lunes, 21 de agosto de 2017

Relatistas

Cada día lo tengo más claro, las personas se unen por afinidades. Ayer pase una tarde increíblemente buena junto a dos amigos escritores, Gustavo y Esperanza, ambos premiados en diferentes certámenes literarios y con quien he compartido formación en distintos cursos de escritura creativa.
Ayer decidimos juntarnos en mi casa para hacer lo que más nos gusta, escribir. Pasamos un día muy agradable, disfrutando de un domingo de agosto en el que tampoco faltaron los baños en la piscina, la carne en la barbacoa, el Ribera del Duero y las cervezas artesanas de Valladolid.
Utilizamos para crear temáticas aleatorias, el juego de dados de la foto que me regalaron con muy buen criterio y por mi tercer nuevo cumpleaños, mi primo Andrés y su chica. Cada dado tiene una serie de imágenes y al tirar dos dados cada uno,  las imágenes que aparecían en la cara superior de cada dado, tenía que formar parte de la temática de un relato que debíamos escribir en no más de veinte minutos y de una extensión no inferior a la cara de un folio y no superior a dos folios por las dos caras. 
Fue genial, porque salieron tres textos muy diferentes entre si, ambientados en diferentes épocas y curiosamente, cada imagen generó muy distintas ideas en nosotros, convirtiéndose en orientación pero no en imposición. Es decir, el dado del balón, por ejemplo, podía hacer referencia a cualquier deporte de pelota, a un partido de fútbol, al juego en la calle de los chavales de un vecindario o de un pueblo....orientaba pero no imponía.
Después de este primer relato y tras haberlos leído en voz alta y comentado con una taza de café y un escocés con hielo, nos vinimos arriba y nos pasamos a los microrrelatos, respetando las normas de este género y para rizar el rizo, nos dejamos llevar al nanorrelato o relato hiper breve.
Algo de música de fondo para acompañar el momento, un pitillo tras otro (los tres relatistas somos fumadores) y un muy agradable charla sobre nuestros diferentes proyectos literarios, próximas publicaciones y forma de ver la vida a través de la literatura.
Puede que me esté haciendo mayor. Puede que las experiencias vividas me hayan vuelto un tipo mucho más tranquilo o simplemente, puede que haya comenzado a madurar porque ayer y aún teniendo a mano absolutamente todo lo necesario para darse un paseito por el camino del exceso, me comporté como Dios o Supergato mandan y de lo único de lo que me embriagué, fue del espíritu literario que se adueñó del ambiente.
Pensamos repetir y habrá nuevas incorporaciones porque somos unos cuantos los relatistas y poetas vallisoletanos que mantenemos buena relación y que preferimos pasar una tarde así que mezclando vino y coca cola en una bolsa de plástico a la orilla del Pisuerga.
Ayer me sentí comprendido en lo que a veces se me presenta como una rareza a mi mismo y di rienda suelta a mi incontinencia literaria junto a personas con las que sé que puedo expresarme con total y absoluta libertad.
Por unas horas me sentí completamente feliz y comprendí que la felicidad está mucho más cerca de lo que pensamos y nada tiene que ver con que te toque la primitiva o con llevarte a la cama a una super modelo de escasas curvas.
Puede que mañana transcriba ese relato, creado con los seis dados que aparecen en la imagen y os deje juzgar a vosotros mismos si fue malgastar tiempo y vino o si por el contrario, mereció la pena.

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