viernes, 28 de diciembre de 2012

Para que tratar de entender

si aquello fue una mentira constante, o si por el contrario ardió en algún momento esa llama capaz de abrasarlo todo.
Si al cruzar las miradas tus ojos impostaban algo oscuro o ese brillo intenso refulgía por mi.
Si elegías con cuidado cada palabra o si permitías que todo fluyese.
De que sirve ya recordar los días hermosos y las noches llenas de nosotros y nadie más.
Qué parte de mi te llevaste en la maleta el día que llovió tanto.
Y porqué regresas una y otra vez desde donde quiera que estés para atormentar mis recuerdos.
¿Por qué no te has desvanecido en el aire y ya está?
¿Por qué eres agitación e imágenes borrosas? y despertar en medio de la nada, aferrado a tu falta de pudor.
Sigo buscando en el libro de exorcismos, el adecuado para devolverte al lugar donde nunca debí acercarme y sigo repitiendo la letanía de palabras sin sentido que deberían llenarlo todo de cenizas.
Clavo una y otra vez mi daga en tu vientre y golpeo el suelo con las botas adecuadas.
Para que dejes de torturarme, porque no necesito que en las noches más oscuras me estrangules el alma.
Para que  mi corazón vuelva a ser el que era.
Y llenarlo de quien yo quiera llenarlo.
Estoy preparado y soy fuerte otra vez, y con el día llegan las ganas de escribir sobre otros ojos y otras sonrisas, y otros besos y otra piel empapada en sudor y fluidos.
Así que bórrate de mis noches, rompe el talonario de visitas inesperadas y déjame seguir con mi vida, porque ahora comienzo a ser feliz de nuevo.
No te necesito en mis sueños, no te quiero ya en nada de mi.
Ve en paz.

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