Pues al final todo se temina sabiendo.
Tanta coña que nos han dado para justificar la invasión de Afaganistan, con la excusa de que no se puede consentir que unos extremistas subyuguen a un país y resulta que las fuerzas de liberación, una vez más, se han plantado allí por intereses meramente comerciales.
Casualmente (nótese la ironía) los yankis han encontrado en territorio Talibán, uno de los mayores yacimientos de oro y cobalto del mundo.
Vaya vaya.
Y yo que creía que andaban detrás del señor Laden.
Inocente corderito.
El cese fulminante del representante de la democracia alemana, al declarar públicamente que las tropas germanas se trasladaron a Afaganistan para defender intereses comerciales de la nación, ya dice bastante de todo el oscuro fregado que se ha montado allí.
Nos venden la moto una y otra vez y nosotros tenemos ya un parque móvil que para si lo quisiera Alberto Rossi.
Todos los conflictos que encontramos a lo largo de la geografía mundial, se hayan vinculados a las zonas de paso de gaseoductos y oleoductos, a vetas de diamantes, a prospecciones petrolíferas etc etc.
Aquí nadie mueve un dedo si no es para forrarse el lomo, eso ya lo sabemos, pero jode bastante que te lo envuelvan en papel de caramelo, con trazas de libertad, humanidad, solidaridad y demás pamplinas.
Particularmente el tío Sam, actúa en la mayoría de las ocasiones de forma absolutamente deleznable, y se la pela de gordo invadir un país soberano, asesinar un presidente electo, financiar y entrenar guerrillas, torturar campesinos y demás hermosuras si puede sacar gasolina para llenar los depósitos de sus Hammers.
Que asquete, majos.
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