Mi libertad ha llorado conmigo al empeñarse en buscar el mayor y más asombroso de los tesoros en las aguas equivocadas e infestadas de escualos deseosos de devorar la poca dignidad que me quedaba.
Me junté con quien no debía y de tanto frecuentar las tabernas portuarias terminé por ser uno más de la caterva de borrachos y delincuentes tatuados que asaltaban a los turistas perdidos y los despojaban de carteras, relojes, cámaras de fotos y sonrisas
No supe interpretar el mapa que arrebaté de las manos muertas de aquel fiero y alcoholizado pirata que arrastró su pata de palo por mi casa rayando el parqué del salón y haciendo un ruidito de lo más denteroso. Tuve que matarlo cuando el loro de cien colores, que siempre lo acompañaba posado en su hombro, comenzó a faltarme al respeto llamándome grumetito advenedizo. Puede que muchos penséis que aquello no era motivo suficiente para rajarle el cuello de lado a lado al Capitán Tormenta, pero os aseguro que el tono de voz de aquel pajarraco era de lo más desagradable. Además tenía muchas ganas de quitarme del medio al Capitán desde que una noche al apurar su tercera botella de ron, me mostró un mapa donde con un rudimentario e infantil dibujo de un corazón, se señalaba el punto exacto donde se cruzaban la latitud y la longitud, y donde habría que buscar. El mismísimo Morgan, según me contó el viejo lobo de mar entre hipos y toses y demás estertores de la borrachera, lo trazó con sangre sobre un arrugado pergamino antes de morir. Según me dijo el Capitán entre nuevas arcadas y escupitajos derivados de la ingesta de litros de ron de caña, aquel era el único y verdadero mapa donde se reflejaba el lugar en el que Morgan había enterrado el cofre que contenía el "Ojo de jade", la misteriosa joya mágica robada en un templo sagrado de la India que hacía que su propietario encontrase la felicidad en el corazón de una mujer.
Seguramente si se lo hubiese pedido, el Capitán me lo hubiese regalado, o simplemente me habría invitado a buscar la fantástica y poderosa joya con él, pero para que nos vamos a engañar, por un lado ya estaba harto de sus resacas, de su loro y del olor de su único pie, y por otro, estaba convencido de que si la joya nos pertenecía a ambos, sería muy difícil que los dos encontrásemos la felicidad en el corazón de la misma mujer. No creo en los tríos, nunca llevan a nada bueno. Además me moría de ganas de estrenar el juego de cuchillos de cocina que me tocó en el sorteo del supermercado donde llevo comprando desde que me vine a vivir a Tortuga. Y todo sea dicho, son cojonudos. Están verdaderamente afilados. ¡Que pulcritud en el corte!
He decidido romper con el pasado, he vendido mis pertenencias y he comprado todo lo necesario para mi misión en un bazar chino del paseo marítimo. Ahora que tengo pala y cubo, barca hinchable, aletas, gafas, tubo y tizas de colores para marcar en el fondo del mar el punto de extracción que indica el mapa de Morgan, ya puedo ir en busca de lo único que hará que encuentre el amor verdadero.
Por fin encontraré la felicidad en el corazón de una mujer. Allá voy, tesoro hundido.
7 comentarios:
Aunque el texto sea humorístico no pierde tu estilo romanticón.
Somos muy moñas los dos, qué se le va a hacer...
Enhorabuena por el relato, muy divertido Juan.
Un abrazo
Siempre es un placer escribir acompañado de la música de Blow, que inspira y motiva hasta la saciedad. Y si...puede que los dos pequemos de excesiva sensibilidad, pero que se le va a hacer...es que nos han dibujado así.
Me alegro de que te haya gustado el relato, tenía el día simpático.
Abrazos y besos virtuales y libres de contagios y roces innecesarios.
Buenos días por la mañana.
Zeroide,
Buenos días atrasados, Zeroide. No son horas para levantarse. O puede que te estuvieras acostando, todo es posible, pero tampoco son horas para eso, fiesterita.
Duermo muy muy muy mal.
Que tengas buena noche por la noche.
Z
Pues según los psicólogos un orgasmo equivale a dos valium y es cierto que un orgasmo antes de dormir (en pareja, en solitario o en grupo)te ayuda a dormir como un bebé.
Hala...este es mi super consejo de hoy, ni dormidina ni orfidal ni valeriana ni hostias...un orgasmo. O dos.
Olé!
Z
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