martes, 28 de mayo de 2013
Demonio babilónico.
Seguramente el error fue cederte demasiado terreno dentro de mi.
De esa manera, al convertirte en un latifundista en mi corazón, te creíste con derecho para esquilmar todos los recursos.
Todos...hasta aquellos que por sentido común al menos, te estaban vedados.
Pero no pudiste evitarlo.
Ahí estabas tú...con ese inmenso todoterreno circulando por las cañadas de mis entrañas, dejando enormes roderas y salpicando de barro el músculo maltrecho en que convertiste lo más bonito que tuve nunca y que ahora, gracias a Dios, vuelve a florecer en primavera.
Pero de vez en cuando regresas hasta el cercado y arrojas al interior piedras y enormes bolsas llenas de bostas descompuestas que hieden a pasado.
O te veo por la calle, con la mirada oscura e inoportuna que me lo recuerda todo.
Te me presentas en sueños para recordarme que alguna vez fuimos algo más que amigos y terminaste por clavar tus colmillos sedientos de más.
Y me despierto con lágrimas confusas, porque no se si lloro de pena o de rabia.
Qué fantástica manera de arramblar con vidas ajenas y pasarlas por la picadora.
Una vez que me decidí a dar el paso de sumar dos y dos y ver que irremediablemente siempre terminan siendo cuatro, pude certificar que tu historia fue la historia de un demonio babilónico.
Bajo una forma terrena te presentaste ante el mundo para sembrar la discordia y gozar de los placeres que te negaron en tu dimensión.
Encontré el libro y acerté con las palabras.
Y desde ahora y hasta el final de los días te conjuro a mantenerte lejos de mi.
Que ciego estuve durante tantos años.
Que funesto el momento en el que te hice partícipe de mi vida.
Que gran favor me hiciste al exponerte a la luz y dejarme ver la verdadera esencia de tu alma.
Pude haberte desollado con mi cuchillo de luz y divina justicia, pero prefiero condenarte al dolor de una vida de consciencia plena.
Donde te retuerzas al recordar que te quise y que ahora te maldigo.
Defecaste sobre uno de los regalos más hermosos que pude hacerte: mi amistad.
Ahora bucea en tu mierda.
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