domingo, 7 de septiembre de 2014

Borrón y cuenta nueva o "Segunda temporada"

Ayer hablando con mi amiga Jimena, comenté que estaba planteándome incluso el preparar un nuevo libro para contar de forma amena todo lo que he aprendido en estos meses pasados y sobre todo lo sensacional del cariño recibido por tanta y tanta gente.
Recuerdo que el día de la presentación de aquel Historias para según qué días, ilustrado por ese genial y creativo angelito que es Estela Labajo, mi querida amiga Eva Moreno llevó un libro en blanco para que los asistentes escribieran sus dedicatorias, y vaya si lo hicieron, estos días he releído esos textos, unos más jocosos que otros y entre ellos he encontrado el que escribió mi padre, quien rubricó: "Escribir es una forma de fijar el pensamiento, no lo dejes nunca. Enhorabuena por tener tantos amigos"
No voy a dejarlo nunca, porque para mi escribir es una manera muy especial de abrir el corazón y comunicarme con la humanidad y a veces incluso cuento cosas interesantes y divertidas, otras doy mucho el coñazo quizás, ya lo siento.
Lo cierto es que pensé que lo de los amigos lo escribía mi padre por la cantidad de gente que aquel día acudió a acompañarme en la presentación de mi primer retoñito de papel, pero ahora he comprendido lo que quiso decir con esas palabras.
Y es que llevo una temporada en la que me paso el día con las emociones a flor de piel, tal es el inmenso cariño que se me está transmitiendo.
Yo no me he considerado nunca un tipo fuera de lo normal, bajito si, y con un sentido del humor algo omnipresente, pero nada más, como digo ahora, jamás he rescatado un niño de un incendio ni tan siquiera he bajado un gatito de un árbol (a ver...no llego a las ramas) por lo que no pensé ser merecedor de tanta buena energía y tanto afecto de tantísima gente.
Lo cierto es que salgo a la calle y me siento algo "osito de peluche" dada la cantidad de abrazos que recibo, pero eso mola mucho, y como hablé con el médico, mi recuperación se debe en parte a todo lo que se me ha transmitido desde tantos lugares.
Desde el cariño de amigos músicos que tuvieron detalles increíbles en conciertos, como Snti Iglesias o Los Pichas rondilleros, el cariño de mis amigos actores que me emocionan al verles en escena y transmitirme su alegría de encontrarme entre el público (esto lo viví ayer en el Shock&Show) el cariño de tanta y tanta gente dedicada a todo tipo de cosas, hosteleros, comerciantes, funcionarios, técnicos, gente de la cultura, militares...
Vamos que vivo en tal subidón de azúcar que ¿cómo no me voy a recuperar completamente? si hasta mis queridos artesanos de Da Silva me van a acabar utilizando de materia prima, de lo dulce que me he vuelto. Yo que siempre soñé con ser un durete estilo Indiana Jones.
Ahora estoy en pleno borrón y cuenta nueva y trato de enmendar errores del pasado, como la disculpa moral que le debo al gran Joaquín Sabina, al que seguramente por envidia nunca le otorgué el lugar que le correspondía, hasta que mi amigo y compañero de espectáculo, el genial pianista Oscar Lobete tuvo el gran acierto de seleccionar la canción Ruido, de Sabina, para nuestro show "Canciones para una noche en vela".
Ahí pude redescubrir al Sabina que me gustaba de pequeño antes de que me creyese un escritor y me entrara envidia de aquellos que escribían mejor que yo.
Tengo otras cosas que ir solucionando del pasado y mucho que enmendar, pero gracias a Dios, a mi gente  y a los médicos, vuelvo a tener una vida por delante.
Mucho de este cariño que me ha alimentado llega desde mis queridos "Vesperdidos", compañeros del club de Vespa y a quienes ahora les doy la paliza con que tengan cuidado, que las motos son peligrosas.
No hablemos del recibido por parte de la familia, que ha sido inmenso y de la mejor calidad.
Y ya no digamos nada del que me han transmitido mis chicas, tantas y tantas amigas, ex novias y romances frustrados, que me aportaron felicidad durante su tiempo y aún me siguen aportando millones de cosas, ignorando mis defectillos que mandaron al traste las relaciones.
Desde la chica con la sonrisa más bonita del mundo, a mi florecilla preciosa pasando por la siempre presente y amada "Campanilla".
Todas me colmáis.
No pienso obviar a mi gente de radio y televisión, quienes han sido también un bálsamo en estos días.
Sinceramente, no se si merezco tanto, que también tengo mis cositas y a veces soy un poco pelelón.
En cualquier caso desde aquí, os mando un abrazo inmenso a todos y todas ("todas" no os preocupéis, que este va sin segundas intenciones)
Esta segunda temporada voy a esforzarme por mejorar como persona para hacerme merecedor de todo lo que se me ha entregado y devolver cuanto pueda (aquí van incluidos Hacienda y Seguridad Social  :) , porque si no me pusiera en paz con todos no sería una segunda temporada digna )
Estoy recuperado, sigo con mi 1,68, sin pronunciar la r al hablar y con cierta afición por la pasta italiana.
He vuelto, así que borrón y cuenta nueva.
Sobre todo muchas, muchísimas gracias a todos.
Me habéis hecho ver la vida de otra forma y valorar de verdad lo hermoso de la amistad.
A mi gente que tengo lejos, os llevo en el corazón a todos, lo sabéis y eso es lo importante.
Voy a tener que ir al IKEA  a encargar un corazón más grande, empotrado también, que no me caben muchos más amigos a los que querer.
Mis colegas de "la vieja guardia" los de toda la vida, los que me sufren desde pequeñito, sois mis órganos vitales.
En fin, como podréis ver, mi sentido del humor sigue aquí, así que vuelvo con todo el poder.
Esto...también sigo siendo muy enamoradizo, pero no preocuparse, que ahora estoy muy tranquilito y sin ánimo de complicarle las cosas a nadie.
Lo dicho, a partir de aquí cierro capítulo.
Se os quiere.

viernes, 29 de agosto de 2014

Lo que os hace tan importantes.

Creo que esa importancia vuestra radica en la capacidad de resumirlo todo en un beso, en una mirada o en una sonrisa tierna.
Muchas veces me pregunto el por que de esa importancia de vuestra presencia en mi vida, e incluso a veces me planteo en si la vida tendría sentido sin la presencia de una mujer a la que amar y que me ame y he llegado a la conclusión de que en efecto, tiene sentido, aunque es mucho más insulsa.
Estar enamorado es genial, aunque no es nada fácil. Al estarlo de verdad, supeditas muchas cosas al bienestar de la persona que ejerce en ese momento como tu pareja y claro, eso es peligroso porque ese tipo de acto de generosidad ha de ser completamente sincero y nacer del corazón, si no, estás perdido.
La verdad es que lo que una mujer me puede aportar, me ha hecho convertirme en un  verdadero devoto de las féminas y aunque ha habido muchas relaciones, unas más exitosas que otras, cuando ha sido recíproco y  me he sentido amado ha sido francamente genial.
Uno de los momentos más hermosos de la vida es aquel en el que te despiertas junto a la persona amada y la observas respirar a tu lado y llegas a creer que sigues soñando, tal es el estado de felicidad que te provoca.
A ver, que no todo va a ser así de guay, a mi personalmente me ha llevado mucho trabajo y muchas parejas el aprender a distinguir lo realmente especial de una relación y he de reconocer que en demasiadas ocasiones he metido la pata o me he dejado llevar por el ego, la inmadurez, el egoísmo o simplemente he elaborado pésimamente mi lista de preferencias existenciales.
Ahora bien, juro que estoy aprendiendo y trato de no seguir cometiendo errores del pasado.
Bueno, tampoco me voy a cargar yo con todas las culpas de los distintos fracasos, que esto son siempre juegos de dos y unas veces mete la pata uno y otras la otra parte.
Cuando una relación se termina lo pasas fatal y te sientes completamente desvalido, ya que renuncias a tu propia identidad y no te vuelves a identificar como un ente individual, pero eso es algo que hay que superar rápidamente o se sufre más de lo debido.
El respeto es una parte muy importante de toda relación, el respeto por la pareja y el respeto por ti mismo, si ese respeto no existe es casi imposible que la cosa funcione.
Vale que la atracción física es fundamental también, si tu pareja no te atrae te has metido en un buen charco, y si no la atraes tu, eres carne de cañón.
El cariño y la comunicación son otros ingredientes muy importantes para que todo funcione, si no hay cariño o no hay una buena comunicación entre los dos, es la crónica de una muerte anunciada.
La verdad es que son muchos los factores que influyen para que algo funcione y los que somos tremendamente enamoradizos como es mi caso, debemos respirar profundamente y sopesarlo todo antes de dar un paso que o bien nos puede hacer desgraciados a nosotros, o a la persona de la que nos hemos enamorado.
Durante muchos años traté de suplir las carencias con sentido del humor, pero eso no es más que pan para hoy y hambre para mañana.
El humor es también importante, para que negarlo, pero siempre y cuando sea algo que nazca entre los dos, no vas a mantener una relación pasándote el día imitando a Chiquito de la calzada o contando chistes de Lepe.
Esta es una verdad universal: siempre hay alguien más guapo, más listo, más chulo o más gracioso que tu. Cuanto antes asumamos esto mucho mejor.
Poquito a poco voy haciéndome con una especie de manual mental sobre lo que viene siendo enamorarse y aunque no voy a osar comparar el empezar una relación con montar un armario del IKEA, si es cierto que no viene nada mal conocer ciertas instrucciones elementales para que todo vaya tomando cuerpo.
Mira, sobre lo de "tomar cuerpo" en otro contexto podría escribir largo y tendido, pero me voy a dejar de cosas soeces y de chascarrillos cutres, y en cuanto a lo carnal, también tiene su importancia, pero cada persona es un mundo. Lo que si que puedo decir es que en lo carnal también tienen su peso importante el respeto, el cariño, la buena comunicación e incluso el humor.
En fin, que aquí me ando desempolvando mi traje de Peter Pan y buscando mi gorrito, ya que he vuelto y sigo siendo un adorador de la florecilla más hermosa.
Os seguiré contando.




martes, 19 de agosto de 2014

Mejor decir las cosas, más aún si las sientes.

"Segunda temporada"
Así me gusta llamar a esta nueva etapa de mi vida, o a esta nueva vida, que para el caso es lo mismo.
Atrás quedaron los meses de recuperación, sesiones de fisioterapia y demás, ahora el ejercicio diario es vivir y lo cierto es que cuando le has visto tan de cerca las orejas al lobo, como ha sido mi caso, lo de vivir se entiende de otra forma, más completa quizás.
Es cierto que no puedo quejarme de mi vida hasta la fecha. Ha tenido momentos buenos, (los más) y momentos malos (los menos) pero ha sido una vida apacible y plena, aunque puede que ocasiones la viviera demasiado rápido y sin reparar apenas en todo lo que tenía alrededor que era mucho y bueno.
A veces nos obcecamos en detenernos solo ante cosas superficiales o carentes de transcendencia y ahí está uno de los errores más comunes.
Ahora he aprendido a valorar algunas de las cosas más importantes de la vida, como por ejemplo, el valor del cariño de la familia y los amigos, sin el que todo se vuelve vacío y absurdo.
Para mi, ha sido como si cada uno de los miembros de mi familia o de mis buenos amigos me hubieran donado un poquito de su esencia para permitirme seguir respirando¡¡ y vive Dios que lo he notado!!
Como dice el refranero popular, las desgracias nunca vienen solas y al fatídico accidente de moto que sufrí, tuve que añadir la pérdida repentina del que ha sido mi modelo y ejemplo: mi padre.
Pero esto es también la vida, somos finitos y lo que perdura y es imborrable es el recuerdo que dejas.
Doy fe de que el que ha dejado mi padre en todos, es maravilloso. y la mejor forma de honrarle por mi parte es esforzándome en salir adelante y tratar de ser feliz.
Y en ello estoy, me vais a perdonar que me ponga un poco ñoño, pero esto será puntual, no os preocupéis porque volverá en breve mi sorna habitual.
Bien es cierto que hoy me siento al teclado con la sana intención de agradecer a todo el mundo su cariño, su interés por mi y su ayuda.
Ni que decir tiene que el agradecimiento más inmenso y lleno por completo de amor, es para todos y cada uno de los miembros de mi familia, quienes me han dado una auténtica lección sobre lo que la palabra familia significa.
También va mi agradecimiento para esos amigos que han estado ahí, que han puesto de su parte para que todo cobrara sentido de nuevo y para que me rehiciera.
Un lujo contar con gente así.
También quiero demostrar mi agradecimiento a aquellas personas a las que no me une un gran lazo de amistad, pero que aún solo siendo "conocidos" o "amigos de amigos" han demostrado una gran valía humana, aportando ánimos y buenos deseos.
Esta ha sido una gran lección de vida y espero haberla aprendido, aunque como decían antaño: ""la letra con sangre entra" y vaya si ha entrado.
Bueno, que no quiero ponerme pesado ni regodearme en la desgracia, tan solo comunicaros que a partir de mañana, volveré a mi viejo estilo literario y que hoy, aunque emocionado aún por las circunstancias, ya sonrío.
Que quiero a la gente que quiero y no me importa decirlo.
A todos los que me han apoyado, gracias de corazón.
Mañana o cuando vuelva a sacar un ratito espinillero, escribiré sobre mi tema preferido: las mujeres y las hadas.
Un beso muy grande, queridos lectores.

lunes, 7 de julio de 2014

Vuelo rasante

Un vuelo rasante es bien chulo, aunque también algo peligroso.
Me había espolvoreado un buen puñado de polvo de hadas de Campanilla y me lancé a a la aventura, aunque la velocidad y yo nunca hemos sido buenos compañeros.
Si bien es cierto que en un picado puedes apreciar matices que en un vuelo normal no aprecias, si no tienes cuidado y se te cruza un pirata o un niño perdido lo llevas de colores.
En pleno vuelo retomando altura me la di contra el mástil del barco de mi querido Garfio, hay que ver, con la de años que llevamos jugando a pillar y al final ha tenido que ser así.
De todas formas estoy en pleno proceso de recomponerme el traje e iniciar de nuevo el cacareo, que hay cosas que no se pierden por una mala caída.
Cierto es que he estado algo pachucho a raíz del golpe, pero mis queridas sirenas y mis princesas indias no se han librado de mi tan facilmente, tampoco esa hadita que me hace tan feliz, aunque ser intrépido y rápido no es sinónimo de ser el más listo o el mas querido.
A veces me digo,"Peter, eres un niño, grande, pero un niño" y aunque me río yo solo al decírmelo luego me doy cuenta de que es una reflexión interesante, ya que el no crecer, ha sido una opción personal como la de pasearme cada noche por los tejados de Londres.
Puede que me deje una temporadita de tejados y me centre más en aprender de las experiencias vividas, porque las ha habido de todo tipo y las experiencias son las que te hacen madurar.
Aprender de la vida es tan importante como necesario.
Supongo que puedo ir desarrollando mi personaje y dotarlo de alguna peculiaridad más, aparte de la plumita en el gorro, que mola pero no va mucho más allá.
Alguien dijo una vez que la inmadurez a partir de cierta edad es un síntoma de egoísmo y yo no me considero egoísta, tan solo he vivido experimentado la vida al máximo.
Ha llegado el momento de echar un poco el freno y disfrutar de otras cosas también muy importantes, lo cual no quiere decir que no me vaya a seguir dando por rescatar princesas o ayudar a los niños perdidos.
Eso también es parte de mi esencia y todo junto hace de mi quien soy.
A lo que no voy a renunciar nunca es a transmitiros mis emociones y mis vivencias a través de este blog, contad con ello, aquí seguiré, que uno puede ponerse más reflexivo o más lúcido, pero no traicionar sus principios.
Me queda mucho por hacer y por amar. Pienso seguir aprendiendo a hacer las cosas lo mejor posible y a querer en condiciones. He tenido estupendas maestras de las que he aprendido un montón.




sábado, 7 de junio de 2014

La vida

Viene como viene, al igual que un vinilo de jazz de alguien que no sueles escuchar.
Parece que de un tiempo a esta parte, la vida está haciendo sonar una "cara b" plagada de momentos difíciles.
Primero fue aquel dichoso accidente que me mando en coma al hospital y del que poco a poco y con mucho esfuerzo me estoy recuperando.
Por suerte toda mi familia y los amigos se han volcado conmigo y me han ayudado a salir del agujero.
Cuando estaba casi recuperado, resulta que fallece mi padre, con lo que me ha inscrito en otra lección de vida.
Supongo que está algo de más ponerme a hablar de como fue mi padre, aquellos que le conocieron lo saben perfectamente.
Para mi fue un verdadero faro que siempre iluminó mi vida. Una piedra angular, un maestro en todos los sentidos y una persona excepcional.
Esto me ha pillado algo débil de fuerzas y emocionalmente, pero su ejemplo fue tal, y su forma de vivir la vida fue tan coherente y tan plagada de aciertos, que ahora tengo que esforzarme por recuperarme completamente, acompañar  y ayudar a mi madre y tratar de honrar el recuerdo del que para mi ha sido el guia y el orientador en todos los aspectos importantes de mi vida. Además era un tipo excepcional con una agudeza mental fuera de lo común.
Ahora solo me queda superar esta pérdida y gracias a la ayuda de mis seres queridos, mi florecilla entre ellos, podré irlo haciendo.
Adiós papá, eras un lector muy ávido y seguías este blog así que no me cabe la menor duda de que leerás también esta entrada.
Te voy a echar mucho de menos.

lunes, 2 de junio de 2014

Segunda Temporada

Eso es lo que hay desde el fatídico 12 de abril, día en que tuve un accidente con la moto que asi no cuento.
Ahora estoy recuperándome , en las mejores manos
La familia y los amigos verdaderos han sido casi tan importantes para mi recuperación como los neurólogos, fisioterapeutas y demás.
Lo importante es que ya estoy aquí de nuevo.
Gracias a todos. Volveré a escribir como antes, gracias también a mi florecilla, por aportar el cariño de una mujer bonita, que ayuda mucho, pero mucho.
Besos para todos.

miércoles, 9 de abril de 2014

Caótica amante

Como un haz de luz penetrando en los rincones más oscuros de mi interior, poniendo en evidencia los desconchones que jalonan las paredes del alma.
Como un torbellino elevando hasta el techo de la habitación los papeles donde trato de plasmar lo que me gustaría escuchar de tu boca.
No quiero más paz que la del día de la despedida, ese día en el que uno no se atreve a romper el silencio con palabras, porque se pueden escuchar a kilómetros de distancia los gritos mudos de desesperación que emiten dos pares de ojos vidriosos.
Ya he perdido la cuenta de las veces en que nos hemos dicho adiós y volveremos a hacerlo al menos en una cantidad absurda de ocasiones más.
Al fin y al cabo no sabemos hacer otra cosa que tratar de alejarnos.
De esa manera se supone que quedamos libres de todo sufrimiento.
Más líbrame del mal, amén.
Pero se que pasará el tiempo y volveré a comulgar en ti, porque uno ha nacido para comer tu carne y beber tu sangre, en diferentes cuerpos, en distintos labios, pero siempre tú.
Tú, con infinidad de nombres, con miles de variantes en la sonrisa,  en el color de los cabellos y en la forma de gemir cuando estás a puntito de arquear la espalda por última vez antes de derrumbarte extenuada.
Tú, con miles de excusas acertadas para firmar la orden de ejecución y yo, que sigo esperando como un gilipollas la llamada del gobernador del estado mientras le pido al sacerdote que se largue por donde ha venido.
Tú que me has traicionado con otros, que me has abandonado en pos del futuro del fruto de tus entrañas, que me has supeditado a tu trabajo, te has ido del país, te has enamorado de un imbécil o simplemente, no encontraste el neceser donde guardabas el polvo de hadas.
Siempre hay un motivo, siempre hay un billete que te saca de mi vida.
Siempre hay una estación en ruinas cubierta de hiedra y musgo, donde tumbarme desnudo a contemplar como arrastras la maleta sin darte la vuelta, sin ocasión para retenerte al menos por otra noche.
De nuevo ha comenzado la partida y en breve habrá otro jaque a la reina, que se despojará de los pantalones en mi dormitorio y me jurará que jamás ha querido así, aunque ambos sabremos que es mentira porque nos llevamos queriendo así, toda la vida.
Nuestro bucle particular, donde por mucho que te disfraces termino siempre por reconocerte.
Y cuando todo sea perfecto, desaparecerás.
Entonces volveré a seguir tu rastro y te descubriré y te reconquistaré y te amaré y todo seguirá el orden establecido hasta que decidas que ya no más.
Por los siglos de los siglos.











domingo, 6 de abril de 2014

Azules


Abro los ojos y en cuestión de segundos las sienes me hacen el listado de las consumiciones de anoche.
Cada punzada de dolor es un chupito de whisky que me podía haber ahorrado.
De repente los recuerdos comienzan a llamar a la puerta, llegan borrosos y maltrechos, pero terminan llegando.
Giro la cabeza y no estás, en tu lugar, el gato me contempla socarrón.
Te has ido en silencio, mientras dormía.
Las mujeres de hoy en día sois tan prudentes como discretas.
Enciendo un cigarro y me arrastro hasta la cocina, buscando agua fría desesperadamente. Vacío la botella en cuestión de segundos, mientras me pregunto como coño llegamos a casa y si estuve a la altura.
Imagino que no, a tenor de la resaca, pero conseguir que te decidieras a acostarte conmigo en semejantes circunstancias, es ya un mérito lo suficientemente grande como para sentirme satisfecho.
Aunque bueno...tu también ibas bonita, no se quien se llevó a la cama a quien, imagino que fue un acuerdo tácito que establecimos en silencio, a la tercera copa.
Ahora que me doy cuenta, ni tan siquiera tengo tu número, pero supongo que eso no es casual.
No valgo para este tipo de cosas, la verdad. Yo soy más de enamorarme como un quinceañero y escribir poemas, lo de las noches de pasión sin compromiso me queda grande.
Siguen llegando recuerdos, ahora algo más nítidos.
Se me mezclan con otros recuerdos similares, no acierto a descifrar cuales de ellos dibujan la realidad de tu cuerpo desnudo y cuales pertenecen a otras noches, otros momentos, otras mujeres.
Consigo a duras penas prepararme un café y el primer trago me recuerda que anoche no cené nada, que son las tres de la tarde y que en cuestión de segundos, mi estómago me va a pasar la cuenta de lo de ayer y en el mejor de los casos, vomitaré hasta la primera papilla.
Acabo de recordar tu nombre y el color de tus ojos. Son bonitos, azules. Más azules que los míos.
No hay ningún mensaje escrito con carmín en el espejo del baño, debo de dejar de ver películas de Sandra Bulloc, o como coño se escriba.
Media hora exacta debajo del chorro de agua, que voy alternando de caliente a frío, de helada a hirviendo.
Trato de hacer mis ejercicios diarios y estoy a punto de romperme la cabeza al caer de la barra de dominadas que instalé en el marco de la puerta.
Hoy como mucho, flexiones desde el el sofá.
Bueno, supongo que debería estar contento, esto era lo que quería, lo que me recomendó todo el mundo, hasta mi psicóloga:  "matar la esperanza" se llama, o en argot de la calle "volver al mercado" u "olvidarme de ella".
El caso es que de alguna manera, hoy me siento mucho más solo que ayer.
No he matado la esperanza, con suerte la he infligido una herida superficial, aunque si lo analizo mejor, a mi es que lo de matar lo que sea, no me va demasiado.
A lo mejor es que no soy ese tipo de persona. Follar está genial, pero aporta más bien poco.
Seguramente más de un amigo ponga el grito en el cielo cuando comparta estas reflexiones, pero chicos, que se le va a hacer, os juro que lo intento, pero de esta forma no siento nada.
El sexo mola, es un desahogo físico cojonudo y además sirve para favorecer el ego, ya que sentirse deseado es estupendo y aumenta la secreción de endorfinas y todo eso. Mi problema es que aún no le he cogido el punto a los intercambios fugaces.Yo necesito amar.
Poco a poco voy construyendo la película de anoche y comienzo a recordar detalles más concretos.
Me caes bien, eres una mujer interesante y te agradezco el rato que me regalaste ayer, de verdad, me siento en deuda.
Prometo hacerme con tu número y llamarte a ver como estás y si regresaste a tu casa sin problema.
De momento, hoy me quedaré aquí con mi soledad y mis recuerdos y trataré de entender que cojones me pasa en la cabeza y por qué me siento así de vacío, cuando debería estar contento.
Creo que añoro despertar y encontrarme con una sonrisa, con una caricia, con algo de conversación.
Igual es que ya estoy demasiado mayor para seguir jugando al eterno adolescente, o que soy un caso perdido.
Igual, es que prefiero lamerme las heridas a matar esperanzas.
Igual es que no quiero sacar de mi vida a más personas maravillosas que hoy te adoran y mañana no te responden los wasaps y me da pánico que me vuelva a pasar.
Cada momento tiene su canción y rebusco entre mis discos hasta que doy con el LP indicado.
Kurt Cobain canta desde la tumba "tell me where do you sleep last night", mi gato le hace los coros y yo me quedo mirando fijamente el techo.
Azules, más azules que los míos.











martes, 1 de abril de 2014

Con las manos en los bolsillos

de los tejanos y la cremallera de la chupa de cuero subida hasta arriba.
La brisa despeinando este cabello mio que crece como se le pone entre las susodichas y unas docenas de gotas insolentes cayendo de cualquier forma y en cualquier parte.
Nubes grises y barrigonas, el mar amenazando con perder los nervios y la luz del día escapándose por la última esquina de una playa de Barcelona.
Me quedé ahí plantado un rato, con la mirada fija en las olas que rompían bien cerquita, muriendo una y otra vez y volviendo a nacer una y otra vez. Esas olas que se empeñan en embestir aún a sabiendas de que con cada golpe de espuma se les va la vida.
Pero no les importa una mierda.
La arena artificial, traída de cualquiera de las graveras cercanas, se fue acumulando en mis botas,esculpiendo pedestal, invitándome a permanecer allí.
Supongo que cuando uno necesita plantearse las preguntas adecuadas, o encontrar las respuestas oportunas, busca un espacio donde la naturaleza deje de ser un ente abstracto para presentarse como la proyección real de la conmoción interior.
Playas, acantilados, montañas, cuevas, cañones...cada uno se acerca a lo que más le representa en cada momento, para tratar de vivir una comunión de sensaciones en la que el intercambio de belleza salvaje por dudas y miedos, pueda darse en igualdad de condiciones.
Así que allí estábamos los dos, el mar y yo.
Recurro mucho al mar, quizás por que soy de secano y la grandiosa presencia marina, llena de misterios y peligros, pero también de belleza y serena destrucción, me atrae como atrae un enchufe a los dedos de un niño.
-¿Y ahora qué? - Le pregunté al mar.
Obviamente no escuché ninguna voz, ni interior ni exterior, que me dijera :"mira majo, ahora tira por aquí".
Simplemente me recreé observando las olas que cogían velocidad para estrellarse una y otra vez contra el mismo punto, sin conseguir otra cosa  que terminar desapareciendo.
Quizás era esta la metáfora que me estaba regalando el mar, la respuesta a mi pregunta delante mismo de mis narices.
"Cómo una ola" que cantaba la tonadillera. Soy como una de esas olas, que se van volviendo cada vez más fuertes, mas altas, más llenas de espuma, hasta que terminan reventándose en la escollera.
Cuando se han desintegrado, vuelven de nuevo a coger impulso, se levantan otra vez y cargan como un husar de caballería, inclinando el cuerpo sobre el cuello del caballo, con el sable curvo por delante, gritando y blasfemando, buscando sangre.
Si te desmonta una bala enemiga, buscas una montura sin jinete, te encaramas y sigues galopando hacia adelante.
Si te estrellas contra la escollera, te repliegas, coges fuerzas y te apoyas en el resto del agua para volver a embestir.
Si descubres que todo se ha terminado, no es más que la corneta llamando a reagruparse para cargar de nuevo.
Así que cuando el salitre terminó de secar la última lágrima, me pareció que había llegado el momento de limpiar la sangre, abrocharme de nuevo la casaca y buscar una montura sin jinete.
Mis vivencias a veces, son vestigios del pasado, herencia de Balaklava que recogió aquél Lord y poeta británico, maravillado ante la gesta de una brigada de héroes.

"Hacia el valle de la muerte,
cabalgaban los seiscientos (...)
Cabalgaron con bravura,
hacia las fauces de la muerte,
hacia la boca del infierno,
cabalgaron los seiscientos."

Imagino que no se puede matar el amor, o más bien las ganas de amar. Simplemente cuando hiere, te levantas, y cargas de nuevo.











lunes, 24 de marzo de 2014

Desde Arriba.

Todo se ve diferente.
Me observo desde el techo de la habitación, con la espalda pegada a las molduras de escayola.
Ahí abajo estoy yo, tirado en el sofá del salón.
No he tenido siquiera la delicadeza de quitarme las zapatillas de deporte y me tengo que estar destrozando las cervicales en esa postura, con el cuello retorcido como no queriendo ver más allá de los grandes cojines blancos.
Sobre el pecho, una manta naranja llena de pelos de gato y sobre la manta, un gato blanco y negro que me lame los nudillos y aprovecha para seguir regalandole pelos a la manta.
Me he quedado dormido con un cd sonando en el equipo y con la lamparita de lectura encendida, se nota que esta ha sido una noche dura, en una semana dura de un mes duro.
Debería cortarme el pelo, cuando me levante no va a haber quien lo devuelva a su posición natural.
Tengo ojeras, se me juntan con las arruguillas de los ojos.
Imagino que el cenicero lleno de colillas tiene algo que ver con los ronquidos que acompañan la música, despuntando en los espacios en blanco, entre canción y canción.
Tomo nota: cortarme el pelo, comprar contorno de ojos y dejar de fumar de una puta vez.
No se como coño soy capaz de estar aquí arriba y allí abajo al mismo tiempo, pero tampoco me preocupa demasiado, es una sensación algo extraña pero para nada me está resultando desagradable.
Es cuando menos estimulante, me permite observar lo que los demás ven cuando me miran, lejos de esas imágenes ideales que todos nos formamos sobre nosotros mismos.
Ya voy peinando canas, aunque lo de ser rubio es una ventaja en estos casos.
Es gracioso como se aprecia de lejos la simetría perfecta del bigote bicolor. Es como lo de las dos Españas, conviviendo, pero tan diferentes. Y la una sin la otra no tienen sentido alguno.
"Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón", que escribió el poeta.
Imagino que esa ausencia de pigmentación en el bigote es mi mayor sello de identidad, eso, y los ojos tristes de perrito pachón que se ha pasado la vida lamiendo rostros y meneando el rabo y que aunque le muelan a palos, se empeña en tumbarse al lado de la persona equivocada.
Vaya, si que estoy adelgazando deprisa. Mira que estupendo, no hay mal que por bien no venga.
Durante toda mi vida, las depresiones me han despertado el apetito y ahora no se por que, pero no me apetece demasiado comer. Sera porque siento que la comida me alimenta, pero no me satisface.
Como el resto de las cosas.
Respiro, pero no vivo.
Camino, pero no llego.
Hablo pero no converso, escribo pero no transmito, abrazo pero no siento.
El gato se ha cansado de mi estado inerte, de los nudillos y de los ronquidos y ha decidido que es mucho más divertido mordisquear el cable del cargador del móvil, condenado a cumplir cadena perpetua en el enchufe de la pared.
Que cabroncete, ahora me explico muchas cosas.
Un gesto brusco de mi "yo durmiente" está apunto de hacerme caer de las alturas.
Una pesadilla supongo, últimamente tengo muchas, imagino que por estar en un momento convulso en el que decidí enfrentarme de una vez por todas a esas cosas de la vida que no terminan de solucionarse.
Y por todo lo demás.
Vale que no ahora mismo no estoy para ir al Carranza, a cantar tanguillos de Cadiz, pero hay momentos, en los que hay que ponerse serios.
Las chirigotas volverán, los carnavales volverán y volverán también los días de vino y rosas.
Me están entrando unas ganas horrorosas de bajar y darme un par de ostias, para que nos vamos a engañar.
La movida es que este "yo etéreo" es incorpóreo y no iba a conseguir gran cosa.
No obstante este paseito fuera de mi me ha venido estupendamente para darme cuenta de algunos detalles que hasta la fecha desconocía.
Como por ejemplo que estoy vivo.
Que a un día siempre le sigue otro y hay que tener cojones para aceptar que unos nos gustarán más y algunos bastante menos, pero son muescas en la culata todos ellos.
Que soy un tipo afortunado, aún rumiando las desgracias y revolcándome en el dolor.
Si duele, es que sigues en la brecha.
A los cobardes no les duele nunca nada, excepto su cobardía.
Voy a ver si me realojo en este cuerpo mio que ha tenido a bien desahuciarme por unos minutos.
Espero recordar todo esto con la primera luz de la mañana.








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