Hoy en día, los expertos en psicología, en conducta y en emociones, han convertido todo esto es algo académico, donde hay que cuantificar y racionalizar a más no poder, tratando de mantener la cordura y el justo reparto entre la pareja, para que no haya una parte perjudicada. Pero lo siento. El amor es un sentimiento tan salvaje e irracional, que llegas a mimetizarte por completo con la persona amada y sientes, respiras y vives por y para ella. Te das por completo y te darías mucho más si aún fuera posible, porque si amas con toda el alma, la implosión que sacude el interior de tu pecho provoca la caída de todos los esquemas y el caos más brutal en el espíritu. Un caos solo capaz de detenerse y volver a poner equilibrio, cuando aquella persona de la que te has enamorado, te mira a los ojos y te dice que te quiere.
Lo siento, soy un romántico empedernido y creo en el amor, a pesar de todo lo vivido y a pesar de todas con las que he compartido mi vida.
Ahora pienso en positivo y ya he comprendido que todas esas relaciones que consideraba fracasos, no han sido más que el aprendizaje para llegar hasta la persona definitiva, que colmará por completo mis anhelos y mis sueños. Y cuando llegue, sabré estar a la altura.
Puede que en el fondo a veces me deje llevar por el derrotismo y crea que en efecto, el amor no es lo que yo espero y que mis amigos más inteligentes tengan razón al desmontarme todos los argumentos y tratar de rescatarme del hechizo de una sonrisa perfecta pero el que nace lechón,muere cochino y renace más lechón que nunca.
Llamadme ñoño o cursi, o lo que queráis pero no concibo mayor felicidad que la de amar y sentirse amado. Soy carne de cañon y volverán a romperme el corazón una y mil veces. Lo que nadie sabe es que he encontrado el pegamento ideal en el cariño y los abrazos de las buenas amigas.
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