miércoles, 26 de diciembre de 2018

Un millón de veces

Tengo mucho que celebrar. Se me concedió una segunda oportunidad cuando creo que no había hecho los suficientes méritos para merecerla, aunque el destino es caprichoso y entre sus muchos caprichos, decidió que encontrase al fin a la mujer que tanto he buscado.
Pese a que nadie apostaba un euro por ello, aun mantengo la capacidad de poder expresarme en negro sobre blanco y me entrego a este placer en cuanto puedo evadirme del resto de las obligaciones cotidianas. En breve publicaré mi tercer libro de relatos y sigo dando forma a la novela que siempre quise escribir, pero nunca supe como. Ya sé cómo hacerlo.
He tenido la increíble fortuna de conocer a personas que se han convertido en una parte muy importante de mi nueva vida, entre ellas mis queridos y admirados Blow, que encabezan este texto con un hermoso, original y potente villancico. Han decidido rodar el videoclip de este tema en su ciudad, que es la mía y ello hace que lo encuentre más hermoso aún.
Pero por encima de todo esto, me considero el más afortunado de los hombres por haber disfrutado de una maravillosa cena de Noche buena y de una impresionante comida de Navidad en compañía de nada más y nada menos que cuarenta miembros de mi familia.
Una de las cosas que aprendí al volver del coma es la verdadera importancia de palabras como FAMILIA y AMIGO. Hasta este doloroso pero necesario punto de inflexión, ambos significados ni siquiera se aproximaban a los reales. Pero ya lo tengo todo más que claro.
Antes de pasar por aquella catastrófica desdicha, las navidades eran esas fechas en las que uno con cierta permisividad concedida por la sociedad, se pasaba de la raya con la comida, la bebida y los gastos. 
Aprovechando lo festivo de los días, las pagas extras y las ganas de compartir cava con todo el mundo, la fiesta y el derroche rozaban casi lo obsceno. Sobre todo al olvidar el verdadero significado de estos días, incluso más allá de que los católicos celebren el cumpleaños de Jesucristo. Esta es la época de las  reuniones familiares por excelencia. Cuando aquellos que están lejos se acercan y aquellos que nunca tienen tiempo para los suyos, lo encuentran. También son fechas para echar de menos a los que ya se fueron, pero con una sonrisa en el corazón. Porque nadie se va del todo y aunque no podamos verlos ni abrazarlos, siguen a nuestro lado.
He podido juntarme con muchos miembros de mi familia, a algunos apenas los veo una vez al año, con suerte. Pero al reencontrarnos todo ha fluido de forma natural, sin forzar un abrazo ni un beso, sin impostar una sonrisa ni escatimar una caricia.
Y ese es el verdadero significado de la palabra familia. Ese calor que te inunda el pecho cuando vuelves a  ver a un primo al que hacía mucho que no veías y sabes que lo sigues queriendo igual y que él te corresponde. Familia es compartir lo mejor y lo peor con la misma fuerza y la misma energía. Porque todo sabrá mejor y dolerá mucho menos si lo compartes con los tuyos.
Sabes que morirías y matarías por todos ellos si llegase el caso y que lo harías gustoso.
Me he deleitado con el brillo de sus ojos al mirarme y transmitirme los mejores deseos, aunque apenas hayamos cruzado un par de wasaps en todo el año.
Me he sentido feliz. Y hoy quiero agradecerlo con este texto, que nace del inmenso cariño que me despiertan todos y cada uno de los parientes con los que me he reunido estos días.
Con la música de Blow de fondo, escribir estas lineas se me ha hecho mucho más emocionante aún. Cuando uno escribe con el corazón, canta con el corazón, pinta con el corazón o emplea el corazón para tratar de hacer algo bonito, se lee, se escucha, se ve y se siente.
Si pudiese elegirlo yo, volvería a nacer en esta familia que me tocó en suerte un millón de veces.
Feliz Navidad, queridos lectores. Y hacedme caso, disfrutad de vuestras familias.


miércoles, 19 de diciembre de 2018

Un mal vecino

Desde luego hay noticias que te hielan la sangre.
La desaparición de una joven profesora cuando salió a correr por las inmediaciones del pueblo donde residía al haberse incorporado como docente en un colegio vecino y la aparición de su cadáver abandonado en el campo maniatado y semidesnudo pocos días después, ha vuelto a  desazonar y a soliviantar a la opinión pública.
Lo que ha terminado de encrispar a todos los españoles ha sido saber que su asesino ha sido el vecino de enfrente que casualmente cumplió condena por asesinar a cuchilladas a una anciana y fue juzgado también por intento de violación.
Y yo me pregunto...¿qué coño hace semejante "joyita" campando a sus anchas por la calle?
Cuando estudié Derecho, en la facultad me enseñaron que una de las funciones de la prisión era la reinsertora. Me vais a perdonar, pero creo que no me equivoco al pensar que la cárcel es una escuela para delincuentes y en este país cometer un delito de este tipo sale demasiado barato y si te detienen y el juez te envía a prisión (un buen abogado puede conseguirte incluso la absolución por defectos de forma, eximentes de todo tipo justificados o no y demás lagunas legales y trucos baratos) con la reducción de condena por el trabajo en prisión y la buena conducta amen de acogerte a cuantos beneficios encuentres, en poco tiempo estarás disfrutando del tercer grado y podrás reincidir.
Nadie le dijo a esta muchacha que había alquilado una vivienda justo en frente de la casa donde residía este malnacido quien para rizar el rizo, tiene un hermano gemelo cumpliendo condena por crímenes del mismo tipo y que acaba de salir en libertad.
¿Estamos gilipollas o qué?
Tengo pareja, una madre a la que adoro, tres hermanas,tías, primas, sobrinas y multitud de amigas que no tienen porque temer salir a la calle.
He echado cuentas y visto lo visto, si un día (Dios no lo quiera) algún hijo de puta decidiese hacer a alguna de las mujeres de mi entorno algo parecido a lo que han hecho con esta profesora, juro por la memoria de mi padre(que para mi es el juramento más válido) que no dudaré en encontrar la forma de hacerme con el arma reglamentaria de alguno de mis parientes militares (son unos cuantos) y el día que lleven a los juzgados a semejante monstruo, vaciarle el cargador en la cabeza.
Serví voluntario en la Policía Militar de Madrid y sé utilizar armas cortas y largas y digamos que tendría fácil acceso a ellas, por lo que no es una fanfarronada.
No quiero que nadie me de la bienvenida a la jungla, pero para mi desgracia la permisividad, el buen rollo,la compra de votos fáciles y la falta de decisión a la hora de aplicar la ley han conseguido que vivamos en una selva donde la mujer es una sabrosa y deseada pieza al alcance de todo tipo de alimañas que no temen a los cazadores ni a las jaulas y cada día al poner el telediario o al abrir un periódico, me da un vuelco al corazón al ver que estas hienas han vuelto a cazar y o bien un marido celoso ha asesinado a una mujer delante de sus hijos, o un desgraciado con desmedida lujuria y ausencia total de valores morales ha violado y asesinado a una chica al bajar la basura, salir a correr o volver a casa después de cenar con las amigas. O con su novio.
Sé que sin lugar a dudas mis abogados alegarían enajenación mental transitoria y presentarían todo tipos de informes de la lesión cerebral que sufrí en un accidente de tráfico, explicando que mi cerebro dañado y mi corazón torturado no pudieron soportar el dolor, enloquecí y pasó lo que pasó.
Vamos...que después de privar a la sociedad de un desgraciado de esta categoría, seguramente además del aplauso popular y de las bendiciones de muchos que piensan como yo, recibiría algo parecido a una severa amonestación o una condena ridícula que reduciría planchando camisas o haciendo macramé en el talego. Y además podría disfrutar de un vis a vis semanal, sacarme otro título universitario a gastos pagados y recuperar la forma en el gimnasio de la prisión con alojamiento y pensión completa a costa del contribuyente y de los familiares y amigos de todas las víctimas de delitos sexuales y de violencia de género.
Sé que al igual que no se debe "legislar en caliente" tampoco se debe "escribir en caliente". Pero BASTA YA, por favor. 
Algo tendremos que hacer para que los delincuentes se lo piensen dos veces antes de hacer daño.
Algo tendremos que hacer para que las mujeres salgan a correr sin miedo, para que todas y cada una de las mujeres de este país VIVAN en mayúsculas, sin miedo y sin agachar la cabeza por el hecho de que a tantísimo desgraciado les salgan bien las cuentas y no teman las consecuencias de sus actos.
El "ojo por ojo y diente por diente" comienza a ser una opción real.
Hammurabi. Ese si que fue un buen legislador.



sábado, 15 de diciembre de 2018

Y muy deprisa

El tiempo se va antes de que nos demos cuenta. Y es lo único que no se puede recuperar ni comprar con dinero.
Al echar la vista atrás me ha jodido mucho ver todo lo que he perdido. Pero no me refiero a apuestas, competiciones, duelos, mujeres, dinero o incluso la vida. Me ha dolido sobremanera haber perdido el tiempo. Como si me sobrara. 
Decía mi padre (que ha sido una perdida tan dolorosa como esta de la que os hablo) que la ignorancia es tan atrevida como la juventud. Y he sido un ignorante y un atrevido. E incluso una vez fui joven.
En mi ignorancia no supe valorar la importancia de la arena que contiene la clepsidra de mi vida. Y me permití malgastarla, dejarla caer sin preocuparme de aprovechar bien cada uno de esos granitos que se esfumaban constantemente mientras yo miraba para otro lado ignorando las consecuencias de mi falta de sentido común.
Nunca fui un buen estudiante. Y mi coeficiente intelectual no tenía nada que ver con los malos resultados académicos. Estos eran la consecuencia de mi despreocupación por el tiempo al pensar que tenía años ilimitados por delante. Y oportunidades ilimitadas. Cuando quise darme cuenta estaba terminando una diplomatura con 31 años, después de haber abandonado una linceciatura a los tres años de comenzar a cursarla tras tirarme 8 años disfrutando de un bachillerato mal entendido y convertido en un eterno torneo de mus,una interminable sucesión de fiestas y de flirteos, de amores y desamores. Pero no me preocupaba. Porque aún sentía que tenía el tiempo de mi lado.
Abadoné casi tantos sueños como me decidí a perseguir. Y el Karma quiso abofetearme muy fuerte para que aprendiese  de una vez a tomar las riendas de mi vida. Y dolió. Y puede que al fin haya aprendido, porque ya no quiero perder ni un segundo. No quiero volver a tirar ni un solo día a la basura. Ni una sola noche.
Le entregué varios años a la que yo creí que era la mujer de mi vida. incluso cometí la estupidez de no pararme a pensar y casarme con ella, llevado por el amor y mi absurda constumbre de idealizarlo como el mayor de los regalos. Y el mayor de los regalos que se nos hace al nacer es el tiempo.
Al fin lo he comprendido.
Espero por lo menos haber tirado tanta bolsas llenas con mi tiempo a los contenedores de basura adecuados. Y que se pueda reciclar. 
El tiempo malgastado en querer a las mujeres que me destrozaron el corazón, que fueron varias. Ese va al contenedor de la basura orgánica. El tiempo invertido en juergas y borracheras. Ese va al de vidrio. El derrochado en millones de textos, poemas y cuentos que nunca vieron la luz. obviamente este va al de papel. Y el de todos los proyectos que se quedaron por el camino. Al de envases.
Pero el destino es generoso. Y cuando mi clepsidra vertió toda su arena y morí, le dio la vuelta y me permitió empezar de nuevo.
Y aquí estoy. Enfrento mis miedos, aprovecho las oportunidades. Y los días. Me acuesto a una hora prudente y me levanto cada mañana con el alba. Disfruto de todos y cada uno de los segundos que dosifico con la gente a la que quiero y con la mujer que lo único que quiere de mi, es a mi.
Estudio, hago cursos y consigo títulos que respalden mi currículo y mis habilidades.
Y todos y cada uno de los días dedico un poco de este nuevo regalo a hablar con mi padre. Y con mi añorada Blancanieves. Y les digo que he aprendido y que no volveré a fallarles.
Y que volveremos a vernos. Pero aún no.Aún me queda tiempo. Y muchoánimo.


miércoles, 12 de diciembre de 2018

LUZ (un poquito de buen rollo)

He decidido dar rienda suelta a la alegría que me ha producido una noticia que esperaba y que me tenía muy preocupado y hoy voy a cambiar de tercio y voy a intentar plasmar aquí lo más positivo que llevo dentro.
Pero claro, el que nace lechón muere cochino y renace más lechón que nunca y no sería yo, sino aprovechase la ocasión para reconocer otro de mis errores existenciales y me autoflagelase un poco. El error del que hablo no es otro que mi afición a la confusión. 
Me he confundido al empeñarme en buscar luz al final del túnel, cuando esa luz la irradian las increíbles personas que han decidido enriquecer mi vida y alumbrar los rincones más oscuros.
Resulta que he pasado años lamentando mi mala fortuna y dándome golpes en el pecho sin pararme a pensar bien lo afortunado que soy y la suerte que tengo al contar con tantos y tan buenos amigos.
Ellos son luz. Son la luz que ilumina mi destino y no permitirán que vuelva a caer.
Pablo Acebal, cantante de los Blow suele explicar en sus conciertos el título de una de sus canciones más especiales: Brother friend. Este término, al que acompaña de su femenino, Sister friend hace referencia a esa familia que escoges y con la que no compartes lazos de sangre: los amigos. Esos amigos y esas amigas que con su cariño consiguen hacer que cada mañana merezca la pena saltar de la cama y dar gracias por seguir vivo.
Quiero a mis amigos, adoro a mis amigas y no me averguenza lo más mínimo reconocerlo. Al igual que quiero a todos y cada uno de los miembros de mi familia. Querer es tan bonito como sentirse querido y descubrir que hay personas que apenas te conocen, pero que de alguna manera han encontrado ese puente que terminará por unir sus almas con la mía.
Y ahora aquellos que lo consideren necesario y oportuno que vuelvan a decir que soy un ñoño. Pues si...y a mucha honra. Si por ñoño entienden una persona que siente y que no teme compartir sus sentimientos. Podrían llamarme cosas mucho peores. Prefiero mil veces ser un ñoño que un puto insensible o ir de machito y de duro de película. Además de por que no doy el tipo para ir de malote(es lo que tiene lo del bigote bicolor y los ojitos tristes) sinceramente disfruto mucho compartiendo mediante un abrazo o un beso esos momentos en los que las emociones me embargan y me hacen tiritar de felicidad.
Siempre he dicho que de los momentos tristes nacen los textos más hermosos y los poemas mas sinceros, pero lo que nunca he dicho es que para un escritor, los textos y los poemas que más se disfrutan son los que nacen del amor, del agradecimiento y de esa sensación que tengo ahora mismo y que es la que te inunda el cuerpo al ver que no todo tiene porque convertirse en un disgusto o en algo espantoso. Que la vida es dura, si, pero no siempre. Y que hay momentos como ese en el que te comunican que pese a lo que temías, un ser querido va a seguir a tu lado mucho tiempo aún.
Rendirse no es una opción y sé que tengo mucha gente dispuesta a cerrar filas junto a mi, a pelear espalda con espalda y a romper las lanzas que hagan falta.
Y una mujer que me quiere, un gato cómplice y la posibilidad de seguir gritando en negro sobre blanco que estoy vivo y que me gusta estarlo.
Y eso es todo amigos. No olviden vitaminarse y  mineralizarse. Y tomarse un buen vino de cualquiera de las 5 D.O que tenemos en Valladolid a la salud de las personas que son luz. Y de las buenas noticias. Y a la mía.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

El príncipe Patoso


El príncipe patoso
Obra de Juan Pizarro Nogués para la compañía Katakrok teatro.

Personajes:

Duende Serafín
Bruja Lucera
Gallina Josefina 
Príncipe Patoso
Princesa casadera
Narrador


Narrador-Hace muchos muchos años, antes de la crisis, de la declaración unilateral de independencia y del cambio climático, antes siquiera de que se inventara el puré de patata, vivió en un país muy lejano un príncipe llamado Patoso.
Patoso era un tipo encantador, pero todo le salía mal.

Patoso- ¡¡Que desgracia más inmensa…todo me sale mal!!

Narrador-Y así era. Era tan patoso el pobre, que los habitantes de su reino siempre se reían de él, porque entre otras cosas, las princesas casaderas se burlaban de sus meteduras de pata, de su forma de pronunciar las erres y de sus constantes fracasos.

Princesa casadera- Ay príncipe patoso ¿podrías volver a repetirme lo que me dijiste anoche, a la luz de la luna?

Patoso- (Bastante cursi él) por supuesto amada mía: Tu Rostro Refulge como una Redonda estrella en el firmamento, Reflejando sobre las aguas del Río el brillo Resplandeciente de los ojos más hermosos.

Princesa casadera- jijijijijijijijijiji  (imitándolo) “reflejando sobre las aguas del río el brillo resplandeciente de jijijijijijj”

Patoso- amada mia, no os Riáis

Princesa casadera- ¿qué no que?

Patoso- Os ruego que no os riáis

Princesa casadera- jijijijijijijijijji (imitándolo one more time) “os ruego que no os riáis” jijijijiji

Patoso- amada mía…besadme (tropieza y se cae).

Princesa casadera- hay que ver, que patoso eres príncipe patoso. ¿Cómo voy a casarme con un hombre tan patoso?

Patoso- ¿por amor?

Princesa casadera-Uy por amor dice el tonto…el amor es un invento de los poetas, una broma de los juglares. El amor no existe.

Patoso- No digáis eso señora, el amor si existe, yo os amo con locura.

Princesa casadera- Así te va, Patoso, estás tan empeñado en casarte que no te das cuenta de lo patoso que eres.

Patoso- ¿Patoso?

Princesa Casadera-Si hijo, patoso, eres el príncipe de los patosos,

Patoso- ¿Patoso yo? ¿patoso yo? (se vuelve a tropezar)
Princesa casadera- jijijijijijijijiji (saliendo de escena) si consigues demostrarme que existe el amor y haces que me enamore de ti, me casaré contigo.

Patosa- Esperad señora (Da un traspies con los nervios)

Princesa casadera – (en off)  ¡¡Que patoso es el pobre!!

Patoso- (triste) Soy un pobre desgraciado. La princesa no me quiere porque soy un patoso que no sabe ni hablar. La vida no tiene sentido, prefiero morir a vivir sin ella.

Narrador: En ese momento, entre grandes artificios, un duende bondadoso que escuchó los lamentos del príncipe apareció de la nada.

Duende- No llores más, príncipe patoso. Es un desgaste energético demasiado grande.

Patoso- Cómo no voy a llorar, si estoy enfermo de amor y mi amada Casadera se burla de mi. No valgo para nada, nadie me quiere.

Duende- No digas eso, hay que pensar en positivo y canalizar esa amargura tuya, después ya solucionaremos el resto de los problemas.

Patoso- ¿Qué se puede hacer? Si Casadera no cree en el amor y yo no encuentro la forma de hacerla ver lo que siento.

Duende- Hay una manera, pero es muy peligrosa y se requiere gran valor.

Patoso- Estoy dispuesto a lo que sea (exagerando) pues no imagino la vida sin despertarme a su lado cada mañana.

Duende- En primer lugar trata de ser menos cursi hijo mío, que te pones muy ñoño. Te contaré un secreto: Casadera tiene un despertar horroroso y hasta el segundo café no está para nadie.

Patoso- (incrédulo) ¿Sí? ¡¡Quien lo hubiera imaginado!! Si es todo dulzura…bueno, menos cuando se ríe de mi.
Duende- Que por lo que veo es cada vez más frecuente.

Patoso- Pues ahora que lo dices…

Duende- Bueno, venga, a lo que estamos.
               Si quieres demostrarle a Casadera que el amor existe y casarte con ella (aunque yo recomiendo una convivencia previa) deberás encontrar a la Bruja Lucera, la bruja más malvada que existe en todo el universo y convencerla para que te entregué el secreto del amor verdadero, que ni se pide ni se da, ni se paga con dinero.

Patoso-  Pero eso suena muy peligroso!!

Duende- Toma claro. A ver si te has pensado tu que puedes enamorar a una mujer como Casadera invitándola al cine, o a unas cañas.

Patoso- Entonces vayamos en busca de la bruja Lucera.

Duende- Vamos, pero cuidado con la pared…demasiado tarde (patoso se choca de nuevo)

Salen de escena.

Bruja Lucera- Odio ir a trabajar…me hubiera quedado en la cama hasta las tres, con lo agustito que se está, pero claro…no me queda otra, ala…todo el día a hacer pócimas y hechizos y a aguantar a los clientes. Estoy que muerdo.

Duende- Hemos llegado.

Patoso- Cielo santo…es horrorosa y da bastante miedito.

Duende- No permitas que te asuste, si no demuestras gran valor, te arrancará el corazón y se hará una hamburguesa con el.

Patoso- Jope…que femenina.

Bruja- ¿Quién osa importunarme a estas horas del día?

Duende- Vamos chaval, que no se diga, concéntrate en la respiración.

Patoso- Perdonad señora Lucera, mi nombre es Príncipe Patoso y he venido hasta aquí, para solicitaros el secreto del amor verdadero.

Bruja Lucera- ¿El que ni se pide ni se da, ni se paga con dinero?

Patoso- Ese.

Bruja Lucera- ¿Y que me darás a cambio?

Patoso- En mi palacio tengo enormes riquezas, oro, joyas, Sal Maldon , especias de oriente y vino de la ribera del Duero.

Bruja Lucera- no me interesa nada de eso…pero hay algo que si me podría venir bien.

Patoso- Pídeme lo que desees.

Bruja Lucera- Quiero que me traigas una pluma de la gallina Josefina. La gallina mágica que vive lejos, muy lejos, muy lejos de aquí, a veinte minutos andando, Pero  si coges el 8 te pones allí en tres paradas.

Patoso-¿ Y me la dará así por las buenas?

Bruja Lucera- Uy por las buenas dice (maligna) solo te la dará, si adivinas su acertijo, pero tienes que saber que nadie, nadie, pero nadie nadie, ha adivinado jamás el acertijo de la gallina Josefina.

Patoso- No temas bruja, estoy muy motivado.

Duende- Y eso es lo que cuenta.

Patoso- voy pues, a ver a la gallina.

(desaparecen todos de escena y aparece la gallina)

Gallina- (cantando) es una lata, el trabajar, todos los días me tengo que levantar, aparte de eso, gracias a Dios…(suena un timbre) ay…quien vendrá a importunarme ahora, seguro que es algún pesado que viene a por una pluma.

Patoso- Buenas tardes señora Josefina, perdone usted que la moleste, pero es que necesito la receta del amor verdadero y solo me la darán si entrego a cambio una de sus plumas.

Gallina- Bueno muchacho, pues ala, al lío, como todos los que vienen. Tendrás que adivinar un acertijo, o de lo contrario, ni plumas ni nada.

Patoso- estoy dispuesto.

Gallina- Tiene ojos de gato, pero no es un gato. Tiene patas de gato pero no es un gato, cuerpo de gato pero no es un gato, maúlla, pero no es un gato. ¿qué es?

Patoso- Dios mío, ojos de gato, patas de gato, maúlla, pero no es un gato. Estoy perdido, nunca conseguiré la pluma. A no ser. (al público) ¿Alguien querría ayudarme? Por favor, estoy desesperado.

(si no lo saben que se lo chive un mayor: es la gata)

Patoso- Claro, la gata, porque tiene ojos de gato, patas de gato y maúlla, pero no es un gato.Ya va siendo hora de que los humanos empecemos a hablar con lenguaje inclusivo y aprendamos lo que es la paridad.

Gallina- En efecto, es la gata y como lo has adivinado, aquí tienes una de mis plumas para conseguir el secreto del amor verdadero.

Patoso- Gracias Josefina, me has hecho un gran favor.

Gallina- De nada joven, la verdad es que ya estaba harta de este acertijo y me apetecía cambiar, a partir de ahora pondré otro mucho más difícil.

Patoso- Más difícil…madre mía, para todo hay que estudiar.

Gallina- Y ahora ala, largo que me está entrando un apretón y creo que voy a poner un huevo.

Patoso- Adiós Josefina, muchas gracias.

Gallina- Adiós chavalote.

(sale la gallina de escena y entra la bruja)

Bruja Lucera- No me digas que lo has conseguido.

Patoso- Aquí la tienes.

Bruja Lucera- Genial, por fin podré hacerme la sopa de mis sueños, con el caldo de la pluma y un montón de pasta. Es que si hay algo que me gusta en este mundo, es la sopa.

Patoso- Me alegro mucho señora, pero ahora si no le importa, me podría dar el secreto del amor verdadero, que ardo en deseos de acudir junto a Casadera.

Bruja Lucera- Está bien príncipe patoso, allá va el secreto del amor verdadero, pon atención porque solo te lo diré una vez: el amor verdadero lo llevamos todos dentro, lo único que hay que hacer es encontrar a la persona adecuada para dejarlo salir.

Patoso- ¿y ya está?

Bruja Lucera- pues si majo, ya está. Si quieres un consejo, asegúrate de que tu princesa se haya tomado por lo menos un par de cafés antes de darle la barrila.

(se va de escena)

Patoso- Jope…pues vaya.

Duende- No te desilusiones amigo, por ahí viene Casadera, trata de hablar con ella.

Patoso- Allá voy.

(entra casadera)

Patoso- Amada mía. ¿Un cafetito?

Casadera- Uy que bien, Patoso, con las ganas que tenia de reírme…¿podrías recitarme eso de “el perro de san roque no tiene rabo”?

Patoso- ¿Perdón? Yo he venido a hablaros de amor.
Casadera- Huy que turras es este muchacho, si yo lo único que espero de los hombres es que me hagan reír, es para lo único que valen.

Patoso- Pero amada mía, el amor verdadero lo llevamos todos dentro, lo único que hay que hacer es encontrar a la persona oportuna para dejarlo salir.

Casadera- ¿Y tu eres la persona adecuada?

Patoso- Pues a lo mejor…quizas…puede…esto…si.

Casadera- Cuanto lo siento príncipe y te lo digo con todo mi cariño, a lo mejor tu estás enamorado de una ilusión y yo no soy más que lo que te gustaría encontrar en cualquier princesa, pero la princesa perfecta, la que tu amas, no existe, así que adiós. Que tengas mucha suerte. Me voy a por un café.

(se va de escena y entra el duende)

Duende- Vaya chasco, muchacho. ¿Ahora que vas a hacer?

Patoso-No lo sé, pero este reino es muy grande. Olvidaré a Casadera, abriré una cafetería en el centro y buscaré a la mujer que me haga feliz.

Duende- Sabes…creo que este es el principio de una gran amistad. Vamos, te invito a una infusión relajante.

Narrador: Esto pasó hace muchos, muchos años, pero el secreto del amor verdadero sigue siendo el mismo, todos llevamos dentro el amor, lo único que tenemos que hacer, es esperar a que se presente la persona adecuada y cuando la encontremos, permitid que ella misma lo descubra en nosotros.
Y colorin, colorado…este cuento se ha acabado.







viernes, 23 de noviembre de 2018

Implosiones


Mi primera vez no ha tenido nada que ver en absoluto con lo que me han contado los colegas, ni con lo que había visto en las pelis y en las revistas.
Nadie me dijo que cuando llegara el orgasmo sentiría como mi cuerpo estallaba por dentro y que el inmenso placer de fragmentación me dejaría fuera de combate.
Cuando Carolina me confirmó que vendría a cenar a casa, mi cerebro proyectó miles de imágenes de lo más eróticas.
Mis padres se han ido a pasar el fin de semana a la finca de unos amigos de Cáceres. El haber aprobado la selectividad con una nota que me permitirá matricularme en medicina y terminar trabajando en la clínica del abuelo, sumado a que pronto cumpliré dieciocho años, han sido las mejores credenciales para conseguir que no me mandasen a casa de mis aburridos primos como hacen siempre que se van fuera. Se acabó lo de jugar al cinquillo la noche de un sábado. Tengo otras prioridades durante las ausencias de mis padres.
Sé que ahora se llevan los chicos que cocinan y que controlan de maridajes de vinos y repostería fina, pero el haberme pasado los últimos años de mi vida estudiando como un cabrón para sacar la mejor medía en bachillerato, no me ha dejado tiempo para perderlo en esas cosas. Al fin y al cabo, yo debería seguir la tradición familiar y ser cirujano cardiovascular, no cocinero de Master Chef.
Carolina llegó puntual a las nueve y media, justo diez minutos después de que el repartidor del restaurante japonés más famoso de la ciudad hubiera traído el pedido que me costó un ojo de la cara y parte del otro. O lo que viene siendo la propina que me dio la abuela cuando publicaron las notas.
Puse la mesa en la terraza con velitas y esas pijadas y mientras servía el sushi le di al play en el equipo del salón donde sonó el cd de Sinatra que tanto le gusta a papá. Una botella de verdejo de Rueda y otra de Moet Chandon de las que guardan para las ocasiones especiales bien frías y servidas en las copas adecuadas, terminaron de hacer el resto. A los postres y si conseguía controlar el medio pedo que me había agarrado con el vino y el champagne, todo parecía indicar que perdería la virginidad.
No tenía muy claro si Carolina era virgen dada su educación en el colegio del Opus donde estudiaba desde primaria, pero también iba a empezar la carrera y por lo que tenía entendido las de Derecho del CEU suelen ser muy estrechas. Lo que si estaba claro es que toleraba el vino mejor que yo. ¡Que saque tenía la jodia!
 La forma de besarme en cuanto pasamos dentro al terminar de cenar me reafirmó en la idea de que este era el día.
Mientras nos besamos me armé de valor y le introduje la mano por dentro de la camisa y a pesar de romperle dos botones con las ansias, pude notar como sus pezones se habían endurecido y al acariciarlos, cosa que me resultó muy sencilla puesto que no llevaba sujetador, Carolina me arrastro hasta el sofá más cercano sobre el que me derribó con la maestría de una judoca olímpica. Sexo débil dicen, no conocen a Carolina.
Al percatarse de mi erección, lejos de dejar de besarme o de separarse de mí, sencillamente me desabrochó los pantalones y en menos de diez segundos su mano se cerró con decisión en torno a mi miembro y comenzó a masturbarme muy despacio. Aproveché la coyuntura para despojarle de la camisa y para quitarme la camiseta y antes de que me diera cuenta, ella ya me había terminado de desnudar y se había quitado la falda y las bragas. Para mí era sencillamente preciosa. Carolina no tiene uno de esos cuerpos de actriz italiana en los que las curvas te invitan a borrar de tu mente cualquier otra cosa que no sea la perfección de sus pechos, la maravilla de sus caderas y el esplendor de su trasero. Simplemente es una chica normal, perfecta en su normalidad.
Debí haber hecho caso a mi padre cuando me habló de apuntarme al gimnasio los fines de semana durante el curso, “men sana in corpore sana” que dice siempre.  Así no me hubiera sentido tan patético al desnudarme. Pero el exceso de vino me ayudó a sentirme un Superman
-¿Tienes un preservativo?-me preguntó Carolina en voz muy baja, como si le diese vergüenza – tendremos que tomar precauciones si vamos a hacerlo.
Chica lista. Desde luego yo había contemplado esa opción y tras recoger los pantalones que yacían sobre la alfombra junto al sofá, extraje un condón del bolsillo trasero.
Lo de las gomas es un coñazo, te corta el rollo bastante, pero a pesar del puntillo no tardé en ponérmela y antes de que se me bajase la erección acepté la invitación que me hicieron sus piernas al abrirse como las de una gimnasta rítmica y entré en ella disimulando mi falta de experiencia y tratando de no quedar como un idiota. Aunque eso no lo terminé de lograr. Hasta la quinta no fue la vencida y solo entonces conseguí penetrarla. En las pelis parece más fácil. No sé si gritó de dolor o de placer, pero al escuchar su grito según la penetraba, agradecí sobre manera el vivir en un chalet independiente con amplia parcela llena de árboles.
Se me abrazó con fuerza y acompañó los movimientos de mis caderas con los de las suyas. Fue realmente increíble. Allí estábamos los dos, casi como si llevásemos haciéndolo toda la vida. Nosotros… que no habíamos pasado de morrearnos y acariciarnos por encima de la ropa aprovechando la oscuridad de los reservados de la discoteca donde celebramos el cumple de su hermana el mes pasado.
De repente (demasiado pronto quizás) y en medio de aquella sensación tan agradable y especial mil veces superior a la mejor paja que me hubiese hecho desde que descubrí que no te quedabas ciego al masturbarte, un estallido interior acompañó mi eyaculación. Me corrí como si quisiera deshidratarme por completo dentro de ella y al tiempo sentí como si una bomba de placer y napalm abrasase todo mi ser. Aquello me dejo extasiado, casi desmayado, de hecho, estuve a punto de perder el conocimiento  mientras Carolina me besaba con ternura y me acariciaba la espalda.
 Al poco de encender el pitillo reponedor abrazado a ella en el sofá,  repentinamente una mano de conocido olor maternal me quitó el cigarro de los labios y Carolina,  
cubriéndose avergonzada escuchó a mi madre, que había vuelto de forma sigilosa, sin avisar y mucho antes de lo previsto decir enfadada, “en casa no se fuma”.