viernes, 21 de julio de 2017

Flores Nika

                                         
Al final y tras mucho insistir, Dios accedió a la petición de Nika, el ángel que llevaba milenios solicitando que se le permitiera abrir una sucursal del paraíso en la tierra y hacer algo para ayudar a aquellos hombres y mujeres que no encontraban sentido a sus vidas.
Nika se decidió por camuflar sus buenas intenciones tras  la inocente apariencia de una floristería y él mismo optó por tomar la forma humana de una mujer.
  Como no podía ser de otra forma, Nika se reencarnó en el cuerpo de una persona especial, educada en una familia donde el amor y los valores que el hacedor quiso otorgar a aquellos que creó a su imagen y semejanza, habían pervivido y alcanzado el grado de calidad suficiente, debido a que muchas generaciones de esa familia se habían esforzado en inculcarlos y mantenerlos con éxito.
En "Flores Nika" todos aquellos que entraban a encargar o comprar flores, se llevaban además la caricia que les abría los ojos, regalándolos una visión clara sobre la vida.
Cuando alguien entraba y con cierta vergüenza e incluso temor, solicitaba un ramo de flores para la persona amada, Nika incorporaba al ramo la cualidad de reconocer el amor verdadero y de comprender que ese amor, era el auténtico motor que haría avanzar los sueños y los proyectos.También aquellos que entraban ocultando las lágrimas tras unas gafas de sol a encargar una corona de difuntos, recibían una caricia de Nika en el alma y sentían el alivio de comprender que la muerte no es el final y que de una forma u otra, volverían a reencontrarse con aquel al que iban a despedir. A Nika le encantaba preparar flores para aquellos que habían comenzado a entender lo que significa la amistad, que no es más que el amor desinteresado e intenso que sienten las personas entre si y que al crecer, se convierte en un sentimiento carente de imperfección. Adornaba el ramo con las flores adecuadas, mucho verde esperanza y una cinta blanca simbolizando pureza e inocencia.
Todos los beneficios que comenzó a  dar la floristería se destinaban a proyectos sociales y a contratar a jóvenes, cuyas vidas no estaban resultando todo lo fáciles que deberían y, que necesitaban que alguien creyese en ellos y les diesen la oportunidad de demostrar que con la motivación adecuada, podrían llegar a donde quisieran.
Nika formó en botánica y floricultura a muchos niños perdidos a los que las circunstancias habían convertido sus vidas en eriales yermos que necesitaban ser regados con ilusión y belleza.
Con su enorme y perenne sonrisa y con las bendiciones ocultas tras las palabras de cada tarjeta que acompañaba a un encargo, Nika consiguió que la  parte de la humanidad que le había sido asignada consiguiera ver la vida en rosa.

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