pero en esta vez nos tocó además sufrir, y tuve que ver como mi amada rebeca se quitó la vida en lo más profundo de la cueva del agua, antes de que aquel odioso esbirro a quien di muerte con mis propias manos, la alcanzase para conducirla a la pira por orden de los enviados del santo oficio.


Los pocos días que pudimos resistir escondidos en la cueva, fueron para mi los más dichosos, y tantos besos nos regalamos y con tantas caricias nos cubrimos, que esta noche oscura en la que la nieve todo lo cubre, no tengo siquiera frio, pues su recuerdo me calienta el alma.
Maldigo el momento en el que abandoné la cueva en busca de un pan con el que alimentarnos, pues debieron ver mis movimientos y aquello nos llevó a al ruina.
Pero a pesar de todo, sigo creyendo en mi Dios que es todo amor y todo misericordia, y sé que me permitirá reencontrar a Rebeca en mi próxima vida, por lo que estoy ya deseando abandonar esta envoltura y volver a nacer donde Él disponga para llegar de nuevo a sus labios.
Es voluntad de Dios que nos amemos, y yo lo obedezco agradecido de haberme bautizado en las aguas de la verdadera fe.

 

jueves, 9 de octubre de 2025

La misma novela

 

 Una hater que frecuenta este blog(o un hater, no lo sé la verdad, pues se ampara en el anonimato) y que debe de amarme en secreto y tocarse a escondidas pensando en mi dado que al parecer me odia y le horripila cuanto escribo, pero no deja de visitar Laespinilla y de escribir comentarios aún sabiendo que hay un filtro mediante el que le privaré siempre de esos segundos de gloria que desde su mediocridad persigue, me acusa de escribir siempre la misma novela. Y mira tú por donde, esta vez no va del todo desencaminada, pues tras Incluso lo bueno, presentaré Inocentes y, lo cierto, es que aunque están ambientadas en épocas y continentes muy distintos, ambas hablan de amores supuestamente imposibles o al menos muy complicados, y narran las peripecias de oficiales de caballería que se debaten entre las necesidades y obligaciones del servicio y sus principios morales y sus emociones y sentimientos.

Inocentes además incorpora algo nuevo en mis novelas y creo que eso puede culminar con el antes y el después que me propuse al comenzar Incluso lo bueno, y que aunque no logré llevarlo a cabo en ella al cien por cien, sí es evidente la diferencia con el resto de mis novelas anteriormente publicadas.

Mis protagonistas masculinos ya no son yo, ya no se parecen a mi, no hablan como yo y no frecuentan mis bares, beben mis vinos , disfrutan de mis manjares preferidos y besan a quien yo beso, o quisieran besar.

El decurión de la caballería de las legiones de Roma, es un hombre de tez morena y cabello oscuro, parco en palabras, poco dado al ocio y mucho menos al vicio, y absolutamente neófito en los lances amorosos.

Una vez más estoy disfrutando lo indecible al documentarme sobre cuanto describo y cito al narrar las vicisitudes de un soldado romano destinado en la Judea del año cero, y una vez más, espero ofrecer a los lectores una novela con rigor histórico y de lectura ágil, entretenida e interesante.

En unos meses (ya en 2026) tras su conclusión y el correspondiente trabajo editorial, la lanzaré al mercado para que seáis vosotros quienes podáis juzgarla, si así lo queréis.

Creo que esta vez he dejado que mi corazón escriba y rubrique cuantas páginas conforman esta historia, pues como dije en la presentación de Incluso lo bueno, si aquí el amor forma parte de la novela, en Inocentes, la novela forma parte del amor.

Así que ahora a trabajar y a intentar hacerlo lo mejor posible, porque ya sabéis:  Todo termina llegando.