martes, 21 de diciembre de 2010

Felices esperanzas

Pues ya estamos de nuevo en medio de la vorágine navideña.
Ha pasado un año ya, desde que nos saturábamos de correos y mensajes de texto deseándonos unas felices fiestas y un próspero año nuevo.
Lo cierto es que muy prospero no ha sido, a decir verdad.
Ha sido un año de mierda para mucha gente, un año muy difícil, plagado de nuevos nombres en las listas del paro, de crisis, de empresas que se han ido al carajo y de recortes drásticos en la lista de los juguetes que se entregarán en noche buena o el día de reyes.
Papa Noel va a tener que esperar un par de añitos más para jubilarse y en algunos ayuntamientos de España, la policía arrestará a Baltasar en cuanto ponga un pies en su término municipal.
En algunos hogares van a cambiar el pavo por un pollo del Mercadona y en vez de comer doce uvas comerán tres pipas, eso si, peladas.
A todos aquellos que no hemos tenido la fortuna de acertar con la lotería, los Euromillones o el Cuponazo, solo nos queda rezar para que las cosas sigan tan mal como hasta ahora y no vayan a peor.
Yo con eso me conformo, creanme.
Pero no pasa nada si perdemos nuestros trabajos, echamos el cierre a nuestras empresas o no conseguimos plaza en la maldita oposición, porque ahora se ha puesto de moda desde "arriba" aconsejar a los ciudadanos que se "reciclen".
Y eso es lo que va a pasar, que viendo el panorama, mucho honrado padre de familia se va a "reciclar" y va a recortar los cañones de la Benelli con la que salía a cazar perdices los domingos por la mañana, para tratar de seguir alimentando a los suyos cada día.
Yo, que además de bajito soy optimista, me voy a jugar todas mis esperanzas a una carta y voy a hacer de mi vida algo realmente divertido, porque ya solo me queda eso.
Sinceramente le deseo lo mejor a los lectores de estas estupideces que acostumbro a escribir.
Espero que este año me de una colleja enorme y me haga tragarme mis palabras.
Con todo mi cariño, les deseo a todos ustedes, unas muy felices esperanzas.

martes, 14 de diciembre de 2010

FERNANDO URDIALES

Ya veis,
como escribiera Poe en aquel poema hermoso y tétrico, el cuervo, posado en el dintel de la puerta, nos ha graznado en voz alta y clara "nunca más".
Nunca más volveremos a disfrutar de la fuerza y la pasión de ese gran actor y director teatral que fue Fernando Urdiales.
El señor Urdiales, ha sido y será, un referente y un ejemplo para todos aquellos que padecemos la enfermedad vital que es el amor por el teatro.
No voy a recitar la larga lista de premios que obtuvo en vida porque al igual que la de los reyes godos, dicha de carrerilla pierde todo su sentido.
Yo he tenido la suerte de verlo en escena y he vibrado con su voz profunda y su saber hacer.
Como yo, miles de personas se quedaron con la boca abierta mientras las manos se lanzaban al pago justo del aplauso merecido antes quizás, de que el cerebro enviara la orden.
Se ha ido un gran actor, un mejor director y según tengo entendido, ya que no disfruté del regalo de su amistad, una buena persona.
En esta ciudad mía, donde las autoridades solo se quitan el sombrero ante un "canutito de cecina desconstruida sobre lecho de avutarda mareada en caldos de la ribera", a Fernando le rinden homenaje sus compañeros del TEATRO CORSARIO, que están llorando tan triste ausencia, y junto a ellos, las personas sensibles y amantes de cualquier arte al que se pueda llamar cultura, cultura de verdad, la cultura que se forja a golpe de pincel, de cuerda de violín, de pluma y teclado, de cincel, de manos con vida propia, de noches memorizando un texto, la cultura que no necesita de un estoque y un trapo lleno de sangre, ni unos pantalones cortos y unas botas de tacos.
Todo el mundo sabe quien se acuesta con la ex de aquel empresario mezquino y barrigón, pero la mayoría desconoce la opresión en el pecho ante un teatro abarrotado y el placer de la lágrima que brota de una ovación.
Somos miles los que queremos despedir a este gran hombre como se merece y los que añoraremos su presencia.
Desde aquí, con todo mi agradecimiento, con todo mi respeto y con el deseo de que allí donde estés, ya estés preparando una escena, mi más cariñoso aplauso.
Gracias Fernando y hasta la próxima.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Operación galgo

Si es que manda cojones.
Siempre he dicho que yo solo he corrido dos veces en mi vida: una detras de una chica y la otra delante de ella.
No me fío de la gente que sale a correr todos los día, me parece algún tipo de demencia y de hecho, estoy convencido de que todos llevan el dichoso mp3 para tratar de silenciar las voces internas que les piden que maten a la vecina, o que se coman el perro.
Hay algo muy oscuro en los deportistas.
¿En que coño piensa un tipo que se hace trescientos largos seguidos en una piscina olímpica? Fijo que en la soledad clorada, está planeando como anexionarse Polonia.
El rollo ese de "mas alto, más fuerte , más rápido" es absolutamente nazi.
No me extraña pues, que en el sórdido mundo del deporte, se muevan más drogas que en el festival de Benicassin.
Yo tengo un vecino, que despues de currar nueve horas seguidas, se pone el chandal y sale a correr una horita...¡¡¡UNA HORA CORRIENDO SIN QUE LE PERSIGA NADIE!!!
Fijo que es un yonki.
Si os fijais, los yonkis casi siempre llevan chandal y van a la carrera a todas partes, bueno...más que carrera es un extraño trote cochinero, como el de la maratón.
Marta Dominguez la ha cagado de gordo, la pobrecita.
Supongo que hasta que no se dicte sentecia en un juzgado sigue siendo inocente, pero lo cierto es que se ha caido del podio y se ha roto los dientes.
Lo tenían muy bien montado, ya podian aprender los cárteles de Medellin y de Calí.
Un camello campeón de mountain bike es un lujo.
Como le decía a una amiga, tiene que ser la leche que Sergei Bubka salte la tapia de tu chalé con la pértiga para traerte dos gramos de farlopa.
Habría que ver a la pareja de la policia local corriendo por las calles de Palencia detrás de Marta Dominguez...infarto asegurado.
Si es que...
Cuando uno ve la cara de chulo putas que lleva el médico ese implicado en la trama, solo puede pensar que es "super-culpable".
Al margen del cachondeo, creo que esta gente le ha hecho un flaco favor al deporte, porque es muy triste que nuestra mejor atleta y el entrenador español más laureado (que por cierto, tiene una estética deplorable) se hayan cagado de esta forma en los sueños de miles de chavales que dedican las mañanas de sábados y domingos a correr y a pegar brincos.
En el talego lo van a pasar de escándalo dando vueltecitas alredeor del patio.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Vínculos

Creo que la maternidad debe ser una experiencia francamente increible.
Que nazca y se desarrolle en el cuerpo de una mujer un pequeño alien, que se alimente y respire a través de ella durante nueve meses y que sienta y viva lo que la madre siente y vive es seguramente, lo más hermoso de la naturaleza.
Bien es cierto que luego a alguna se le pira la fresa y termina apañando a su retoño en siete trocitos dentro de una maleta, pero visto lo visto, hay que disparar primero, porque sino llega un día en el que el pequeño angelito te aparca en un edificio enorme y aséptico, con peluquería, capilla y extenuadas auxiliares que cantan el siguiente para bingo.
Yo me "jarto" de proclamar a los cuatro vientos mi ausencia de instinto paternal (el sexual es tan grande que no deja espacio para ningún otro) pero he de reconocer, que me asombra y me cautiva ese vínculo feroz que dota a una madre de superpoderes durante el embarazo.
No se si se debe a lo intrínsecamente animal que hay en el ser humano, pero todos conocemos alguna historia de madres que han padecido horrores para salvar la vida de sus hijos.
No creo que sea algo muy humano, ya que el humano es por naturaleza,mezquino y egoísta y una madre se desnuda de esos defectos para cubrir las necesidades de su hijo.
Envidio esa capacidad de sacrificio( en serio) y envidio también el vivir esa experiencia tan alucinante que tiene que ser el parir.
Hombre...lo de las contracciones, las cesáreas y los dolores, no lo envidio mucho, de hecho, pediría una epidural para elefantes si se diera el caso, por lo que me quito el sombrero ante cada madre, que después de pasar por el paritorio aún tienen la santa paciencia de sonreír y acariciar a esa bola peluda de más de tres kilos que le han sacado por "el túnel de lavado".
Los hombres somos más de bajar al perro cuando llueve o hacer cola para el pescado en el corte ingles (no parece muy jodido, pero cuando pillas el número23 y ves que van por el 8 es francamente dramático).
Otra cosa que me alucina es lo de dar el pecho.
Supongo que si hubiera prestado más atención en clase de ciencias naturales ahora me resultaría menos impactante, pero el caso es que es un pasote lo de amorrar al niño al pilón y que se sirva cuarto y mitad de leche fresca.
Lo de ser madre es un no parar de hacer cosas raras.
Será por eso, por lo que una madre simboliza el no va más del cariño.
Quizás en la próxima reencarnación me toque ser una madre amantísima y criar a cuatro enanos rubios y parlanchines.
Mejor eso que tertuliano en el "Sálvame de luxe".
En cualquier caso, vaya desde aquí mi particular homenaje a todas las madres del mundo.
La madre, es el único tesoro que tenemos los pobres.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Filtraciones

¡Que escándalo!
He tenido acceso a más de cien mil folios filtrados a Wikileaks desde el pentágono.
Tras haber pasado la noche en vela, enfrascado en la lectura, procedo a reasaltar desde este humilde blog, alguna de las informaciones más espeluznantes:
En efecto, tal y como yo suponía, y por mucho que Rouco Varela haya corrido a desmentirlo, el hombre no procede del mono, sino de un agente de la CIA llamado Giogio Espotify.
Rocco Sigfredi fue un esperimento de científicos rusos durante los años más turbios de la guerra fría. Se les fue de las manos y lo abandonaron en el desierto de Mohave, donde lo encontraron dos monjas y una mula. Allí mismo comenzó su leyenda...la mula vio la luz y se convirtió al cristianismo.
Fraga fue utilizado en Palomares por los yankis, como flotador para el embajador americano, que no sabia nadar.
Franco en realidad media un metro noventa y cinco y jugaba de pivot con los "Globbers trotters", pero tras su pasó por el tercio de Melilla decidio menguar y dar un golpe de estado.
Zsa zsa Garbor, en realidad se llamaba "Manoli".
Lola Flores fue la fundadora de la "Hermandad Aria Española", ya que ella misma era la hija secreta de Hitler.
Ocultó su herencia genética durante años con el famoso maquillaje de la "Señorita Pepis".
El "blandiblug" era un alienigena que llegó a la tierra untado en un meteorito y al no saber que hacer con el , cientifícos USA lo trocearon y lo vendieron a cientos de miles de niños del mundo.
Por las noches se escurria hasta el suelo y aprovechaba para espiar a los padres haciendo el amor, por eso era verde, de envidia.
El verdadero nombre de "Imperioso", el caballo de Jesús Gil era Ralph Mungchacostem, atleta austriaco que no pudo aceptar perder el campeonato del mundo de alterofilia y tras retirarse, buscó otra ocupación y murió en el anonimato.
Maradona no era cocainómano, solo fue una pose para caerle bien a Calamaro.
El cid campeador, lideró el movimiento GAY en una época dificil para los guerreros del arco iris. Aún así ganó batallas después de muerto, sujeto a lomos de Babieca, tieso como si le hubieran metido una ....cimitarra.
La vespa es un invento de ingenieros mecánicos del Opus Dei, ya que no se tiene constancia de que nadie que tenga una Vespa, haya ligado con ella.
El popular pastelito "Pantera rosa", se fabricó en sus orígenes a base de carne de pantera y fresa, pero gracias al activismo feróz del músico Sting, dejó de utilizarse la fresa y se sustituyó por colorante.
El controvertido lider de Corea del norte, tiene un nombre muy jodido de escribir.
El ex-presidente USA George. W. Bush, fue diseñado por Jim Hennsom y manipulado con gran soltura por miembros de la compañía Katakrok.
La paella congelada es un arma de destrucción masiva, ideada por el CESID para exterminar turistas alemanes en Mallorca.
Aznar no tiene abdomen, lo perdió jugando al padel y en su lugar le colocaron unas barras para cortinas de ducha.
E.T.A, nació como una performance, pero se les fue de las manos.

En fin...
Tengo mucha más información pero será mejor que vayáis asimilando esto poco a poco.
Que pasada.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Cora.


Adiós perrita.

Gracias por haberme regalado dieciséis años de cariño desinteresado y verdadero.

Gracias por haberte tumbado junto a mi, por haber lamido mis manos, por haber acompañado tantos momentos, buenos y malos.

Adiós perrita, has sido un animal noble y bueno, con tus pequeñas manías, como todos, pero con esa ausencia de maldad que hace que envidiemos lo puro que esconde la palabra "perro".

Me gustaría volver a verte.

Tengo que preguntarle al Papa, o a un Pope, o a un Lama, adonde vais las almas limpias, y si yo podré ir también algún día,aunque seguro que me van a soltar alguna cantinela que no me va a gustar.

En fin, tengo la desgracia de haber nacido "Ser Humano", ya ves, con todo lo chungo que trae de serie.

Te vamos a echar mucho de menos, pero te toca marcharte, como me tocará a mi en su momento.

Que faena, porque dejas un vació que va a ser muy difícil de llenar, aunque muchos no lo crean, o no lo entiendan,pero eso es porque no te conocen.

Que gran putada que exista la muerte, aunque en ocasiones nos viene muy bien.

Sería estupendo que solo se fueran aquellos que no merecieran quedarse, pero como yo no pongo las reglas, me tengo que aguantar.

Y eso, que te he querido mucho y no te voy a olvidar.

Adiós, perrita...joder, como duele despedirse de ti.


lunes, 22 de noviembre de 2010

Ana Marquina.



Managua once de abril de dos mil tres


Muy señores míos:

Me llamo Ana Marquina y tengo trece años.
Desde los once, estoy viviendo en un lugar maravilloso, con otras chicas de mi edad.
Aquí me han ayudado mucho, ya que cuando llegué, no era capaz de relacionarme con otros muchachos y muchachas, solo quería morirme y encima hasta eso no me salía demasiado bien.
Intenté quitarme la vida en tres ocasiones, la primera arrojándome al paso de un auto de esos grandes, americano, con nombre de presidente antiguo.
Para mi desgracia entonces, el piloto era formidable, y pudo esquivar con soltura mi pequeño cuerpo lleno de moratones.
Desde el suelo vi cómo se alejaba, enojado, blasfemando en no sé cuántos idiomas.
Me levanté y tras sacudirme el polvo del camino, volví a mi casa.
Allí papá se puso furioso porque regresé sucia y a él nunca le gustaron las niñas sucias, por lo que esa tarde me azotó bien fuerte con la correa.
Mientras me dio esa tremenda golpiza, yo imaginaba como hubiese sido sentir el peso de aquel enorme auto sobre mí.
Quizás hubiese sido una muerte rápida, aunque bien pensado puede que me hubiera dejado lisiada, o vegetal.
Entonces no habría podido volver a intentarlo.
La segunda intentona la copie de una película que vi una vez al colarme en un autocine de la ciudad.
También era americana, como aquel auto grande.
No sé qué tienen los americanos con la muerte, son unos expertos, siempre saben cómo matar o como matarse de la mejor manera, de la más efectiva, de la más rápida.
El protagonista se introdujo en la bañera y cuando estaba relajadito, dejó caer dentro un secador de pelo conectado a la red eléctrica.
Se frió en el acto.
Mientras caminaba hacia mi casa pensé en cómo hacerlo.
No tenemos bañera en casa, nos bañamos en un balde enorme que papá hizo traer de una taberna.
Tenemos que acarrear muchos cubos de agua cada vez que nos lavamos y solo se entra de pies.
Tampoco tenemos secador de pelo, lo único eléctrico que hay en la casa es la heladera y de ninguna manera entra en el balde.
Aun así lo intenté, pero fue un fracaso estrepitoso, ya que el cable no alcanzó y ahí estaba yo, desnuda y mojada como una gallinita, con el balde junto a la heladera desconectada.
Así me encontró papa y el muy golfo aprovechó la ocasión para forzarme.
Todavía recuerdo con exactitud el olor a alcohol y el roce de su barba sucia y hedionda.
Mi último intento fue justo antes de venir aquí, al Albergue.
Durante semanas fui preparando un plan minucioso que no podría fallar.
Era muy sencillo, tan sencillo que no sé cómo no lo pensé antes.
Consistía simplemente en plantarme delante de mi papá cuando estuviera muy borracho y escupirle en la cara todo mi odio y mi desprecio.
Elegí con esmero cada una de las palabras, estudié cada uno de los gestos y esperé la ocasión adecuada.
No tardó en llegar el momento oportuno, porque mi papá siempre fue un borracho y un mal hombre, que antepuso el alcohol a la familia y dejó que mamá se marchara lejos harta de una vida miserable al lado de un hombre miserable.
Me puse reguapa, con mi vestido de la Eucaristía, un vestido blanco con mucho vuelo que me hizo mamá antes de fugarse con aquel señor del flequillo rubio.
Me trencé el pelo y me puse la medallita de oro que me dejo la abuela al morir y que no me pongo nunca porque si la viera papá me la quitaría para cambiarla por botellas.
Llegó a casa prácticamente arrastrándose y me planté ante él.
Estaba segura de que me mataría a palos, pero tampoco funcionó.
Le grité, deje salir todo el odio acumulado durante años.
Le dije que era un desgraciado, un poco hombre, un miserable que solo se pone macho con niñas indefensas, porque no es capaz de conseguir una mujer de verdad para que lo ame.
Le escupí en el rostro e incluso lo abofeteé.
El muy asqueroso solo me miraba fijamente, con los ojos turbios y la baba cayéndole de la boca lentamente, hasta quedar en su chompa sucia.
-Ahora si me mata-, pensé, pero entonces sucedió lo que jamás imaginé que sucedería.
De repente dio un paso hacia atrás y se agarró con fuerza el brazo izquierdo.
Comenzó a respirar muy fuerte, como un chancho cuando lo meten el cuchillo en el cuello.
Al mal nacido le dio un infarto y se murió ahí mismo, delante de mí, y no fue justo, porque la que se quería morir era yo.
Hasta en eso lo hizo mal, el borracho de mi papá.
Estuve varios días deambulando por las calles, sin comida, sin nadie con quien poder estar.
Me vendí en alguna ocasión a los hombres de la taberna y hacia con ellos lo que hacía con papá, mientras pensaba en otro plan para irme al cielo con la abuelita, a preparar pollo asado y a jugar con otros niños que vivieran en el paraíso del que nos hablaba tan bien el padrecito de la parroquia.
Pero ya no hizo falta, porque un día que llovía mucho y me estaba empapando el vestido blanco de la Eucaristía se me acercó una mujer y me pregunto muchas cosas y me cogió de la mano y me trajo aquí, y entonces ya no me quise morir.
Estoy segura de que la abuelita me mira desde las nubes y me esperará paciente al día en que me muera de viejita o de una enfermedad.
Y eso es lo que les quería contar, que ahora empiezo a vivir, y pienso que a lo mejor fue mi abuelita la que desvió aquel auto, la que arrancó el enchufe de la heladera y la que detuvo el corazón de mi papá.
También pudo ser mi abuelita, la que guió a esa mujer hasta mí, porque para hacer lo que ha hecho conmigo, tiene que recibir las órdenes del cielo.
Les dejo, porque me llaman para ir a las clases.
Siempre de ustedes.

Ana.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Los misteriosos crímenes del parquímetro.

El inspector Gutiérrez, del cuerpo nacional de policía de Valladolid, sección homicidios, se llevo una mano a la cabeza e incoscientemente, en un gesto mecánico, se masajeó las sienes.
Era el tercer cadáver en menos de una semana.
Dos hombres y una mujer, todos españoles, caucásicos y de edades comprendidas entre los veinticuatro y los cuarenta y dos años.
El único nexo común: los tres fallecidos trabajaban como controladores de la zona horaria en la capital castellano leonesa.
Aunque los tres cuerpos aparecieron en lugares diferentes y se presuponían tres métodos distintos para acabar con su vida, a saber: diversas heridas de arma blanca en el primer caso, agresión con un objeto contundente, un bate de béisbol quizás, en el segundo y asfixia, estrangulamiento más bien, en el tercero, el inspector Gutiérrez acababa de corroborar su teoría, al encontrar por tercera vez, el resguardo de una multa de "la hora" en el interior de la cavidad bucal de la última víctima.
En todas las ocasiones, el asesino se ensañó a conciencia con los controladores de la zona azul, aunque fue lo suficientemente precavido como para eliminar huellas y otras pruebas circunstanciales de los cuerpos.
La ciudad respiraba miedo y los controladores horarios habían iniciado una huelga que se preveía fuera a durar al menos, hasta que los cuerpos de seguridad del estado dieran con la identidad del criminal.
Sin embargo, entre los ciudadanos que se afanan por encontrar estacionamiento en el centro de la ciudad, se podían descubrir caras alegres, sonrisas cómplices y porque no decirlo, cierta complicidad con el asesino, una especie de simpatía que poco a poco se iba extendiendo por la población vallisoletana, que con está tercera víctima veía de alguna forma como se hacían realidad muchos oscuros deseos.
Era el caso de su vida.
Al inspector Gutiérrez le quedaba apenas un año para prejubilarse y desde luego hacerlo con una mención especial y el reconocimiento de las fuerzas vivas de la ciudad, sería un colofón de lujo para su expediente digamos "aceptable", por denominarlo de alguna manera.
Las llaves de la ciudad y quizás convertirse en asesor de seguridad de Javier León De la riva, podrían permitirle unos cuantos años más de ingresos decentes, ya que la jubilación de un policia, apenas alcanza para pagar la hipoteca y una escapadita a Benidorn en los meses estivales.
Mientras estaba inmerso en estas cavilaciones, se percató de algo que atrajo poderosamente su atención: la corpulencia del cadáver.
Era una mujer realmente grande, a ojo calculó un metro ochenta de estatura y unos doscientos kilos de peso.Quien quiera que hubiera estrangulado a aquella mujer debería ser especialmente fuerte.
Dos uñas rotas y un zapato caído junto al cuerpo daban a entender claramente que la víctima había ofrecido resistencia.
Gutiérrez trató de recrear en su imaginación el momento del crimen. El hecho de que apenas a veinte metros se encontrara una discoteca bastante frecuentada, obligaba a que el crimen hubiera sido cometido de forma rápida, de lo contrario cualquier cliente de los muchos que suelen frecuentar ese establecimiento los fines de semana, sin duda habría presenciado el altercado. Y ayer fue sábado.
Según el estudio preliminar, la mujer llevaba muerta menos de ocho horas, es decir: el crimen se debió cometer entre las dos y las tres de la madrugada.
Tenia que haber algún testigo, por fuerza, era imposible que nadie se hubiera percatado de aquello.
Se interrogó a los porteros de la discoteca y a muchos de los clientes habituales, pero fue absolutamente inútil.
En sus declaraciones, todos los interrogados declararon encontrarse dentro del local en la franja horaria en la que se cometió el asesinato.
Muy difícil de creer, ya que es un local angosto y con muy mala extracción, que acumula varias denuncias por incumplimiento reiterativo de las medidas municipales de seguridad.
Había algo en todo aquello que no terminaba de encajar.
Cuatro días después, un controlador horario apareció ahorcado colgando del pendón de la estatua del Conde Ansurez, fundador de la ciudad, que se encuentra instalada en pleno centro de la paza mayor, junto al ayuntamiento.
Alguien clavó con una estaca en el pecho del joven muerto un letrero de cartón con un funesto mensaje: "se acerca el día del juicio, arrepentios pecadores".
Según el dictamen del forense, el cuerpo fue colocado en aquella posición alrededor de las veintidós horas, y aquello era inaudito, puesto que un jueves a aquella hora y en plena semana internacional de cine de Valladolid, era imposible que nadie hubiese visto u oído nada.
A partir de aquel momento, los pocos controladores horarios que se habían incorporado a su puesto para cubrir los servicios mínimos, comenzaron a recibir anónimos donde se les amenazaba de muerte, si persistían en llevar a cabo su trabajo.
De igual manera, en pocos días las amenazas se extendieron a los trabajadores de los parkings privados de la ciudad e incluso algunos policías municipales, conocidos por su "exceso de celo" en las sanciones de tráfico, fueron también amenazados.
Los parquímetros amanecían quemados o arrancados de sus bases y todas las barreras de los parkings de la ciudad desaparecieron misteriosamente.
Aunque el polémico y poco acertado alcalde de la ciudad, relevó de la investigación a Gutiérrez, e hizo traer investigadores de todos los rincones del planeta, jamás se descubrió al autor o autores de los crímenes.
Gutiérrez cobra una pensión de setecientos cincuenta euros y en alguna ocasión, se le ha escuchado comentar delante de un chato de vino, a viva voz y para el que le quiera oir, que aquellos horribles crímenes de los últimos meses de dos mil diez, los cometió "Fuente Ovejuna".
Lo cierto es que hoy Valladolid, es de las pocas provincias españolas donde se ha erradicado por completo la plaga de la zona azul, las sanciones por infracciones de tráfico han disminuido en casi un noventa por ciento y los aparcamientos que en otra hora fueron privados, están abiertos a quien los quiera utilizar, de forma completamente gratuita.
Es cierto que ha aumentado el paro, pues más de cien mil controladores de la zona horaria han pasado a formar parte de las listas del Inem.
¿No es maravilloso?

lunes, 8 de noviembre de 2010

Una máquina perfecta.

Por los cojones una máquina perfecta.
Es uno de los tópicos más habituales y que todo el mundo lleva siempre en la boca: "el cuerpo humano es una máquina perfecta".
Yo me miro al espejo y me da la risa.
Vamos a ver, un metro sesenta y cinco escaso, setenta y nueve kilos (eso ahora, porque esta máquina perfecta alcanzó la asombrosa cifra de noventa y siete kilazos) repartidos al tun tun, porque no tengo culo, ni muslos, pero sin embargo luzco unos hermosos asideros laterales, con efecto salvavidas y tengo unos pectorales de bailarina de barra americana que levantan pasiones entre mis amigos más guarretes.
Cuando voy a comprarme unos vaqueros, con lo que sobra de arreglarme los bajos la del cosetodo, me hace una chupa y un sombrero a juego.
Para leer las señales de tráfico me tengo que asomar por encima del manillar de la vespita y la mayoría de las veces tienen que llamarme dos veces, porque a la primera no lo suelo oír.
Mi estómago ha evolucionado de tal forma que solo contempla dos tipos de procesos digestivos, a saber: con alcohol y sin alcohol.
En caso de haber ingerido la más mínima dosis de alcohol, no quisierais ni imaginar lo que sale de mi y cuando no he ingerido ni una gota, es como ir a una tombola de pueblo, que o no te toca nada, o te toca un muñeco horroroso.
Si se me cae una moneda y me agacho pueden suceder varias cosas, por supuesto ninguna buena, lo más normal es que me crujan las rodillas con un estruendo tal, que en ocasiones ha venido la policía municipal a medir decibelios. Hay veces en que me agacho y recojo la moneda sin crujido de rodillas, ahí es cuando la espalda decide que se está muy agustito en esa posición y que para qué volver a caminar erguido.
Suelo llegar a casa caminando como un gorilita, con el cuerpo doblado, el andar torpe y balanceando los brazos de una lado a otro buscando mantener el equilibrio.
Una vez hice un abdominal, que ataque de risa, entre dos enfermeros bastante cachas me trasladaron al hospital completamente contracturado y tratando de explicar de la mejor de las maneras que no estaba tratando de autofelarme, que era un deportista.
El otro día eché un pulso con mi sobrino y casi me rompe la muñeca...tiene diez años.
La barba me crece como se le pone, de tal manera que entre otras peculiaridades, tengo medio bigote blanco y medio bigote rubio, absolutamente simétrico.
Debajo del ojo derecho tengo una mancha que en cuanto recibe algo de sol se torna de color rosa intenso.
Y no hablemos del tamaño de mi pene, es absolutamente desproporcionado (no crean que es cómodo,dada la longitud de mis piernas) al menos si la inmobiliaria se va a pique y el grupo de teatro decide dejar de pagarme la logopeda, se que podré ganarme la vida dignamente en el mundo del cine o en una barraca de feria.
Los pies han decidido dejar de hablarse y ni tan siquiera se miran, por eso al andar desgasto los zapatos por el exterior.
Si entramos en terreno sicológico ya es de "apaga y vámonos": tengo ansiedad crónica, claustrofobia, agorafobia, personalidad múltiple....y aunque no venga al caso, aerofagia.
El cuerpo humano es una máquina perfecta.
No se que publicista le hizo la campaña a Dios, pero seguro que era Argentino.
Al margen de todo la anterior, les aseguro que soy un tipo terriblemente atractivo y entre otras virtudes, el señor decidió obsequiarme con el don de la palabra, aunque al muy cachondo se le olvidó dotarme de la capacidad para pronunciar correctamente las erres y las eses.
No se hagan ilusiones, señoras, señoritas y caballeros dispersos, mi última pareja era una mujer psicológicamente sana y físicamente proporcionada.
Creo que he sido su penitencia particular y se quiere ganar el billete al paraíso a mi costa.
De todas maneras, cuando alguien vuelva a decirme que el cuerpo humano es una máquina perfecta, le voy a meter un cabezazo en los dientes.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Créditos ICO

Harto de ver a Viriato llorar como una nenaza en Antena3, probé a buscar algo interesante en el resto de los canales.
Saltando de cadena en cadena, me encontré con un anuncio nuevo sobre los créditos ICO.
Era precioso: un señorín trata de levantar la persiana metálica de su negocio y no puede pero varias personas, de forma desinteresada, se acercan a ayudarle y, entre todos, lo consiguen.
Mientras, una voz en off iba contando lo chupi que es pedir un crédito ICO liquidez de hasta 200000 pepinos, porque con la que está cayendo "papá estado" no va a dejar que los pequeños empresarios y los autónomos lo pasen mal, que coño.
Se me caían las lágrimas.
Así que abrí los ojos y vi la luz y me dije -eso es justo lo que necesito- y al día siguiente me puse todo lo guapete que pude, me corte las uñas y me eché colonia detrás de las orejas y, con los balances anuales de mi empresa y el resto de la documentación pertinente, me encaminé a por mi ICO liquidez.
En el banco, un señor muy amable me pidió que me sentara y que le explicara el motivo de mi visita.
Muy ufano yo, dije -vengo a solicitar un ICO liquidez.
La carcajada del empleado fue tal, que comenzaron a asomarse sus compañeros desde los despachos contiguos.
No paraba de reírse el cabrón y le caían unos lagrimones de aupa, empapando los papeles de la mesa.
-Sólo quería veinte mil euros- aproveché a esgrimir entre risotada y risotada, y aquello fue la gota que colmó el vaso.
Que convulsiones, oiga. El tío estaba completamente desencajado y empezó a ponerse rojo y todo.
Se desaflojó la corbata y, conteniendo la risa, me pidió que pasara al despacho contiguo, a explicárselo a su compañera Pepi, que es la que lleva créditos a empresas.
No veas la Pepi, se retorcía de la risa la muy asquerosa.
Yo lo estaba pasando fatal porque, como no pronuncio la "r" y seseo un poco, pensé que a lo mejor no me habían entendido alguna palabra, se había originado alguna absurda confusión y por eso se me estaban descojonando todos en la cara.
Pero no, tras pasar por varios departamentos de la entidad a alegrar la mañana a diversos empleados, al fin uno accedió a explicarme que los créditos ICO son como los manatíes, todos sabemos lo que son, pero casi nadie ha visto uno en la vida real.
Así que ahí estaba yo, humillado por un montón de pazgüatos para los que las ilusiones y las esperanzas del ciudadano de a pie son como chistes de Arévalo.
Entonces no sé que me sucedió en el cerebro, fue como una especie de "clic", como si saltara un resorte oculto que me desquició y me llevó a hacer lo que su señoría y el ministerio fiscal han calificado como asesinato múltiple.
Cogí el abrecartas del escritorio más cercano, me abalancé sobre un empleado y lo atraje hacia mi tirando de la corbata con la mano izquierda mientras que con la derecha le hundí el afilado objeto en el cuello media docena de veces.
Todo sucedió muy deprisa, cuando el vigilante de seguridad se percató de lo sucedido era demasiado tarde ya que, de un solo golpe, le clavé el abrecartas entre los ojos.
Luego lo que ustedes ya conocen, armado con el revolver reglamentario del guardia de seguridad, disparé sobre el resto de los empleados y los fui eliminndo uno a uno, incluida la señora de la limpieza, cosa de la que estoy arrepentidísimo, porque lo tenia todo impoluto.
Recargué el tambor del arma con la munición que encontré en el cinturón del vigilante, salí por la puerta como si tal cosa y pedí un taxi.
Pagué al taxista que me dejó a la entrada del palacio de congresos y esperé allí fumando un pitillo tras otro, hasta que vi salir al ministro de economía y, lo demás, ya saben, lo mismo.
La primera bala le entro por el ojo derecho, las dos siguientes se alojaron en un pulmón y en el bazo, según ha explicado el forense aquí presente.
Había mucha gente corriendo y gritando a mi alrededor y, es curioso, recuerdo el olor a palomitas de maíz que emanaba de un kiosco de chuches, como dice Rajoy, situado a mi espalda.
Casualmente aquel día había huelga de brazos caídos de la guardia civil, con lo que los agentes que custodiaban el edificio, se dieron la vuelta, subieron el volumen del aparato de radio y me dejaron marchar tranquilamente.
Yo que siempre he sido una persona honrada y temerosa de Dios, recapacité sobre lo sucedido y media hora después acudí a la comisaría de policía más cercana a entregarme, aunque de nada sirvió, puesto que por falta de recursos técnicos, no pudieron atenderme y me solicitaron que volviera pasados unos días.
Tres semanas después, se presentaron en mi casa los geos, armados hasta los dientes, llamando con muy malos modos y, al derribar la puerta, me rompieron el jarrón de porcelana inglesa que me regaló mi tía Puri antes de morir, cosa que me puso frenético y, de no haber sido por esto, le prometo señoría, que no hubiera abierto fuego contra los agentes.
Se que he dejado tres viudas y un viudo en el cuerpo, y también lo lamento mucho, pero aquel jarrón tenía un gran valor sentimental.
Me desarmaron, me esposaron con las manos a la espalda y se negaron a rascarme la nariz que me estaba picando horrores y yo no alcanzaba, figúrese usted, con las muñecas a engrilletadas.
Fue un gesto muy feo el suyo, porque el picor persistía y no hubo manera de convencer a ningún policía de que me rascara y eso, en un estado de derecho, es inadmisible.
Se que el ministerio fiscal ha solicitado mil doscientos años por mis delitos, pero viendo como salen los presos de ETA, libres a los ocho o nueve años, a mi como si pide tres millones de lustros, porque con todos mis respetos señoría, además de cagarme en el Instituto de Crédito Oficial, me cago en la justicia española.
He terminado mi alegato, buenos días.