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miércoles, 18 de septiembre de 2024

¿Super poderes?




 Daniel acusa en exceso lo complicado de su personalidad, y no precisamente por sentirse continuamente juzgado por el entorno social, y por aquellos con los que se relaciona, sino porque cuando consigue escapar de los designios del guionista divino, mira hacia adentro, hace introspección y trata de hacer pie en las aguas de ese  peligroso pantano infestado de caimanes al que llamamos realidad, el miedo y la angustia toman el control y piensa lo que piensa, actúa como actúa y sucede lo que sucede. Generalmente nada bueno.

Él no pidió ser como es. Él no quiso sentir como siente, hablar como habla ni amar como ama. Daniel no diseñó un futuro incierto en el que debía tratar de sobrevivir sin llamar la atención, simplemente le tocó en suerte ser el personaje que es, con sus pros y sus contras, y hasta que el dibujante de sus aventuras le hizo conocer a Marina, la verdad es que le había importado muy poco saberse diferente.

En ocasiones el guionista que escribe su historia hace que le cambien de ropa emocional en esas cabinas de teléfono que abundan en los ecos del pasado y en los momentos difíciles, y allí se pone el traje diseñado para pasar desapercibido y se lanza al rescate de aquellos que lo necesitan.

Ser el bravo y necesario Superempático está muy bien cuando sabe que la persona a la que sufre y con la que empatiza al escuchar la llamada, lo necesita y va a rentabilizar su apoyo. Pero su cometido es en realidad  terriblemente peligroso, porque acostumbra a chupar el veneno de las heridas para escupirlo lejos tras limpiar la zona afectada, generalmente el corazón. Si cae en brazos de la mujer equivocada y esta lo besa con besos de mentira, el veneno puede introducirse a través de las llagas de sus labios, corrompiendo su espíritu, necrosando su alma y paralizando la ilusión. Y eso igual no lo mata, porque para algo es un super héroe, pero le provoca algo mucho peor, que es el deseo de no estar vivo.

Marina se cruzó con Daniel hace ya unas cuantas viñetas, pero más allá de haber sentido que el imán más potente de la creación lo arrastraba irremediablemente hacia su sonrisa, aún no había sentido en el pecho la frecuencia de las desesperadas llamadas de ayuda que lo llevan a abandonarlo todo para salvar a quienes las emiten, Y la vibración de la llamada de Marina directa a ese maltratado músculo cuya misión de bombear sangre se combina con la de percibir silenciosos S.O.S, hizo que casi sufriera un infarto, tal era la intensidad del tono,

Marina era preciosa, él demasiado humano pese a todo, y aunque algo le decía que aquel nuevo fascículo que perpetraban los creadores de su novela gráfica, sería el último, acudió raudo y veloz, le ofreció su corazón, su alma y hasta el último aliento de vida para ayudarla a salir del pozo de la desesperación en el que le juró había caído por accidente, y tal y como ella había previsto, Daniel abrió la herida con la palabra adecuada más afilada de cuantas guardaba entre sus versos más hermosos y succionó el veneno. Justo antes de que lo hiciera, ella lo atrajo hasta sus labios y lo besó con intensidad, y con el más embustero de cuantos besos había recibido nunca. Él, sin percatarse de la mentira en el beso, lo interpretó como un gesto de agradecimiento y ni siquiera vio venir lo que ya era irremediable. Al succionar el ponzoñoso veneno de las aguas de la desesperación, las inmensas grietas que el más falso de los besos habían abierto en sus labios, recibieron la práctica totalidad de la desgracia que flota en las aguas del pozo en el que Marina se había sumergido por voluntad propia y por exigencias del guion. La desgracia era la particular kriptonita de Daniel, y la muerte se lo llevó en lo que se tarda en escribir un soneto sin sentido.

Los seguidores de la saga clamaron por una segunda temporada y fue tal la revuelta popular y tan grande la demanda del público, que guionista y dibujante se conjuraron para ofrecer a sus lectores algo que pudiera sorprenderlos, que no esperasen, que se saliera de la norma  y que generase tanta aceptación como rechazo, tanto amor como odio, tanto éxito como fracaso. Y como son así de originales, me crearon a mi. 

Pero esta vez me han cambiado el nombre y el cometido y me han dotado con otros super poderes, asegurándose de que no me derroten las traiciones, las mentiras y la falsedad de las super villanas, pues ellas son las únicas que pueden terminar conmigo. Y como saben que para vender ejemplares deben concederme algún capricho que satisfaga a los seguidores de su obras, han redimido a Marina convirtiéndola en una preciosa hada de los acantilados a la que bautizaron como Diana. Y al parecer me permitirán amarla y ser amado por ella, aunque en el guion aún sin concluir, un día el Capitán raciocinio me pillará a traición intentando que madure de una vez y abandone mis sueños,  y nos enfrentaremos en singular combate.

Pero eso...es otra historia.