Hace más de tres años que conocí un pequeño bar de Valladolid, llamado Olvidadero.
Quizás lo primero que me sedujo de él, fue su nombre, un nombre que evocaba tabernas portuarias en países grises y peligrosos, o en galaxias muy muy lejanas.
El bar en cuestión, eran cincuenta metros escasos repletos de gente y cervezas, de humo y de buena música, de momentos especiales.
Ese bar, contemplo el ocaso de una relación y el nacimiento de un gran amor.
Detrás de la barra, una manada de bandidos entrañables, con la cabeza llena de sueños y los ojos enrojecidos por el cansancio y las efluvios de vaya usted a saber que.
Durante mucho tiempo, fue mi bar, tan mio como de Curi o de Ferni.
Recuerdo que al poco de empezar a ir por allí, organizaron una peña para las fiestas de Valladolid, y sin conocer practicamente a nadie, nos apuntamos Laura y yo.
Aún me huelen los brazos al merengue de la guerra de tartas y aún huele el roncón de mi gaita, al humo de los cigarros aliñados que más de uno se fumo con el, como si de una pipa de la paz, labrada y musical se tratara.
Contaba "el olvi" con una amplia carta de cervezas nacionales e internacionales y una a una fueron pasando el examen cada fin de semana.
Cuantas horas leyendo "el jueves" en la barra o de cháchara con el amigo Curi, esperando a que el impresentable de Chuchi llegara con cualquier excusa sobre aparcamientos, tráficos y zonas azules.
Cuantos ratos buenos, cuantos abrazos y cuantos besos.
En una ciudad como la nuestra, donde ser diferente es un crimen, la gente del Olvidadero transgredió, rompió, y se atrevió con todo...con dos cojones.
Era de chiste ver como en el pequeño local, se organizaban conciertos, monólogos, sesiones de Dj¨s, comidas brasileñas...
Desde luego es siempre triste despedir a un amigo y en este caso lo es más, porque le estoy diciendo adiós a una parte de mi vida.
Se que el amigo Curi, con ese afán suyo por revolvernos la conciencia y las entrañas, perpetrará desde "La flor que me encontré" o desde cualquier otro lugar, un nuevo espacio para que los amigos y los enemigos nos encontremos y echemos un pulso con la mirada.
Un sitio donde pueda dar rienda suelta a esa maraña de ideas absurdas y maravillosas que le bullen en el cerebro.
Allí estaré yo, para hacer fuerza junto a él y tratar de derribar los pilares de una ciudad tan pretenciosa como timorata y crear de esa hecatombe un nuevo orden, donde los hombre de bien, podamos tomarnos un Cutty Shark con cocacola light sin cafeína, o un "sol y sombra", o lo que nos salga.
Vivirás en el recuerdo de muchos, que es la mejor de las muertes.
4 comentarios:
Amigo Juan mi más sincero pesame,los que ya hemos pasado varias veces por ese trago sabemos que esos momentos y lugares no se olvidan.
buho, corredera, kotillo, mare mia
Ya veis, lo que no ha podido la censura lo puede el capital
No somos nadie.
A mi me gustaba mas cuando era la chupiteria. Allí emborrachábamos a las tías que luego en campus...
Que queréis? Soy un nostálgico
Publicar un comentario