sábado, 24 de marzo de 2018

Cometas y besos

Me armé de valor y conseguí tomar una buena decisión. Ignoré el frio y la lluvia,los temores infundados y a los buitres que se posan sobre todas las miradas.Y me encaminé al concierto que nos propuso ese ángel de eterna sonrisa que desde hace poco se ha instalado en nuestras vidas,enriqueciéndolas.
La sala se fue llenando poco a poco de público entusiasta y mis nervios desquiciados se hicieron un hueco en la barra. Entonces él artista comenzó a cantar.
Que despliegue de metáforas,que acertadas estrofas,cuanta belleza planeando sobre nosotros.
Traté de concentrarme en su voz y en el muestrario de perfectas sentencias músicadas. Pero me pudo el miedo.
Y te diste cuenta de que había comenzado a temblar. Y te acercaste a mi y me sostuviste con las alas del cariño que batiste al ritmo de los acordes de una guitarra bien afinada.
Agarraste fuerte mi mano y me diste un beso en la sien,insuflando  la necesaria ternura que alimentó mi fámelico valor. Yo te besé en la mejilla,sabedor de que nuestros besos volaban como las cometas sin hilos de la canción de Marazú y se encontraron en el cielo. Tanto cariño,tanto amor verdadero; ese que nació de una mirada cómplice y creció con cada demostración de amistad. Y te quise mi amiga,te quiero mi amiga y te querré mi amiga el resto de mis vidas. Eres la canción más bonita que he escuchado. Eres la suma de unos arpegios ideales. Eres la melodía en modo mayor,que alegra cada compás en este pentagrama vital que compartimos.
Permiteme que a mi manera,desafinando y perdiendo el ritmo,siga haciéndote los coros.

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