viernes, 16 de febrero de 2018

Con la luz de frente.

Subió el volumen del reproductor de música portátil y a través de los auriculares, la versión del Somewhere over the rainbow que hizo el tristemente desaparecido IZ le acompañó durante el tramo más duro de su ruta por  la montaña.
Sí, en algún lugar bajo el arcoiris, el mundo es realmente maravilloso, aunque a veces se presente como el peor de los infiernos y estar vivo duela. A esta conclusión  llegó tras haber sopesado todos los acontecimientos de su vida y haberle concedido a cada uno de ellos, la importancia que realmente tienen. 
Ahogarse en un baso de agua se convirtió en una costumbre demasiado peligrosa y arrastrase entre tinieblas sin decidirse a encaminar sus pasos hacía la luz que lo esperaba en el horizonte, fue la rutina en los días en los que todo se le hacía difícil e insoportable. Pero un día esa luz brilló con más fuerza que nunca y lo atrajo hacia ella. Y según se fue acercando a la luz que lo abrazó con su haz en la distancia, volvió a identificar las formas de lo que le rodeaba, los colores antes imperceptibles y los rostros ocultos en la sombra. La luz del faro que consiguió orientarle, lo deleitó con la belleza de todo lo que permanecía a su alrededor, ahora perfectamente reconocible, cercano y cotidiano.  Y descubrió el placer en el camino. Ya no temía andar, ya no temía poner un pie delante del otro y vivir. Ya no  temía a los peligros reales o imaginarios que le acechasen a lo largo del sendero. El mundo se presentaba repleto de arco iris, de cielos estrellados, de puestas de sol sobre el océano y de amaneceres que no eran otra cosa que la perfecta metáfora de toda una vida por delante. Su vida, la vida que solo él podría vivir, que solo él podría conquistar y que solo él podría convertir en el perfecto volumen de  relatos de aventuras con final feliz. O en la historia de amor que siempre había soñado escribir y para la que no había conseguido encontrar la protagonista adecuada que llenase junto a él las páginas de días y noches llenas de felicidad, de cariño y de pasión.
Un suave brisa le acarició el rostro mientras al son del tema que interpretaba el orondo cantante hawayano, volvió a sentirse feliz y agradecido por ser y estar. 
Por ser y estar. Cuantas veces había dedicado ese agradecimiento a personas que le llenaron el alma."Gracias por ser y estar". "Bendito verbo To be". Siempre le gustó jugar con las palabras y descubrir en ellas el perfecto aliado para enfrentar el sufrimiento. Ahora aquella luz que lo trajo de vuelta, le iluminó también muchas certezas, entre ellas, que las palabras servían también para expresar la alegría de un corazón contento y no solo para llenar páginas con dolor.
El mundo es suyo. El mundo le pertenece y lo está esperando con los brazos abiertos para que en tanto de rosa y azucena se muestre la color en su gesto y en tanto su mirar, ardiente, enhiesto lo acompañé en el camino, pueda alcanzar cuantas metas se proponga. Y celebrar todos y cada uno de sus triunfos, concederse las medallas necesarias y conseguidas con tesón y, escribir con letras de oro su nombre en la portada del tomo que le  reservó el destino para ser impreso en calidades de lujo.
Al terminar la canción sonrió, encendió un pitillo y con un brillo en los ojos que denotaba la más sincera alegría, volvió a poner la misma pista del cd se levantó con un dedo las gafas de sol y miró fijamente a la luz del faro que lo alumbraba. Calculó las jornadas de camino que lo distanciaban de él y pletórico de fuerzas y henchido de versos en el pecho, continuó la marcha.

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