viernes, 20 de junio de 2025

Buscar el gremio. La hora de la verdad


 Pablo guarda el arma y organiza a su equipo para que todo quede asépticamente listo para revista. Tras hablar con Ulises, da las pertinentes  instrucciones a Salomé, quien se ocupa de los detalles más complejos. Después de asegurarse de que no habrá indicios de sospechas entre los serviciales y eficaces tramitadores de llamadas de SVAE que han asistido atónitos a lo sucedido, deja que sea Txus quien avise a la policía nacional al ver  que Pedro ha regresado de aparcar en el lugar convenido del polígono industrial donde se ubica la sede de SVAE. A escasos trescientos metros de la sede de la tapadera de unos cuantos efectivos sagaces y resolutivos servidores públicos, los efectivos del patrulla de la Policía Nacional que recibirá el anónimo aviso encontrará la furgoneta del poco afortunado equipo de agresores, con los cadáveres de todos ellos en el interior, ocultos por los cristales tintados de miradas indiscretas, tal y como ha ordenado Ulises.

Alma realiza una discreta pero exhaustiva ronda de reconocimiento por los alrededores, y siguiendo las instrucciones de Pablo, cuando se cerciora de que no hay ninguna otra amenaza, entra a tomarse un café en el bar restaurante que linda con la vecina estación de gasolina de la nacional Repsol, y saluda sonriente a las camareras como si unos minutos antes no hubieran tenido que erradicar la mortal amenaza que se presentó en el edificio que alberga el servicio virtual de asistencia a empresas.

Mientras saborea el café con leche de soja sin azúcar ni edulcorante alguno, no puede evitar sonreír al recordar la habilidad de Pedro al utilizar la navaja, y lo sorprendente de asistir al descubrimiento de Laertes como eficaz y resuelto pistolero. Pablo, el jefe del operativo, ya le ha hecho una oferta que el rubio y aparentemente tímido Laertes no ha podido rechazar, y desde hace apenas media hora ha pasado a formar parte de la unidad que al servicio de España, opera desde el vallisoletano polígono de San Cristóbal.

En el otro extremo de la piel de toro, Clara e Iván se aseguran de que el disoluto hijo del emir de Runara no haya echado en falta ninguna de sus muchas y formidables pertenencias, ni tan solo uno de los euros de entre esos millones que esa misma noche llevará al casino Nueva Andalucía, en Puerto Banus, para respaldar sus corazonadas sobre el número acertado, rojo, par y falta, que le hará un poquito más asquerosamente rico, si eso es posible.

Pues ya va siendo hora de volver a casa, Bebé—dice Clara cariñosamente haciendo referencia al nombre clave que asignaron a su amigo y compañero los hombres de las fuerzas especiales inspirados en el hoy rasurado bigote color del inspector Pinacho—Al final la gente de Ulises se habría podido apañar perfectamente sin nosotros. No entiendo cómo no nos ordenaron que abortásemos misión y nos diésemos la vuelta.

—Pues te vas a reír, Clarita—le contesta Iván mientras siguiendo el protocolo habitual elimina el recién recibido wasap de audio tras escucharlo—Se acerca la hora de la verdad. En la dura estepa castellana ha habido un choque de fuerzas y eso ha llevado a la gente de inteligencia de la organización a tirar del hilo. Al parecer han encontrado ciertas grabaciones en el smartphone de uno de los sicarios que habían enviado a terminar con nosotros y con nuestra tapadera y las órdenes no las recibía únicamente de una organización criminal. No te vas a creer quien se esconde tras ciertas maniobras  de corrupción, chantaje, apropiación indebida y demás lindezas.

—Pues si mi corazonada no falla, creo que los mismos que se ocultan tras la capacidad de poder generar un apagón en toda la península llevando a 0 a la red eléctrica nacional—contesta Clara con rapidez.

—Pues no te equivocas, cielo. Pero se acerca la hora de la verdad, y al parecer alguien mucho más arriba de lo que podríamos habernos imaginado, va a tener que dar muchas explicaciones.

—Bueno....yo tengo mucha imaginación, Jefe—chincha a Iván sabedora de que no le gusta nada que lo llame así—pero la experiencia em dice que ese tipo de gentuza a tan alto nivel , ni da explicaciones, ni asume responsabilidades. Ya veremos que pasa.

Iván abre galantemente la puerta del puesto de copiloto del vehículo para que su compañera se acomode, espera a que lo haga sin prisas y después se dirige al asiento del conductor, donde  tras asegurarse de poder salir sin peligro de colisión, arranca, pisa el embrague y mete primera enfilando el coche hacia la tierra del insigne poeta decimonónico que escribió con gran acierto: "Lo falso a lo verdadero, lleva ventaja infinita, la mentira es más bonita y yo siempre la prefiero."

Continuará.



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