Ya se acabó el mirar atrás e intentar volar, ahora he vuelto a desempolvar mi traje y aunque me quede pequeño me da igual, no me lo pondré para desfilar en una pasarela, si no para contemplar otra vez el mundo desde arriba. de todas maneras si quisiera desfilar, tengo quien me aconseje y desfile conmigo llevándome de la mano, para no darme con el techo.
Se ve todo mucho mejor y las noches estrelladas son una auténtica gozada.
Desde arriba las flores son incluso más bonitas , los senderos más visibles y los peligros menos aterradores.
Vuelvo a volar, soy feliz otra vez, incluso más feliz que nunca ya que al abrir el tráfico aéreo y conseguir la renovación de la licencia de vuelo, tengo más ganas de volar que antes.
Esto es maravilloso y os aseguro que no solo vuelo sobre el teclado de mi ordenador, vuelo sobre la vida, con cuidadito para evitar volver a dejarme los morros en el suelo, pero disfrutando de la ruta y aprovechando cada corriente de aire.
No tengo miedo a las turbulencias ni a que me derriben, solamente cierro los ojos y me elevo,sintiendo la brisa en el rostro, sensación que casi había olvidado ya y además de ser muy agradable, me deja el cutis como el culito de un bebé.
Voy a volar otra vez con mi querido Oscar Lobete en un nuevo espectáculo donde mis textos y su piano volverán a subir a un escenario y se que esta vez será muy, muy especial para todos.
Estoy abriendo un nuevo recorrido en un espectáculo con la muchacha de las caderas más bonitas, donde su forma de bailar evidenciará la posibilidad de acercar culturas que durante siglos han coexistido y de un tiempo a esta parte, vuelven a poner distancia.
Estoy tan feliz y tan lleno de vida que no necesito abusar del polvo de hadas de mi Campanilla, quien se que siempre volará junto a mi, aún en los trayectos más difíciles.
Ahora mismo siento que tengo muchísimo que contar, por eso estoy tan prolífico, pero me voy a dejar ya de cosas tristes o excesivamente sensibleras. Sigo siendo un tipo sensible, gracias a Dios, pero si hay que llorar, que sea de emoción ante la belleza que encierran tantas y tantas cosas.
Mi novela va viento en popa, a toda vela y como escribió aquel:no corta el mar, si no vuela, mi "tremendo folletín".
Mi gato es quien me la va revisando para corregir los errores gramaticales y de estilo, por eso será "literatura felina"-
Luego están las redes sociales, donde he encontrado mucho compañero de viaje dispuesto a afrontar tormentas y vientos huracanados a mi lado.
Internet puede ser un estupendo libro de navegación, donde las cartas aéreas te acercan a todas partes en cuestión de segundos, y te permiten llegar a los que estúpidamente pensamos que están lejos.
Lejos puede que "en el tiempo o en el espacio", que dirían en "Airbag" pero solo hay que volar un click con el "super-ratón" del ordenador y estarás donde quieras.
La vida mola, si uno se decide a volar y no se queda agazapado tras un arbusto, agarrándose las rodillitas y balbuceando o lamentándose.
Os invito a volar y os aseguro que merecerá la pena.
No soy un niño perdido, ni un eterno adolescente, solo un tipo bajito con mallas ajustadas y una pluma en el gorrito, que necesita volar y enamorarse, para que el mundo pase de tratar de ensartarle a todas horas con su espada.
Hoy quiero compartir con todos mi alegría y para ello este blog es la forma más sencilla.
He vuelto, está vez de verdad. Soy yo otra vez.
Le pese a quien le pese, a mi no me pesa lo más mínimo.
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