lunes, 18 de diciembre de 2017

Días de uvas y cava.


Nos empeñamos en confundir las fechas que se acercan, convirtiéndolas en un canto al consumismo y a la falsedad. Según las estadísticas, es la época con más suicidios del año. 
Son días difíciles en los que la gente se desea felicidad por cumplir y en el fondo les da igual y siguen su camino. Cuando ves en la tele el anuncio de la loteria, lejos de pensar en comprar un décimo, te sorprendes recordando a los que ya no se sentarán a la mesa con el resto de su familia. Y extrañando la niñez.
Y es cuando me surgen preguntas del estilo de, ¿Porqué me desean felicidad solo en estos días? Yo prefiero desear "feliz todo Navidad incluida". Y prefiero olvidar aquellos años en los que era realmente feliz en Navidad, por la llegada de familiares a casa y el aluvión de regalos, por la ausencia de obligaciones y de colegio y, por la especial y espectacular programación televisiva.
Hace ya tiempo que la navidad se convirtió en una época de incremento de gastos y compromisos, de nostalgia y de añoranza de los que se fueron y sabes que no van a volver.
No soy en absoluto el Mr Scrooge de "Cuento de navidad". Si me visitase el fantasma de las navidades pasadas, bajo el aspecto de una misteriosa mujer, me lo llevaría de copas y trataría de seducirlo. Lo mismo me sucedería con el fantasma de las navidades futuras, al que además interrogaría para sonsacarle los números del sorteo del siguiente euro millón.
No hay suficiente muérdago en el mundo para conseguir que ella me bese, ni calcetines del tamaño adecuado para contener el regalo que creo merecer como compensación a esta serie de catastróficas desdichas.
En mi cuento navideño, el protagonista se acuesta un veintitrés de diciembre y se despierta el siete de enero. Y es feliz.
Ojalá pudiese recuperar la inocencia de la infancia. No quiero volver a la niñez por tener el cutis más terso, el corazón sin cicatrices y de una pieza y los pulmones más limpios, sino por miedo a todo lo que he aprendido de la vida. Y para no sufrir pensando en que Blancanieves es solo un cuento y que las bellas durmientes al final no despiertan del coma.También que los reyes sabios y justos, sucumben un día a la maldición de las malvadas aortas y, los magos de la corte solo pueden ayudar con una pócima especial y diaria en forma de pastillita para ese mal del alma que llaman depresión y que no es más que la toma de conciencia de la realidad. Una realidad que ejecuta reyes orientales o los permite morir ahogados en el Mediterraneo, sin recibir a cambio una yihad islámica, o un regalo junto al árbol en forma de chaleco de explosivos. Una realidad en la que se detiene o se dispara al enigmático señor barbudo vestido de rojo que allana tu morada y sienta a los niños en su regazo con extrañas intenciones.
En cualquier caso, feliz navidad y próspero año nuevo. O mejor aún, feliz todo, navidad y año nuevo incluidos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De momento te deseo feliz noche :-)** Mañana será otro día.
Soñemos con felices noches todos los días.
Zeroide

lacantudo dijo...

Gracias Zeroide. Feliz todo noches y mañanas incluidas.
Firmo ahora mismo eso de las noches felices a diario porque para mi la noche es un momento particularmente duro. El inconsciente me juega muy malas pasadas durante la noche y através de los sueños me recuerda todo lo perdido y a todos los perdidos.
Pero he aprendido a agradecer el sol de cada mañana no solo porque me rescate de los sueños sino porque anuncia un nuevo día de vida.
Un beso y buenos y felices días.