viernes, 20 de marzo de 2015

Algo parecido a la felicidad

Así terminé mi día ayer y mira que empezó algo jodidito.
Ayer fue el día del padre y aunque ya hace mucho que abandoné el colegio, donde en esta fecha curso tras curso nos liaban los profes para hacer un regalo para nuestros padres, a base de manualidades, pinturas o cualquier otra de esas habilidades que no he tenido nunca y que terminaban frustrándome sobremanera, sabedor de que le llevaría a mi padre una de mis "chapuzas bienintencionadas", ayer no tuve tan siquiera la oportunidad de comprarle un libro o una colonia, mi padre ya no está y este ha sido mi primer día del padre sin él, cosa que me apenó sobremanera desde primera hora de la mañana, en que comencé a recibir mensajes de los grupos de wasap donde participo con multitud de amigos que ya tienen hijos y que como es lógico, se felicitaban en su día.
Yo obviamente también les felicité porque lo cortés no quita lo valiente y aunque para mi no sea una fecha agradable, celebro que mis amigos sean felices con sus retoños.
El día amenazaba con un "festival de la labilidad" pero como la vida es así de caprichosa y de sorprendente, todo comenzó a enderezarse.
Gran culpa de ese cambio de rumbo lo tiene la chica que ahora me soporta y que aunque tampoco comenzó el día tirando cohetes, a medida que fueron pasando las horas hizo que todo se pintase de otro color.
Por la tarde pasamos un rato estupendo tomando un café y un rico bebedizo  con tónica, ginebra, esencia de lima, bayas de enebro y  corteza de limón, acompañados de unos amigos auténticamente adorables.
El leit-motiv de la conversación fue el chocolate, ya que tan delicioso manjar unía por diferentes motivos a los tres amigos que vinieron hasta casa y que aunque no se conocían entre si, rápidamente dieron con una pasión en común e hicieron del encuentro algo muy especial.
Si a eso le sumas que son tres personas de una excepcional calidad humana, ya está todo en su sitio.
Al caer la noche, esta adorable criatura que ha decidido acompañarme en esta "segunda temporada" y yo, decidimos abrir el sofá cama del salón para vernos tiradazos cómodamente la película "Moulin rouge", cosa que al pobre gato en primer lugar le desorientó, pero después tal cambió de rutina se convirtió en algo terriblemente divertido y emocionante para él, diseñándose su propia Jincana de obstáculos entre los descolocados muebles del salón.
Hay que ver como son los felinos; muy elegantes y gráciles pero unos auténticos y curiosísimos juguetones sin complejos.
Mira que no se porque durante años me han dicho que me parezco un poco a Ewan Mcgregor (supongo que en el blanco de lo ojos y poco más) aunque ayer viendo esta peli, yo me encontraba más similitudes con el actor que hacía el personaje de "Tolouse". Cierto es que el personaje de Ewan quizás tenía más que ver con mi forma de ser y mis aspiraciones vitales, pero vamos, que lo que es con el actor el parecido está traído por los pelos.
En cualquier caso disfruté mucho de todo. De la película y sus números musicales también.
Ayer experimenté algo muy parecido a la felicidad y eso fue cojonudo, pues últimamente me cuesta bastante sentirme así, cuando toda la "anterior temporada" he sido un tipo de los que trataban de disfrutar cada segundo.
En cualquier caso algo tengo claro: la vida sigue y aunque echaré siempre de menos a algunos, los que me rodean hacen que esto merezca la pena.
Un abrazo para todos los que me leéis y en especial para aquellos que tenéis hijos. 
Hasta la fecha no he sabido hacer los propios, pero creo que se va acercando el momento.
Ojalá llegue a ser tan buen padre como lo fue el mio.

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