martes, 23 de septiembre de 2025

Más pronto que tarde


 Y me encanta poder ratificarme en que en efecto, todo terminará llegando, Incluso lo bueno.

José Luis, director de la editorial Suseya ediciones, es un tipo tan valiente como profesional y al margen de que se ha volcado siempre con mis proyectos y ha creído siempre en mi, algo me dice que en el fondo debe de creer que un día conseguiré dar esa campanada que algunos autores consiguen dar y que su inversión en mi (no solo económica, sino emocional y de esfuerzo) no caerá en saco roto, y tendrá un retorno efectivo (aunque me no escatimo en agradecimientos y muestras de afecto hacia él). Eso, o que simplemente es uno de los pocos editores románticos que aún confían en los sueños y las ilusiones de los escritores que llevan los manuscritos a su editorial.

En 10 días esta novela verá la luz en un espacio muy especial de mi ciudad y ofreceremos a autoridades, familiares, amigos y lectores en general, lo mejor de nosotros mismos y de nuestros amigos artistas, reposteros, cocineros y bodegueros, en uno de esos eventos que dejan huella entre quienes amamos la cultura.

Pero antes de que alguien se confunda al fijarse en la cubierta o al leer la sinopsis que en ella aparece, confieso que esta es la novela más romántica que he publicado, y aunque quizás se vea superada en un futuro por Inocentes (aún en proceso creativo) en cuanto a lo que amor se refiere, no puedo negar que ambos títulos se nutren del mismo sentimiento y son el resultado inequívoco de escribir mojando la pluma en el tintero del pecho.


 Y es que para mi, una novela, un poema, un relato o un simple wasap, siempre son mucho más que palabras. 

Y si alguien no me cree o  duda de lo que acabo de afirmar, no tiene más que leerme mirando con el corazón ya que lo esencial es invisible a los ojos.

Estoy deseando que Incluso lo bueno llegue al público, y escuchar cuanto tengan que decir sobre ella.


sábado, 13 de septiembre de 2025

Sin tilde



 La sinrazón y la barbarie se alimentan de sinrazón y barbarie, y como nos hemos cansado de escuchar millones de veces, la violencia solo engendra violencia.


No vamos a entrar a juzgar si primero fue el huevo o la gallina, ni mucho menos a valorar si debimos aplastar el huevo contra el asfalto o retorcerle el cuello a la gallina, el caso es que ahora de aquellas aguas vienen estos lodos que están poniendo perdida la conciencia del planeta.

Una salvaje matanza de seres indefensos e inocentes derivó en una salvaje matanza de seres indefensos e inocentes, y o se detiene pronto esta escalada bélica que algunos incluso justificamos en un principio, o no sabemos a donde podrá llevarnos.

No voy a ser hipócrita rasgándome ahora públicamente las vestiduras ante la matanza que el gobierno israelí está llevando a cabo en la franja de Gaza, pues aplaudí las primeras reacciones a la nauseabunda acción criminal del grupo terrorista Hamas, por eficaces y más que justificadas, pero desde luego desde aquí me ratifico en la consideración de que se les ha ido demasiado de las manos y lejos de estar acabando con esos desgraciados que lo empezaron todo, están creando mártires al ejecutar sin misericordia alguna ya no solo a ciudadanos inocentes en edad de combatir o de inmolarse en el nombre de Alá, sino a miles de niños que no saben siquiera en que se basan las diferencias entré ellos y los otros niños, más allá de que unos deban estudiar el Talmud y otros el Corán.

A la guerra, como canta Residente, le dan miedo los abrazos, y quizás la humanidad debería abrazarse más y matarse menos, sentarse a charlar sobre ese amor de Dios tan monopolizado por cada fe de las autodenominadas verdaderas, que enarbolan la exclusiva de la elección del creador por su pueblo y compartir un te, un vino de Rueda, un zumo de sandia o una esperanza en el mundo futuro.

Amen (sin tilde).