domingo, 24 de diciembre de 2017

En cursiva.


El eterno aprendiz de escritor se descubrió renegando de la navidad y de los buenos deseos que recibía constantemente en el teléfono, en las redes sociales y en el correo electrónico. 
Comenzó un relato sobre un personaje, alter ego de su propia realidad,que tras sufrir una serie de catastróficas desdichas, amaneció una mañana llorando al ver que despertaba de un sueño, pero seguía estando vivo en el mundo real y no en ese mundo onírico donde los errores no suelen tener consecuencias.
En su relato, el protagonista, asqueado de la sociedad, de su suerte  y del horror de los tiempos en los que vive, decide buscar un atajo y quitarse de en medio. Pero cuando comenzaba a escribir la parte del suicidio, el aspirante a novelista descubre que no hace mucho perdió a una persona muy querida en plena flor de la vida y que vivir, nunca es fácil y bastantes posibilidades hay de viajar con la parca de forma natural, como para adelantar camino y abandonar la lucha. Por lo que rompió los últimos folios y decidió darle una nueva oportunidad a su alter ego, escribiéndole un futuro en el que siempre habría esperanza.
Se levantó del escritorio, encendió un pitillo y se sirvió un café con leche, que saboreó entre calada y calada, pensando en lo erróneo de su planteamiento inicial.
La vida es un regalo y aunque durante los casi cuatro últimos años había pensado demasiado en devolverlo, la catarsis literaria le había llevado a replanteárselo todo de nuevo.
Fue haciendo un análisis de todas sus circunstancias, de sus victorias y sus fracasos y de los pros y los contras de seguir al pie del cañón.
Su mayor triunfo, había sido el vencer a la muerte, aunque ni él, ni los médicos supieron como lo había conseguido, cuando todo ya estaba perdido. Puede que hubiera sido suerte, puede que le hubiesen ayudado desde algún lugar que ni se atreve a imaginar o puede que tan solo la energía de todos los que se conjuraron para rescatarlo, le hubiese traído de vuelta.
En los contras anotó el haber perdido el amor de su vida pero según lo escribió, lo tachó con una sonrisa, porque siempre que se enamoraba, pensaba estar haciéndolo del verdadero amor de su vida y, realmente ese amor no había llegado aún, o al menos no se había decidido a decirle -Hola, soy yo y te he encontrado.- 
Sumó a los contras, la perdida de la vida  que se construyó  previamente a aquel desastre que lo cambió todo, pero también lo tachó al darse cuenta de que ahora tenía la oportunidad de construirse una vida nueva, completa y sustentada sobre todo lo aprendido del pasado y, no sobre la inercia de una velocidad excesiva que realmente no conducía a otra cosa que a estampanarse contra el asfalto.
En los pros anotó las palabras amistad y familia. De estos años de continua recuperación, esfuerzo personal y sacrificio absoluto aprendió el verdadero significado de ambas palabras y, se emocionaba al recordar los rostros de felicidad que encontró junto a él, al regresar del coma al que le había llevado su exceso de compromisos. Supo que el amor de una madre, de un hermano, de aquellos con los que compartía sangre, adn  y apellido, realmente es un artículo de lujo al que hay que proteger y cuidar por encima de cualquier cosa. Como al amor y la entrega de los verdaderos amigos. Los que están junto a ti y no dudan en conceder las oportunidades necesarias para que un día dejes de defraudarlos y sepas agradecer el maravilloso obsequio de su amistad.
Se sentó de nuevo frente a un folio en blanco y decidió escribir la lista de las personas a les que se sentía verdaderamente agradecido por ser y por estar. Y eran muchas, tantas que llegó a pensar que igual se estaba equivocando pero no, solo en el apartado de "grandes amigas" escribió unos cuantos nombres que merecían su lugar en ese folio por derecho propio. En el de verdaderos amigos, escribió algunos menos, los justos. Los necesarios Los que se habían ganado el puesto por sus actos, su cariño y la sinceridad de sus palabras. 
Poco a poco comenzó a recuperar recuerdos de navidades pasadas,en las que su padre, seguía junto a él y le orientaba en el vasto océano de responsabilidades en el que le estaba enseñando a navegar sin miedo. Nunca podría olvidarlo. Nunca dejaría de quererlo.
Y en ese océano de responsabilidades y reglas, donde en ocasiones se formaban impresionantes huracanes y tormentas de temores y dudas, descubrió también al faro que con su luz, lo llevaría a tierra firme cada vez que las cosas pareciesen llegar a hundirlo.
Ese faro con forma humana, le sonreía al compartir un bombón y al aceptar el vino con el que maridarlo. Y al enseñarle que aquella que habría de acompañarle hasta el final, llegaría cuando menos lo esperase.
Una vez terminó de hacer el listado de personas a las que agradecer su permanencia entre los vivos y su deseo de ser la mejor persona que pudiera llegar a ser, encendió el ordenador, abrió el word y tras elegir la opción de "nuevo documento en blanco", seleccionó la tipografía adecuada, le dio el tamaño correcto, optó por la cursiva y escribió en mayúsculas:

GRACIAS A TODOS. FELIZ NAVIDAD

2 comentarios:

Anónimo dijo...

https://vimeo.com/41234083

Zeroide

(no sé que me pasa...)

lacantudo dijo...

Te pasa lo mismo que a mi, qu eno sabes cómo huir cuando no quedan islas donde naufragar y a veces nadas pro no llorar.
Alguien nos lanzará un salvavidas, no temas. Y si no, sabré sacarte del agua y llevarte a lugar seguro.