Lo onírico da mucho de si y más ahora que tengo un verdadero caos allí arriba y la noche es muy dada a fabricar sueños absurdos e incluso monstruos.
En esta ocasión todo transcurría en las oficinas de Hacienda.
Una preciosa música de violonchelo amenizaba la espera de los condenados. Todos vestíamos uniforme a rayas y llevábamos la típica bola negra encadenada al tobillo y a las muñecas esposadas.
No se porqué un violonchelo y no algo más aterrador como el Fary, bueno si se porqué, creo que antes de dormir estuve comunicándome con una amiga violonchelista que tocó en mi boda y con la que hacía mucho que no cruzaba mensajes.
El horror comenzó cuando por megafonía un funcionario dijo eso de " y a por otro, a por otro, a por otro contribuyente piloto" y después añadió mi nombre, dejando desolados a todos los asesinos en serie que aguardaban sentados junto a mi y uno de ellos me guiñó un ojo y se pasó la lengua por los labios en un ademán de todo menos erótico.
Me levanté y arrastré mi bola hasta la ventanilla y para mi sorpresa me atendió Fedra Llorente, la "Bombi", joer...que cabeza la mía.
Tiró de impresos oficiales y me hizo firmar la venta de mi alma (con IVA, eso si) la cesión de mis propiedades (un gato y un paquete de Chester mediado más o menos) y mi consentimiento al derecho de pernada del futuro presidente del gobierno. Acto seguido se despojó de la blusa y me enterró el rostro entre sus pechos.
Cuando conseguí sacar la cara de tan agradable zulo, me encontré en un escenario ante un público numerosísimo que pedía "otra, otra" y reparé en que estaba ataviado con un traje de época, de gobernador o comendador o algo de eso y que me quedaba algo "pesquero" pues el bajo no cubría por completo la silla de ruedas como en el famoso chiste de Clara, la de Heidi.
Traté de saludar dignamente inclinando el cuerpo y en ese momento caí estrepitosmente despertando la carcajada general, aplausos y gran ovación del respetable.
Creo que esto viene de mi vuelta a los escenarios esta misma noche que me tiene acojonado.
Cuando estaba megahumillado en las tablas de la escena una mano me ayudó a levantarme y alzando la vista descubrí a una criatura adorable y de reducidas dimensiones que me sonrió y me dijo"Hola soy yo, tu pequeñita, tu medía mandarina, me estabas esperando y he venido"
No se porque aquella chavalita impresionante me levantó del suelo con una sola mano y de repente cambió de nuevo el decorado y nos encontramos en mi habitación, desnudos en la cama y fumándonos el que debería ser el típico "pitillo de después"
Mi gato estaba recostado entre los dos, vestido, eso si y con las famosas botas del "gato con botas", unas "Katiuscas" amarillas que hacían juego con su largo impermeable de pescador de anuncio de "Capitán Pescanova". Estaba de lo más gracioso el jodío.
Terminé el pitillo y me lo apagué en el pecho sin molestia ninguna, me giré hacia la pequeñita y antes de que pudiera decir lo más mínimo la besé con todas las ganas introduciendola mi lengua hasta las entrañas y en el acto apareció un bebé de la nada, como en "Amanece que no es poco" y ella dijo "Es que me obra enseguida, yo soy así, underground"
El llanto de un bebé junto a la ventana de mi habitación (vivo en una entreplanta frente a un colegio y la calle se llena de madres y padres que acuden con prisas a depositar o recuperar a sus niños de las aulas, dependiendo de la hora del día) me rescató de aquel sueño tan extraño y me he levantado jurando en arameo y buscando a la chavala por toda la casa.
No bebo y desde luego no consumo ningún tipo de sustancia nociva más allá de los torreznos y el lacón con grelos pero algo raro pasa en mi cabeza.
Igual es que me está volviendo el sentido del humor pero a través de los sueños.
Lo que está claro es que las cosas están cambiando dentro de mi, no solo fuera.
A ver si me recompongo, recupero el humor, el valor y las ganas de enamorarme y me dejo ya de tantas chorradas.
Todo llegará.
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