Al levantarse como cada mañana,Marco se dispuso a arreglarse para acudir a su despacho en el bufete donde ejercía su profesión de abogado laboralista. Para su sorpresa en el galán de noche donde deberían estar el traje gris marengo de raya diplomática y la corbata roja de Armani que había preparado para esta jornada, había un uniforme de bombero de la comunidad de Madrid, con su casco y todo. Aún bastante amodorrado, entró en el cuarto de baño, abrió el grifo de la ducha y lo reguló hasta que el agua salió lo suficientemente fresca como para despertarlo del todo y devolverlo a la realidad. Mientras se duchaba se percató de que en lugar de su curvita de la felicidad obtenida a base de copiosas comidas y cenas en los mejores restaurantes de Madrid, lucía unos definidos músculos abdominales. Y el pene. Puede que al haber perdido la tripita se apreciase mejor el tamaño del miembro, pero aún así y todo le pareció descomunal. Lo más impactante llegó al plantarse frente al espejo tras haberse secado vigorósamente con la energía de unos biceps sorprendentemente desarrollados también. Al ir a rasurarse el cutis como cada mañana y a peinar con fijador su pelo cortado con raya a la izquierda, el vidrio le devolvió una imagen que lo dejó de piedra. El apuesto nórdico de largo cabello rubio y poblada barba de igual color era él. Guiñaba los ojos y abría la boca mostrando los dientes al tiempo que él lo hacía. No entendía bien lo que estaba pasando y optó por pensar que aún dormía. Entonces una voz familiar y que le evocaba recuerdos muy húmedos lo llamó lujuriosa diciéndole "Marco, mi amor. Ven a la cama que estoy esperándote y soy toda tuya. Hoy te necesito más que nunca. Tengo ganas de mambo." En ese momento Marco lo entendió a la perfección. Él, su vida, su trabajo, su cuerpo y todo su ser no era más que el producto del inconsciente de la infelizmente casada mujer que lo soñaba cada noche para combatir una vida sin alicientes. Contento con su nuevo aspecto de guerrero nórdico metido a apagar fuegos y a bajar gatitos de los árboles, se dispuso a complacerla como cada noche. Antes de ir en su busca se lavó la perfecta dentadura blanca, se echó desodorante en ambas axilas y se perfumó el cuello y las muñecas.
Miro los muros de la patria mía y me aterra lo que veo, porque se comienzan a resquebrajar por las sacudidas de multitud de seísmos, que en forma de corrupción, promesas incumplidas, intentos de separatismo, enfrentamientos constantes entre hermanos y vecinos, pactos sustentados por el vale todo y demás, vaticinan la llegada del gran terremoto que terminará con lo reconstruido con esfuerzo y sacrificio desde aquel fatídico 1936. Me vais a permitir que emule a Machado y me apoye en uno de sus más intemporales poemas, pero claro a mi estilo. Con perdón de mis amigos poetas y del autor de los versos que me atrevo a versionar: La España de granada y metralletas, trincheras, sacristías, de espíritu burlón, de almas inquietas, devota de chanchullos y alegrías. Ha de tener su mármol y sus días, su terrible mañana, y sus cunetas. ¿Porqué volvemos a despertar al terrible demonio bicéfalo de las dos Españas? Joder...no aprenderemos nunca. Seguimos siendo la España de rojos y fachas, de Cánovas y Sagasta, de Madrid y Barsa. Los últimos sondeos auguran una representación parlamentaria para la extrema derecha. Y eso acojona bastante, porque aunque la extrema izquierda se disfrazó de clamor popular para ocupar sus escaños y aquello ya fue el germen de algo que sino se controlaba podría colaborar en la vuelta al fratricidio, el hecho de que el fascismo haya encontrado un estupendo caldo de cultivo en los desatinos de la sociedad española actual y consiga que se le aupe a lo que debería ser la sede de la democracia, indica que seguimos haciendo las cosas mal. No me gustan los extremos, ninguno. Ambos son muy peligrosos. Aquellos que me leéis sabéis que intento guardarme mis ideas políticas para mi y no acostumbro a compartirlas. Pero no pienso quedarme callado al ver como las historias que me contaban mis abuelos donde las trincheras, los bombardeos, las represalias de uno y otro bando, el dolor de las familias y la sinrazón eran las protagonistas, pueden convertirse en un presente muy real. Creo en la democracia. Creo en que los políticos son servidores públicos que deberían mirar por el bien común y no por el propio y creo en la capacidad de un pueblo para gobernarse y decidir su destino. Puede que sea un estúpido idealista empachado de ilusión y de utopía, pero se me enseñó desde pequeño a respetar, a compartir, a decir la verdad y a tratar de cumplir mi palabra y mis promesas. Y desde luego no soy ningún santo y muchas veces no supe estar a la altura, pero no pienso que algunos errores de mi pasado me condicionen el futuro al no haber aprendido de ellos. Y todos los españoles deberíamos actuar con el mismo propósito. Debemos tener cuidado. Debemos leer más historia. Un pueblo que no conoce sus historia esta condenado a repetirla. No quiero perder amigos por discusiones sobre una política que se empeña en separar en lugar de unir. No quiero agachar la cabeza ante nadie por miedo a que se me malinterprete, cuando lo único que quiero es vivir en un país donde sé que cuando se lucha con un fin común, se consigue cualquier propósito. Soy español, estoy orgulloso de serlo y no me avergüenzo de ello. Por favor, no permitáis que llegue el día en que reniegue de mis orígenes y me sonroje el pasaporte.
Y como cantan los Blow en su tema "Inner trip", estoy haciendo un viaje interior de lo más apasionante. Muy completito eso sí. Y muy divertido, aunque a veces asusta. Este viaje interior está siendo una sorprendente e interesante combinación de crucero de lujo por el Caribe y "Tren de la bruja de la feria más cutre" donde aquello que te asusta te espera a la salida del túnel para sacudirte escobazos como sino hubiera mañana. Ahora eso sí, la parte crucero de lujo mola bastante porque en el camarote tengo jacuzzi, mueble bar, equipo de música, diferentes obras maestras de la literatura universal y tabaco y todo. Dentro de mi me he encontrado con un montón de cosas. Algunas me gustan una barbaridad y creo que a la gente que me conoce también. Cosas como la a veces dolorosa y exacerbada sensibilidad, el deseo de conocimiento, la inquietud artística, la creatividad, el humor y las considerables toneladas de amor que dar, el afán de proteger y cuidar de los amigos y mi pasión por los animales, se mezclan con otras que gustan bastante menos a los demás y que a mi en particular me dan bastante mal rollo: El ego excesivo, la arrogancia pese a mi tamaño, la cobardía ante determinados problemas, la total y demostrada ausencia de prudencia, el afán de protagonismo, la fina inoportuna y aguda ironía de cine negro americano de los 50, la angustia ante situaciones comprometidas, el hedonismo de manual, la pésima gestión de mis recursos y la espantosa organización de mis habilidades, que termina convirtiéndose en continuos desfiles de mis debilidades y mis carencias...en fin, que soy una joyita. No me considero en absoluto un mal tipo, pero aún debo pulir multitud de fallos para poder hacer en primera clase y bebiendo gintonics el próximo viaje interior. Al llegar a la altura de mi pecho, multitud de luces de neón anuncian traumas de todo tipo, vacíos que jamás podré volver a llenar y una escombrera donde se apilaban los restos de confusas y dolorosas historias de amor. Pero al doblar la primera esquina me he encontrado con el corazón a pleno rendimiento, consumiendo de nuevo litros de ese combustible llamado amor. A veces me siento raro, a veces me siento débil, a veces me siento incomprendido y a veces creo que podré con absolutamente todo lo que me echen. Vamos...que el viajecito interior es unas riseras. Desde luego, aburrirme no me aburro. Ilusión. Si hay algo que está acondicionando el pavimento y tapando socavones en el firme de mi espíritu es la ilusión con la que se están realizando los trabajos de mejora en el estado de la carretera que permite circular por dentro de mi. Cierta personita rubia, un gato adorable, el grupo que ha compuesto el tema que encabeza este texto y la realidad de un futuro por descubrir tienen la culpa de sentirme de nuevo ilusionado. A ver lo que dura. Espero que no vuelvan los fantasmas del pasado a repartir escobazos. Sinceramente pueden meterse las escobas por el c...onducto apropiado. La ilusión es como el amor de la famosa canción: hay que darla de comer en cada esquina. Tiendo a ilusionarme y a venirme arriba con mucha facilidad y claro, luego las hostias son más gordas. Pero algo me dice que esta vez mi ilusión está sobradamente justificada y respaldada con sólidos argumentos. Tocaremos madera. Próxima estación, esperanza.
Me harto de decirlo, todo termina llegando. Hay túneles muy largos y muy oscuros. Hay túneles en los que entras sin darte cuenta y de los que crees que no podrás salir nunca, pero hazme caso, todo llega. Incluso lo bueno. Solo hay que tener paciencia, armarse de valor, ser fuerte para resistir ese angustioso camino a oscuras y no perder la esperanza. Esto comienza a sonar a texto de auto ayuda, de esos que tanto se han puesto de moda, pero nada más lejos de mi intención. De hecho los tengo bastante manía. Yo no voy a decirte lo de que pienses en positivo y no voy a recomendarte ningún tratamiento, aparte de cariño en elevadas dosis. Eso si que es medicina natural. Un abrazo y un beso a tiempo curan mucho más que la jodida química que nos meten con embudo a la menor oportunidad. Y por si alguien no lo sabe, el orgasmo es el mejor ansiolítico y cada orgasmo equivale a un Valium 10. ¡Mira tú por donde! de esos que me receten cuantos quieran. Y si algún día tienen que retirarme esta medicación que sea de forma pautada hasta el extremo. Es decir, que me quiten uno al mes durante los primeros 15 años y luego ya les dejaré retirarme alguno más, pero de momento los necesito todos. Y creo que tú también. Pero ahora centrémonos. Ahora estamos dentro del puto túnel y aquí está muy oscuro. Acojona bastante. Si te fijas, allí al fondo (pero cada vez más cerca) se aprecia una luz que indica la salida. Cómo decían en la película, "ven hacía la luz". Coge mi mano fuerte, no voy a soltarte. Yo también necesito salir de esta mierda de sitio en el que hemos terminado los dos, cada uno por sus circunstancias. Y ya ha empezado la cuenta atrás. Cada vez estamos más cerca de la salida. A ver si ahora nos va a asustar dejar atrás las sombras. Hasta para superar la infelicidad hay que ser valientes. Confío en tu valor y empiezo a confiar en el mio. Puede que en vidas pasadas fuésemos un par de cabronazos y ahora estemos pagando el Karma ese.Sinceramente no creo que hayamos sido tan malos. Fijo que en otras reencarnaciones éramos por lo menos tan ingenuos como hemos sido en esta y al parecer la ingenuidad también se paga cara. De todas maneras, vamos. Intentemos pensar en positivo, respirar y todo eso. Gritemos lo que tengamos que gritar y no nos detengamos hasta que salgamos de aquí. Ya ajustaremos cuentas con el destino y ya nos explicarán los hados porqué nos ha tocado sufrir así. Por lo menos esto podremos enfrentarlo juntos. Y que sea lo qué Dios quiera. Si es posible que sea lo que queramos nosotros. Yo quiero verte feliz, no lo dudes. Claro, también me gustaría serlo yo. Hagamos un último esfuerzo. Rendirse no es una opción.