domingo, 22 de abril de 2018

Costuras

Desde luego mi creador será un científico extraordinario, pero con la aguja y el hilo, es una auténtica vergüenza. Si no me hubiese cosido los miembros de forma tan bochornosa, no habría llamado la atención de todos los vecinos en cuanto puse un pie en la calle del pueblo. Y luego la estupidez esa de colocarme tornillos en las sienes para acoplar las dos mitades del cráneo donde introdujo el cerebro que robó del cementerio municipal. 
Soy un esperpento e incluso en los tiempos que corren, con tanto hípster y tanto gótico, punki y demás, no paso desapercibido en ninguna parte.
Cometió el terrible error de ponerme el corazón de aquel suicida egocéntrico y vanidoso que se ahorcó por no haber sido seleccionado para entrar en Operación triunfo y claro, en cuanto me miré en un espejo, me vinieron unas espantosas ganas de machacarle la cabeza y arrancarle la espina dorsal.
Como soy un monstruo bueno, procuré que no sufriera y traté de anestesiarlo con un disco de Raphael. Casi lo conseguí, pero el muy imbécil se puso a tararear uno de los temas y a llevar el ritmo con los pies. También se los arranqué. 
Asco de aprendices.

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