Esta dedicatoria recogida en el primer libro que publiqué, allá por el año 2012, expresa lo que llevo sintiendo por mi prima Reyes desde que eramos unos niños.
Hoy Reyes cumple un año más y, desde luego es un motivo de celebración no solo para ella, sino para todos los que la queremos; familia, amigos, pareja...
A raíz de cierto suceso del que no procede hablar ahora, Reyes me demostró lo que significa la palabra familia y lo que es el amor y, cuando desperté del coma, allí estaba ella, agarrándome la mano y besándome el rostro, depositando con delicadeza sobre mí su polvo de hadas para que volviese a volar.
Hay un documento gráfico de ese momento,obtenido por el objetivo de esa sufrida reportera de sucesos que es mi madre, en el que se recoge exactamente lo que acabo de contar de ese despertar y que hasta hace muy poco, no podía evitar llorar de emoción cada vez que lo veía. Pero ahora cuando veo esa foto, sonrío al darme cuenta de lo afortunado que soy por tener a alguien como Reyes en mi vida, al saber que más allá de la sangre que nos emparenta, hemos forjado una inmensa amistad que nos acompañará durante el resto de nuestras vidas. De todas.
Siempre he sido un tipo bastante enamoradizo y durante años confundí por completo mis sentimientos hacia ella, disfrazándolos de amor de folletín decimonónico, de amor prohibido y condenado socialmente pero gracias a Dios, a Supergato o a quien sea, conseguí entender que lo que siento por ella y ella siente por mi, nada tiene que ver con versos y con rosas, sino con algo mucho más fuerte, más intenso y más duradero. Indestructible.
A esa confusión inicial, colaboró el que Reyes sea una mujer preciosa, de infinitos ojos verdes y de curvas de reina del celuloide pero por encima de todo, tuvo la culpa lo terriblemente hermoso de su alma. Mi prima adquirió con la maternidad, un notable incremento de su natural ternura, su espíritu de sacrificio y su bondad y, convivir con sus virtudes morales y sus valores, hacía practicamente imposible no volverse loco por ella. Pero eso no solo me pasó a mí. Desde hace unos años comparte vida y proyectos de futuro con un hombre que supo ver en ella algo más que belleza y que reconoció entre otras muchas increíbles cualidades, lo especial de su corazón.
Reyes siempre ha estado a mi lado, en los buenos momentos, en los malos y en los peores y siempre ha sabido aportarme aliento, esperanza y alegría. Mi prima es uno de esos seres humanos, que hacen que cuando estoy junto a ellos, quiera ser mejor persona.
La debo mucho, muchísimo. Y algo que siempre le agradeceré es el haberme enseñado a entender los sentimientos más hermosos y a saber colocarlos en su lugar correspondiente.
Hoy quería escribirle un texto, más allá de metáforas y fantasía, de hadas diminutas y niños que se niegan a crecer. hoy quería decir sin disfraz de ningún tipo y a pecho descubierto, que soy plenamente consciente de la suerte que tengo por contar con alguien así a mi lado.
Hoy quería dedicarle esta segunda oportunidad que se me dio hace tres años, esta nueva vida.
Gracias, Reyes.
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