Y al final te alcanzó la muerte.
Durante meses estuve pendiente de si serías capaz de superar tu lesión o si por el contrario no habría sitio para ti en el podio de la vida.
No te voy a mentir, jamás he sido seguidor de las pruebas de fórmula uno.
Digamos que el ruido de los motores me hastía, tanto el de los coches como el de las motos y cuando al hacer zapping me encuentro con una de esas competiciones, instantáneamente cambio de canal.
Mi interés por tu salud, surgió a raíz de saber que fuimos alcanzados por la misma munición con la que nos disparó la vida, pero no se porque, yo me repuse rápidamente y abandone los brazos de la pálida señora en unos días y tu has bailado con ella durante nueve meses hasta que te ha convencido para acompañarla para siempre.
Hoy, al conocer la noticia de tu muerte, me ha dado un vuelco el corazón.
Confiaba en que si yo, que soy un pobre don nadie, había podido superar la maldita Difusa Axonal, tú, que eras un deportista de élite en la flor de la vida, no tendrías problema en salir de esto.
Desde hace años juego a ser escritor y además de trabajar en los denominados "proyectos serios" como libros y novelas, alimento abundantemente este blog, que se ha convertido en una suerte de cuaderno de bitácora donde reflejo entre otras cosas, los capítulos más importantes de mi vida.
Hoy al sentarme al teclado del ordenador y abrir el archivo de la novela en la que estoy trabajando, las musas no se han presentado (supongo que porque estarán en tu funeral) y he decidido darme unos minutos de sosiego en busca de la famosa y caprichosísima inspiración, escribiéndote aquí un texto de homenaje.
Igual es que me siento culpable, no lo se.
Igual es que he repasado mis méritos para haber sido agraciado con un "sigue jugando" y me he descubierto carente de cualidades que tu no hubieras perfeccionado con trabajo y esfuerzo diario.
Soy un tipo de lo más normalito, no destaco por nada y nunca daré las alegrías que tu has dado a tus seguidores.
No entiendo porque yo he pasado a formar parte de ese 10% que sobrevive a esta lesión en vez de engrosar las filas de ese 90% al que te acabas de incorporar.
Jodidas matemáticas, siempre las he odiado.
Sé que no me lo reprocharás y que no me guardas rencor, si me hubieran dado a elegir, puede que hubiera pedido que permanecieses tú en mi lugar, pese a haber entristecido a muchos familiares y amigos pero nunca he sido un tipo egoísta y el premio me queda grande.
Te prometo que trataré de vivir por los dos y de disfrutar de todo aquello que siempre se me antojó superfluo, como las carreras que ofrecen por televisión.
Cuando llegues a donde sea que llegan las personas especiales, busca a mi padre, aunque creo que el mismo tratará de localizarte para agradecerte que me cedieses tu plaza.
Un abrazo compañero, nos veremos algún día si consigo llevar una vida digna, de todas formas ya no tengo prisa para nada, así que ya llegaré.
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