viernes, 30 de diciembre de 2016

Queridos Reyes magos.

No se preocupen, no les voy a pedir que abdiquen, aunque crea que la monarquía es una institución que no tiene sentido en el mundo actual, más allá de ser los mejores organizando los bailes de palacio...y demás bailes.
No obstante, al escuchar la letra de este tango, he comprendido que en la noche de reyes pueden suceder demasiadas cosas y no todas buenas, ni asociadas a la ilusión de los niños. Aunque yo soy de aquellos que aún habiendo perdido la inocencia, sigo escribiendo mi carta y soñando con que llegará el día en el que al levantarme, encontraré junto a los zapatos eso con lo que llevo soñando todas mis vidas. Y no me refiero a venganza, ni a la reparación del orgullo mancillado ni del corazón roto. Hablo de esa persona que no solo me quiera mucho, sino que sepa quererme bien. En su defecto y si les resulta demasiado complicado por problemas de transporte (aunque siempre he hablado de mi "pequeñita") pueden al menos dejarme el kit de "Kent perfectas declaraciones". Este kit comprende además del muñeco vestido de novio, un librito con las palabras oportunas con las que sedujo a Barbie, el libro de los "Mil trucos para la autoestima y la confianza en mi mismo" (escrito por el propio Kent) y unas gafas de sol para protegerme del brillo de los ojos y de la sonrisa de la persona que espero llegar a tener a mi lado con la ayuda de ustedes.
He sido muy bueno, tanto, que sigo creyendo en ustedes. He sido tan bueno que he tragado con demasiada mierda y he aguantado lo inaguantable, lo que muy pocos pueden aguantar sin dar lugar a miles de tangos como el que encabeza esta carta.
A pesar de todo y de todas y todos, sigo creyendo en el amor.
Si por lo que sea, han encontrado la vacuna para la estupidez, no me vendría nada mal que me dejasen cien mil o doscientas mil dosis.Ya me las iré pinchando poco a poco y a diario. Todo es ponerse, como dicen los yonkis.
Puestos a pedir, me gustaría volver a ver a mi padre, aunque fuese en sueños. Le debo una disculpa.
Y para finalizar esta carta voy a ejercer de candidata a Ms Universo y les voy a pedir la paz en el mundo y el cese de todo tipo de violencia, que aunque sé que es tan utópico como el justo reparto de los recursos naturales, queda fenomenal. Sin pretender abusar y sin que les resulte un compromiso, si pueden terminar con la violencia de genero, prometo quedarles muy agradecido y ser este año más bueno aún si cabe.
Siempre de ustedes (aunque la propiedad intelectual de los textos, incluida esta carta, es mía. Y sino hablen con los abogados de la SGAE)
 Juan o Lacantudo o como ustedes prefieran. Soy ese tipo rubio bajito con el bigote bicolor y un asombroso parecido con Brad Pit (pero en guapo) que no puede ni quiere dejar de escribir y que no ceja en su empeño de encontrar a la persona adecuada.

martes, 27 de diciembre de 2016

La razón de mi existir

Se sentó frente a un folio en blanco, con un pitillo en la boca y un vaso de whisky de malta en la mano. Desde la chimenea llegaba junto al crepitar de las llamas, el calor que echaba de menos en su cama y en su pecho desde hacía ya demasiado tiempo. Se dispuso a escribir un texto que dejase claro su postura al respecto de la historia de un amor, como no hubo otro igual.
Una vez le dijeron que parecía que en cuestión de mujeres, le daba lo mismo ocho que ochenta y que no sabía transmitir lo necesario a la persona que ocupaba su corazón y su cabeza, para que sintiese realmente que era alguien especial para él. Además de entristecerle un poco esa afirmación, le escoció en el orgullo. Decirle eso precisamente a él, que se preciaba de manejar con soltura y acierto el idioma y de ser capaz de ordenar las palabras con corrección y sentido pleno. Esto tuvo que asumir que era algo ajeno al estilo y a lo preciso de significados y etimologías. Simplemente hablaba de sentimientos, de sinceridad y del valor necesario para conseguir despejar cualquier duda al respecto.
Por un lado entendía perfectamente que no lo tomasen en serio. Él, el eterno enamoradizo que había sucumbido a las flechas del ciego angelito en tantas ocasiones ya, que había perdido toda credibilidad.
Se había humillado tantas veces que le costó demasiado aprender a discernir entre amor y deseo, convirtiéndose en el juguete o el capricho de aquellas que intuyeron su debilidad emocional.
Pasó de mano en mano como la falsa moneda y sin embargó no supo entender que sentimentalmente, hacía mucho que había dejado de ser una pieza de curso legal y no tenía valor alguno, y ni mucho menos el que se adjudicaba a si mismo.El mercado del amor es feroz y su cariño se había devaluado hasta lo indecible.
Entonces se dio cuenta de que la quería a ella y solo a ella y que había perdido lo único que no podría comprar con dinero o influencias: tiempo.
Apuró de un trago el escocés con hielo y se sirvió otra generosa ración entre suspiros. El humo del cigarrillo no era precisamente lo más indicado para los corazones afligidos. Debido a suspiros y toses, su capacidad respiratoria se había reducido de manera considerable.
Una vez más, pudo comprobar que la leyenda del escritor maldito, ese que escribe mejor bajo los efluvios del alcohol, no era más que un cuento para aquellos que carecen de talento. El alcohol lejos de ayudar a encontrar las frases oportunas, confundía lo poco que había comenzado a tomar sentido en su cerebro. ¿Cómo decirle que se había enamorado de ella? ¿Cómo convencerla de que sabía que ninguna otra podría hacerle feliz? ¿Con que palabras podría transmitir que estaba dispuesto a dar su vida por ella si fuera necesario, que quería convertirla en la mujer más feliz del mundo y que siempre podría contar con el? 
Seguramente tras leer su texto, pensaría que lo habría escrito para otra mujer, cambiando únicamente el nombre del destinatario y el encabezado de la misiva. El miedo a que pensase eso, le llevó a incluir referencias a cosas que podría identificar en la lectura, como hablar de una "pequeñita", término que se había atrevido a atribuirle solo a ella. Hablaría de la energía interior y la valentía, que desde un principio le habían despertado una admiración y una atracción muy especiales. De su increíblemente fluida y buena comunicación desde la primera vez que entablaron una conversación. De su amor por los animales.
No se atrevía a escribirle que se mordía la lengua para no decirle constantemente lo atractiva que le parecía, para no resultar excesivamente repetitivo. Además ella estaba por encima de esas cosas y era una persona muy inteligente a la que no se podía ganar con cumplidos ni lisonjas.
Tras terminar la botella y el paquete de cigarrillos, optó por acostarse en el suelo del salón, junto a la chimenea y de esa manera evitarse el volver a compartir la cama únicamente con su recuerdo.
Mañana volvería a intentarlo. Puede que encontrase las palabras para que le tomase en serio. 
Puede.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Navidad en sus ojos

Recibimos el aviso por la emisora y llegamos a la dirección indicada sorteando el caótico tráfico de la Nochebuena madrileña. La Puerta del sol parecía el muelle de carga de los elfos que ayudan a Papá Noél en esta noche del año, a tenor de la cantidad de paquetes con lazos y papel de regalo que acarreaban todos los transeúntes de un lado a otro.
Al llegar a la Calle Mayor, apagamos la sirena y las luces y dejamos el coche frente al portal donde habían dado el aviso. Carlos, mi compañero, y yo, amartillamos las armas al entrar en el ascensor y nos dispusimos a enfrentarnos una vez más a las peores miserias humanas. Llegamos al quinto y tratando de no hacer ruido, nos acercamos a la puerta que adornada con una hermosa corona de  espunillón, señalaba con una placa dorada que en efecto, ese era el hogar de Don Ambrosio Martines, abogado, y de su familia. El letrado especializado en Derecho mercantil, compartía la vivienda con su mujer y un hijo de quince años y una hija de seis, que fue la que llamó al 091 para dar el aviso y pedir ayuda. Según la centralita, aquella niña había llamado con un hilito de voz, entrecortado por el llanto y había conseguido explicar a la compañera que atendió la llamada que su papá se había puesto hecho una fiera con su mamá y después de gritarle, había cogido una pistola del cajón de la mesa de su despacho y había amenazado con matarlos a todos. Su hermano se interpuso entre su papá  y su mamá y recibió un tremendo golpe con la culata en la cabeza. Mamá intentó reanimarlo y trató de limpiarle la sangre pero su papá la había arrastrado a la fuerza hasta el dormitorio y había cerrado con pestillo y no la dejaban entrar, por eso había llamado a la policía.
Carlos, golpeó la puerta con los nudillos y la pequeña nos abrió practicamente en el acto, como si nos estuviese esperando, pegadita a la puerta.
Me miró con los ojos como platos. Mi pelo largo y rubio, mi barba practicamente albina y el cuello forrado de piel del chaquetón que me había puesto esta mañana; junto a mis mejillas sonrosadas por el coñac que me tomé con el café y mis ojos de un azul intenso, le llamaron poderosamente la atención.
-¿Eres un Papá Noel policía?- me preguntó con la Navidad en sus ojos y de no haber sido porque su padre estaba armado y en cualquier momento podíamos escuchar un disparo, la hubiese dado un beso y un abrazo tan grandes como su sonrisa.
-Muy bien señorita, me has pillado. Hoy solo trabajamos los policías de la escolta de Papá Noel, así que si no te importa, vas a bajar con mi compañero al portal hasta que lleguen los refuerzos que ya han salido de Laponia. No tardaran, los trineos de Laponia son los mejores y nuestros renos son hijos de Rudolf y no veas como corren. Ahora voy a hablar con tu papá y vamos a solucionar las cosas. Creo que si mi jefe se entera de esto, le va a traer carbón. A ver si le convenzo para que me de la pistola y le pida perdón a tu mamá. Igual nos lo llevamos a ver a Papá Noel para que le explique que ha pasado y conseguimos que por lo menos le regale unos calcetines.-
-Calcetines ya tiene. Tiene calcetines de todos los colores y por lo menos mil corbatas. Creo que a papá le gusta mucho el vino bueno. El Velas Sicilias ese. Si se porta bien Papá Noel le podía traer una botella. Eso si que le haría ilusión.-
-Todo se verá, princesita. Ahora baja con Carlos que yo me ocupo de convencer a tu padre de que me de la pistola y se disculpe con tu mamá y con tu hermano. Luego te veo, celo. Dame un besote de esquimal, con la punta de la nariz-
La pequeña me dio un beso esquimal y Carlos se la llevó de allí cerrando la puerta. No tardé en encontrar el cuerpo del hermano en el suelo del salón. Aunque por el traumatismo había perdido el conocimiento, aun respiraba y su pulso era más o menos normal. la prioridad era ya evitar que aquel hombre hiciese una locura, así que derribe la puerta del dormitorio de una patada y me dispuse a hacer lo necesario para salvar la vida de aquella mujer.
Fue todo demasiado rápido. 
La puerta salió despedida con la más fuerte de las patadas que he dado en mi vida y el padre de familia, sorprendido y asustado al verme allí, apuntó a la cabeza de su mujer, que tenía arrodillada frente a él suplicando por su vida. 
Gracias al cielo, no era muy ducho en el manejo de las armas y había olvidado quitar el seguro. Aquello le salvó la vida porque en lugar de volarle los sesos, que era lo que me pedía el cuerpo, salté sobre él y le desarmé de un golpe en la mano. En cuestión de segundos lo tenía esposado y con la cara contra la pared. Aprovechando el gotelé, me di el gustazo de frotarle con saña el rostro  hasta que su primer quejido me hizo detenerme.
Avisé por radio de que la situación estaba controlada y de que necesitaba una ambulancia para atender al hermano, mayor que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza que le había hecho perder el conocimiento.
Carlos y la pequeña subieron junto con dos compañeras que habían conseguido convencer a la niña de que acababan de llegar de Laponia y de que iban a llevarse a su papá a ver a Papá Noel, pero que hasta despues de Navidad no podría recibirlo por lo que tardaría un poquito en volver a casa.
La madre se abrazó a la pequeña y guiñó un ojo a las compañeras, indicando que había entendido la situación. Aprovechando el abrazo entre ambas, saqué al padre rápidamente de la vivienda.
Aquella Nochebuena, esa familia aún podría desearse unas felices fiestas. No cómo otras muchas familias del mundo, que sufren el horror de la violencia de género.
Feliz Navidad a todos, queridas lectoras y queridos lectores.

viernes, 23 de diciembre de 2016

El doblar más funesto



Es el de la campana con la que mi primo segundo, Edgar, se hizo enterrar, para que pudiesen oírlo en caso de que la catalepsia le hubiese jugado una mala pasada.
Cuando por avatares de la vida, hubo que exhumar su cadáver, al sacarlo del panteón familiar, se trasladó a un mausoleo particular y mi tía regaló a mi madre tan siniestro recuerdo. Desde entonces he conservado esa campanita de mano en el salón de mi casa, sobre el piano de cola que no se ha vuelto a tocar desde la muerte de mi esposa, hace más de tres años. Esta noche la campana no ha parado de sonar y al levantarme para asegurarme de que las campanadas no eran producto de mi imaginación, he encontrado a Edgar sentado en el sofá frente a la chimenea, con una copa de brandy en la mano derecha y la campana en la izquierda, haciéndola sonar mientras me sonreía burlón.
-Edgar. Imagino que eres tú. Eres la viva imagen del retrato que heredé de tus padres. –
Mi difunto primo se llevó la copa a la boca y de un único y largo trago, apuró el licor.
-Muy bien querido primito. Veo que eres un acertado fisonomista. No nos conocimos en su momento pero te he seguido los pasos. Me ha hecho ilusión que, en la familia, aunque fuese lejana, alguien decidiese seguir mis pasos. No escribes mal. Te falta algo de imaginación y te sobran recursos facilones, pero puede que llegues a alguna parte. No dejas de ser un Poe.-
-Y si no es indiscreción ¿podrías decirme a que debo el placer de tu visita? Imagino que no habrás vuelto del más allá solamente para deleitarme con tan demoledora crítica. –
-No seas susceptible, primito. Digamos que he venido para recordarte una promesa que has dejado sin cumplir y que está atormentando el descanso eterno de la que fue tu mujer. -
-¿Cómo dices? ¿Qué le pasa a Eleanor? - Aquella referencia a mi difunta esposa, me alcanzó el pecho como un disparo de fusil, haciéndome perder el equilibrio, por lo que tuve que agarrarme a una balda de la estantería más cercana, derribando varios libros por no caer al suelo de la impresión.
-Vamos, vamos, John. Ni te has inmutado al verme en el salón de tu casa a estas horas de la noche y ahora resulta que la sola mención de Eleanor casi termina contigo. Te recuerdo que poco antes de su muerte, le prometiste que tomarías lecciones de piano y cada doce de julio, día de vuestro aniversario, tocarías en su honor el vals que bailasteis en los esponsales. En lugar de cumplir tu promesa, te has dedicado en cuerpo y alma a tratar de ser escritor pero aunque te resulte duro oírlo, el talento de tu primo no lo has heredado genéticamente y sin embargo, tu esposa no descansa en paz.-
-Ha sido la inmensa pena que sufro desde su muerte, la que me ha impedido acercarme a las teclas del piano. -
- Bien. Ahora ya conoces las consecuencias de incumplir la promesa que se le hace a un moribundo en su lecho de muerte. Déjate de emborronar folio tras folio y en vez de aporrear la máquina de escribir, intenta obtener mejores resultados aporreando el teclado del piano. Créeme, no te arrepentirás. Y ahora si no te importa, me voy a retirar. No debí haberme servido esa copa de Brandy. Tienes que reconocer que tu gusto con el brandy es directamente proporcional a tu gusto literario. He fisgado tu librería y he visto demasiadas noveluchas y, por cierto, ningún libro mío. Un escritor no solo debe escribir diariamente, también tiene que leer mucho y a ser posible, lecturas de calidad. Adiós, John, cuídate mucho y búscate un buen profesor de piano. Eleanor te lo agradecerá. –
Sus últimas palabras se vieron amortiguadas por el ruido que hizo la campanita al caer al suelo y al recogerla y volver a colocarla sobre el polvoriento piano, me juré a mí mismo que lo antes posible buscaría un maestro que diese lecciones de piano a domicilio.



domingo, 18 de diciembre de 2016

Nace el sol.



  El sol naciente es el mensajero de los dioses, que han decidido regalarme un nuevo día de vida.
Tras demasiado tiempo perdido, he optado por encontrar un camino que seguir y un destino al que servir. En el Bushido, el camino del guerrero, he encontrado la senda adecuada. La integridad, la seguridad, la fuerza y la honestidad en todos los movimientos, me ayudarán a alcanzar la plenitud y a morir con honor. No quiero morir de otra forma, ese ha sido el legado de mi padre, y antes lo fue del suyo. Algún día me reuniré con ellos y no tendré que agachar la cabeza.
Tengo una vida por delante para entrenar las artes del samurai y aunque ahora soy un Ronin cuya pluma no tiene dueño, he decidido utilizarla para escribir por todos aquellos que lo necesiten.
Es una pluma de Hatori Hanzo, una vez que sale de su estuche, debe probar sangre en negro sobre blanco. Y nunca la guardaré sin presentar batalla.
En estos tiempos que corren, se desprecia al que no sucumbe a las muchas tentaciones de los demonios, que en sus muy diversas y atractivas formas, tratan de corromper nuestro espíritus a diario.
Pero los dioses no nos han dejado solos y nos han concedido la ayuda de algunos espíritus nobles y hermosos, que como garzas, mirlos blancos o amigas de limpia mirada, llegan de repente a nuestras vidas para hacernos comprender que seremos capaces de todo lo que nos propongamos.
Solo tengo que ser disciplinado y prepararme para dar lo mejor de mi mismo.
No quiero ser admirado, quiero ser admirable y reniego sin pena alguna de la falsa gloria que aompañada de excesiva vanidad, perjudica la verdadera intención de aquel que quiere transcender sin hacer daño a nadie.
A veces me pierde el orgullo. A veces me pierden las prisas y la necesidad de reconocimiento pero ya he aprendido que el único reconocimiento que necesito es el de mi propia alma, que al acostarme en silencio cada noche, se abre y me muestra aquello que durante el día no soy capaz de ver.
Mi destino ya está escrito, pero el final no se ha decidido aún, y necesita de un epílogo en condiciones. Trataré de escribirlo con paciencia y la  belleza de lo mínimo, completamente limpio de lo innecesario.Como un haiku.
Sé que sufriré muchos ataques aún y que tendré que defenderme de los dardos envenenados que disparan desde las sombras, los ninjas de la envidia y el desprecio. Pero tengo quien guarde mi jardín y quien remiende mi armadura. Y no temo. Ya no temo.
Somos muchos los dispuestos a plantarle cara a los demonios, cada uno a su manera.
Confundí el amor con las hojas del cerezo que caían en el estanque y se acababan corrompiendo.
Ahora sé que el amor de verdad, ese que tan solo se encuentra cuando no se busca y que está libre de cualquier apego, nunca se corrompe y habita en el agua cristalina donde nadan libres y felices las carpas, que son sueños.
Mi vieja guardia cabalgará conmigo siempre. Mis amigos y amigas me ayudarán a recoger el arroz con el que alimentar mi cuerpo y el cariño con el que alimentar mi espíritu.
Gracias sol, por nacer para mi.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Experto en despedidas

No sé cuantas veces le hice los coros a Gino Paoli, pidiéndote que no te fueras. Creo que en más de una ocasión, me lié la manta a la cabeza y también te lo pedí en francés, aunque ese es un idioma que desconozco por completo a diferencia del italiano, que me parece la lengua perfecta para suplicar por amor.
Recuerdo haber escuchado esta canción contigo en la cama, en aquellos días en los que pasábamos mucho tiempo entre las sábanas, sin dormir apenas. No siempre la misma cama ni la misma habitación, porqué supimos acostumbrarnos al amor ocasional y nos habituamos al confort de nuestros cuerpos. Tus pechos han sido para mi, la más cómoda de las almohadas y tus brazos el más cálido de los edredones.
Me he hecho un experto en despedidas y en la mayoría de ellas, soy capaz de contener las lágrimas pero mentiría si te dijese que no lloré cuando terminaste marchándote. Tu, que supuestamente me querías. Tu, que me hiciste creer que mi futuro sería más cálido y confortable porque estaría bañado por aguas de otro mar donde no hay témpanos ni orcas. Ese mar de la felicidad,que rompe olas en la playa de los proyectos en común, que se terminaron convirtiendo en unos arrecifes de coral donde se ocultan las morenas y los tiburones. Tu, a quien quise con todo mi corazón y por quien hubiera sido capaz de dejarlo todo. Todo.Pero no supe o no pude hacerlo a tiempo.
Como dice la letra de esta canción, "en el volcán apagado, que creía muerto, tantas veces el fuego, renace todavía". Ese volcán no podré apagarlo nunca, porque la lava que me abrasó el vientre y los muslos al hacer el amor contigo, sigue buscando por donde abandonar el núcleo del planeta que late en mi pecho. Despertaste al Dios del magma y lo hiciste entrar en continua erupción. Ahora vivo respirando las cenizas que han cubierto por completo todos mis sueños y esperanzas, respetando tan solo tu recuerdo. Me siento como aquellos últimos de Pompeya, que salvaron sus vidas arrojándose al Mediterraneo. sin saber que vivir lejos de lo que se ama y de quien se ama, es la peor de las muertes.
Pero no te preocupes, no te pediré nunca que vuelvas. Mi puerta siempre estará abierta para ti, siempre tendré cobertura y batería en el teléfono por si te decides a llamarme. Pero respetaré la distancia que impusiste entre nosotros.
Puede que algún día me decida a tatuarme en el pecho la inicial de tu nombre, que puedo disimular diciendo que es la E de " eterno enamorado". En cualquier caso, me la grabaste a fuego en el alma.
Cada uno de los tatuajes que adornan mi piel, es un capítulo de mi vida. Tu, escribiste el más hermoso.



lunes, 12 de diciembre de 2016

APRENDIZAJE

Y no puedo evitarlo pero aunque se me pueda considerar anacrónico o chapado a la antigua, no entiendo el amor racional. No entiendo eso de la dependencia emocional y de la identidad personal. Siempre que he amado, lo he hecho sin miramientos y sin reservas, sin necesidad de marcar lineas rojas para que quedase bien claro hasta donde llegaba mi corazón y mi conciencia. ¿Cómo voy a delimitar semejante sentimiento? Creo que cuando se ama de verdad, se ama hasta la extenuación. Tu corazón se funde con el de la persona amada y si es un amor correspondido, se alcanza una comunión tal, que se identifica la fusión de las almas sin necesidad de convertirlo en un acto carnal. Aunque a estas alturas de la vida ya he podido comprobar la enorme diferencia entre follar y hacer el amor, mentiría si dijese que el resultado del acto es el mismo. Poco tienen en común, aunque se puedan confundir por personas que o no han amado nunca o solo conocen sucedáneos de amor o amor de baja calidad.Vale que básicamente se suda y se gime igual y se termina eyaculando, pero al hacer el amor, hay mucho más que riñonadas y arqueamientos de espaldas. Sin llegar a estos extremos, creo que se puede identificar sencillamente en un beso, o en un abrazo. Ese primer beso de amor que das siendo un adolescente, tiene más poder que el uranio empobrecido. Genera una potencia tal, que es prácticamente imposible separar tus labios de los de la chica que te hace perder el conocimiento con una sola mirada y no entiendes que cojones te está pasando, pero no querrías estar en ningún otro lugar ni con ninguna otra persona.
Hoy en día, los expertos en psicología, en conducta y en emociones, han convertido todo esto es algo académico, donde hay que cuantificar y racionalizar a más no poder, tratando de mantener la cordura y el justo reparto entre la pareja, para que no haya una parte perjudicada. Pero lo siento. El amor es un sentimiento tan salvaje e irracional, que llegas a mimetizarte por completo con la persona amada y sientes, respiras y vives por y para ella. Te das por completo y te darías mucho más si aún fuera posible, porque si amas con toda el alma, la implosión que sacude el interior de tu pecho provoca la caída de todos los esquemas y el caos más brutal en el espíritu. Un caos solo capaz de detenerse y volver a poner equilibrio, cuando aquella persona de la que te has enamorado, te mira a los ojos y te dice que te quiere.
Lo siento, soy un romántico empedernido y creo en el amor, a pesar de todo lo vivido y a pesar de todas con las que he compartido mi vida.
Ahora pienso en positivo y ya he comprendido que todas esas relaciones que consideraba fracasos, no han sido más que el aprendizaje para llegar hasta la persona definitiva, que colmará por completo mis anhelos y mis sueños. Y cuando llegue, sabré estar a la altura.
Puede que en el fondo a veces me deje llevar por el derrotismo y crea que en efecto, el amor no es lo que yo espero y que mis amigos más inteligentes tengan razón al desmontarme todos los argumentos y tratar de rescatarme del hechizo de una sonrisa perfecta pero el que nace lechón,muere cochino y renace más lechón que nunca.
Llamadme ñoño o cursi, o lo que queráis pero no concibo mayor felicidad que la de amar y sentirse amado.  Soy carne de cañon y volverán a romperme el corazón una y mil veces. Lo que nadie sabe es que he encontrado el pegamento ideal en el cariño y los abrazos de las buenas amigas.

 

viernes, 9 de diciembre de 2016

Y no me digas nada

Porque sinceramente, no lo necesito.
Llevas casi treinta años marchándote de mi lado. Si tu te vas, por favor, hazlo en silencio y cierra la puerta al salir,que se escapa el gato. 
He aprendido a estar solo, he conseguido hablar conmigo mismo y mantener con mi ego, una conversación interesante. Yo soy el único que no me abandonará nunca, que no me pondrá excusas absurdas y que no se cansará de mi. Yo soy el único que accederá a caminar junto a mi, el resto de mis vidas y a dormir conmigo cada noche.
Te has ido muy lejos, te has ido a costas más cálidas, a montañas nevadas, a la jungla, al infierno y aquí al ladito, justo donde podré verte cada día sabiendo que nunca volverás a besarme.
Te has ido sola, con otro, con tu hijo, con tu hija, con el amor de tu vida, con un perfecto idiota, con la persona adecuada, con tu bagaje de anécdotas simpáticas, con todos los ceros de la cuenta corriente de mi corazón y con la cabeza bien alta  hasta que llegaste al portal y paseaste por las calles de la ciudad, la frente marchita. Esa es la frente de volver y sé que vas a volver convertida en otra gran esperanza blanca con la sonrisa preciosa, una divina caída de ojos y las palabras que tanto necesito escuchar, aun a sabiendas de que son mentiras. Déjalo, ahórrate decirme que me quieres. No me has querido nunca. Me pediste que no te hiciese elegir entre tu trabajo y yo, entre tus sueños y yo, entre tu hijo y yo, entre tu futuro y yo, entre otros muchos y yo. Y no te he pedido nunca que elijas. De hecho siempre te he permitido hacer lo que te ha venido en gana...y así me ha ido.
Lo peor de todo es que sé que no voy a ser capaz de renunciar a ti, que volveré a enamorarme como un gilipollas de tu próxima aparición, de tu próximo cuerpo, de tus próximas caricias.
Volveré a suspirar por amanecer cada día a tu lado y eso me irá consumiendo poco a poco, hasta convertirme en polvo.
He perdido la cuenta de las cartas de amor que te he escrito, de los poemas que te he dedicado y de las canciones que te he susurrado al oído.
He perdido la cuenta de los orgasmos que te he regalado, de los proyectos que nunca llevamos a cabo y de las lágrimas que derramé por ti.
Ya no sé ni sumar. Será porque soy de letras puras y me resulta más facil escribir el dolor que cuantificarlo.
Tengo un amplio muestrario de reproches, mentiras, insultos, falsas promesas de amor eterno y gemidos. Colecciono miradas cómplices, huidizas, crueles y condescendientes. Podría poner un mercadillo con tanto material reutilizable. Pero no quiero. Nunca se sabe cuando me va a hacer falta y no deja de ser tu legado. Lo guardo en el armario, junto a esos abrazos tan intensos y cálidos, esos besos que aún me ponen la carne de gallina y esos latidos frenéticos que un día me dedicaste. Ahora los monstruos que viven en mi armario no volverán a pasar frío  y podrán abrigarse con los excedentes de mis historias de amor.
Y me conozco, sé que esto no va a terminar aquí. Sé que el día menos pensado volverás a mi y me preguntarás con esa vocecita cándida si lo nuestro va en serio.
No comprendo este castigo. No lo merezco. No lo quiero. pero soy carne de cañón y está a puntito de salir mi número.
La vida sigue...y siega todas las ilusiones cuando ve que crecen sin control, dejándolas a ras, para que no me crezca en exceso..

 

martes, 6 de diciembre de 2016

Palos de ciego

Ha dado tantos que ha terminado rompiendo su bastón y ahora depende únicamente de su fiel lazarillo.
Se pierde entre las sombras y si no tiene cuidado, volverá a caerse y a destrozarse el cuerpo contra el suelo.
Es cierto lo que dicen, la vida pasa y pesa, pero pesa mucho más no atreverse a vivir. Ahora le toca ser valiente y poner un pie detrás del otro, sin saber si pisará sobre seguro, aunque los ladridos de su lazarillo le guían y le previenen del peligro.
Hubo un tiempo en el que no necesitaba más guia que su instinto y la fama de su valor le precedía. Hubo un tiempo en el que le echó un pulso al destino. Pero en su soberbía terminó perdiendo y aún le despierta en medio de la noche la herida de su maltrecho brazo, roto en la lucha contra el fatum. 
A veces llora, a veces se desespera y a veces se deja deslumbrar, confundido por la luz que irradia el fuego, pero termina quemándose.
Se terminó el vivir con miedo, si ha de caer, caerá y si debe quemarse se quemará sonriendo.
La luz de la estrella que quiere alcanzar, brilla muy lejos y no le deslumbra, simplemente le guia y en su ceguera, es la garantía de que cuando llegue hasta ella, volverá a ver. Necesita llegar hasta ella, necesita saber que no es un espejismo ni un producto de su imaginación. Necesita creer en algo porque todo se ha venido abajo y con la ilusión, perdió la vista y se convirtió en el cobarde que es ahora, en el niño rubio que llora y que se queda escondidito en un rincón. Pero eso se ha terminado.
Él vale, vale mucho. Es fuerte y es muy capaz de conseguir lo que se proponga. Está despertando de su pesadilla existencial y está volviendo a coger el toro por los cuernos.
¿Quien dijo miedo? Él, constantemente como en una letanía pero ha decidido cambiar su discurso y dejarse de lamentos.
Hasta aquí hemos llegado, piensa y respirando profundamente emprende el camino. Llegará. Llegará si se lo propone y se lo ha propuesto. Volverá a ser el que era. Volverá a correr por la playa, jugando con su fiel compañero canino y despreocupándose de lo que realmente no merece la pena.
Ya está en el camino y aunque a veces se enganche con las ramas desnudas de los siniestros árboles que crecen junto al sendero, no va a detenerse.
Está convirtiendo el tenebroso bosque, en el sitio de su recreo. Y empieza a gustarle.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Hadángel



No hace tanto, en un mundo llamado Katabría, los dioses se afligieron del sufrimiento de los kátabros, la raza que habían creado a su imagen y semejanza.
La vida en Katabria no era más que una transición para alcanzar su sitio junto a los dioses en el parnaso, pero los kátabros, al no tener la absoluta certeza de cómo funcionaban los planes divinos, sufrían una inmensa pena cuando sus seres queridos comenzaban el viaje de transición y abandonaban su cuerpo físico. A ese viaje lo denominaron muerte y muchos llegaron a creer que todo terminaba allí, justo en el verdadero punto de partida hacia la felicidad absoluta.
Algunos de los dioses, hastiados de escuchar el llanto de los kátabros sin poder consolarlos, decidieron crear otra raza con apariencia kátabra pero con el alma y el corazón exactamente iguales que los suyos. Tras investigar cuales eran los seres fantásticos a los que los kátabros concedían esas virtudes, los dioses decidieron modelar un número limitado de "hadángeles" y distribuirlos por el mundo de tal manera, que todos su habitantes tuviesen acceso a uno de ellos, bien por vínculo familiar o por cualquier otro tipo de vínculo afectivo, como la amistad o la pareja.
Hubo muchos katábros que en su mezquindad no fueron capaces de reconocer a estos seres pero otros sin embargo, identificaron su esencia en cuanto los tuvieron delante, a primera vista. Los kátabros más sensibles y más necesitados de la influencia de los hadángeles, se sentían terriblemente atraídos por ellos desde el primer momento en el que cruzaban las miradas.
Los hadángeles eran capaces de canalizar la energía de aquellos que habían comenzado su transición y a veces, concedían a los kátabros la oportunidad de identificar en ellos muchas de las cualidades de sus difuntos.
En uno de los reinos más pequeños de Katabría, habitaba  Gat,un trovador que a través de sus cuentos y canciones,  depuraba su alma, limpiándose de cuanto dolor le emponzoñaba el pecho. Pero no conseguía ser feliz, porqué necesitaba componer canciones o escribir cuentos constantemente.
Uno de los dioses, que llevaba mucho tiempo tratando de ayudarlo, hizo que conociese a un hadangel, que bajo la apariencia de una preciosa kátabra, apareció en su vida justo en el momento en el que Gat se preguntaba si vivir así era algo que pudiera evitar, y se planteaba de qué manera podría dejar de sufrir por dolorosa y  radical que fuese la solución.
Una mañana de verano, Nika llegó a su vida de forma aparentemente casual y Gat supo desde el primer momento, que aquella bella joven, era alguien especial. Su forma de hablar, de moverse, de mirarlo. Había algo que le atraía de una forma tan salvaje y diferente, que incluso llegó a  asustarse, al pensar que jamás, por mucho que lo intentase, llegaría a estar a su altura y Nika terminaría despreciándolo y apartándose de él. Pero Nika, lejos de distanciarse de Gat, le regaló su bien más preciado, una amistad pura y sincera.
Gat reconoció en Nika la muy especial sensibilidad de su padre difunto y a veces, estando junto a la joven hadangel, llegaba incluso a escuchar la voz de quienes ya habían finalizado el viaje de transición y estaban en el parnaso, junto a los dioses y desde allí le cuidaban.
Gat decidió escribir un cuento sobre su querida Nika pero esta vez,no para limpiar su alma de lágrimas y heridas, sino porque se sentía absolutamente feliz y agradecido por que Nika hubiese llegado a su vida.
Y ente es el cuento de Gat, desde entonces un kátabro feliz.