No me conozco.
Me presento: me llamo Juan.
Pero no se a que me dedico, ni para que sirvo.
No se donde me duele ni porqué, ni cuanto más me seguirá doliendo.
No se que hacer con estas manos.
Se que siempre me reía de todo y ahora parece que todo se ríe de mi.
Supongo que será porqué me estoy haciendo mayor, aunque lo cierto es que tampoco se cuantos añitos tengo.
Depende de según para que cosas ya estoy demasiado cansado y según para que otras sigo en pañales.
En pañales se está genial porque si te tiran al suelo y caes de culo no te haces daño.
Cuando un bebé descubre semejante artimaña se pasa el día cayéndose de culo y resulta muy divertido.
Caerte de culo con un catálogo de arrugas resulta algo más triste.
No se si me acuerdo de "querer de verdad", aunque tampoco he sabido nunca que quiere decir eso de "querer de verdad". ¿Se puede querer "de mentira"?
Yo creo que no.
O se quiere, o no se quiere.
Se que me gustaba escribir y la música , y leer y los cubatas de whisky con mucho hielo y cola light, siempre en copa de balón.
Y mirarme en los ojos de una mujer y sentirme afortunado al entrar en ella y en ocasiones más afortunado al salir corriendo.
Me gusta lo que era y me adapto a lo que soy.
¿Quién soy?
Un tipo bajito con un amplio muestrario de egos y cierta facilidad para el mimetismo.
Un señor hecho de contradicciones que detesta que los niños le digan: "Señor...el balón"
Un vampiro en cada espejo; no me reflejo, o al menos no identifico lo que el espejo me devuelve diciendo que soy yo.
Alguien que se quiere ir pero se muere por que le digas que no se vaya nunca.
Alguien que esconde los abrazos debajo de la cama porque tiene miedo de que se le pierdan si los saca a pasear.
Un beso en cada mejilla.
Un beso en los labios.
Otro entre las piernas, que dura siglos y sabe a lo que soy capáz de darte.
Soy una cajita de madera polvorienta, descascarillada y llena de cartas ajadas y leidas hasta la saciedad.
Soy el puñetazo que debí haber propinado y la propina que nunca debí haber dado al terminar el concierto y despedir al solista traidor y a la diva de lengua viperina.
Varón, caucásico, cabello rubio y ojos azules, al rededor de un metro sesenta y ocho y setenta kilos de peso.
Barba y un lunar sobre el labio en el lado izquierdo del rostro, oculto ahora mismo por un bigote bicolor, mitad blanco, mitad castaño.
Perforaciones en ternillas, ceja derecha, nariz y lengua, aunque ya no uso pendientes.
Dos tatuajes: uno sobre el tobillo izquierdo, que simboliza lo estúpido que puede llegar a ser el ser humano y otro en el antebrazo derecho, que lo ratifica.
Siete u ocho fobias, incluida un pánico visceral ante cualquier objeto que proyecte una sombra que se asemeje a la silueta de Jose Luis Moreno.
Recuerdos de un patio de Sevilla, donde madura el limonero.
Mi juventud veinte años en tierras de Castilla,
mi historia ciertos casos, que recordar no quiero.
Ah...no, perdón, ese era el poeta.
Se me cruzan los versos a todas horas, ergo de alguna manera o a mi manera o de cualquier manera, debo de ser algo poeta también.
Siempre un hombre enamorado, aunque sea del amor o del desamor, pero siempre a tope, siempre a tope 5.0.
Soy quien tu quieras que sea, mientras sigas a mi lado, o quien tu quieres que sea siempre y cuando no me vuelvas a decir que nos convenimos.
Yo soy más de sentir que de convenir, aunque me cueste demostrarlo.
También soy de los que lamen la mano que sujeta el palo tras descargar un golpe detrás de otro.
Y de los que vuelven los ojos y se giran antes de morder.
Me gustan los animales por encima de la mayoria de las personas y por encima de todas las personas que no me gustan.
Me gustas, lo sabes.
Me gustas más que mi gato.
Y mi gato mola.
Pero todavia no se quien soy realmente.
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