A fuerza de acompañar a María y Guille a visitar
exposiciones en bares, conciertos en la calle,
espectáculos del TAC y presentaciones literarias, Flandis había
desarrollado un excelente criterio artístico y había conseguido una cultura
musical que ya quisieran muchos animales de dos patas.
Esta perra no lo tuvo demasiado fácil en el pasado, podría
decirse que la vida fue muy perra con ella, valga la “rebugnancia”. Pero
Flandis no se rindió ante la adversidad y a base de fuerza, de ganas y del cariño y los cuidados
que la dispensaron los demás miembros de su manada, no solo salió adelante,
sino que a fecha de hoy es una de las periodistas mejor consideradas de
Valladolid. Vale que la ciudad es pequeña y que los miembros del quinto poder
no abundan en ella pero teniendo en cuenta el alto nivel cultural y artístico
de esta provincia castellana, conocida mundialmente por sus vinos y por sus
nieblas y por la gran oferta de ocio de calidad que se puede encontrar en ella,
este reconocimiento es un gran honor. Sobre todo, si dicta sus crónicas
periodísticas a base de ladridos y gruñidos.
Flandis ha conseguido cambiar la correa por los lanyards de
las acreditaciones que cuelgan de su cuello y ahora en vez de que María y
Guillermo la introduzcan de tapadillo en el teatro o en las salas de
exposiciones o conciertos, los encargados de seguridad de todos estos lugares,
la conocen y la respetan, pues saben que está acreditada por los más
importantes periódicos nacionales. Muchos han sido los actores y músicos que al
actuar en la capital del Pisuerga, se han emocionado al escuchar los aullidos
de placer de la canina periodista. De hecho, el mismísimo Macaco bajó del
escenario después de un concierto en el estadio José Zorrilla y se acercó a
rascarle detrás de las orejas. Pero claro, es que Macaco es Dios y Manu Chao su
profeta. Los Delincuentes se marcaron unas bulerías en honor de la mejor
crítica periodística que habían recibido nunca y Flandis les acompañó a las
palmas con las patas delanteras y manteniendo a duras penas el equilibrio sobre
las traseras, porque precisamente ella es muy de bulerías y no podía parar de
bailar.
Gracias a Dios el famoso “intrusismo” que está minando la
profesión desde dentro (véase Sálvame de luxe y demás joyas del periodismo) a
veces sirve para enriquecer un oficio que se ha ido desvirtuando con el paso de
los años.
Flandis, María y Guille, se han abierto muchas puertas y se
han ganado muchos amigos, al haber sabido extraer lo positivo de la vida. Para
lo demás, Mastercard.