Siento mucho que aquella
explosión os alcanzara a todos en la misma trinchera, y perdierais a la vez las extremidades superiores.
Puede ser, que
algún juez despiadado, aplicando arcanas costumbres, os condenara a perder ambas manos por un delito absurdo.
Es posible que aquel maldito virus tropical hiciera mella en vuestra carne,
pudriéndoos todos los
deditos del cuerpo, o que la
onicofagia feroz que os afecta, os haya llevado a este punto.
El caso es que no os
preocupeis,
aquí estaré yo para escribir por vosotros, aunque solo
dejéis alguna reseña ocasional.
Os siento muy cerca.
2 comentarios:
Es que tienes unos amigos un poco sosos... que no te dejan comentarios...
Pero no desesperes, que leemos y comentamos tus historias, aunque como siempre, no sabemos dónde acaba la realidad y empieza la ficción...
No es que sean sosos, es que yo creo que prefieren no significarse.
Mis amigos son capaces de grandes gestas, pero siempre desde el anonimato.
En cuanto a la delgada linea roja que separa la ficción de la realidad, digamos que soy el eterno funambulista.
O el eterno fulano.
Publicar un comentario