domingo, 15 de julio de 2018

Todo termina llegando, incluso lo bueno.

Me vais a permitir que escriba este texto. Bueno...es mi blog y puedo escribir lo que se me antoje.
El próximo 24 de julio voy a cumplir 44 primaveras. Hoy he decidido que no voy a volver a hablar de  segundas temporadas, vidas nuevas ni nada por el estilo. 
Hoy 15 de julio y sin venir a qué, me he despertado convencido de que ya se terminó. Ya se acabó. Ya he escrito demasiado sobre el pasado y he estado a punto de ignorar el presente y de renunciar al futuro.
He pasado por algo espantoso, he sufrido mucho y he perdido a seres muy queridos, pero eso no me hace especial. Nunca he tenido el monopolio del dolor ni lo he querido, aunque me he regodeado en exceso en la desgracia.Con ayuda de algunos, eso si. Ha habido quienes se han esforzado en machacar mi auto estima y mi ego y a puntito estuvieron de conseguirlo. Ha habido personas especialmente dañinas, pero son una inmensa minoría al lado de las buenas personas que forman parte de mi vida y que con su apoyo, su cariño y su energía, me han sacado de este inmenso lodazal en el que estaba atrapado. Debo mucho a muchos y me precio de pagar mis deudas y cumplir mis promesas, aunque a veces tarde, pero mi padre me enseño la importancia de la palabra empeñada. No puedo mencionar a todos a los que debo la luz al final del túnel, pero además de una familia que siempre ha peleado a mi lado pese a luchar sus propios combates, tengo la inmensa fortuna de contar con gente increíble a mi alrededor que me han regalado tanto, que creo que jamás podré estar a la altura. 
Hoy le he prometido a mi gato que se acabó escribir sobre el pasado, sobre accidentes, comas, corazones envenenados y amigos traidores y crueles. A la mierda. Desde esta misma mañana todo eso pasa a ocupar varias páginas en mi libro de "me importa una puta mierda".
Por supuesto nunca dejaré de escribir. He descubierto que la literatura salva vidas y no solo metafóricamente. Al poner por escrito lo experimentado y al haberlo convertido en relatos, novelas, poemas y textos de todo tipo; me he limpiado por dentro y he exorcizado muchos demonios.
Ahora centraré mi necesidad de escribir en lo que hace que merezca la pena aguantar otro asalto.
No os preocupéis, ni voy a escribir un libro de auto ayuda ni me pienso convertir en un ñoño (no más de lo que lo he sido siempre) que solo hable de besitos, florecitas, amaneceres en la playa y unicornios que galopan por el arco iris (podéis hacer una alto en al lectura para echar la pota). No voy a renunciar a lo que necesite cada historia y cada personaje, pero no pienso abastecerme de recursos nacidos únicamente de las más amargas experiencias.
Me voy a Ítaca. 
El faro que no era capaz de distinguir en la distancia me guia y me orienta y tras pasar demasiado tiempo pululando por el puerto, he decidido embarcar y soltar amarras.
No sé cuando llegaré o si lo mejor de todo será el viaje, pero paso de quedarme en tierra fumando un pitillo tras otro y contándole al mundo lo duro que es todo, lo difícil que es vivir y lo peligroso de elegir la tripulación equivocada. Al carajo. Estoy recuperando la fuerza y puedo remar yo solito si hace falta. Aunque espero que aquella que he encontrado en la montaña, me acompañe en este viaje.
Tengo abiertos varios frentes literarios y me esperan diversas publicaciones a corto y a medio plazo.
He aprovechado este tiempo para formarme y obtener títulos que avalen mis conocimientos y mis habilidades. Toca reinventarse y comerse el mundo (espero que no engorde demasiado, que ya voy teniendo una edad y ahora cuesta mucho más purgar los excesos).
El que nace lechón muere cochino y renace más lechón que nunca, por lo que soy y seré quien he sido siempre, con mis muchos defectos, mis escasas virtudes y mi bigote bicolor, pero nunca le negaré un favor a un amigo ni una mano a quien me la pida. En eso me ratifico, podéis contar conmigo.
La vida es aprendizaje y creo que esta mañana me he graduado en muchas asignaturas. Y sé que aun tengo que entregar demasiados trabajos y hacer unos cuantos exámenes, por lo que seguiré aprendiendo y dejaré de repetir una y otra vez el mismo curso.
Las cosas nunca pasan porque si, pasan porque tienen que pasar y el que esta mañana abriera los ojos con una sonrisa en el rostro, no ha sido casual ( y no creo que mi gato me estuviese haciendo cosquillas en las plantas de los pies).
Y ya, que me sueltan delante de un teclado y no sé contenerme.
Que quiero mucho a quienes quiero.
Gracias a todos los que habéis estado a mi lado. Siento haberos preocupado. Se acabó.

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