sábado, 15 de abril de 2023

Hasta el final


 Tuvo la inmensa fortuna de tenerla junto a él hasta el último minuto. Y se fue agradecido y sintiéndose realmente amado, comprendido y cuidado.

Zur fue un adorable gato rubio de bigote bicolor, que compartió vida con la mejor humana con la que el destino caprichoso y juguetón pudo emparejarlo. Y hasta que su pequeño corazoncito no pudo más recibió cada día el amor de la mujer con la sonrisa más bonita del universo conocido, y del que queda por conocer.

Hoy ella apenas puede sonreír, apenas puede respirar, apenas puede contener el llanto que no cesa. Hoy su alma ha sufrido una nueva pérdida, no por inesperada menos dolorosa, y hoy su pecho se ha llenado con el eco del último maullido que Zur le dedicó al sentir su mano acariciándole el lomo por última vez.

El día que vuelva a morirme, querría hacerlo así, sintiendo la mano de una persona de la calidad humana y del enorme corazón que definen a  mi amiga acariciándome el lomo, y diciéndome que me quiere, y pagaría a los hados lo que fuera necesario para que me concedieran el deseo.

Sé que ella está triste, que el mundo se le antoja un poquito más  frio y más gris desde que Zur se ha ido, pero también sé que entre todos los que la queremos intentaremos aportarle el calor y los colores necesarios para que supere el dolor de la despedida más dolorosa, y para que volvamos a disfrutar de ese increíble espectáculo que es verla sonreír.

Hace pocos años que mi adorado Gatete se fue a hacer el gato a un lugar mucho mejor, y estoy seguro de que allí habrá esperado a Zur y habrá ido a buscarle a la recepción para acompañarlo y servirle de guía, para enseñarle los mejores tejados celestiales y para llevarle a conocer a unas gatitas adorables que maúllan afinando en do mayor desde las estrellas. 

Mi amiga no se ha despedido de un animal de compañía, se ha despedido de un miembro de su familia. Y eso duele. Mucho. Y por eso hoy la abrazo en la distancia y le prometo que siempre estaré a su lado. Por lo menos hasta que el día que como a Zur, me falle el corazoncito y tenga que marcharme.



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