domingo, 22 de noviembre de 2015

Atracón de recuerdos

Esto de la neurología es un no parar de llevarse sorpresas.
Aquel 14 de abril del año pasado, perdí la memoria y los médicos me dijeron que no me preocupase que la iría recuperando poco a poco.
Al resetearme a las bravas, el disco duro de mi cerebro eliminó o cambió de sitio muchísimas carpetas de recuerdos, excepto aquellas que contienen los recuerdos más desagradables y más intensos.
La neuróloga que me revisa cada equis tiempo me ha explicado que precisamente los recuerdos dolorosos al igual que los conocimientos adquiridos a fuerza de estudio y empeño, son los que antes se recuperan (para mi sorpresa sigo hablando inglés e italiano pero no consigo recordar con detalle mi primer beso) y que justo los recuerdos amables y los triviales son los que más tardan en volver.
A veces una cosa lleva a otra y de repente me encuentro con recuerdos de mi vida que me sorprenden gratamente y con otros que me asustan un poco y llegan a cabrearme, pues no me termino de identificar con ese yo de antaño que a veces me resulta bastante gilipollas.
Si pudiese hacerlo no dudaría en cambiar comportamientos del pasado, subsanar errores que en su momento no me lo parecieron pero que en el presente arrastran consecuencias.
He recordado también por asociación de ideas muchas historias de amor o de lo que yo creí que era amor.
En ese terreno siempre he sido igual de estúpido que en muchos otros y he mantenido mi nefasta estrategia de mirar hacia otro lado cuando las cosas se ponían difíciles y surgían problemas o simplemente no quería ver la realidad.
Ahora la veo y me empeño en mantenerla la mirada, ya no voy a apartar la vista aunque me duela y me ciegue el brillo de muchas cosas.
Desde que era un niñatillo identifiqué todo lo que deseaba encontrar en una mujer en cierta persona que lee asiduamente este blog y que siempre ha estado a mi lado, en los momentos buenos y en los malos.
Me ha costado muchos años darme cuenta de que nunca pasará de lo platónico y de que además, me cierro yo mismo las puertas que debería abrir de par en par para que pase la persona adecuada y se ponga cómoda para el resto de mis días. Además sin desearlo también estoy lastrando su vida, pues si lo que quiero es que esa persona sea completamente feliz, debo darla toda la libertad que se merece y quedarme con lo bueno de su inmenso cariño y su  incondicional amistad. Cómo canta Pablo Milanés "la prefiero compartida antes que vaciar mi vida".
Digamos que con los recuerdos me está llegando también algo de inteligencia emocional, debe de estar de oferta o haber un dos por uno.
Al igual que escribí que quisiera ser un buen escritor, que con ser escritor no me vale, también quiero ser una buena persona, con ser persona tampoco me vale.
Creo que me va a costar mucho más lo primero que lo segundo pues para ser un buen escritor tendré que trabajar mucho y para ser una buena persona tan solo tendré que esforzarme en no hacer a los demás lo que no me gustaría que me hiciesen a mi.
Si todo el mundo funcionase con este principio las cosas serían muy diferentes pero imagino que todos deberían proponerse lo mismo que me he propuesto yo y aunque nunca he sido particularmente "malo" ni negativo para los demás, me ha costado cuarenta y un años plantearme esa idoneidad de acciones.
He de perdonar a muchos y pedir perdón a muchos más.
Puede que se deba a esa tan fastidiosa "labilidad" pero ahora la mayoría de las veces que me siento ante el teclado termino con la lagrimilla colgandera.
Fijo que algún amigo me va a forrar a collejas para que espabile y me deje de tanto drama.
En "Colgado de la cuerda oportuna", la novela que estoy escribiendo sobre la guerra de secesión americana, he repartido sentimientos y actitudes entre muchos personajes para poder actuar a través de ellos cómo quisiera actuar en la vida real y aunque suene estúpido, al escribirles situaciones límite y dejar que reaccionen ante ellas me sirve de catarsis y de campo de pruebas.
Tengo la suerte de poder plantearme muchas cosas a través de lo que escribo.
Del mismo modo que un pintor plasma su mundo en un lienzo, un compositor le da forma musical a través de corcheas y semi corcheas yo puedo escribirme hipotéticas reacciones ante sucesos que aún no han llegado a ocurrir y que espero que algunos no lleguen nunca.
Adoro el realismo mágico de Macondo y manteniendo las distancias, a veces creo mis universos tan reales como mágicos, donde soy feliz.





viernes, 20 de noviembre de 2015

Hasta cierto punto

Una vez más estoy de acuerdo con Manolo Garcia, pero hasta cierto punto.
Sentir es mejor que pensar, sobre todo si piensas demasiado y entras en bucles peligrosos pero sentir en exceso también puede ser muy peligroso, mucho.
Cómo humano que soy, estoy sujeto a mis sentimientos y en la mayoría de las ocasiones los sentimientos me atan más que los pensamientos. Craso error, uno puede equivocarse al pensar pero también puede hacerlo al sentir y con desastrosas consecuencias.
Agua y aceite. Aunque mezcles sentimientos con pensamientos, los sentimientos se mantendrán en la superficie y será lo primero que se vaya al achicar la inundación en el alma.
Aún no he aprendido cómo lastrar algunos sentimientos para que se queden en el fondo y no tiendan a emerger, con el peligro que eso conlleva.
Pensar es algo a lo que no estaba acostumbrado , solía vivir deprisa y mirar hacia otro lado, hacia cualquier punto donde no viese problemas y quizás ahora pienso demasiado y le doy millones de vueltas a todo, como si con ese centrifugado mental fuera a conseguir algo.
A sentir si que estaba acostumbrado y he sentido mucho y no quisiera dejar de hacerlo.
No todos los sentimientos han sido hermosos, ni mucho menos. No soy un tipo dado a sentir ira  y odio, siempre he tendido a tratar de ignorar esos sentimientos e incluso a eliminarlos antes de que llegasen a florecer pero ahora también forman parte de mi realidad cotidiana. Maldigo lo humano que hay en mi. Maldigo la facilidad de muchas personas para causar dolor y destruir las ilusiones de los demás.
Puede que no esté en mi mejor momento emocional, puede que el haber sentido tanto miedo y tanto dolor me hayan causado una herida que aunque con el tiempo llegue a cicatrizar, me molestará con los cambios  climatológicos y con la humedad, sobre todo si esa humedad viene de un torrente de lágrimas.
Quizás lo más intenso que he sentido en estos últimos tiempos, aparte de la muerte de mi padre, haya sido un profundo agradecimiento hacia mis seres queridos por haber estado a mi lado.
Pero no todo es de color de rosa y aunque algunos lo piensen, no vivo en los mundos de Yupi.
En ocasiones se me mezclan sentimientos y pensamientos y me descubro pensando y sintiendo que no me gusta mi vida, que me he encontrado con demasiadas cosas terribles seguidas y que en ocasiones estaría mejor dormidito o en standby. 
Aún disfruto al sentir el aire fresco en el rostro las mañanas soleadas, aún disfruto de un buen vino con un amigo, de una buena conversación, de un buen libro, de una cación bonita y de encontrar algo especial en determinadas personas pero siento que he perdido parte de mi esencia primigenia. Igual eso es la madurez, vaya usted a saber.
Imagino que todo esto a muchos de vosotros os parecerá una soberana estupidez y haréis cola para darme collejas pero muy a mi pesar, estoy confuso.
Siempre he sido un tipo muy positivo y tremendamente optimista, de naturaleza alegre y sociable y con una seguridad en mi mismo que me ha llevado a cometer demasiados errores.
A fecha de hoy me estoy centrando en escribir y en aprender a hacerlo lo mejor posible. 
Corro el peligro de convertirme en uno de esos hikikomoris japoneses que no salen de sus habitaciones y viven conectados a la red y atrapados por sus ordenadores. 
Es cierto que he cambiado de ocio y aunque sigo haciéndolo gustoso, he cambiado muchas horas de alterne con los colegas, por horas ante el teclado, escribiendo o leyendo. Aún no me he enganchado a "Gran hermano" o a "Sálvame" ni creo que lo haga, teniendo libros a mano.
Leo un libro detrás de otro, eso no es nada nuevo, lo que si que es nuevo, es la envidia que se me mezcla con el placer al abrir cada uno de ellos y enfrentarme a sus páginas.
Mucha gente me considera escritor. He publicado un libro de relatos, estoy a punto de publicar una novela, trabajo duro en otra que tengo muy avanzada, escribo relatos, cuentos y textos en este y otros blogs practicamente a diario y aunque he ganado algunos premios literarios, cada día soy más consciente de mis carencias y limitaciones, también en lo literario.
No me vale con convertirme en escritor, quisiera ser un buen escritor.
Supongo que esa habilidad es cómo el ritmo o el oído musical, o naces con ello o es muy difícil adquirirlo. 
Trabajo mi mente a más no poder y trato de absorber lo que puedo de los grandes autores que llenan mis estanterías pero cada día me siento más frustrado, pues aunque me bullen las ideas para miles de historias y  la necesidad de contarlas y de transmitir es superior a mis fuerzas, me parece que no termino de dar con la forma adecuada, de depurar el estilo y de encontrar ese "Santo Grial" de la literatura mediante el que al beber un trago del cáliz, alguna de mis obras se convierta en inmortal.
De todas maneras me ratifico en que es mejor sentir que pensar, sobre todo si aquello que sientes te despierta pensamientos lúcidos y bellos.




 

 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Tan lejos, tan cerca.

Debo de ser un auténtico profesional en alejar de mi todo lo que quiero.
Ya lo canta Bebe:"Era verdad que yo tenía ganas de verte, era de verdad que yo tenía ganas de quererte, a ti".
Supongo que es parte de este eterno proceso de aprendizaje que me hace caer desde lo alto de las ilusiones y que me enseña a no obcecarme en lo que no puede ser.
Es duro pero de todo se aprende.
No es que quiera demasiado, es que aún no he aprendido a hacerlo en condiciones.
Genaralmente asusto y confundo, trato de purgar mis defectos a base de textos, relatos, cuentos...historias en definitiva donde le paso un filtro a mis carencias y las maquillo para tratar de convencer a quien de otra forma no podría, pues ya me conoce lo suficiente y sabe de mi afán por dar con la historia de amor perfecta, aunque solo sea para poder escribirla, que ya estoy cansado de escribir fracasos.
La vida te ha llevado lejos, pero tan lejos, tan cerca, que al abrir los ojos cada mañana, maldigo al inventor de la distancia física.
Hoy por hoy, hay mil artilugios que nos acercan, como la radio o el ordenador, el siempre agradable y necesario papel donde garabatear una carta oportuna que establezca un puente entre los dos, o el tan minusvalorado teléfono móvil que a través de llamadas o mensajes minimiza ese millón de pasos que tendría que dar hasta llegar a ti.
Es un placer abrir los ojos y leer un mensaje en el teléfono, donde me das los buenos días y me llamas corazón pero sería infinitamente más placentero que me los susurrases al oído al despertar junto a mi.
De todas formas siempre he tratado de superar todo a fuerza de un malentendido romanticismo y esa no es la forma, a la vista está.
Creo que en efecto soy una persona muy romántica pero tras ese romanticismo que me desborda, escondo muchos defectos que son altamente incompatibles con una relación sana.
No se puede construir una vida tan solo con palabras bonitas, aunque ayudan a cimentar la construcción pero si no se aplica la argamasa necesaria de realidad y proyectos comunes, se termina yendo todo al carajo y se desmorona.
Sigo aprendiendo, quizás el método "ensayo-error" sea eficaz pero deja demasiadas cicatrices y corrompe la pureza de los sentimientos.
En cualquier caso me he concedido una tregua y un periodo de calma sentimental.
Necesito abituallamiento emocional y rearme energético. Sé que volveré a las andadas pero espero que al menos todos los fracasos hayan servido para algo y el día que las piezas del puzle encajen, termine con mi fantástica habilidad para alejar de mi a quienes apuestan por el caballo perderdor, tan necesitado de que alguien crea en él y de que dejen de golpearle con la fusta y de picar espuelas en su abdomen.
Algún día una mano amiga me alborotará las crines mientras me besa el cuello y me acaricia la frente.
Ese día no necesitaré escribir, tan solo tendré que vivir.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Me han alcanzado

No con una de las balas que vomitaron en París sus kalasnikov, me han alcanzado con algo quizás más grave, con su sinrazón, disparada a bocajarro.
Al igual que uno de aquellos aviones se estrelló  aquel once de septiembre  contra mi pecho y algo estalló en mi alma el funesto once de marzo, la pasada noche sentí que mi espíritu no puede alojar más cicatrices.
¿Qué nos está pasando? ¿ En el nombre de qué Dios se puede actuar así? ¿Necesitamos crear dioses para cargarlos con nuestras aberraciones?
Acostumbro a decir que soy un "gatólico" convencido, pero al margen de coñitas fáciles he de decir que soy cristiano y no por cuestiones geográficas ni culturales, sé que si hubiera nacido en Laos y pudiese escoger una religión me decantaría por el cristianismo de igual forma (pensar así me ha costado 41 años y analizar muchos momentos jodidos)
Sé que no está de moda declararte creyente y que viste mucho más ponerte el traje de agnóstico, descreído, e incluso el de "estoy por encima de esas tonterías".
No pasa nada por decir que creo en Dios y que me gustan los principios morales y sociales del cristianismo, otra cosa es entrar en el terreno de la jerarquía eclesiástica y en el del sacerdocio.
Al fin y al cabo somos humanos y por naturaleza "imperfectos", por lo que no me extraña que haya manzanas podridas en el seno de la Iglesia, como en todos los cestos.
No creo que nadie vaya a acusarme de beatillo o de estúpido por no agarrarme a los principios científicos que resumen todo al empirismo, hay algo que se llama fe y que es una asignatura optativa, que computa los mismos créditos que cualquier otra de libre configuración.
En cualquier caso, jamás (y voy a escribir JAMAS con mayúsculas) quitaré una vida en nombre de la religión. Espero no tener que quitarla con ningún otro motivo. No podría vivir con ello.
Por eso no entiendo que alguien pueda matar en nombre de su Dios.
Seamos sinceros y reconozcamos que esto no tiene nada que ver con los principios del Islam, que en todo caso si alguien quiere justificar esta barbarie injustificable, puede bucear en argumentos económicos, geográficos (las delimitaciones fronterizas siempre han estado sujetas a las ansias de poder de gobernantes ,reyes, dictadores y demás) o simple y llanamente argumentos basados en la  venganza, el resentimiento y el odio.
Me sumo al dolor de los familiares y amigos de las víctimas de estos atentados, como me sumo al dolor de los exiliados, de los masacrados en todos los conflictos armados y de aquellos que sufren injusticias por todo el mundo, sean del tipo que sean.
Con todo lo lo que ha evolucionado la humanidad no hemos sido capaces de poner en cuarentena la avaricia, la envidia  y la crueldad y no hemos aprendido de nuestros errores.
Seguimos equivocándonos y tratando de justificarlo de cualquier forma.
J. P. Sartre dijo "que se pare el mundo, que me bajo" pero yo no me quiero bajar, yo quiero seguir el viaje si conseguimos encontrar el camino.
Tengo miedo a que esta escalada de terror nos lleve a terminar con el planeta.Eso seria además de horroroso, un acto brutal de egoísmo. No nos pertenece. Nos hemos inventado que somos la especie superior pero con todos mis respetos y sin querer faltar a nadie, eso es otra puta mentira.
Lo siento, quizás ahora pienso demasiado y me paso el día dándole vueltas a todo pero hay cosas que nos soy capaz de explicarme de forma racional y eso me jode una barbaridad y me entra una mala leche terrible.
Desde luego no creo que esto se vaya a solucionar poniendo la otra mejilla pero mucho menos aplicando la ley de Talión.
Espero que esos millones de personas mucho más inteligentes que yo que pululan por el mundo se expriman la cabeza y den con la solución a toda esta locura.
Yo solo puedo sentarme ante el teclado y pediros que tratéis de aprender de lo sucedido y de no dejaros llevar por el rencor.
Tanto que se habla de la memoria histórica y parece que nadie tiene y si alguien la conserva, la ignora.
Aprendamos de la historia, que hasta la fecha siempre ha sido cíclica y no volvamos a entrar en bucle.
Hoy te mato y te expolio, mañana me matas y me expolias, pasado te mato y te expolio...y así hasta el infinito.
Algo se podrá hacer, algo.
Hay que dar con ello.


 


viernes, 13 de noviembre de 2015

Cuando la risa es necesaria.

Para rellenar con carcajadas los desconchones en el alma.
Para cambiar el sentido de las lágrimas. Para purgarte por dentro. 
La risa es necesaria y más que recomendable porque si no encontramos un motivo para reír, por absurdo que sea, estamos perdidos.
El  Ser humano es capaz de pasar de la risa al llanto y del llanto a la risa con la misma facilidad y creo que por eso no termino de pedir el cambio de especie.
En ocasiones es muy complicado dar con la palabra adecuada, con la sonrisa oportuna y con el momento idóneo para hacer reír a alguien que está sufriendo pero esa es una meta que cuando se alcanza, sientes que el esfuerzo ha merecido tanto la pena que volverías de inmediato al punto de partida y te esforzarías de nuevo para recorrer el camino hasta esa curva en los labios de la persona a la que estás viendo sufrir.
Siempre me he considerado un tipo simpático, incluso algo graciosete y aunque ya comienzo a peinar canas y voy atesorando recuerdos dramáticos, no me resigno a perder el sentido del humor.
Lo realmente duro y triste es ver sufrir a las personas que quieres y no encontrar la forma de hacerlas sonreír aunque sea por unos segundos.
En mi lista de fracasos no quiero apuntar el haber fallado a quienes quiero, permitiendo que la desesperación y la tristeza les inunde sin al menos haber hecho lo humanamente posible por evitarles sufrimiento.
Vale que cuando alguien está realmente triste no lo vas a solucionar imitando a Chiquito de la calzada ni contando chistes de Arévalo pero si compaginas un abrazo sincero con ese intento de devolver la sonrisa que incluso a veces te lleva a perder momentaneamente la dignidad, seguramente el esfuerzo se vea recompensado por unos segundos y en los ojos de quien sufre verás algo de esperanza y de luz.
La dignidad, tan importante siempre y tan prescindible en ocasiones.
Que me sacudan mil tartazos en la cara, hasta que me vuelvan a romper la nariz si es necesario, con tal de ver sonreir a mi madre en uno de sus momentos de melancólica añoranza de mi padre.
Que un mono vestido de botones dé un concierto de platillos en mi oreja hasta dejarme sordo si con ello voy a ver como se ríe una amiga para la que la vida tiene la gracia justa.
Que todas las flores de los jardines más hermosos me echen agua en el rostro al acercarme a oler su fragancia.
Incluso estoy dispuesto a vencer mi timidez y mi miedo al ridículo, narrando mi operación de fimosis ante un estadio lleno de bellas señoritas a las que me aterraría tan solo el saludar por la calle, (bueno, esto ha sido una licencia poética) si así voy a ayudar a levantarse a quien ha vuelto a caer.
No sé porqué necesito ver felices a las personas que me rodean, igual es porque de esa manera yo también me sentiré un poco más feliz y eso no deja de ser un acto de egoísmo.
Desde hace varios años, he colgado en este blog textos escritos desde mi lado más jocoso, aunque de un tiempo a esta parte predominan otros muchos y muy diferentes estilos.
Quiero recuperar las ganas de reír a todas horas para de esa manera tratar de transmitir alegría a aquellos que lo necesitan.
La risa es necesaria, tanto o más que el llanto.
Todo en su justa medida y sin caer en el camino del exceso, que ultimamente está colapsado de tráfico al igual que los extremos, dejando los puntos medios despejaditos y muy transitables.
Seguiré la linea blanca, como Emilio Aragón.




lunes, 9 de noviembre de 2015

Blancanieves

Es curioso lo reales que pueden hacerse los cuentos.
Tuviste que morder la maldita manzana y no te culpo por ello, realmente resultaba muy apetecible pero desconocías las consecuencias de dar un solo bocado.
O quizás no.
El caso es que la mordiste y en el acto te desvaneciste, convirtiéndote en una preciosa víctima de los maleficios que la bruja de la vida te preparó, al envidiar tu belleza y la pureza de tu corazón.
Ahora duermes, duermes y no despiertas y parece que te has ido como Alicia, a través de tu propio espejo pero ese no es tu cuento amiga, tu cuento debe tener el más hermoso de los finales y el más feliz, con toneladas y toneladas de perdices.
Mentiría si no te dijera que estoy deseando que aparezca el príncipe azul capaz de despertarte con su beso, es triste pero por encima de todo quiero que aparezca alguien para que te bese, despiertes y vuelvas a cantar con los pájaros y los animalillos del bosque.
Sabes que me encantaría ser yo quien lo lograra,volviendo a sentir tus labios a través de los mios pero tan solo soy un pobre enanito.
Sé que no soy "Gruñón". Durante mucho tiempo creí ser "Feliz" pero por lo vivido en mi propio cuento, he descubierto que soy "Tímido", e incluso al paso que avanzan mis miedos y mis traumas puede que llegue a convertirme en "Mudito". En cualquier caso yo siempre seré un enanito, me llamen como me llamen y tu necesitas un príncipe de verdad.
Puedes hacer doblete en el mundo de la fantasía. Eres "Blancanieves" y "La bella durmiente", cualquiera de esos papeles los bordas pero te aseguro que el bosque donde se instaló este hospital se ha llenado de ciervos, conejitos y ardillas apesadumbradas, de reyes y reinas de otros cuentos que no terminan de entender porqué coño tuviste que morder la manzana que te ofreció la bruja y son muchos los habitantes del reino que están deseando verte abrir los ojos.
Yo ya no puedo irme "silbando a trabajar". No puedo agarrar mi pala y largarme a la puta mina, porqué no soy capaz de abandonar el bosque y aunque tú no me veas, estoy aquí.
Con mi tamaño es fácil no verme, soy un enanito que corre el peligro de ser pisoteado continuamente y muchas brujas y ogros se me están  rifando desde hace mucho tiempo ya.
Quiero crecer, quiero montar a caballo y recorrer todo el reino buscando al príncipe azul o en su defecto al mago que pueda sacarte de tu sueño en vida.
Ven Blancanieves, despierta y vuelve a nuestro lado.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Catas literarias.

Este fin de semana y celebrando el día europeo del enoturismo, la bodega de la Ribera del Duero. Emilio Moro, me encargó unas catas literarias en las que tendría que escribir unos textos sobre sus vinos Finca Resalso, Emilio Moro y Malleolus, para acompañar las catas maridando con literatura además de con delicias gastronómicas estos tres excelentes caldos.
Ha sido una gran experiencia y ya voy cogiendo soltura en este tipo de eventos, pues he realizado catas literarias en Valladolid, Madrid, Palencia y Zamora.
El público asistente ha salido satisfecho y he prometido colgar aquí los textos escritos para estos tres vinos por si alguien quisiera realizar esta actividad en su casa con amigos o familiares.
Trato de cumplir mis promesas así que ahí van.
Antes de seguir con la publicación de los textos quiero agradecer de corazón la ayuda y los consejos de grandes amigos para  conseguir realizar una lectura en condiciones, obviando y superando las dificultades en el habla.
Gracias chic@s.



Finca Resalso.
Al fin he conseguido juntar los días de vacaciones pendientes y gracias a la amable y desinteresada colaboración de la directora de recursos humanos de mi empresa, he podido escaparme a la vieja casa de mis padres.
La casa, típica de pueblo, con bodega, amplio bajo cubierta y un pequeño patio con jardín, consiguió escapar de los especuladores,  constructores e inversores en bienes inmobiliarios que surgieron de la nada durante los años de bonanza previos a la crisis económica que asoló mi país.
Ni mis hermanos ni yo quisimos deshacernos de la vivienda donde se crió nuestro progenitor  y resistimos a la tentación de cantidades terriblemente escandalosas,  pisos en aportación y sobrecitos con primas en billetes de quinientos, que con cualquier excusa deslizaban en nuestros bolsillos los diversos intermediarios que acudieron al aquelarre del boom inmobiliario.
Hace frio, se acerca el invierno, como reza esa frase tan de moda que hace referencia a una serie de televisión americana  que pretende enseñarnos algo a los españoles sobre los juegos de tronos. Nosotros que somos un país donde esos juegos lleva practicándose desde hace miles de años con desiguales resultados y en los que siempre hemos perdido los mismos, los ciudadanos de a pié, que ni jugábamos ni malditas las ganas.
Esta vieja casa contaba con un sistema de calefacción antiguo y eficaz conocido como “la gloria” pero ya hace unos años al reformar la vivienda, se cegó la gloria y se instaló una buena caldera y los correspondientes radiadores en todas las habitaciones.
No quiero encender la caldera, prefiero calentarme como lo hicieron los vecinos de estas tierras durante muchos, muchos años, con un vasito de vino de la Ribera del Duero.
Me acerco hasta el botellero de la bodega y escojo una botella de Finca Resalso, doy fe de que es un vino amable y de trago agradable y además sus 13 grados de alcohol me ayudarán en mi empeño sin hacerme perder la verticalidad.
Al tomar la botella del mueble donde descansa tumbada y a temperatura idónea me fijo en la foto de la etiqueta.
Es la foto  en blanco y negro de unos niños que posan en los campos de cultivo de su pueblo natal, un pueblo a no muchos kilómetros de aquí y esta foto me hace sonreír con añoranza pues me trae muchos recuerdos a la cabeza.
Seguramente si busco entre las viejas fotos de los álbumes de mi padre encuentre una foto similar con mis hermanos y conmigo como modelos.
Estamos en pleno siglo 21, todo avanza muy deprisa y hoy en día hasta el niño con peores calificaciones escolares, sabe manejar sin problemas un ordenador, una tablet y un teléfono de esos digitales y de última generación, con datos.
Los únicos datos que quisiera almacenar siempre y a los que me gustaría estar conectado son los recuerdos del tiempo pasado aquí junto a los míos.
En efecto todo avanza, todo, incluso la avaricia y la crueldad humana.
Me sirvo una copa de Finca Resalso y saboreo el tinto fino que habita en la botella.
Envejecido en barricas de roble francés y americano, dice la etiqueta.
Menos mal que el vino no  se comunica conmigo, si no, no sé cómo llegaríamos a entendernos, ya que yo de inglés y de francés ni papa.
Por otro lado este vino es castellano hasta la médula y estoy seguro de que su idioma oficial sería el español y conservaría las otras dos como lenguas secundarias.
En cada trago hay un pedazo de mi vida, de mi historia de mis momentos de placer, en esas reminiscencias afrutadas identifico mi niñez y en los taninos propios del tinto se rememoran todos y cada uno de mis  pasos hacia la hombría.
Abandonamos el pueblo hace más de veinte años, todos los hermanos estudiamos una carrera en la universidad y cada uno terminamos trabajando en un rincón diferente de la península pero estoy convencido de que al saborear cada trago de un vino de esta bodega de Pesquera de Duero, el corazón y la imaginación volverán a juntarnos en esta casa.
Disfruto y me caliento al tiempo y sobre todo y por encima de todo, al beber Finca Resalso, me siento en casa.

Emilio Moro



Según dijo la persona que da nombre a este vino: "El vino es un arte, que si se sabe escuchar nos habla, nos dice cuando necesita un trasiego, cuando reposar. Es como un ser vivo que hay que entender, atender y mimar"
Creo sinceramente que los grandes problemas en este mundo nacen de la falta de comunicación.
Las guerras civiles, las diferencias sociales e incluso los divorcios y los problemas de pareja, nacen de una más que evidente falta de comunicación y además de preparación académica, buen gusto y un paladar y una nariz muy entrenados en los asuntos enológicos, un buen enólogo y un sumiller de categoría han de saber comunicarse con los vinos.
La falta de comunicación no radica  como algunos creen en que los canales entre emisor y receptor estén obstruidos, si no en la ausencia de interés porque la conversación sea posible.
Hay muchos idiomas y muchos lenguajes que se escapan a la comprensión de la mayoría de los seres humanos.
Hoy en día podemos recurrir a diversas opciones para traducir o interpretar adecuadamente un lenguaje desconocido, diccionarios, tutoriales en internet, programas informáticos y demás ingenios de poco sirven si no se tiene una natural disposición al entendimiento.
Doy fe de que a veces la vida nos bloquea la comunicación y es terriblemente difícil conseguir ya no que te entiendan, si no tan solo que te escuchen.
Emilio Moro consiguió entender al vino y aprendió a comunicarse con él, prueba de ello es el vino que estamos catando, en el que se puede apreciar que la conversación llegó a buen término.
El fundador de esta bodega ha sabido transmitir sus conocimientos a sus hijos y no me extrañaría que el “enolenguaje” llegue a impartirse en la escuela oficial de idiomas.
Será una gozada asistir a clase, de hecho me estoy planteando hasta matricularme y no faltar sin justificación, cosa que si hubiera hecho en el instituto y en la facultad seguramente me habría permitido obtener mejores calificaciones. Total, no tendría que pirarme las clases para tomarme unos vinos con los compañeros.
Además de los consabidos “afrutado”, “atrevido en el paladar” y demás términos puede que los sumilleres incorporen cosas como: escueto, deslenguado o verborreico.
Ojalá los líderes mundiales hagan también por comunicarse mejor entre ellos, a ser posible ante una copa de buen vino de la Ribera del Duero.
No nos engañemos, cuando queremos somos muy espabilados y si se ha creado un lenguaje de signos, un braille o incluso un idioma universal como el esperanto, con el tiempo aprenderemos a comunicarnos con los animales y las plantas y porque no, tendremos largas charlas con la uva del país.
Todo es tener ganas de transmitir y de comprender.
En cuanto a limpiar los canales es mucho más sencillo de lo que parece, solo habrá que decantar bien y limpiar restos de corcho si los hubiéramos generado al abrir la botella.




Malleolus

Una vez más la experiencia es un grado, o en este caso catorce grados y medio.
Me encanta que constantemente encontremos ejemplos de que la veteranía lejos de ser un problema, es más bien un valor añadido que no necesita de cremas faciales, cirujanos habilidosos o inyecciones de botox.
Los enólogos  han elaborado este vino con la uva procedente de los majuelos más antiguos de la bodega, de entre veinticinco y setenta y cinco añitos, ahí es nada, aunque a simple vista parecen haber hecho un pacto con el diablo.
Si jugásemos a construir metáforas con la edad de jubilación de los trabajadores españoles, muchos de estos majuelos ya deberían estar pasando unas semanitas en Benidorm, apuntándose a los viajes del Imserso o esperando a que la señorita cante el siguiente para bingo. Eso en el mejor de los casos; por desgracia en estos tiempos que corren, al jubilarte corres el riesgo de tener que convertirte en un súper abuelo que se hace cargo de los nietos y de las labores del hogar e incluso en el Harry Potter casero que consigue hacer magia con su pensión, para que tan limitada cantidad alcance para que los hijos en paro puedan llegar a fin de mes.
Malleolus es un sinónimo de experiencia, calidad y saber hacer.
No sé cuántos de los presentes hablarán latín en la intimidad como decía aquel presidente del gobierno sobre su costumbre de halar catalán en su casa,  pero yo que soy de letras puras, mentiría si les dijera que traduje esta palabra directamente al escucharla.
Malleolus quiere decir majuelo y el nombre de por sí, ya es un homenaje a esos viñedos denominados así familiarmente en la Ribera del Duero.
Este vino juega con el paso del tiempo y además de haberse elaborado con la uva procedente de los viñedos más antiguos, después se ha envejecido el caldo en barricas de roble francés durante dieciocho meses.
El francés no deja de ser una lengua romance que procede del latín así que todo cuadra...
Al beber un trago de este vino, además de las consiguientes notas de cata que puede apreciar un paladar ducho en estas artes, se reconoce la exquisita predominancia del paso del tiempo, como si uno tuviese la suerte de besar a Sofía Loren.
No creo que se vaya a hacer Coca-Cola gran reserva ni gatorade crianza, hoy por hoy la inmediatez es el leit motiv de cualquier tipo de bebida.
Los grandes vinos, los coñacs y los whiskys más exquisitos e incluso algunos destilados de calidad, siguen respetando a sus mayores.
En las tribus indígenas de medio mundo quien toma las decisiones es el consejo de ancianos y aquí como te descuides, aparcamos a los mayores en asépticas residencias o en los amablemente denominados “centros de día”.
Gracias a Dios el mundo del vino sigue siendo ajeno a muchas de las nuevas tendencias.
Al margen de la literaria parafernalia de este texto, creo que cuando ustedes saboreen este vino me van a dar la razón y que cuando vuelvan a sus casas y piensen en el futuro que les espera, volverán a dármela y recordarán con gratitud el haber catado conscientemente el sabor de la experiencia.
Yo aprovecharé los efluvios del licor para seguir soñando con Sofía Loren.


Espero que sean de vuestro agrado y que acompañen el disfrute de unas cuantas botellas.