He tenido la suerte de superar los problemas físicos que me generó la gran putada vivida hace bien poco, de la mano de alguien muy especial.
Por supuesto ha sido la familia la que ha tirado de mi y me ha sacado del hoyo, pero además de haber sufrido y haberse sacrificado, tuvieron la gran idea de poner mi recuperación física en manos de una profesional de completa confianza, ya que antes de tratarme a mi, trató a otro miembro de la familia con excelentes resultados.
Yo ya la conocía desde hacia años, sabía de su pericia como fisioterapeuta y me había tomado unas cuantas cañas con ella, pero gracias a los hados, nunca había necesitado de sus servicios profesionales y el haber recurrido a ella, ha sido un acierto en todos los sentidos.
No escatimó esfuerzo y de hecho me dio muchísima caña, tanta que alguna noche me fui a la cama agotado y dolorido, pero ya me dijo que no cometiera el error de decir "me duele" o "no puedo" porque si lo hacia no superaría nunca las secuelas.
Si hoy puedo escribir es en gran parte por todo el esfuerzo al que me sometió y aunque yo la decía que nunca había sido plusmarquista de nada y que pasaba de ir a por el oro a los próximos juegos olímpicos,no se cortó lo más mínimo en hacerme trabajar duro y aún no sabe cuanto se lo agradezco.
Cierto es que algunos días me tocaba mucho los cojones tener que saltar a la pata coja y nadar un largo tras otro con pesos en cada mano, pero como me dijo en alguna ocasión: " el que no grita no rehabilita" y doy fe de que he llegado a gritar, pero para dentro, tratando de evitar que notara lo jodidin que estaba.
Quizá por haber crecido en una sociedad en la que los chicos tenemos que ser más duros que ellas, más fuertes y más valientes, me fastidió tanto encontrarme con una chica que a dura, a fuerte y a valiente me daba mil vueltas.
Lo mejor de todo esto es haberme tomado un vino con ella meses después de todo aquello y sentir que de alguna manera, siempre estará dispuesta a hacerme trabajar duro y a esforzarme hasta que sude sangre, pero con una sonrisa en la cara y con una expresión de ternura y afecto, de esas que te dan ganas de hacer cualquier cosa con tal de no defraudar.
Mola que sea así. Si hubiera vestido de cuero negro y hubiera venido con un látigo, fijo que como mínimo la habría puesto mote, si no me hubiera dado por putearla en la medida de lo posible, dado lo infantiles que somos los de mi generación en general y yo en particular.
Se que me quiere y yo no pienso negar lo mucho que la quiero y lo agradecido que estoy, porque es una profesional como la copa de un pino, pero por encima de eso, una persona fantástica y de una valía y una calidad humana fuera de lo normal.
Y para colmo es tan bonita por dentro como por fuera.
Así a ver quien es el guapo que quiere defraudarla o que se plantea tan siquiera el llevarle la contraría en algo.
Da gusto tener gente así a tu lado a lo largo de la vida.Y es de bien nacidos ser agradecidos.
Quiero que forme parte de este blog, como ya forma parte de mi vida.
Gracias a su trabajo y a su dedicación, puedo escribir con soltura al teclado del ordenador y caminar sin problema hasta la librería o la biblioteca más cercana.
Teresa Arteche ayuda cada día a muchas personas a salir adelante y quiero que sepa que si algún día necesitara mi ayuda, no tendría ni que pedirla.
Con este texto voy a cerrar todas las referencias a lo relativo al puto accidente a partir de ahora. Hasta aquí he llegado, ahora solo quiero disfrutar de todo lo que tengo y desde luego, no pienso revolcarme en mi mierda, pero tenía que escribir sobre Teté y lo he hecho muy contento.
Esto no va a dejar de ser un "blog literario" por no haber sabido frenar a tiempo o haber caido mejor de la moto, lo importante es que puedo seguir escribiendo y leyendo cada día.