miércoles, 17 de octubre de 2012

No se por que

hay días en los que uno se sienta ante el teclado y se descubre completamente incapaz de escribir nada coherente, o nada de lo que sentirse orgulloso.
Y no creo que sea un asunto de inspiración o de musas.
La verdad es que no tengo ni la más remota idea de porqué sucede esto.
Creo que en mi interior hay dos vasos divergentes, en uno fluye lo que considero hermoso en la vida y en el otro la realidad.
En ocasiones por azar o por motivos que también desconozco una gota de un vaso salta al otro y al llorar la mezcla  brotan hadas, días de sol y mundos repletos de oportunidades.
Como un alquimista desesperado trato de entender el secreto y pruebo nuevas pociones que ensombrecen las probetas con distorsiones de todo, de lo hermoso y de lo real.
También creo que estoy muy cerca cuando me pincho con una de las espinas que me tienen reservadas, porque si sangro, me acerco a lo que quiero crear.
Pero enseguida retrocedo.
No puede salir nada hermoso en esencia a raíz del dolor, por mucho que algunos se empeñen en que a partir de la miseria se pueda crear belleza.
Lo siento, pero eso tampoco funciona.
En cualquier caso será caduca y terminará rompiéndote el corazón, aunque la plasmes en un texto, un lienzo, una partitura o un beso.
Tampoco puedo crear vida a partir de la nada y me empeño en vivir a través de algo que aún no está formado.
No se si seré capaz de escribir lo que quiero escribir.
No he sido capaz de vivirlo, tan solo lo he soñado y me mantengo a sorbos de lo que recuerdo al despertar.
Hay días en los que uno se sienta ante el teclado y se descubre aborreciendo lo que más le gusta hacer.
En días así, es mejor renunciar.
Por hoy lo dejo...mañana será otra vida.




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