jueves, 28 de julio de 2016

El tiempo se detuvo.

Durante muchos, muchos años, el reloj de pared que me regalaste, marcó las horas de nuestras vidas y meció con su péndulo y sus campanadas, nuestros sueños...y nuestros desvelos.
Hoy ha expirado mi tiempo, se ha vaciado la clepsidra y la arena de mis días se ha ido toda al otro lado.
Los médicos solo han podido certificar mi defunción y la parca ha venido puntual a recogerme al hospital, para acompañarme allí donde volveremos a encontrarnos,allí donde podré acariciar tu rostro de nuevo. Ahora ya no puedo tocarte, ni besarte. Soy incorpóreo y mis labios atraviesan los tuyos en este frustrante intento de despedirme de ti, besándote por última vez.
Antes de llegar al lugar que nos tienen reservado a todos, he conseguido que la pálida señora me permitiese pasar un momento por casa. He descolgado el reloj de la pared del pasillo, no te enfades, ni te asustes. Ese reloj simboliza mi vida a tu lado y hoy se ha detenido, por lo que no tiene sentido que siga dando la hora.
Me han dicho que aún queda bastante arena en tu clepsidra, espero que seas feliz. Y que no me olvides. Yo estaré siempre pendiente de ti, te cuidaré desde el otro lado y trataré de que esta distancia que nos separa ahora, podamos salvarla de alguna manera. Por lo que tengo entendido, solo podremos vernos en sueños, pero aún tengo que preguntar muchas cosas aquí. Reviviremos en sueños nuestros tiempos mejores, no lo dudes ni un segundo, ni un minuto, ni una hora.
En cualquier caso, quiero que seas feliz. Quiero que encuentres a alguien que te aporte lo que yo no podré aportarte ya. Quiero que llenes tus días de la felicidad y el amor, que ya no podré darte. Quiero que regales otro reloj a otra persona y que esa persona descubra en ti, todo lo que yo he podido disfrutar.
Hasta luego, mi amor. La eternidad es la forma de llamar al tiempo que estaremos separados.No se puede medir de otra manera.

miércoles, 27 de julio de 2016

Amenaza en el túnel

Según todas las críticas especializadas y la mayoría de las menciones en diferentes medios de comunicación, Perla, es la reina del teatro de denuncia social.
Su larga carrera de actriz "comprometida", le llevó a montar su propia compañía, cansada de bregar con un sistema piramidal, en el que los personajes que ocupaban la cúspide se lucraban con su trabajo y se permitían el lujo de intentar vetarla en los circuitos escénicos, cuando terminaba rechazando sus vetustas e injustas imposiciones.  Su trayectoria personal, como mujer muy reivindicativa socialmente, le llevo a enemistarse con "la patronal" del mundo de la farándula.
Perla regresaba en tren tras haber pasado unos días en Galicia, en casas de diferentes amigos.
Habían sido unos días muy especiales y provechosos a todos los niveles. Por un lado, necesitaba salir de la capital de provincia castellana donde reside y respirar otros aires, eso se lo tomó como una cura de salud mental. Por otro, aprovechó su viaje para conocer lugares especiales y gente especial, rodeándose de amantes de la cultura que le enseñaron la casa de Valle Inclán, su autor favorito, y la casa de Rosalia de Castro, la poetisa gallega de vida convulsa y verso terriblemente melancólico. 
Estando en Villa García de Arousa, tomó conciencia con la realidad del narcotráfico, conoció el dolor y los estragos causados por la droga y la forma con la que los narcos, habían comprado el silencio y la tolerancia de muchos vecinos, a base de mejoras estructurales y de ocio en el territorio, construyendo campos de fútbol para sus jóvenes clientes potenciales, frontones donde estabular a los mayores más críticos, negocios de hostelería donde blanquear sus inmensas ganancias y de paso emplear a muchos de los parados del censo local, carreteras para agilizar el transporte de su mercancía asesina y muchos otros medios de optimizar sus recursos, aparentando hacerlo por solidaridad con sus paisanos.
Perla, decidió ofrecer a la Asociación de víctimas del narcotráfico uno de sus montajes, el más famoso quizás. Un montaje en el que un sicario del narcotráfico colombiano, cuenta al público el cómo y el porqué de su salvaje empleo, a través de un desgarrador monólogo, donde no se priva de explicar a los espectadores, muchos de los "modus operandi" de los jóvenes que trabajan para los narcos, seducidos por el dinero fácil, la vida de lujo y la posibilidad de hacer de su día a día, una réplica exacta de las películas de moda, aunque eso los obligue a quitar vidas y posiblemente a perder la propia.
En el pueblo gallego aceptaron de buen grado, pues el teatro tiene una función aleccionadora y preventiva de la que muchos apenas se dan cuenta pero que es altamente necesaria para al menos, avisar a los jóvenes de que se mantengan lejos de las tentaciones de los modernos diablos, con deportivos descapotables y automáticas en la cintura.
Quedó en fijar la fecha de estreno en no más de un mes y después de despedirse de sus amigos y del mar, sacó un billete del tren que la devolvería de nuevo a su hogar.
Cuando ocupó su asiento en el vagón, todo empezó a darle mala espina.
El tren estaba demasiado escaso de comodidades y de adelantos facilmente localizables en otros ferrocarriles españoles.
Al dirigirse a la cafetería para intentar amenizar un poco el viaje, experimentó el primer desasosiego, al pasar junto a uno de los baños con la puerta abierta y encontrarse a un hombre orinando, que le clavó la mirada con su miembro en la mano y le sonrió con una frialdad y una sorna, de lo más amenazadoras. Apretó el paso y llegó al vagón cafetería, donde el empresario de turno, había decidido poner todo al mismo precio, desde el café más ridículo al emparedado más rancio y claro está, no eran precisamente precios populares.
Cuando el camarero reparó en ella, le atendió rápidamente, coqueteando con lo que pensó que era una presa fácil: una mujer atractiva y sola, con cara de estar asustada e incómoda por el viaje, que debía haberse acercado por la cafetería en busca de compañía.
Tan solo había tres personas más en aquel vagón-negocio: Un hombre de mediana edad, ojeando un periódico, un muchacho con la cabeza rapada y un petate militar y una venerable anciana saboreando una infusión muy aromática. Entonces llegaron a un túnel y todo se oscureció por completo.
Perla no pudo gritar porque una mano le tapó la boca mientras el agresor, con la otra mano, apoyó el filo de una hoja en su cuello. El tiempo se detuvo como por arte de magia y escuchó una voz que le susurró al oído -Será mejor que non xodas, rapaciña. No queremos tu porquería de espectáculo na terra nostra. Vai tomar polocul, o te mandaré a San Anton de Teixido con a Santa Compaña.
Antes siquiera de poder reaccionar, sintió como aquel matón se retiró igual de sigilosamente que había llegado y en diez o doce segundos, el tren abandonó el túnel y regresó la luz.De aquel hombre solo reconoció un asqueroso olor a orina en la mano que le impidió gritar pidiendo ayuda.
Controlando la flogera de piernas y las ganas de llorar, Perla regresó a su asiento en silencio y sin volver la vista atrás. Durante las pocas horas de viaje hasta su hogar, tomó la que quizás sería la decisión más importante de su vida. Actuaría, claro que actuaría. Saldría a escena con toda la fuerza que le daría el valor de la madre que había encontrado a sus hijo muerto en la cama de su habitación, con una jeringuilla clavada en el brazo y decidió enfrentarse a los causantes de todo aquel dolor. Actuaría en el nombre de tantos y tantos hombres que se jugaban la vida a diario, abordando planeadoras en las peligrosas costas gallegas y echando abajo las puertas de naves supuestamente industriales, donde no sabían que les aguardaba al otro lado.
Actuaría, aunque le pudiese costar la vida. Aquella sería su pequeña venganza contra aquel sicario del terror, que trató de doblegar su carácter indómito.
La vida da muchas vueltas, demasiadas, pero ella ni se marea, ni tiene miedo a las curvas.

sábado, 23 de julio de 2016

Payaso 2 (Las miserias del payaso)

La policía lo detuvo pocos años después de haberse instalado en Merlburne, donde se labró una gran reputación tras su llegada de España.
El suyo fue un caso terriblemente mediático. Es lo que tienen los payasos, atraen a las cámaras...y más cuando cometen errores como los suyos.
Tanto tiempo conteniendo sus impulsos y confundiendo el cariño por los niños, con otras cosas, lo llevó a una celda en la prisión australiana, mientas la embajada de España agilizaba la extradición a la península, gracias a los hilos que movió su padre. Pero fue demasiado tarde. Cundo se corrió el rumor por la penitenciaría, de los cargos de los que se le habían acusado, los presos ejercieron de jueces y de verdugos y tras violarlo salvajemente en las duchas, le dieron tal paliza que lo enviaron en coma a la enfermería de la prisión, desde donde le trasladaron rápidamente al hospital general. 
Al conocer la noticia, su madre sufrió un ataque al corazón y su padre envió a sus abogados en el jet privado, para que fuesen tramitando las correspondientes denuncias, en lo que él dejaba las cosas atadas en España y podía trasladarse allí. Cuando supo que su hijo había sido detenido por abusos deshonestos y pederastia, simplemente lo eliminó del testamento y se prometió que conseguiría limpiar el baldón de su expediente.
Al parecer, aquel payaso de gran corazón y mirada tierna, aprovechaba la confianza de muchos de los padres de las niñas de las fiestas donde era contratado, para tocarlas a escondidas, allí donde ningún hombre adulto debería tocar nunca a una niña. No contento con aquellos tocamientos,pedía que lo tocasen también a él, como si fuese un juego secreto y utilizaba la cámara de su teléfono móvil de última generación, para sacarles fotos comprometidas, que almacenaba en el disco duro de su ordenador, en una carpeta con el nombre de  " princesitas".
Durante su periodo de estado comatoso, la mente del payaso, le torturó hasta la saciedad con las más terroríficas imágenes. En ellas, un payaso diabólico hacía llorar a una niña pequeña, a la que obligaba a desnudarse y a masturbarlo, golpeándola en la cabeza con su trompeta, cuando la pequeña se negaba a sus pretensiones. Golpeaba a la inocente criaturita con tal saña, que la sangre que manaba sus heridas se confundía con la pintura de la enorme sonrisa del payaso.
No quería despertar, no quería volver a la realidad, no quería enfrentarse a sus demonios ni a las consecuencias de sus actos. El siempre creyó que lo que hacía era darles amor a esas niñas, que las acariciaba con ternura porque era el único que podía reconocer lo inmaculado de sus espíritus sin corromper por la sociedad actual. Que las amaba como nadie, ni siquiera sus padres, sabían amarlas.
Ahora, durante su particular viaje por el infierno de la razón, comprendió cuan equivocado estaba.
Una mañana de abril, para su desgracia y para el horror de su padre, despertó.
Dos meses después abandonó el hospital, en un coche patrulla y tuvo que escuchar los insultos de los cientos de payasos, que se congregaron en la puerta del centro médico, para escupirle su repulsa y gritarle el daño que había hecho a un colectivo, diametralmente opuesto a sus asquerosos actos.

Payaso.

Cuando recogió el título universitario y la foto de la orla convenientemente enmarcados en la tienda de marquetería, los llevó a casa y los colgó en la pared del dormitorio. Midió bien la distancia para que quedasen correctamente alineados junto a su cinturón de campeón nacional de boxeo juvenil en peso medio y el diploma del conservatorio, donde estudió flauta travesera.
Su vida, sus ilusiones y sus sueños colgados de la pared, decorando un dormitorio. 
Estudió una licenciatura porque en su entorno no entendían que quisiera dedicarse a hacer felices a los demás, con una nariz de clown y unos zapatones rojos. Eso no era vida para un chico de su condición, hijo de un famoso empresario madrileño que había abierto sucursales de su empresa de cosmética en una docena de países por todo el mundo.
"Eso no es serio", le dijeron en su antigua facultad privada, donde ofreció un espectáculo de clown para la fiesta de fin de curso. No es serio...¿Y qué es serio? Sin duda sus compañeros de empresariales necesitaban reírse y olvidar sus miserias, como todo el mundo., profesores incluidos.
Siempre había tenido la necesidad de convertir en comedia el drama de su vida. No es oro todo lo que reluce. Ningún pájaro es feliz enjaulado, por grande y lujosa que sea su jaula. El dinero no compra la felicidad, ni siquiera ayuda a conseguirla. Eso es un tópico.
La nariz de clown le convertía en alguien diferente, le camuflaba por completo, ocultando al resto de los mortales, su corazón herido y su alma torturada.
Cuando el público rompía a reír con sus números, él sentía que su vida tenía un sentido. 
No quería sentarse en el despacho de director ejecutivo de la multinacional de su padre, para firmar balances de cuentas, contratos y despidos. Había conocido a gente maravillosa en la farándula, que renunciaban a las etiquetas que imponía la sociedad. Había conocido a personas realmente vivas y que querían compartir su alegría de vivir, desde las tablas de un escenario, el trapecio, la pista de baile o los zancos. Había encontrado semejantes en personas tan diferentes a él, que súbitamente entendió en que consistía todo.
Se enamoró de una trapecista preciosa, pero nunca se atrevió a decírselo. Una noche se lo escribió.en un relato y lo colgó en las redes sociales, los nuevos mentideros públicos :




Pudor.

La conocí en el último encuentro de circo y al ver su habilidad en el trapecio me enamoré en el acto. Era tan artista como hermosa y cuando clavó su mirada en la mía no pude evitar avergonzarme de mi desnudez, por lo que rápidamente me coloqué mi nariz de clown, que no solo viste mi cuerpo, también viste mi alma y mi corazón. Al hacerlo vencí el pudor.


Ella nunca se dio por aludida, ni falta que hizo porque a las pocas semanas, un amigo común le informó del próximo enlace entre su amada trapecista y el domador de caballos del Circo Americano. Aquella noche, consiguió que el público se riese más que nunca, al convertir en carcajadas su inmenso dolor.
Mirando el título y la foto de la orla, comprendió que ya podía despojarse de sus ropas de persona normal, que ya podría decirle al mundo quien era realmente. Tardó menos de diez minutos en comprar un billete de avión a Australia y en reunir el dinero de sus cuentas bancarias en la que él era único titular. Hizo la maleta, se rasuró en el cuarto de baño y frente al espejo su negro cabello, siempre engominado hacia atrás, se pegó una ducha rápida y tras vestirse cómodamente, se marchó de allí.

miércoles, 20 de julio de 2016

Místico.

Creo que esto del misticismo no lo terminan de asimilar en mi pueblo. Si comprendiesen lo intrínsecamente espiritual del concepto, no me habrían corrido a boinazos mis "quintos" y seguramente me habría librado del chapuzón en el pilón de la plaza.
Si bien es cierto que durante muchos años, durante los meses de verano en que volvía a la casa de mis abuelos, socializar con los amigos de allí, consistía únicamente en jugar al mus, beber unos vinos en las bodegas y requebrar a las mozas en los bailes durante las fiestas, puede que este año me haya ganado a pulso la reacción de los vecinos.
Ya el primer día que salí a hacer Tai Chi a la plaza me miraban con unas caras muy raras, incluso Mariano,el carnicero, me preguntó si es que me estaba quedando sin pilas.
Cuando extendí mi esterilla en el frontón para hacer mis ejercicios de Yoga, procedieron directamente al desalojo. Y no por las buenas, que aún tengo roja la mejilla, del bofetón de Rogelio, campeón de la comarca que se entrena a diario a la misma hora en la que yo encendí mis barritas de incienso y puse en el loro, el disco de meditación.
Lo que resultó ser la gota que colmó el baso, llego esta mañana a la hora del café en el bar de Genaro.Solo a mi se me ocurre tratar de interpretar los posos del café de su hermana Marina, sin saber que hace tan solo dos meses se casó con Roberto y que Roberto es un tipo de lo más celoso, además de uno de los mejores cazadores de la provincia de Valladolid. Por mucho que intenté explicarle que solamente quería ver si todo le iría bien a su esposa, no hubo manera. Roberto me sacó del bar por la pechera y aunque los demás presentes intentaron calmarlo, explicándole que solo es que me he vuelto un pijito gilipollas, de tanto internet y tantos libros raros, nadie me libró de una buena hostia.
Hablando de hostias, la que me endiñó el cura del pueblo, no se quedó corta. Tras amenazarme con la ira de Dios y el día del juicio final, me dejó bien claro que no se me ocurriese intentar confundir a sus feligreses con supercherias paganas y tontadas de esas de los chinos.
Por lo menos Roberto se conformó, con que ante mi perorata sobre la iluminación y el camino de la luz, mis quintos me corriesen hasta el pilón y terminasen poniéndome a remojo. Menos mal que no se fue al Range Rover a por la Benelli superpuesta del veintidós, como había sugerido en un principio.
Y que coño...razón no le falta a mi gente.
Durante generaciones, los vecinos del pueblo han llevado una vida digna y completa, sin tener que recurrir a ningún Yogui, ni Sen sei. Como mucho le preguntaban al alcalde, al boticario o al maestro.
En mi pueblo siempre ha habido cultura. Se ha leído mucho, pero casi siempre a autores españoles que les aportasen ratos de ocio, relacionados con sus vidas. Delibes y Cela, siempre han causado furor en la biblioteca y lógicamente, "El arte de la guerra" y "El tercer ojo", cumplen con su exacto cometido, que no es otro que el de calzar  la mesa de la bibliotecaria.
En cuanto me seque, voy al bar de nuevo, a invitar a una ronda de claretes y a buscar tres para un mus.
Sin rencor.

sábado, 16 de julio de 2016

Suspenso

-Lo lamento mucho, jovencito, pero no puedo concederte otra calificación que un suspenso. Te avisé de que el proyecto era fantástico, pero que podría tomar un camino erróneo. Has depositado demasiadas esperanzas en la raza que creaste a tu imagen y semejanza, pero por mucha inteligencia y por mucho raciocinio que les hayas insuflado, carecen de los valores que forman parte de nuestra naturaleza, son una mala e incompleta copia y al final, pasó lo que tenía que pasar.-
El divino maestro de la escuela para dioses, se colocó las lentes con un gesto triste y rápido y estampó el sello de suspenso sobre el dossier del proyecto del  joven dios. A este le disgustó la decisión de su maestro, pero acató con estoicismo su calificación y pensó en que tendría que destruir el proyecto y volver a empezar desde el principio. Antes de irse del aula, en un último intento de conservar su creación, se dirigió humildemente a su maestro.- Por supuesto acepto y acato su decisión pero me va a dar mucha pena borrar todo rastro de vida del planeta que he creado con tanto cariño. Es cierto que no he sabido insuflarles nuestra naturaleza divina y, pensé que podría compensarlo, haciéndoles llegar valores y los más altos sentimientos, a través de la enseñanza de algunos elegidos. Pero veo que no solo no ha sido suficiente, sino que le han dado un siniestro enfoque al mensaje y ha terminado siendo un desastre. Les inculqué amor y justicia, pero por lo que veo no en las dosis suficientes.
A lo largo de los milenios que le he dedicado a mi proyecto, he creado un sinfín de especies diversas, para que habitasen y enriqueciesen mi planeta con su presencia, pero es verdad que los humanos, me han salido demasiado arrogantes y se han dedicado a esquilmarlas. He tratado de avisarlos constantemente, provocando desastres naturales de todo tipo para que se diesen cuenta de quien tenía el verdadero control, aunque todo ha sido en vano. Al principio sus guerras por el poder, las consideré como un experimento sociológico, pensando en que aprenderían por si solos de sus propios errores. Cuando comenzaron a matarse en el nombre de sus dioses, la cosa empezó a preocuparme seriamente y me duele reconocer que todo ha tomado peor forma, justo antes de la fecha de presentación de trabajos. Estaba a punto de realizar un último intento, enviando un nuevo elegido, como el que les hice llegar hace poco más de dos milenios, pero no me ha dado tiempo. 
Cuando decidí hacer un trabajo de esta categoría, estuve a punto de no introducir seres vivos y de dejarlo tan solo en un proyecto planetario, como los de algunos de mis compañeros. Me ha perdido la avaricia. Quería sacar la mejor nota, para poder elegir la plaza que más me conviniese, pero ha sido demasiado pretencioso por mi parte, insuflar a los seres humanos, cosas para las que no los supe capacitar desde el principio.
Mañana arrasaré el planeta, lo limpiaré y comenzaré de nuevo, a ver si soy capaz de tener algo listo para la próxima convocatoria. Lo voy a sentir mucho por los animales y las plantas,que no tienen la culpa. Quizás en mi próximo trabajo elija otra especie como especie superior. creo que los felinos son excelentes criaturas. Ya veremos. 
Muchas gracias por su paciencia y su consejo. Volveré con el proyecto mejorado, se lo aseguro.-
-Confío en tus habilidades y en tus posibilidades-dijo el maestro, antes de dar paso a la siguiente deidad.
Al día siguiente un enorme meteorito se estrelló contra la tierra, erradicando todo rastro de vida de ella. Comenzó el nuevo proyecto.

martes, 12 de julio de 2016

Bailando

Hace ya tiempo que comprendí, que por mucho que escuche a los Bee Gees y se me vayan solas las piernas, no soy Tony Manero.
El parecido físico entre Travolta y yo, es equiparable al existente entre "Torrebruno", y el actor que da vida a "Lobezno". Estoy más cerca del entrañable actor y ¿músico? italiano, de impecable peluquín, que al patilludo, fornido y atractivo Hugh Jackman.
Al fin y al cabo, el físico es lo de menos. Esto, junto a lo de que la belleza está en el interior y lo de que el tamaño no importa, constituyen parte del decálogo de las grandes falacias de la humanidad.
Diferencias físicas aparte, lo peor llega, cuando la excesiva confianza en uno mismo que confiere el alcohol (invento del maligno) te lleva a tratar de emular al sex símbol discotequero.
Nunca olvidaré el día en el que con un whisky de más, maridado con un excelente exceso de ego, me acerqué al dj de un garito a pedir que pinchase el mítico tema "stayin alive", banda sonora de la peli Fienbre del sábado noche, con la sana intención de deslumbrar a un grupo de jovencitas con mis movimientos de cadera. Y debí de deslumbrarlas, porque la mayoría de ellas, o se tapaban los ojos con las manos o miraban hacia otro lado.
Me vine arriba y me acerqué a una chavala que llevaba mucho tiempo llamando mi atención.
Desde que la vi por primera vez años atrás, supe que siempre sería para mí, la castañita mas guapa del universo paralelo en el que acostumbro a pasar la mayor parte del tiempo.Traté de impresionarla mezclando dos de los pasos más discotequeros de mi repertorio: El conocido como "Paso del bidé" y el siempre oportuno y sencillo paso "El autoestopista" (sencillo hasta para un tipo como yo, que cree firmemente en lo escrito por Norman Mayler: "Los tipos duros no bailan").
Según me iba acercando, su expresión mutó de la sonrisita de asco mal disimulado, a la cara de "si das un paso más, saco el espray de pimienta, te abraso los ojos y llamo a la policía".
A menos de dos metros de su cara de pánico, di una serie de vueltas sobre mi mismo para tratar de finalizar la exhibición de danza disco, con un espagat tan patético,que además de conseguir rajarme por completo la tela de la entrepierna de los pantalones, me produjo una rotura de abductores, que me hizo gritar y llorar como un bebé, cosa que al menos sirvió para amortiguar la estruendosa flatulencia que se originó con el esfuerzo. Vamos, que mi excelente imitación de Travolta , la conquistó en el acto. Menos mal que mis amigos estaban atentos a la jugada y tras conseguir contener los salvajes ataques de risa, tuvieron la delicadeza de recoger mis despojos de la pista de baile y llamar a una ambulancia. Traté de llegar arrastrándome hasta aquel grupito de bellezones españoles, pero los seguratas del garito se ocuparon de corregir la trayectoria de mi persistencia y entre dos impresionantes culturistas vestidos de negro y mi único amigo completamente sobrio, me subieron las escaleras y me depositaron en la camilla que habían desplegado en la puerta los sanitarios de urgencias.
A fecha de hoy, sigo pidiendo a mi mejor amigo, que me espose a la barra o a una banqueta, cada vez que suena en algún bar uno de los temas de la B.S.O de "Fiebre del sábado noche".
Aquella castañita de la discoteca que presenció horrorizada, semejante danza de cortejo, decidió semanas despues, ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía y nunca sale de noche,sin su arma reglamentaria.
Un amigo común, me dijo que la destinaron a Sevilla, por lo que me he matriculado en una academía de flamenco y sevillanas. Puede que  si consigo dominar la técnica adecuada, me crea si soy capaz de decirle que me muero por sus huesos, y que voy realmente en serio.